El pasado sábado 2 de diciembre se realizó en el Parque Olaya Herrera el Festival Blues y Fusión. Uno de los tantos eventos que artistas y colectivos independientes vienen realizando en los últimos años en este escenario deportivo y cultural. La gente respondió y disfrutó.
¿Qué se requiere entonces para propiciar una oferta amplia de espectáculos en este lugar?
Fotografías: Juan David Ochoa.
En Pereira se ha cumplido la quinta versión del Festival Blues y Fusión.
Se trata de una puesta en escena de artistas representativos a nivel nacional e internacional del género musical blues, pero que, por su carácter universal y folclórico, no se agota exclusivamente en dicho sonido, sino que este año, y por vez primera, incorporó reggae, rock, parranda, músicas del Pacífico, fusiones, entre otros géneros.
Sucedió en el parque Olaya Herrera el pasado sábado.
Allí, en un ambiente más familiar que bohemio, se dieron cita los amantes de la música para apoyar a un tesoro que aún no es muy conocido en otras esferas de la ciudad, por fuera del ámbito de la cultura: el gestor del festival y músico de blues Carlos Eliot Jr.
Este hijo de las brisas del Otún, apropió durante su estancia en los Estados Unidos los ritmos propios del sur, y los transformó con composiciones propias que dan cuenta, también, de su origen montañero.
Los organizadores del festival y los diferentes colectivos invitados, dispusieron todo para que se pudiera pasar una jornada agradable, desde la tarde del sábado hasta la madrugada del domingo. Además de la música hubo venta de comida, picnic familiar, mascotas, muestras artísticas, feria artesanal y una destacable organización en el ingreso (el cual tuvo un cobro simbólico de $3.000 por persona).
Entre los artistas internacionales se encontraba R. L. Boyce, oriundo de Mississipi, hoy nominado a los premios Grammy 2018. Él, junto a otros artistas norteamericanos, compartieron escenario con agrupaciones de Bogotá, Pasto, Manizales, Armenia, Cartago y Pereira.
Destacado lugar ocupó en esta agenda, Rubiel Pinillo. Un hombre sensible que lleva la montaña en sus manos y en la entonación de su voz, junto a sus Parranderos de La Florida.
En general, es muy destacado que se realicen este tipo de eventos en Pereira, y en especial en escenarios como el Parque Olaya.
Hace un tiempo escribí una columna de opinión en la que expresaba mi preocupación por la proliferación de consumo de alucinógenos en este espacio público. A raíz de esta y otras opiniones hubo un revuelo, y tanto el Alcalde Gallo como el Gobernador Salazar, anunciaron acciones para recuperarlo.
No vale la pena entrar nuevamente en un debate con quienes en ese momento opinaron que debería hacerse una apología a las libertades individuales. Ya, en aquella ocasión, me convidaron a “fumar bareta” en el parque para que me diera cuenta, de primera mano, que esto no era ningún “pecado”.
Anécdotas aparte, hasta la fecha no ha pasado nada importante en relación con propiciar una oferta amplia de espectáculos deportivos y culturales en este lugar: una agenda permanente, que ofrezca eventos semanales, y, ojalá, por lo menos una vez al mes realice un gran encuentro en torno a la música u otras manifestaciones culturales.
La gente responde, a pesar de la lluvia y algunas otras incomodidades.
Lo que falta es la voluntad de nuestros gobernantes para apoyar este tipo de iniciativas.
El Festival Blues es un logro de los artistas y colectivos aliados, pero la continuidad que se requiere en la apropiación del Olaya implica la gestión institucional y la inversión de recursos públicos.