La más importante artista plástica de Pereira, dejó una serie de obras de arte público en diferentes puntos de la ciudad. Sin embargo, algunas de ellas, con el tiempo han quedado relegadas de puertas para adentro.
Obra: La Alegría de Aprender
Artista: Lucy Tejada
Edificio Antiguo Club Rialto
Técnica: Mosaico
Dimensiones: 42m2
Año: 1957
Fotografía compartida por Victor Alberto Arango Ángel en el grupo de Facebook “Fotos Antiguas de Pereira”
Lucy y sus trazos
En el año 1920 nace en Pereira Lucy Tejada Sáenz, la mujer que 30 años después se convertiría en una de las artistas más importantes del país, y la más representativa pintora de nuestra ciudad.
Lucy dedicó toda su vida y su mundo al arte. Esa era su alegría.
Sus obras partían de la imaginación, conforme imaginaba, daba trazos, y según su estado de ánimo, ella llenaba de color dicha obra.
Dentro de su trabajo relucen principalmente las mujeres y lo niños, seres de ojos negros, muy profundos, con una estética detallista y contundente.
Un ejemplo de ello, pero en formato mosaico, es el mural “La alegría de aprender”, ubicado en el Antiguo Club Rialto (Calle 17 con carrera séptima esquina).
Se encuentra en el 3er piso del edificio, justo a un lado de la luz que irradian las ventanas.
Antiguamente allí estaba ubicada la piscina y era el lugar de esparcimiento más frecuentado del club en sus años de funcionamiento.
El mural
El mural está dividido en tres momentos que describen un mismo sentido: las dimensiones en que los niños logran absorber el conocimiento, teniendo una sensación positiva para inmortalizar ese aprendizaje.
Aprender jugando, nos dice la imaginación de Lucy que alcanzó a ser inmortalizada en su obra. Ésta que nos recuerda aspectos tan comunes pero indispensables en la vida…
Y aprendió. El mural hecho en una de las técnicas clásicas de las artes plásticas, fue testigo y aprendiz de las nuevas miradas y voces que rodean el arte con la realización del 44 Salón Nacional de Artistas AÚN, que se llevó a cabo ante un acondicionado y remodelado Club Rialto, incluido el amplio espacio donde está, atada a una de las paredes, la obra.
El llamado arte contemporáneo rodeó cada uno de los fragmentos que configuran el mural, fue testigo de la música, los visitantes, las obras y el café que de alguna forma lo hicieron salir del mutismo y el olvido al que está relegado desde hace muchos años.
Pero después del cierre del salón, el 14 de noviembre de 2016, todo volvió a la normalidad: una obra de puertas para adentro.
Antes los diferentes locales comerciales que han existido en la edificación después del cierre del club, “La alegría de aprender” es tan solo un vestigio, un recuerdo de una época que ya fue, de un punto de gestación y encuentros de tanto momentos culturales y sociales de Pereira.
Ahora se encuentra solo, en un tercer piso deshabitado, con un poco de polvo, y a la espera de volver a ser observado.