Carlos Elliot Jr., Rubiel Pinillo y sus parranderos de La Florida anticiparon el Año Nuevo con “El blues de la parranda”.

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Ambos músicos preparan su primera producción discográfica en conjunto. En la habitual fiesta de fin de año los asistentes tuvieron el privilegio de ver y escuchar por primera vez en vivo algunas de las canciones. Una noche inolvidable entre acordes de blues y pasos de baile parranderos.


 

 

 

 

Rubiel Pinillo y Carlos Elliot Jr. por primera vez juntos en una presentación oficial. Fotografías: Jess Ar.

 

 

La vieja danza del fuego y el frío

Pintaba fría la noche del pasado viernes 29 de diciembre.

De manera inusual por estas fechas, una sucesión de aguaceros se abatió sobre el occidente del país, trastocando los planes de quienes están habituados a celebrar al aire libre el fin y el comienzo de año.

En las calles de Pereira y Dosquebradas transitaban los parroquianos con esa suerte de ansiedad en suspensión que caracteriza la semana que va de la Navidad al Año Nuevo.

Es una semana que huele a incienso y a toda una mezcla de hierbas ofrecidas para conjurar las malas energías y atraer las buenas, según pregonan los vendedores instalados a la entrada de las iglesias.

 

Carlos Elliot Jr. dando inicio a la fiesta de blues y parranda. Fotografías: Jess Ar.

 

Como viene haciéndolo desde hace unos cinco diciembres, el músico de blues Carlos Elliot Jr andaba preparando la fiesta de fin de año en la que celebra con su creciente número de feligreses un ritual que le devuelve a la música su viejo talante de fiesta iniciática.

Esta vez eligió como sede de la fiesta una viejoteca en el sector de La Badea, frecuentada desde hace un par de décadas por rumberos adictos a todos los géneros imaginables: del chucu chucu al despecho y de la balada a la salsa, pasando por una amplia gama de ritmos electrónicos.

 

 

Como es habitual en sus presentaciones, Carlos Elliot Jr. toca su guitarra entre el público. Fotografías: Jess Ar.

 

 

A las diez de la noche, hora anunciada para el comienzo de la fiesta, un viento frío bajaba de la Serranía del Nudo y parecía haber ahuyentado a la clientela.

Apenas dos o tres docenas de entusiastas se encontraban instalados en las mesas.

Pero cuando Carlos Elliot Jr subió a la tarima y empezó a puntear la guitarra con esa manera suya que ha enamorado a los viejos maestros del Mississippi, una suerte de encantamiento se apoderó del aire, y la pista de baile se vio colmada de festejantes que de ahí en adelante no pararon de saltar hasta la madrugada, poseídos por ese singular ritmo que ha sido capaz de conjugar los dolorosos y lentos acordes del blues primigenio con el fuego latino que viajó desde África en las venas de los esclavos secuestrados y trasplantados durante la avanzada colonial.

 

Carlos Elliot Jr., Rubiel Pinillo y Edwin Hoyos de Papá Bocó. Fotografías: Jess Ar.

 

Una guitarra, una batería y la voz poderosa de este hombre que ha creado puentes entre la música   campesina de La Florida y los acordes melancólicos de otros campesinos oriundos de las montañas donde nace el Mississippi.

Con eso bastó para encender la chispa.

Hombres, mujeres, jóvenes y viejos se dejaron llevar por una especie de caballo de fuego que atravesó al galope el frío de la noche.

Y prepararon el terreno para lo que se avecinaba.

 

Carlos Elliot Jr., y Rubiel Pinillo interpretando por primera vez en vivo “El blues de la parranda”. Fotografías: Jess Ar.

 

El blues de la parranda

Y lo que se avecinaba era el delirio: Carlos Elliot Jr, Rubiel Pinillo y sus parranderos, a los que se sumaron algunos de los músicos de la agrupación Papá Bocó  dejaron aflorar sobre el escenario todas las cosas que tienen en común, a pesar de las aparentes diferencias.

La esencia blusera de Carlos Elliot, el fuego caribe de Papá Bocó y las raíces campesinas de Pinillo se condensaron en una suerte de magma que convocó en la pista a una señora de más de setenta años que bailaba con un muchacho de veinte y a una chica de treinta bailando con un señor de sesenta.

 

Chumacera, uno de los personajes de La Florida que ha inspirado a los músicos para su blues de la parranda. Fotografías: Jess Ar.

 

Y en medio de todos ellos, una pelirroja en muletas no paraba de saltar.

De ese tamaño estaban las cosas a la una de la madrugada.

Un requinto, una guitarra eléctrica, un tambor, una batería y un montón de voces conjugando de una manera nueva la vieja celebración de la vida.

 

 

Ratón, otro de los personajes de La Florida que ha inspirado a los músicos para su blues de la parranda. Fotografías: Jess Ar.

 

 

Todo estaba preparado para el clímax: el momento en que los músicos interpretaron El baile de Ratón, la canción que hace parte del primer disco sencillo de Rubiel Pinillo con Carlos Elliot Jr. Auspiciado por La Fundación Albor

El preludio de lo que será el álbum titulado El Blues de la Parranda.

Para completar la fiesta, en la pista estaba Ratón, el personaje que inspiró la canción. Botas vaqueras, sombrero, collares, barba rala. Sabedor de que acaba de convertirse en mito, desempeñó a su cabalidad su papel de centro del festejo.

 

 

 

Carlos Elliot Jr. interpreta por primera vez una canción en español.

 

 

Y estaba también Chumacera, el inspirador de otra.

Como quien dice, en el lugar estaban los seres de carne y hueso que de a poco se han convertido en canciones.

Ni mandados a traer para esa gozosa anticipación del Año Nuevo.

 

Ratón y Chumacera, en la pista de baile gozando del Blues de la parranda.  Fotografías: Jess Ar.

 

 

 

Escucha otra de las canciones que harán parte del Blues de la parranda.

 

Contador de historias. Escritor y docente universitario.

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