Por, el Fandango Fronterizo |
La participación de la mujer en el son jarocho ya no se limita al baile. En los años recientes se pueden observar cambios en la interacción de la mujer como músico al expresarse por medio de esta manifestación cultural originaria de los campos del sur de Veracruz. Su papel ya no es secundario, y el protagonismo que los hombres han tenido dentro del son ha ido cediendo mayores espacios a las jaranas de las mujeres.
Esa apertura se debe a los giros presentes en las visiones del mundo en diferentes momentos de la historia contemporánea.
En el son jarocho, las voces que antes no tenían permitido cantar han luchado por encontrar su integración e inclusión en los fandangos.
Ahora la mujer toca la jarana, la quijada, el requinto, la leona y el marimbol, instrumentos que antes se consideraban más varoniles y rudos; además canta, baila, escribe sus versos y compone décimas. Ha dejado ese rol doméstico que tenía en el pasado, cuando hacía parte de un fandango solo al ser anfitriona y cocinar para los invitados. Esas actividades, tan importantes dentro de la integración comunitaria de los jaraneros, se comparte en estos tiempos recientes. Los hombres también cocinan y son anfitriones.
En el Fandango Fronterizo las mujeres participan de manera activa. Además de ser parte del Comité organizador, están presentes en la interpretación de los sones. Ellas se toman la tarima para lanzar sus décimas y cantan sus versos a favor de la inclusión y el respeto, en contra de la violencia y el odio por la diversidad. Las mujeres no permiten que las silencien. Como cualquier jaranero fronterizo, son parte de esta fiesta para todos que busca borrar los muros.