‘Freaky Hoody’, un maestro demasiado especial

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Sylvain Hélaine, alias ‘Freaky Hoody’, un profesor cubierto de tatuajes, provoca debate en Francia.

Por, Eusevio Bal, publicado en lavanguardia.com

Por si no faltaran suficientes problemas serios en la escuela pública francesa, que debe lidiar a diario con los condicionantes de la pandemia de la Covid-19, un nuevo tema ha irrumpido en el debate educativo: ¿puede un maestro ir completamente cubierto de tatuajes, o una apariencia física tan extrema causa daño a los alumnos, sobre todo a los más jóvenes?

El caso de Sylvain Hélaine, alias Freaky Hoody , está dando que hablar después de que una madre denunciara en el diario Le Parisien que el docente “da miedo a los niños” y debería por tanto ser apartado, al menos, de las clases de parvulario y de primaria. Desde entonces, varias televisiones han entrevistado al personaje, quien sin duda da mucho juego visual en los platós.


Una madre dice que el docente, sustituto, “da miedo a los niños” y debería ser apartado de parvulario y primaria


Hélaine lleva un cómputo muy preciso de lo que ha invertido, en tiempo y en dinero, para conseguir una apariencia física tan original: 460 horas en los estudios de tatuaje y 57.000 euros. El proceso se prolongó durante tres años y no está dispuesto a detenerlo. Poco a poco va a cubrir todos los espacios que aún conserva de piel de color natural. “Seguramente acabaré todo negro a los 80 años”, predice.

Lo más exagerado es que Freaky Hoody ha llegado a inyectarse tinta de varios colores en la esclerótica –la membrana blanquecina de los ojos–, lo cual le da una mirada casi de ciencia ficción o de personaje de cómic. Estas inyecciones oculares se las han administrado en Suiza porque en Francia están prohibidas. Es una técnica invasiva muy peligrosa. El maestro reconoce que se corre el peligro de quedarse ciego, por lo que no recomienda en absoluto que se siga su ejemplo.


El docente se ha tintado hasta los ojos y la lengua, con inyecciones, pese a los riesgos para su salud


El tatuaje de la lengua también fue muy laborioso. Las inyecciones de tinta se la hincharon tres veces su volumen normal. El escozor le duró largos meses. No podía hablar y le dolía abrir la boca. Fue un suplicio que dio por bien empleado, incluso el riesgo de que la agresiva intervención degenere en un cáncer.

Hélaine asegura que, además de ser su pasión, el tatuado completo forma parte de un “proyecto artístico”. Así puede completar su sueldo de maestro con ingresos que obtiene posando en museos o con su participación en películas y vídeos.

El maestro sostiene que la inmensa mayoría de niños no ve problema con su aspecto físico y, tras la sorpresa inicial, que dura pocos minutos, lo aceptan con normalidad y la clase transcurre sin incidentes.

La ley francesa no prohíbe los tatuajes de los maestros, aunque sí la exhibición de signos religiosos como la cruz o un velo islámico las mujeres. El laicismo de las escuelas es un principio muy estricto que debe ser respetado.


Tatuado completo

Seguramente acabaré todo negro a los 80 años”

SYLVAIN HÉLAINE Maestro sustituto


En sus comparecencias televisivas, Hélaine, que se presenta con una camiseta sin mangas, pide que se le trate con tolerancia y se le juzgue por su capacidad didáctica y su rendimiento profesional, y no por su aspecto epidérmico.

En una entrevista con la cadena pública France 3, Freaky Hoody reconoció que, “el tatuaje es algo, en principio, muy egoísta”. “Lo encuentro cool –dijo–. Siempre lo hice para mí. Nunca intenté erigirme en un portavoz de la tolerancia sino que ha sido inevitable. Sufro una discriminación que esperaba sufrir. Quienes me tatuaron me lo advirtieron, que la mirada de la gente cambiaría cuando empezara a cubrirme las manos y la cara. Tuve dudas, pero la pasión fue más fuerte”. Según Hélaine, “el tatuaje es como el amor”, y se quiere estar con él a cualquier hora del día.

La controversia protagonizada por Freaky Hoody no es la única que sacude las escuelas francesas sobre la apariencia física. El ministro de Educación, Jean-Michel Blanquer, desató otro debate al criticar que los alumnos acudan en atuendo muy deportivo, o como si fueran a la playa o a la discoteca. Según el ministro, “la vestimenta no debe ser un factor ni de discriminación ni de estigmatización”, y advirtió sobre la hipersexualización de las chicas. “Es importante llegar a la escuela vestido correctamente –añadió–. Todos pueden comprender que se viene a la escuela vestido de un modo republicano”.

Ese “modo republicano” recomendado por el ministro es una fórmula ambigua y enigmática. La frase ha sido muy comentada y objeto de bromas. Blanquer no ha aclarado aún cuántos tatuajes admite su código de valores republicano.

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