Sus puertas abrirán en el 2020 en Bogotá. Para las víctimas tendrá un valor terapéutico y sanador.
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“La memoria es un campo de batalla. Los museos siempre estarán en disputa”: Martha Bello, directora del Museo Nacional de la Memoria.
La guerra y sus secuelas
¿Qué le hizo la guerra al cuerpo, en todas sus dimensiones: física, emocional, mental, psicológica, espiritual?
¿Qué le hizo la guerra a la tierra?
¿Qué le hizo la guerra al agua?
Son los tres ejes narrativos que recorrerán los pasillos y salones del Museo Nacional de la Memoria, que se espera abrirá sus puertas en el 2020.
Se construirá en Bogotá, en un lote ubicado en la intersección de la avenida El Dorado, la avenida Las Américas y la carrera 30, donde está la escultura Ala solar de Alejandro Otero.
También recogerá Memorias de Resistencia y de Paz.
Y las reacciones de la tierra, la respuesta en esta parte del planeta, en este rincón de Suramérica, a la violencia que azotó sus suelos y las personas de pueblos, veredas, ciudades.
“Cada eje es como un canasto”
Esa fue la figura que utilizó Martha Bello, primera directora del Museo Nacional de la Memoria, durante la conversación sostenida con los asistentes a la charla ‘La historiografía, el reto de escribir y contar el pasado’, brindada durante el X Encuentro Nacional de Escritores Luis Vidales que se realizó este año en Calarcá.
“No es un recuento de hechos. Ni un listado y cifras de víctimas”, destacó Nubia Bello, que pasó a esta dirección luego de ser una de las investigadoras que participó en el informe ¡Basta Ya! Y otros tantos de los 55 informes publicados por el Centro Nacional de Memoria Histórica.
“El Museo tiene un valor terapéutico, sanador”, sostuvo.
¿Para qué la memoria?
Fue otra de las preguntas que rondó en el ambiente, hecha esta vez por el periodista y cronista moderador de la charla, Miguel Ángel Rojas.
“Es un mecanismo de reconocimiento. Una medida preparatoria. Es también pedagogía, para identificar lecciones éticas del pasado. Es necesario reconocer el horror que hemos sido como nación”, dijo la Directora del Museo.
Horror que Martha Bello conoció de cerca en sus recorridos por varias de las regiones donde la violencia dejó heridas que aún continúan abiertas.
“Hay gente necesitada de que alguien le haga eco a su historia, la cuente”, añadió.
También supo de esas historias de resistencia que llevan años, décadas, en la búsqueda de la paz para Colombia.
De todo esto tomaron nota los integrantes de la Academia de Historia del Quindío, invitados especiales a esta conversación.