Saca lo mejor de ti, que la mejor vajilla sea para tu familia, que tu mejor pinta sea para el almuerzo con tus seres queridos, que todo lo que mostramos afuera esté disponible para compartirlo entre nosotros.
Sentada esperando, con las esperanzas rotas por el paro de Avianca, observé como a una pareja de extranjeros que estaba a mi lado fue ingresada en el vuelo que me acaban de cancelar.
Tras esperar varias horas consideré acercarme de nuevo a preguntar si ya estaba solucionado, y al ver la negativa de la señorita que me atendió la invité a reflexionar: ¿por qué le da más importancia a los extranjeros que a los locales?
Y concluí diciéndole, con todo respeto, “tengo los mismos derechos que ellos y le pido el favor que me solucione este inconveniente”. ¿Esta pareja tiene el mismo vuelo mío y vamos para la misma ciudad, no cree equitativo usted poder embarcarnos juntos?
Después de cinco minutos y algunos pasos hacia sus superiores, una llamada fue suficiente para decirme que podía abordar. Con un gracias y un sí se puede le sonreí y le recomendé un trato más cálido hacia sus compatriotas.
Después de recapacitar y recuperar mi tranquilidad me cuestioné: ¿Por qué estamos acostumbrados al tapete rojo para los que vienen de afuera? ¿Por qué entre nosotros existe un grado de dificultad tan alto para regalarnos lo mejor, lo que realmente somos como cultura y como colombianos?
Necesitamos sumar, y es preciso ser más los que estamos del lado positivo de nuestro país. El de nosotros y para nosotros, el nuestro, el de la esperanza, la naturaleza, los paisajes inigualables y la multiculturalidad.
Esa es la Colombia que nos acompaña y que hoy disfrutamos.
Queremos estar en la cara amable de la Colombia querida, de la Patria que se muestra en el exterior, de ese amarillo que te da la tranquilidad de saber que encontrarás personas cálidas y amables, un azul que te llama al respeto y la bondad, y un rojo que nos caracteriza por ser amorosos, pasionales, territoriales y bondadosos.
Tres colores con denominación de origen de café, con la tierra marcada en nuestras entrañas y con la fe de una Colombia en paz, feliz y del primer mundo.
Estamos acostumbrados a dar lo mejor hacia afuera cuando entre nosotros existe una necesidad de perdón y reconciliación, estamos pidiendo a gritos volver a creer, necesitamos retomar la confianza ciudadana, estamos en el momento de recuperarnos, de renacer, de intentar, de probar y de volver a un “yo creo en ti”
Estas letras están llenas de solidaridad y de desinterés. Un llamado al reencuentro con la patria, una convocatoria que incluya saludar al vecino y que las observaciones hacia los demás sean hechas con cariño, educación y buenas intenciones.
El mundo necesita educación, Colombia necesita reconciliación, respeto, credibilidad, amor, perdón, hermandad, renovación, compasión, pacificación, humanidad y benevolencia, entre muchas más.
Que el campo se tome la ciudad, que la sencillez de nuestros campesinos sea recompensada en agradecimiento por su labor, que el pesimismo que nos envuelve sea más fuerte que la corrupción que se ha inyectado en nuestra cultura, que la alegría de nuestra bandera sea compartida con nuestros compatriotas.
Nosotros nos merecemos lo mejor de esta tierra, somos merecedores de este terruño, somos héroes que hemos aprendido a vivir en la adversidad, somos la suma de un país que ha sufrido, el resultado de una cultura que siempre tiene todo para dar.
Saca lo mejor de ti, que la mejor vajilla sea para tu familia, que tu mejor pinta sea para el almuerzo con tus seres queridos, que todo lo que mostramos afuera esté disponible para compartirlo entre nosotros.
Merecemos un país coherente, con civismo, con equidad, sin miedos, sin el afán del qué dirán, un país comprometido con nosotros mismos.
Y si el pesimismo lo envuelve, recordemos algunos argumentos increíbles para sentir que vivimos en un país único, en un país que incita a ser querido y valorado.
Tenemos un país Fantástico. Somos privilegiados, somos el país número uno en el mundo en aves y orquídeas, el segundo en plantas, anfibios, mariposas y peces, el tercero en Palmas y reptiles y el cuarto en mamíferos.
Contamos con 2900 kilómetros de costa entre océanos Pacifico y Atlántico. Tenemos tres cordilleras con nevados, volcanes, altiplanos, sabanas y valles.
Somos un país con variaciones climáticas, tenemos el mayor número de ecosistemas del mundo: selvas húmedas, bosque seco, bosque alto andino, bosque de niebla, paramos, ríos costas, arrecifes de coral, ciénagas y manglares.
Colombia, la de la selva amazónica, macizo colombiano, y el Chocó, una de las aéreas con mayor riqueza biológica y especies endémicas del planeta.
Colombia el país de la diversidad cultural, expresado en pluralidad. Tenemos un patrimonio único.
Afrocolombianos, raizales, palenqueros, gitanos, pueblos indígenas, comunidades campesinas, mestizos y comunidades originadas en migraciones externas, benefician el paisaje cultural del país.
Somos apetecidos por nuestras flores, nuestra variedad de café, calidad de frutas, cacao, petróleo y carbón, entre otros. Componentes que demuestran nuestras riquezas.
Nuestras diferencias hacen un país fuerte, donde la pluralidad se convierte en la herramienta cautiva, por eso Colombia seduce y encanta.
Colombia te necesita optimista, regalando una mano amiga, y con la fe del volver a creer en el prójimo.