El zoológico, más que un espacio de colección de animales “raros”

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Por norma general desconocemos el origen de los animales que viven allí.  Por eso la  educación ambiental que inculque más conocimiento e interés por nuestras especies,  debe ser un  pilar fundamental en estas  instituciones.



La protección de los animales silvestres no es una tarea fácil de llevar a cabo, y suele suceder, que se presente una abierta diferencia entre el pensamiento animalista y la realidad técnica  de los profesionales biólogos, veterinarios, ambientalistas o afines, con relación al manejo de las especies y la naturaleza.

Los ciudadanos comunes pretendemos que los animales estén libres y gozando de sus espacios naturales, pero a su vez deseamos poder apreciarlos con un mínimo de riesgo, sacrificio e incomodidad, buscando de alguna forma aplacar ese ego, tan humano, de conocerlo todo de manera fácil y en vivo.   

De esta forma se abre un espacio, en la cultura ciudadana, para que los parques zoológicos existan y permanezcan en el tiempo, representando esos escenarios propuestos para que los ejemplares sean conocidos mediante la simulación de áreas, visual y ambientalmente cercanas a las de su origen natural.

 

Zoológico - Animales

 

A partir de esto, surge un primer interrogante para algunos visitantes, preocupados por la protección de los animales cuando van a  los parques zoológicos: ¿por qué no los dejan libres?

Sumado  a comentarios de este tipo: “pobres animales encerrados y torturados por los humanos que los cuidan”.

Esa misma persona que se hace la pregunta ya tiene proyectada una imagen en su mente de verlos libres, sanos y sin inconveniente alguno. Comiendo, durmiendo y compartiendo con los humanos como cualquier animal doméstico.

Y entonces aparece la imagen equivocada de la vida real. y viene el enfrentamiento con la biología natural de cada especie.

Por norma general desconocemos el origen de los animales que viven en los zoológicos.

 

Tenemos la concepción que son capturados en las áreas naturales o de reserva y llevados a estas Instituciones, pero no nos hemos tomado el tiempo suficiente para acercarnos a la realidad de esos ejemplares que han nacido, vivido y reproducido en cautiverio, desde, en muchos casos, generaciones atrás.

Solo conocen ese espacio como su mundo propio, y por ende, si se liberan, como deseamos algunos siempre, esos animales van a sufrir por carecer de las características adaptativas anatómicas y fisiológicas de supervivencia de la especie.

 

Bioparque Ukumarí  Km 14 Vía Cerritos – Pereira (Risaralda) – Colombia // Foto por: Jess Ar

En la mayoría de los casos ni siquiera saben “ganarse” su comida y  tampoco reconocen su escala jerárquica de manada para responder adecuadamente a la selección natural de sobrevivir del más fuerte, lo que en la naturaleza les sirve para garantizar su permanencia como especie en adecuadas condiciones nutricionales, reproductivas y de alta calidad genética.

Desde el animalista existe una proyección emocional propia en los animales “ desamparados” y en los conservacionistas persiste la necesidad de sostener ejemplares en condiciones muy próximas a las naturales para que sean de alguna forma un “banco” de reserva genética que permita el repoblamiento y la recuperación de especies en alto peligro de extinción.

Hay dos formas:  bien sea permitiendo que se conozcan y adecuen sus sistemas de reproducción Ex Situ (fuera de su hábitat natural propio), o se sostenga un número de individuos reproductiva y genéticamente viables para cuando su espacio en la vida silvestre sea recuperado, y ya no corran peligro de desaparecer, logrando ser repoblada su área original, favoreciendo su manejo biológico In Situ (Habitat natural propio del individuo).

De todas formas no hay que desconocer que los zoológicos dejaron de ser, o al menos deberían ya no ser, aquellos sitios donde se conjugan los egos de poder de los seres humanos para mostrar lo mejor de las colecciones de animales “raros”.

Se han convertido en sitios de investigación, conservación y reproducción de especies, principalmente las de su propio o más cercano entorno, haciendo de esta forma mucho más importante y justificable su existencia en cualquier lugar del mundo, en especial en nuestro país.

 

Faisa - El eterno oso americano - UkumaríFaisa-  Bioparque Ukumarí // Foto por: Jess Ar

 

La educación ambiental es un pilar fundamental en las instituciones zoológicas.

Su estructura y manejo como proyección institucional hacia la comunidad y sociedad deben ser del mayor impacto, y totalmente mensurable, como justificación de las altas inversiones que en estos lugares se deban realizan.  

Sus excedentes no debieran ser únicamente financieros, deberían también exigirse ser representados en trabajos de investigación y educación que surjan de la labor técnica y profesional de un equipo interdisciplinario, apoyado y financiado por convenios interinstitucionales que comprometan amplios sectores del conocimiento, la industria y la sociedad civil.

De esta forma no fundamentar como única fuente de recursos, de sostenimiento y manejo, el valor de las entradas y de operación turística del parque.

Los niños, jóvenes y adultos de una región con un parque zoológico, deberían ser los mejores conocedores de las especies nativas propias de su zona, deberían ser quienes promulguen su conservación y cuidado.

Deberíamos ser sus principales y acérrimos defensores, pero con conocimiento y educación facilitada de sus iconos referenciales en este tipo de programas y actividades como son los zoológicos.

 

Jirafa - Zoologico.

 

Debemos aprovechar cada espacio, cada visita para aprender de los nuestro, reconocer que por cada animal no nativo o exótico que tenemos para cuidar o para alimentar el ego turístico está, en mayor o menor forma, desplazando cada vez más a nuestras pequeñas especies con tendencia a desparecer, en especial aves y mamíferos.

Es muy curioso ver como cada día a nuestros niños les vamos inculcando más conocimiento e interés por especies exóticas como los elefantes, hipopótamos, rinocerontes, cebras y jirafas que por los cucaracheros, mirlos, sinsontes, pacaranas, ñeques, e insectos propios de nuestro territorio.  

Sería interesante aprender a mirar la naturaleza como ella es y no como nosotros creemos que  puede llegar a ser, porque ella siempre será más grande que nosotros. [/vc_column_text]

Explorando la casa de todos

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