Así, iguales a ellos, y que sienten sed, hambre, miedo y calor, que les duelen los pies de recorrer kilómetros.
Un éxodo centroamericano hacia Estados Unidos hace vibrar las cuerdas vocales de Trump, como si no tuviera suficiente con sus salidas unilaterales de pactos importantes, o como si estuviera atendiendo sus own business… literal con Arabia Saudita y también de los de su país por cuenta del asesinato (brutal es una redundancia) de un periodista opositor saudita. Trump atragantado por esta realidad.
Pero ni un Putin desconcertado ni un príncipe sanguinario dan o quitan votos en unas elecciones. El éxodo de los centroamericanos rumbo a a Estados Unidos sí. O mejor dicho, el miedo que despiertan estos “bad hombres” en el encuadre de un presidente y de sus electores que ven el mundo entre los blancos buenos y los brown malos. Yes, dude! si no eres blanquito, entérate que we all are brown!
Pero así ganen los republicanos las elecciones parlamentarias de medio término este 6 de noviembre, la causa humana no está perdida.
Así, mientras los políticos siembran el pánico para tratar de mantener el control, la gente del común tiende manos y construye puentes. Los héroes anónimos y cotidianos que resisten. No estamos condenados a repetir discursos y encuadres. Muchos entienden que esa caravana está conformada por seres humanos.
Así, iguales a ellos, y que sienten sed, hambre, miedo y calor, que les duelen los pies de recorrer kilómetros. Entonces esos seres anónimos se reconocen ahí y comparten la ilusión en alcanzar una vida mejor, y ofrecen a esos que lo han dejado todo atrás, un vaso de agua, un colchón para dormir, alimentos, algún juguete para un niño, un ride para ahorrarles algunos kilómetros bajo el inclemente sol.
La empatía es el antídoto al miedo. Y los voluntarios que comparten lo que tienen (poco o mucho) con esas mujeres, menores y hombres en busca de esperanza, nos invitan a recordar que no todo está perdido. Esa es la resistencia. Eso es lo que nos hace humanos.
La terquedad de la bondad a lo largo de la vía cerca de las fronteras centroamericanas, los voluntarios que en Alemania enseñan el idioma y las costumbres alemanas a los refugiados árabes, los capitanes de navíos en el Mediterráneo, que desafían las prohibiciones italianas y francesas para rescatan a seres humanos que naufragan en sus aguas, en su afán de dejar atrás la pobreza y los conflictos bélicos en África, las ONG y la iglesia que brinda asistencia a los más necesitados.
La humanidad se asoma incluso en las peores tormentas de esta vida.