Debo decir que, hasta allí, la lectura de los documentos del plan de gobierno de De La Calle me sirvió bastante, como herramienta ilustrativa y de conocimiento general de la situación del país.
Debo confesar que mi voto a la Presidencia estuvo inclinado por un período largo hacia Humberto de La Calle. Este candidato por el Partido Liberal es, como su hoja de vida lo refuerza, un gran conocedor de asuntos del Estado, un burócrata (otros prefieren decir tecnócrata, aunque este concepto no aplica estrictamente a De La Calle que ha sido más político que funcionario público), y un estupendo orador. Su mente, a pesar de los años que lleva a cuestas, es lúcida, su discurso claro y contundente, y sus intenciones parecen honestas.
Pero, en lo que a él respecta, he pasado del encanto al desencanto fundamentalmente por dos razones.
La primera, es una razón indirecta, algo que no le corresponde directamente al postulante pero que hace la diferencia en la política, entorno y razón de su postulación. El motivo de mi primera decepción fueron las declaraciones del jefe único del Partido Liberal, Doctor César Gaviria Trujillo, en entrevista con Yamid Amat para el El Tiempo, el 8 de abril del presente año. En ellas, palabras más, palabras menos, entre preguntas relacionadas con la falta de apoyo popular (en las encuestas) al candidato liberal, Gaviria nos deja saber que los votos que depositemos por su candidato, en la primera vuelta electoral, serán usados por el partido (y por él como su jefe único) para negociar con el mejor postor los apoyos de la segunda vuelta, y la participación de la bancada liberal en el Congreso en la coalición del nuevo gobierno. Idea que se refuerza en la entrevista con frases como: “Nosotros somos la primera fuerza política en el Congreso, es difícil gobernar sin nosotros, cualquiera que sea el gobierno que llegue” es un mensaje que Gaviria le da a Bolívar para que lo entienda Santander.
Y así las cosas, a través de un juego de palabras, deja entrever que la candidatura de De La Calle, por su inviabilidad de pasar a segunda vuelta, permanecerá en primera vuelta sólo en la búsqueda de una posición para negociar: “Nos tocará decidir entre los candidatos que queden qué hacemos y qué no hacemos, en el sentido de ver si encontramos suficiente voluntad para llegar a unos acuerdos que son esenciales para nosotros”.
Pero, cómo decidir a qué candidato se adherirán finalmente, es inviable, para quienes vayamos a dar el voto en primera instancia, convencidos de las posturas y propuestas liberales, esa entrevista fue un primer campanazo, una alerta acerca de la imposibilidad de dar ese voto de confianza, de girar ese “cheque en blanco” a la dirección del Partido Liberal. Hacerlo, seguramente les permitirá adquirir una posición, afianzada en el voto honesto (el que de quienes seguramente persistirán en votar por De La Calle en razón a sus múltiples virtudes), para negociar a su antojo con aquel que se perfile con las mayores opciones de ganar. Sin apelar a falsas inocencias, a partir de estas declaraciones quedamos notificados de esa intención.
La segunda razón para mi desencanto proviene de otra circunstancia que tal vez, nuevamente, no sea responsabilidad directa del candidato. Y es su programa de gobierno. Lo leí exhaustivamente. Veintiséis documentos en formato PDF para cada una de las líneas de gobierno (Salud, Educación, Seguridad, Vivienda, Medio Ambiente, Minería, Infraestructura, Cultura, Corrupción, Economía, Desarrollo Rural, etc.).
Cada uno de esos documentos tiene una estructura bien definida. Arrancan con una visión, es decir, con la manera en que el candidato se imagina el país después de su gestión de gobierno en cada una de las áreas desarrolladas. Luego viene un nutrido diagnóstico, bien documentado y con cifras relevantes y actualizadas.
Debo decir que, hasta allí, la lectura de los documentos del plan de gobierno de De La Calle me sirvió bastante, como herramienta ilustrativa y de conocimiento general de la situación del país.
Al final, en cada escrito vienen las proposiciones, antecedidas del título “¿Cuál es mi Propuesta?”. Y ahí, empieza la contundencia a patinar. Las propuestas están llenas de buenas intenciones, lugares comunes, y poco o nada concreto. Y, tienen un exceso de soluciones que, lejos de serlo, postergan la verdadera solución a un después incierto e indeterminado, como la creación de nuevas entidades, y que cito a continuación, entre otras:
*Elevar el Turismo y a Colciencias a nivel de Ministerio
*Crear el Ministerio de la mujer
*Cambiar el Ministerio de Educación por el de la Inteligencia (y uno se pregunta, ¿será solo un cambio de nombre?)
*Reformar el Icetex
*Crear las ZOMAC (Zonas mayormente afectadas por el conflicto), los PARCHE (Centros de Participación Ciudadana, Humana y Equitativa)
*Crear la Unidad de Planeación de la Infraestructura
*Crear el Fondo Nacional contra la Minería Ilegal.
Complementan la creación de varias entidades la promoción de una gran cantidad de nuevos programas, planes y leyes, que figuran como parte de la solución a los problemas detectados en los diagnósticos sectoriales, así:
*“Universidad para Todos”: con el acceso universal a los estudios universitarios y la creación de unas becas de matrícula y manutención.
*“Formación de Padres”
*“Colombia Inteligente”: cuyos objetivos son, entre otros, fomentar la inmigración y la cooperación público privada con universidades, impulsar reforma arancelaria y laboral, y las zonas especiales de desarrollo económico (Pacífico, región Atlántico y fronteras).
*Brigadas de Servicio Social Remunerado, para crear 600.000 nuevos puestos de trabajo dirigido a los jóvenes que harán allí una especie de pasantías en zonas alejadas, llevando a ellas conocimientos y adquiriendo su primera experiencia laboral.
*Red de Talentos: para incorporar al mercado laboral a personas talentosas y vincularlas con las necesidades de las empresas.
*Sello Anticorrupción, para aquellas empresas contratistas del Estado que puedan certificarse en prácticas debidas en relación a la contratación pública.
*Arriendo Social: construcción masiva de edificaciones que serán arrendadas por el Estado a familias en condición de vulnerabilidad.
*Mejoramiento de barrios.
*Plan Integral de Seguridad para el Posconflicto, con énfasis en la seguridad urbana.
*Plan de Desarme Social.
*Plan Nacional de Turismo.
*Política Nacional de Empleo: a través de la constitución de comité multisectorial de expertos en esta materia.
*Red de Mentores Empresariales.
*Plan Nacional SER (Sector Extractivo Responsable).
*Clubes de Ciencia e Invención. Incubadoras de Empresas y Museos de CTeI.
*Zona especial altamente atractiva para inversionistas.
*Transparencia para la Paz.
*Ley del empleo juvenil.
Su propuesta de gobierno está compuesta, igualmente, por una gran cantidad de reformas, de las siguientes entidades o sistemas, entre otras:
*Corporaciones Autónomas Regionales del Medio Ambiente
*Instituciones Prestadoras de Salud (IPS).
*Sistema General de Regalías
*Sistema de Pensiones
*Aduana
*Icetex
*Sistema de Contratación Pública
*Consejo Nacional Electoral
*Régimen de beneficios judiciales por aceptación de cargos
Llama la atención como la responsabilidad del Estado en la ineficiencia en los procesos, en la inversión de los recursos o en la impartición de justicia, se traslada de alguna forma en esta propuesta a los ciudadanos, pues es constante el llamado a crear o fortalecer veedurías ciudadanas, grupos ciudadanos de control y verificación, apoyos ciudadanos para la regularización de las ineficiencias e ineficacias propias del quehacer estatal.
Y no es que pretenda menospreciar las instituciones, programas, reformas y propuestas de participación ciudadana consignadas en el plan de gobierno del Dr. De La Calle. Es que, vistas así, parecen postergaciones de las verdaderas soluciones a los problemas del país que fueron bien expuestos en los diagnósticos que acompañan a sus promesas de campaña.
Concediéndole la indulgencia de la credibilidad, es decir, comprando el argumento de que se necesitan todas estas nuevas instituciones, programas, reformas y veedurías inéditas, para que el gobierno funcione adecuadamente, lo que se intuye es que, en cuatro años, apenas se estarán haciendo operativas. Es decir, de ser elegido, el Doctor De La Calle se la pasaría todo su cuatrienio como Presidente intentando implementar todas las novedades que ha propuesto, y el tiempo se le iría reinventándose o renombrando lo que ya existe, en vez de aprovechar lo existente para dar orden e intentar que funcione adecuadamente o, por lo menos, de la mejor manera posible.
Lo que uno puede derivar es que la dispersión de saberes hizo presa fácil en la estructuración del programa de gobierno del candidato liberal. Cada experto sectorial diseñó su pequeño universo, y este escasamente dialoga con el de los demás. Adicionalmente, se nota un afán desmedido por ser innovadores de “forma”, y, sin embargo, las propuestas en cada una de las áreas son poco concretas y parecen más una colección de buenas intenciones o de sentencias políticamente correctas que respuestas asertivas y con peso específico.
De las pocas cosas concretas que se dicen en este programa, rescato:
*Creación de entre 500.000 y 1.000.000 de empleos en “los primeros años” (habría que preguntarles qué querrá decir eso de los primeros años).
*Disminuir en el período el IVA no más allá del 16% (es decir, nunca por debajo de esa cifra)
*Una tasa promedio de crecimiento de la economía del 5%
*Alcanzar un impuesto plano del 26% sobre las utilidades de las empresas (en sucesivas reformas tributarias y dependiendo de los resultados de las mismas).
*La meta fiscal: incrementar en 5 billones el recaudo.
*Descontar el 4 por mil del impuesto de renta
*Vincular grandes recursos de inversión (entre 2 y 4 billones) para invertir en megaproyectos seleccionados
*6.000 empleos juveniles en los cuatro años (no me quedó claro si están dentro de la meta de 500.000 a 1.000.000 para “los primeros años”)
*Consolidar una red de 10.000 veedores ciudadanos en todo el país.
*Reducir el déficit habitacional en por lo menos un 40%
*1 millón de nuevos hogares en cuatro años.
*Lograr cobertura energética al 100%.
*Actualización de Pots al 100% en municipios de Colombia.
*Plan de mejoramiento carcelario ampliando en 80.000 cupos
*Exención de pago de Iva para turistas extranjeros
*Llegar a duplicar la asignación presupuestal para el sector cultura al final del cuarto año
*Invertir 1,5% del PIB en Investigación y desarrollo.
Y, para finalizar, enuncio algunos postulados que se perciben, francamente, inalcanzables en cuatro años o completamente inconvenientes:
*Reducción histórica del desempleo al 6%.
*Colombia libre de coca
*Eliminar por completo los asentamientos informales
*Programa de “Obras por Impuestos” que será improcedente siempre y cuando se pretenda vincular las tributaciones locales y regionales.
*Darle participación en las sanciones tributarias a quienes denuncien la evasión.
*Aumentar la tasa del impuesto predial
Así las cosas, confieso que he pasado del encanto por el candidato Humberto De La Calle (el cual conservo hacia su ser individual como político, orador e intelectual), al desencanto de su programa de gobierno. Anexo un listado resumen de los aspectos más relevantes de dieciocho de los veintiséis documentos que componen su propuesta y un resumen de su hoja de vida.
Y dejo abierto el espacio para la reflexión y los comentarios. Esperen nuestros próximos contenidos en relación a los programas de Gobierno de los demás candidatos en contienda.