Casas de horror en Pereira que te helarán la sangre

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En este especial de Pereira gótica: ficción, acción y horror, presentamos esta galería de lugares olvidados o lúgubres en la ciudad. Casas o edificios que hacen parte de cada uno de nosotros, no solo porque están en una ubicación fija, sino porque también fueron habitados alguna vez por un ser humano,  una familia, o… nadie en ninguno.


 

Cuatro 20.

Ubicada en la Carrera 5ª Número 12-02 en el barrio Bavaria, o Alcázares, esta casa expide un tufo de terror por su aspecto. Las ventanas superiores están abiertas de par en par como si algún espectro quisiera salir, y eso lo refuerza la puerta y las ventanas de la parte baja, tapiadas con ladrillo farol, como impidiendo que salga alguien que yace encerrado allí hace mucho tiempo. Los vecinos la miran con temor, los niños pasan corriendo, los vehículos no omiten mirarla y acelerar al llegar a esa intersección. En fin, una casa que merece el primer lugar de nuestra lista de Casas de horror en Pereira.

Foto por: Diego Val

 

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Jour Pars.

Emplazada en la Calle 26 con Carrera 5ª esquina, en otro tiempo fue una casa propiedad de una familia respetada. Ahora los transeúntes no pueden dejar de imaginar qué pudo haber sucedido con tal familia, pues el aspecto de esta casa es realmente macabro. Solo falta dar una mirada en su interior para entender que nada bueno pudo haber sucedido allí. De igual forma la puerta esta sellada como una tumba. Las personas evitan hablar de tal esquina, y algunos al pasar hasta se persignan.

 

Foto por: Diego Val

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Crudo.

La dirección de esta casa cambia según la mirada. Originalmente está ubicada en la Calle 26 Número 5-56, pero en momentos se invierte la cifra.  Un grafiti predomina, según parece, del dios estival chocoano Tatzitzete, pero no nos atengamos a conjeturas. Recorrer el interior es realmente como para dejar a cualquiera con la piel erizada. El olor predominante son las heces, honrando con este aroma a Beelzebú, el dios de las moscas. Al tomar las fotos observamos sombras, y movimientos extraños de un lado a otro. La puerta está acuñada con un ladrillo, símbolo de la santería u ocultismo o señal de lo que una vez pudo pasar all y que nadie sabe.

 

Foto por: Diego Val

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Generación perdida.

Ubicada en la Calle 25 con 6ª, esta casa no está desocupada, pero su aspecto es de horror. El slogan de generación perdida en la parte frontal quizá hace alusión a esos miles de jóvenes que como Ernest Hemingway han entendido las cosas al revés. Lo sugestivo de este lugar es el enrejado en la parte posterior. ¿Alambre de púa en pleno centro? El diseño arquitectónico deteriorado da una impresión lúgubre, como si alguien hubiera ideado un proyecto de vida hermoso, y de un momento a otro, por esos avatares de la vida, todo llegó a su final. Solo desde el andén del frente se puede apreciar la calavera, y los signos de horror que emanan de esta vivienda.

 

Foto por: Diego Val

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¿Te gustan los retos?

La dirección exacta es Calle 21 Número 14a-29 y 14a-33. La doble nomenclatura ya hace esta casa sumamente misteriosa. En  la parte de arriba se ven cortinas raídas, arañadas, rasgadas, que dan la impresión de que un súcubus o íncubus  habito este espacio en otro tiempo. A primera vista este espacio pasa desapercibido, pero a medida que alguien se acerca puede comprobar que varios elementos están salidos del contexto. Por ejemplo, la puerta está sellada como la tumba del dios Tutankamón y dice, a modo de conjuro, la palabra “Magia”. Un poste de luz divide la casa en dos, y el olor a azufre en los contornos asusta hasta al más desprevenido. Esto último, para no ponernos paranoícos, quizá se debe a que hay un lavadero de carros cerca al lugar y allí usan químicos.

 

Foto por: Diego Val

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La casa de las palmeras.

La nomenclatura de este lugar es Calle 24 Nº 6-21. Es una casa, que creemos, está habitada. Se encuentra construida entre discotecas, parques, y almacenes donde venden aparatos médicos. Es una residencia silente, es decir, no se escucha ninguna actividad o se ve personas entrar o salir.  La gente que pasa por el lugar miran hacia dentro como esperando conocer al dueño de esta emblemática vivienda. Su aspecto no pasa desapercibido. Por un lado, vemos que es una edificación llena de símbolos, por el otro,  se resiste a cualquier intento de adecuarse a los demás espacios. ¿Qué secreto se trae entre paredes los habitantes de esta casa? Mejor, dicho, pasar por acá a las 12 o 1 de la mañana es para decirle a los pies “patitas, para qué las tengo”.

 

Foto por: Diego Val.

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Negro por dentro y negro por fuera.

Esta larga casa franquea dos barrios del centro de la ciudad.  La dirección es Calle 10 número 24-45. Allí predomina el color negro. Hay varias elementos viejos y mugrosos que dan qué pensar: ropa, zapatos, interiores, biberones, gorras. Hay muchos grafitis en su exterior que muestra el cosmos, el averno, el caos universal, la vida y la muerte. Una peculiaridad resalta y es, que las hierbas de su parte superior parecen querer renacer, como el Fenix, de entre las cenizas. La vida no se detiene.  ¿Qué sucedió acá? ¿murió alguien? ¿Fue extinguido el amor de los que una vez habitaron este espacio? ¿Es una propiedad maldita? Así y más. Al pasar cerca, el frío de su espacio se puede sentir. Casi como si un viento polar envolviera a los transeúntes y los llamara a entrar a esa boca abierta y misteriosa.

 

Foto por: Diego Val

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Escritor, Editor, Anfitrión en el portal web La Cebra que Habla. Una vida, una frase: «Quién ya no tiene ninguna patria halla en el escribir su lugar de residencia».

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