Me abraza cada color; cada movimiento; cada figura de mi imaginación.
Daniela Franco Cárdenas es una joven promesa de la escritura. Desde los 10 años redacta cuentos cortos, y el persistir en su pasión de narrar la ha llevado a componer una novela de largo aliento en la que trabaja actualmente, y cuyo titulo: “Bailar bajo la melodía del silencio” promete llevar al lector por un mar de emociones, romance, ternura, que seguro tocará el corazón de los lectores. Así entonces, también en su fluidez de concebir formas e historias, escribe reflexiones como las tres que presentamos a continuación como un especial para La Cebra que Habla. Sin más dilación, he aquí sus creaciones textuales.
Bienvenidos
El vértigo de la vida
El vértigo en conjunto con la inmadurez, son los protagonistas de la lógica de hoy en día. La prisa de cada uno de estos hace que descuidemos los detalles que sin conciencia dejamos pasar.
A veces es necesario poner un alto en el camino y frenar aunque sea por unos minutos el ritmo desbocado en el que nos hemos acoplado los últimos tiempos.
Ritmo carente de reflexión, priorizado, aunque no lo aceptemos, por el miedo. En algún momento este nos preguntará, ¿qué vida estamos experimentando? porque la que llamamos nuestra en realidad no nos pertenece.
Y es que pensar es cada vez más complicado en la sociedad, casi que imposibilita la mente para crear una posición propia y racional. Nos sostiene la inercia y nos apresa la comodidad.
Le llamo vértigo al deseo de superar, enfrentar y conquistar las galaxias de la verdad.
Le llamo vértigo a lo que nos detiene, a lo que nos lleva a tomar decisiones en contados segundos.
Le llamo vértigo a cerrar los ojos; sentarme en un columpio; sentir la velocidad en el aire que golpea mi rostro sin trivialidades, gozando de la legendaria felicidad.
A veces pienso en las generaciones que vendrán.
Me embargo de melancolía porque el esfuerzo extra que deben sostener para priorizar ser racionales, entre tanta superficialidad, será mucho más grande que el de superar la acedia que los rodea.
Y por eso hoy, yo me siento cansadamente feliz.
Cielo
Zigzagueo de nubes.
Escenario clandestino.
Vigorosos tonos pastel desfilan de estrafalaria manera.
Afiladas montañas acompañan la función.
El maestro de todos, sin desmeritar honor, es el sublime viento con las magnificas emociones que trae la inmarcesible gloria de cada trasegar.
Grandeza invisible.
Pesadez ligera.
Como si fuera un óleo las nubes se recogen en una minuciosa pincelada.
Es la fusión más hermosa que alguien podría admirar.
El clímax de la creación está ante mis ojos y quizás ahora sea lo único que me haga sentir viva.
Me abraza cada color; cada movimiento; cada figura de mi imaginación.
Es el encuentro íntimo de dos espacios en un perfecto y a veces impuntual momento.
Se viste el cielo de gala.
Cabal batalla entre la luz que se va y la oscuridad que entra en acción.
Y conquista de aquello que nuestro léxico llama noche.
Hombre
Hombre de mente inquieta, corazón indomable, imaginación perfecta, pero sobre todo, criterio propio.
Hombre capaz de ceder por elegir ser feliz.
Ser con luz propia, que llama la atención dónde quiera que va.
No alcanzará el tiempo para que finalicen sus palabras y aunque consiente de que el viento lleva el ritmo, se mueve a su cuesta.
Conquistador de estrellas, amante de letras, pero sobre todo, soñador.
Lo concreto de lo universal es su autenticidad. Esa manera plácida de no definir algo por lo que se ve, sino por lo que se siente.
Su esencia no es predecible y aún así se desnuda su alma en cada palabra.
¿Cruce al azar? ¿ Es tarde para conocerlo? Quizás es solo el principio ¿Quizás?
El hombre está rodeado de todo y a la vez de nada, pero envuelto siempre en medio de un simple y complicado quizás.