Óscar Hernández, poeta de todas las cosas

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El llamado primer poeta surrealista de Colombia, falleció el pasado lunes 4 de septiembre, a dos meses de cumplir  92 años. En su obra propuso una poesía de ruptura, próxima a las preocupaciones e intereses del común de los hombres.


 

 

“El mundo es un almacén de temas”.

Óscar Hernández

(De una entrevista para televisión de Clara Marcela Mejía)

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Papel Sobrante y Poemas del Siglo XXI

Óscar Hernández

Sílaba Editores

2017

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Cantante de tango, compositor, cronista, locutor, libretista radial, comentarista deportivo, escritor, ensayista, amigo de sus amigos, actor de nueve películas, ganador del Premio Esso de Novela en 1965 con su obra Al Final de la Calle, pero ante todo, poeta, Óscar Hernández murió, a dos meses de cumplir  92 años, el 4 de septiembre del 2017, día en que yo escribía en Pereira la reseña de su libro Papel Sobrante y Poemas del Siglo XXI, de Sílaba Editores.

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Tomada de El Colombiano
Tomada de El Colombiano

 

Deseché lo escrito, por quedar, de golpe, fuera de contexto, y vino a mi memoria un fragmento del prólogo del libro Tumbas de Poetas y Pensadores de Cees Nooteboom, que ya había utilizado en otra parte:

“La mayoría de los muertos callan. Ya no dicen nada. Literalmente ya lo han dicho todo. Pero no sucede así con los poetas. Los poetas siguen hablando”.

 A nadie podía quedar mejor esta definición de trascender poético que al poeta antioqueño, pues su poesía no es solo oral, sino conversacional, cercana a las grandes mayorías y ajena a los conventículos parnasianos de los Núñez, los Caros, los Marroquín, los Rivas Groot, los Valencia, bardos, en fin, de la clase dirigente y bipartidista que extraían la terminología y los vocablos para sus rimas de los rancios y sobredorados arcones de la academia.

 

Tomada de Silaba
Tomada de Silaba

 

 Oscar Hernández propone una poesía de ruptura, próxima a las preocupaciones e intereses del común de los hombres. Esto le generó durante más de veinte años críticas y sarcasmos de los guardianes de la cultura oficial, hasta que Jorge Zalamea al hacer un recuento  de la poesía de la época, lo reivindicó al definirlo como el primer poeta surrealista de Colombia.

 Nacido en 1925 en Medellín, era apenas un niño cuando se incendió la avioneta de Gardel y la ciudad se redefinió en su sensibilidad y sus aires de tango, y él debió adherirse al sentir colectivo.

Como expresión de la poesía nacional, junto a Rogelio Echevarría con El Transeúnte, Luís Vidales con Suenan Timbres, Aurelio Arturo con Morada al Sur, Óscar Hernández con Las Contadas Palabras, es uno de los precursores de la nueva poesía.

 

 

Tomada de NTC Libros de Poesía
Tomada de NTC Libros de Poesía

 

Poeta de la espontaneidad y sencillez del habla común, su léxico es el del hombre de la calle y la suya, la gramática de todos los oficios, la que por fuerza es a todos asequible.

 

                                                    Y además, para que todos sepan,

                                                    yo no puedo decir nada distinto

                                                   de lo que dicen todos.

                                                    La voz del hombre siempre estuvo prendida

                                                    al eco de las otras.

                                                    Estas palabras son las mismas,

                                                    las mismas que dijera un condenado a muerte,

                                                    o las solas palabras que diría el hombre que da trigo

                                                    al pico de los pájaros.

                                                    

                                                    (Fragmento tomado de Las Contadas Palabras.)

 

Tomada de Silaba
Tomada de Silaba

 

Pero no solo su poesía está tocada por la sencillez, la prosa de sus columnas de prensa tituladas Papel Sobrante, en honor a una empresa editorial de la que debió desistir, publicadas durante más de cuarenta años en El Colombiano, son apuntes de todo lo que sucede a su alrededor: en el mercado,  la cafetería,  el metro,  la cola de un banco, en el cine, en la sala de urgencias de un hospital, en cualquier escenario, porque todo lo suyo vive del impacto de la realidad.

Octavio Paz afirma que todo es poesía, que esta no se encuentra necesariamente en la forma. Es verdad: tiende a desbordarse a la totalidad, y su hallazgo depende de la mirada del poeta. Óscar lo es en todo momento, y nada escapa a la esencialidad de su mirada y su decir.

Cuando un director de cine nacional quiso imponerle  fidelidad a un libreto, él le aclaró que es muy difícil guardar un tono natural con una frase ajena. Dueño de un humor muy paisa y un vocabulario extraído de las arcas de los oficios cotidianos, repelía las frases rebuscadas y solemnes. Consideraba a León de Greiff, un poeta inalcanzable en su erudición y oscuridad, y a Aurelio Arturo, el más grande de todos.

 

Tomada de El Colombiano
Tomada de El Colombiano

 

 Papel Sobrante y Poemas del Siglo XXI, publicado por Sílaba, recoge una oportuna selección de sus textos en El Colombiano y parte de lo último de su producción poética, que parecerían haberse congelado con su muerte.

Pero la poesía con que Óscar Hernández construyó la totalidad de su ser no dejará de hablar, como los poetas de Nooteboom, al hombre de todas las ciudades, al hombre común, al de esa aldea que en su universalidad podría ser toda la Tierra.

 


 

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