La alta comisionada para los Derechos Humanos dijo que el texto permanecerá porque
“sus preceptos son tan fundamentales que aplican a cualquier dilema nuevo”.
La Declaración Universal de Derechos Humanos, texto fundador del derecho internacional, celebra hoy su 70º aniversario, empañada por el ascenso de los nacionalismos y los ataques a las instituciones multilaterales.
La alta comisionada para los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, Michelle Bachelet, advirtió esta semana que el sistema mundial “que dio cuerpo a la visión de la Declaración Universal se ve erosionado poco a poco por los gobiernos y los responsables políticos que cada vez se centran más en intereses nacionalistas y estrechos”.
No obstante, algunos expertos consideran que, aunque el movimiento mundial por los derechos humanos que nació tras la Segunda Guerra Mundial está amenazado, esta conmemoración puede ser una ocasión para reafirmar la utilidad de la Declaración Universal de los Derechos Humanos (DUDH).
El texto, adoptado por la Asamblea General de la ONU (que entonces contaba con 58 miembros, de los que algunos se abstuvieron) en París el 10 de diciembre de 1948, buscaba rectificar la idea, mantenida durante siglos, de que son los Estados los que garantizan los derechos a los ciudadanos.
“Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos”, reza el primer artículo de la Declaración, que enumera en 30 puntos los derechos humanos, civiles, económicos, sociales y culturales “inalienables” e “indivisibles”.
La DUDH reaccionaba al argumento de los nazis acusados en los juicios de Núremberg, que defendían que los líderes de un Estado soberano que actúan según lo que ellos consideran interés nacional no podían ser declarados culpables de “crímenes de lesa humanidad”, un cargo de nuevo cuño.
El texto buscaba establecer los derechos que le corresponden a toda persona, independientemente de que viva en una república democrática, una monarquía o una dictadura militar.
“Abandonó” liderazgo
Según Conor Gearty, catedrático de London School of Economics, Estados Unidos desempeñó un papel de liderazgo, pero la llegada de Donald Trump a la presidencia, con sus ataques al multilateralismo y su salida del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, puso fin a este periodo.
“Estados Unidos abandonó todo papel de defensor internacional de los derechos humanos, incluso sobre una base hipócrita”, dijo, considerando la llegada de Trump como la culminación de una retirada que comenzó con la llamada “guerra contra el terrorismo” lanzada después del 11 de septiembre de 2001.
“Los derechos humanos necesitan un poderoso mecenas internacional o se echarán a perder”, señala Gearty, para quien la Unión Europea es “el único candidato creíble” para tomar el relevo de Washington.
El futuro. La expresidenta chilena Bachelet, a la cabeza de la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos desde septiembre, minimizó la idea de que para que la Declaración Universal siga siendo relevante se necesita el apoyo de una superpotencia.
En su opinión, el texto permanecerá porque “sus preceptos son tan fundamentales que pueden aplicarse a cualquier dilema nuevo”, incluidos el cambio climático y la inteligencia artificial.
La DUDH abarca desde la igualdad hasta la garantía de un juicio justo o al derecho a vacaciones pagadas y garantiza derechos y libertades “sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición”.
Esta frase, “otra condición”, ha sido aplaudida por anticipar los derechos del colectivo Lgbti (lesbianas, gais, bisexuales, transexuales e intersexuales) décadas antes de que se reconocieran en ningún lugar.
La DUDH “resistió a las pruebas durante los años pasados”, destacó Bachelet. “Creo firmemente que es tan relevante actualmente como cuando fue adoptada hace 70 años”.
Preocupa asesinatos de líderes sociales
Desde el pasado 16 de marzo del presente año, día en que la ONU presentó el informe de la violación de derechos humanos de 2017 en Colombia, lo que más le ha preocupado es el aumento de los asesinatos de los líderes sociales en el país.
Durante el año pasado, la Oficina registró 441 ataques, incluyendo 121 asesinatos. Estos últimos incluyen a 84 defensores de los derechos humanos que ejercían liderazgo, 23 miembros de movimientos sociales y políticos y 14 personas muertas durante las protestas.
El organismo internacional también registró 41 intentos de asesinato; 213 amenazas; 61 violaciones de los derechos a la intimidad y la propiedad; cuatro desapariciones forzadas; y la violación sexual de una mujer activista.
Asimismo, en la semana pasada estuvo por 10 días en Colombia el relator especial para los defensores de los Derechos Humanos de Naciones Unidas (ONU), Michel Forst , quien calificó de “dramática” y “grave” la situación de riesgo de los líderes sociales asesinados y amenazados del país. “Es terrible el temor que sienten los líderes sociales en el país. Durante las reuniones se sintió su miedo a se lastimados o que sus familias sean amenazadas”, aseguró Forst.