A 50 años del Mayo Francés: Dany el Rojo y sus adoquines voladores

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La historia de cómo el alemán Daniel Cohn Bendit se convirtió en el líder de la revuelta, sus memorables enfrentamientos verbales con las autoridades universitarias y la primera batalla en el Barrio Latino de París. Primera nota de una serie sobre el evento que dio inicio a una transformación cultural que aún nos influencia medio siglo más tarde.


Texto tomado de InfoBae

Por: Gustavo Sierra

 

El Mayo Francés comenzó un año antes en la universidad de Nanterre como una lucha de los estudiantes por su libertad sexual. Una generación que ya había olvidado la guerra y que se había criado arropada por el Estado de Bienestar europeo exigía cambios a esa sociedad aún gobernada por el general Charles de Gaulle, el héroe de la II Guerra que ellos no habían escuchado en sus históricos mensajes de la resistencia contra la invasión nazi y que veían ya como un anacronismo. Esa sociedad demasiado estructurada, anquilosada, no los contenía. Querían cambios y rápido. Estaban a la búsqueda de una causa y la encontraron los estudiantes de la universidad de Nanterre que demandaban entrar en los dormitorios de sus compañeras.

Alegaban que no los dejaban ser libres sexualmente. “Une histoire de cul!”, decían los gaullistas en forma despectiva. Sí, fue el sexo, como muchas otras veces en la Historia, lo que desencadenó la revuelta más importante que vivió Francia desde la Revolución de 1789 y la Comuna de 1871. Los “soixante-huitards” querían la libertad a toda costa y la consiguieron luchando en las calles empedradas de París ese mayo de hace 50 años.

La primera escaramuza se produjo el 21 de marzo de 1967 en Nanterre, la universidad creada cuatro años antes por el gobierno del primer ministro Georges Pompidou para descentralizar la célebre Sorbona. Ese día, un grupo de estudiantes decidió invadir el pabellón de las chicas “a fin de intercambiar fluidos corporales”Ellas no se indignaron. Todo lo contrario.Colgaron corpiños en las ventanas para provocar a sus compañeros.

En la Francia pacata y autoritaria del general De Gaulle, las pretensiones de estos jóvenes cansados de prejuicios fue interpretada como una osadía inaudita. Para los contestatarios, la decisión de “vivir sin tiempos muertos y gozar sin límites” se había transformado en un objetivo. “Tomo mis deseos por realidades, porque creo en la realidad de mis deseos”, decía una de sus primeras consignas.

Los estudiantes rebeldes de la izquierda, desde los socialistas hasta los anarquistas, leían a pensadores como Wilhelm Reich, Herbert Marcuse, Raoul Veinagem, Guy Debord, Gilles Deleuze y Pierre Bourdieu. Fueron ellos los que dieron el argumento intelectual a la necesidad de mayores libertades que buscaban los jóvenes franceses y del resto del mundo. Durante ese ciclo lectivo 67-68 se sucedieron las manifestaciones y los conflictos en varias universidades francesas y europeas, desde Berlín hasta Lyon.

 

Fotografía extraída de: Libertaegiustizia.it

 

El 8 de enero del 68, Daniel Cohn Bendit, bautizado por la prensa como “Dany el Rojo” y uno de los líderes más importante de las revueltas, encabezó su primera protesta. Ese día se realizó en Nanterre la inauguración de una piscina olímpica y allí estaba el ministro de la Juventud y los Deportes, François Missoffe. Cohn Bendit lo interpeló delante de todos acerca de un informe que había elaborado su ministerio sobre la “problemática” de la juventud francesa donde no había ninguna mención sobre la sexualidad.

 

– Missoffe: Con la pinta que usted tiene, seguramente sabe mucho del tema. ¿Por qué no se tira a la pileta y así se saca la calentura? 
– Cohn Bendit: Monsieur le Ministre, ahora ya tenemos una respuesta, una respuesta digna del ministro de la Juventud de Hitler.

 

El hecho produjo un revuelo enorme en la universidad y Cohn Bendit se transformó en un “héroe” de los estudiantes. El rector lo amenazó con la expulsión y sacó a relucir que Dany el Rojo tenía ciudadanía alemana. En realidad había nacido en territorio francés de padres refugiados alemanes aunque no tenía la nacionalidad francesa. Había vivido “a caballo” entre Berlín Occidental y París y estaba muy influenciado por su hermano Gabriel, que era un militante anarquista. Pero, por sobre todo, tenía una personalidad totalmente extrovertida –los otros estudiantes lo tildaban directamente de “caradura”- y era un gran orador.

En tanto, la efervescencia social ya se sentía en las calles de París. Durante una manifestación organizada por el Comité Vietnam Nacional (CVN) apoyando “al pueblo vietnamita contra el imperialismo americano”, un grupo de anarquistas y maoístas de la Juventud Comunista Revolucionaria (JCR) se desconectó de la marcha y comenzó a apedrear y lanzar bombas molotov contra la sede de American Express en la zona de la Opera.

La policía respondió con la contundencia habitual hasta ese momento. En protesta contra la detención de sus compañeros y la violencia policial, 142 estudiantes ocuparon dos plantas del edificio administrativo de la facultad de Nanterre, redactaron un manifiesto y crearon el CREPS, Centre d’études et de recherches politiques et sociales (Centro de Estudios e Investigación Política y Social). Se convirtieron en el “Movimiento 22 de marzo”que comenzó a organizar a los estudiantes y lideró las revueltas de mayo.

 

Fotografía extraída de: Revoltlib

 

A lo largo del mes de abril, hubo asambleas prácticamente todos los días y las clases se interrumpían. El rector de la universidad, Pierre Grappin, decidió finalmente sancionar a ocho estudiantes, entre los que se contaba, por supuesto, Dany el Rojo. Para juzgar a los “vándalos”, la universidad reunió un consejo de disciplina que interrogó a Cohn Bendit.

 

-¿Estaba usted en la facultad el 22 de marzo?, preguntó el presidente del tribunal.
-No, contestó Dany el Rojo.
-¿Y dónde estaba?
-En mi casa.
-¿Y qué hacía en su casa a las tres de la tarde?
-Hacía el amor, señor presidente. Algo que seguramente a usted jamás le ocurrió.

 

El juicio terminó en la nada. Después de largas deliberaciones, el Consejo de la facultad decidió permitir a los estudiantes que se reunieran en el anfiteatro de la universidad ya rebautizado por con el nombre de Che Guevara. A partir de ese momento, “el movimiento de los iracundos” creció desbordando a todas las organizaciones tradicionales. Ninguna estructura existente hasta ese momento había permitido expresar el alto grado de politización de buena parte del estudiantado.

Durante una asamblea, Cohn Bendit proclamó: “Rechazamos ser los futuros dirigentes de la explotación capitalista”.

Las tomas de los estudiantes se trasladaron a otras universidades en el interior del país: Toulouse, Marsella, Estrasburgo, Caen. También en la Sorbonne, la más importante, se pusieron en práctica poco a poco las nuevas formas de organización. El 11 de abril, un extremista de derecha atentó contra la vida de uno de los líderes de los estudiantes alemanes, Rudi Dutschke. El 19 se organizó una marcha solidaria en París que juntó a más de 5.000 estudiantes en el Barrio Latino. Dos días más tarde, un comando del grupo fascista Occident, que reivindicaba la posición de Vietnam del Sur y se enfrentaba a los sectores de izquierda, atacó a un grupo de estudiantes que realizaban una asamblea en un anexo de la Sorbona. Hubo varios heridos.

 

Fotografía extraída de: Estaticos.elperiodico.

 

Hacia fines de abril las autoridades universitarias, ante el temor de que no se pudieran desarrollar libremente los exámenes de fin de año —el año lectivo termina en junio en Francia—, decidieron “eliminar a los agitadores”El 28 de abril Cohn Bendit fue arrestado. Lo interrogaron por varias horas y allanaron su casa. Por la noche fue liberado pero le iniciaron un proceso legal. Lo acusaron de haber publicado la receta para hacer un “coctel Molotov” en una revista que editaba el Movimiento 22 de marzo.

Los estudiantes respondieron con una provocación a la policía. Imprimieron lo que fue uno de los primeros y memorables posters del Mayo Francés que reproducía la misma fórmula para fabricar las bombas incendiarias que había aparecido en la revista y lo pegaron en todo el barrio Latino. Al día siguiente, un grupo del “servicio de orden” de la maoísta UJCML, la Unión de la Juventud Comunista Marxista-Leninista, junto a activistas de los Comités Vietnam de Base desmantelaron una exposición de fotos organizada en apoyo al gobierno de Vietnam del Sur.

Los grupos de choque de Occident anunciaron, entonces, una semana de represalias por lo sucedido. “La policía tendrá un gran trabajo para recoger los cadáveres marxistas”, dijeron en un comunicado. Veinticuatro horas después atacaron un anexo de la Sorbona donde se estaba realizando una asamblea de la UNEF para elegir un nuevo presidente. Terminó con heridos de los dos bandos.

En ese clima, los militantes del “22 de marzo” realizaron varias asambleas para escuchar las diferentes posiciones. A una de ellas asistió Pierre Juquin, un miembro destacado del Comité Central del Partido Comunista Francés (PCF). Cuando le tocó el turno lanzó una diatriba en contra de los estudiantes. “Los agitadores, hijos de papá, impiden a los hijos de los trabajadores hacer sus exámenes”, gritó Juquin y tuvo que salir corriendo porque los maoístas de la UJCML lo amenazaban con palos. Con su posición, el PCF, que temía una ofensiva de la extrema izquierda, quedaba marginado en el ámbito estudiantil.

El decano de Nanterre también se equivocó ese día. Tomó una medida fatal para sus intereses, los del resto de la comunidad educativa y del gobierno. Decidió cerrar Nanterre y los estudiantes llevaron toda su organización a la hermana universidad de la Sorbona. El conflicto se trasladaba al corazón de París.

 

Fotografía extraída de: Cdn.20m.

 

El Primero de Mayo se realizó la tradicional marcha por el Día del Trabajo convocada por la CGT y el Partido Comunista. Miles de trabajadores desfilaron y se concentraron en la Bastille. Los trotskistas, maoístas y anarquistas quisieron entrar con sus columnas pero los “servicios del orden” de la CGT los repelieron a golpes de puños y de palos. Quedaron varios heridos, algo bastante habitual en este tipo de “celebraciones” en esa época. A la mañana siguiente, el primer ministro George Pompidou viajó a Irán y Afganistán sin tener la menor idea de lo que se estaba cocinando en las calles de París.

Y los estudiantes de Nanterre convocaron su primera asamblea en la Sorbona. Allí estudiaba casi un cuarto del total de universitarios del país y registraba un alto grado de actividad política. La mayoría de los estudiantes se declaraban de izquierda. Un 75% militaba o en la UNEF, la unión de estudiantes, o en algún “groupuscule” de la extrema izquierda. Los universitarios ya no eran los tradicionales “fils a papa” (nenes de papá) que se habían negado a participar en las revueltas populares de 1830, 1848 o la Comuna de 1871. Estaban dispuestos a cambiar las reglas de juego y luchar a mano limpia por sus derechos.

El jueves 2 de mayo los fascistas de Occident atacaron e incendiaron la oficina de la FGEL (Federatión des Groupes d’Etudes de Lettres), dentro de la universidad. Tres compañías de bomberos fueron necesarias para apagar el fuego. La UNEF llamó de inmediato a unirse, al día siguiente, a la asamblea de sus compañeros de Nanterre para repudiar “el terror fascista y la represión policial”. En el mediodía del viernes 3 de mayo cientos de estudiantes se concentraron en el patio de la universidad sobre la rue Saint-Jacques. A dos cuadras, en el boulevard Saint-Michel, en una contra-manifestación se encontraban varias decenas de militantes de Occident que gritaban “Vietcong assassins, bolshies a Peking” (norvietnamitas asesinos, bolcheviques a Beijing) y exigían “la limpieza de la Sorbona”.

Cuando apareció la policía, uno de los fascistas lanzó una bomba de humo contra los uniformados y comenzaron las corridas. El periódico Minute, que editaba Occident, había llamado a combatir “a Cohn-Bendit y sus colegas que quieren destruir la Civilización Occidental” y a defender las calles de los “chienlit” (mierda en la cama, una expresión para definir el desorden) y Enragés (los enojados).

En tanto, los estudiantes que estaban en asamblea dentro de la Sorbona y militantes de las diferentes organizaciones de izquierda se prepararon para un nuevo ataque de Occident y comenzaron a armar barricadas. El rector Jean Roche pidió que actuaran “las fuerzas del orden”. Los comandos de la CRS (fuerza especial de choque de la policía nacional) acordonaron el lugar dejando atrapados dentro del campus a unos 300 estudiantes y comenzaron los arrestos. Entre los que se llevó la policía estaban Cohn-Bendit, Jacques Sauvageot, el vicepresidente a cargo de la unión de estudiantes y Alain Geismar, de la federación que englobaba a los profesores más jóvenes. Los tres serían los líderes máximos de las revueltas que se sucederían en los próximos días. Pero los carros policiales no pudieron salir con los presos.

 

Fotografía extraída de: Diazvillanueva

 

A los gritos de “libère nos camarades” y “CRS est SS” (son iguales a las SS nazis), las chicas, que por machismo la policía había dejado libres, se pararon frente al autobús policial que llevaba a los detenidos. Los testigos dicen que en ese momento se sumaron varios vecinos del Quartier Latin (Barrio Latino) que no podían creer la violencia con la que actuaba la policía. Los parisinos se mostraron divididos entre los que defendían la posición de los estudiantes y estaban asombrados por la intervención policial dentro de la universidad y los que creían que todo esto era “nanterrorisme”, en un juego de palabras entre terrorismo y Nanterre.

Con la caída del sol todo se desmadró. Cientos de estudiantes salieron a las calles comenzaron a arrojar lo que tenían a mano contra la policía que respondió con gases lacrimógenos. Volaban por todo el Barrio Latino los adoquines que se convertirían en el símbolo de la revuelta. Se sumaron los estudiantes secundarios de los lycées (liceos) de la zona. Cientos de chicos se volcaron a los bulevares para enfrentar a los uniformados Los enfrentamientos se sucedieron hasta entrada la medianoche.

La policía terminó arrestando a 544 jóvenes. Treinta de ellos fueron trasladados a una dependencia de la Police Judiciaire acusados de haber arrojado molotovs y estar en posesión de armas (los estudiantes sólo tenían palos y cascos para protegerse). El informe oficial decía que también resultaron heridos 84 policías aunque sólo cinco fueron hospitalizados.Trece vehículos policiales fueron vandalizados. Los diarios del sábado hablaban de “la noche roja” del Quartier Latin.

Había comenzado el levantamiento que marcaría una época. La revuelta que terminaría en un fracaso político y en un enorme triunfo en el ámbito cultural. Un acontecimiento que, medio siglo más tarde, nos sigue influenciando a nivel global.

 


*Sierra es autor de “El 68, el año que marcó a fuego la Argentina y el mundo durante los siguientes 50 años” (Planeta)

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