La comunidad entera al ver la rápida respuesta de la empresa, el profesionalismo de sus funcionarios y la calidad y gestión con la que tratan el tema de purificación del agua, confiaron en Aguas y Aguas de Pereira y comenzaron a cambiar su mentalidad.
Las Brisitas
Gladys Loaiza dice que para tomar medicinas debe consumir agua hervida. Sin embargo, Luis Carrillo, asegura que, para mantenerse saludable, el prefiere tomarla directamente de la llave. Todos en su casa, en el barrio Tokio, lo miran. Pero Luis se conserva sereno, pues tiene una experiencia de vida, que al narrarla deja a todos sorprendidos.
―Mire, yo tomo agua de la llave y me hace bien. Sonríe. Quizá les sorprenda, pero les contaré lo que me sucedió con este líquido del cielo.
Todos quieren saber de qué se trata. Y esperan.
―Yo fui presidente de la junta de acción comunal del barrio “Las Brisitas”. Allí había 67 familias, que al tomar el agua que bajaba de la vereda “El Chocho”, no les hacía nada bien. Los niños estaban enfermándose y al lavar la ropa blanca nos quedaba amarilla. Así que, como líder de la comunidad, sentía una gran responsabilidad. Recuerdo que fue un día domingo, embotellé agua en un recipiente de gaseosa y, esperé hasta el día lunes que amaneciera.
Se hace un silencio en la sala principal.
Luis Carillo es un hombre de 76 años, pero con una vitalidad increíble. Su voz es gruesa, firme, y se siente seguro y feliz de vivir en un nuevo lugar, porque ahora lo han reubicado del sector de “Las Brisitas” al barrio “Tokio”, donde asegura, el agua de acá no es la misma que la de allá, refiriéndose al líquido que bajaba de la vereda “El Chocho” y que en algún momento les perjudicó.
Con la prueba entre sus brazos
Al continuar la charla, y mientras todos en el lugar están en suspenso sobre qué pretendía hacer con un envase lleno de agua recolectada del afluente, agrega:
― El lunes madrugué y llevé la muestra embotellada escondida dentro de una mochila. Fui a las oficinas de Aguas y Aguas de Pereira, y planté mi inquietud, ante él, en ese entonces, director de la empresa. Él me recibió y al ver el agua, el color, el contenido dentro de la botella, y sentir el olor, la mostró a todo el personal de la oficina, le tomaron fotos. Luego esa botella fue enviada a un departamento para pruebas químicas.
Y así fue que Luis Carillo, su esposa Clara García, sus cuatro hijos y las 66 familias restantes del barrio “Las Brisitas” pudieron tener el agua purificada en sus casas. Porque vinieron a instalar filtros, dice él, para referirse a los “Filtros Anaeróbio” provisionales, para purificar, momentáneamente el agua que bajaba de la vereda mencionada. También lo capacitaron a él, personalmente, sobre cómo se trata el agua químicamente, y cómo debe conservarse para que pueda rendir y ser usada adecuadamente.
La comunidad entera al ver la rápida respuesta de la empresa, el profesionalismo de sus funcionarios y la calidad y gestión con la que tratan la purificación del agua, confiaron en Aguas y Aguas de Pereira y comenzaron a cambiar su mentalidad.
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Luis Carillo, en su casa, tiene a los vecinos sin parpadear. Todos desconocían cómo una decisión, un solo día y una respuesta de la empresa de aguas más importante de la región, cambió un sector para bien; porque aparte de tener una respuesta satisfactoria y para beneficio de la comunidad, la información que obtuvo sobre el agua aclaró sus dudas. Así es que comienza su tarea de instructor, entre los suyos.
―Con los folletos informativos que me dieron en la empresa, más lo aprendido en una charla dada por el personal de Aguas y Aguas, hice reuniones en la caseta con los integrantes de las 67 familias para concientizarlos. Por un lado, les hablaba que debían valorar el agua porque era un elemento dado por Dios y la naturaleza. También que Aguas y Aguas habían sido gentiles con la comunidad al atender los requerimientos y al enviar líquido purificado, cristalino y por ello era un deber cívico pagar la factura de consumo, según la fecha fijada, siendo personas honestas, sin alterar los contadores.
Algunas personas, recuerda, le preguntaron, “Don Luis, ¿cómo es que limpian el agua de esa forma tan bonita?”, él, soltando una sonrisa, agregó que había un proceso de filtrado muy profesional que partía de la planta de tratamiento de agua potable “La Nueva Aurora”, aunque había tres más en funcionamiento. Pero esa, la más cercana a él, era un lugar que contaba con un laboratorio químico muy bien dotado para pruebas de sanidad, y potabilidad. Allí, según les contó, se realizaban pruebas finales de calidad, para posteriormente enviar el suministro vital por el acueducto para ser consumida, sin problema alguno, por miles y miles de pereiranos.
El agua de “Las Brisitas” da vida
Así entonces, después de esta victoria como líder comunal, y de disfrutar del líquido que le permitía recibir de los filtros provisionales, mucha gente de los barrios vecinos, al ver que el agua de “Las Brisitas” era mejor que la de ellos, venían al sector con galones a buscar el líquido, y Luis, como líder comunal, puso orden para que se usara este elemento con responsabilidad.
Aunque surgieron voces en su contra:
―Don Luis, el agua no se le niega a nadie.
―Si señor, el agua no se le niega a nadie, pero si se lleva tres galones de veinte litros ¿cuánto vale eso? Hay que ser responsable. Si cada uno quiere regalar el agua, sepa, que la factura del servicio vendrá más cara. Es una responsabilidad. Cada uno decide.
Entonces los hizo entrar en razón, y así el barrio siguiente, inspirado en el líder comunal de “Las Brisitas”, hizo la gestión de la misma forma ante las oficinas de Aguas y Aguas de Pereira y ese otro barrio tiene otra historia. Con una sonrisa en el rostro dice que por eso anda agradecido con la empresa, porque sin el agua fluida, por el alcantarillado, y distribuida de forma purificada, no hubieran podido superar las enfermedades que aquejaban principalmente a los niños.
―Yo la recomiendo siempre porque yo viví un déficit de agua, no supe lo que era calidad hasta que llegué a Pereira, porque nosotros somos de vereda, de pueblo, somos del Valle del Cauca, pero en Pereira hemos encontrado casi todo.
Luis Carillo y su familia, que venían de Sevilla Valle, buscando una mejor vida en el eje cafetero, encontraron un gran potencial en aprender todo lo relacionado con el agua para luego enseñarlo a la comunidad que representaba.
Finalmente dice a todos los que están en su casa:
―Por eso les digo que el agua en Pereira es muy buena, muy cristalina por eso confío en ella y en la empresa. Por experiencia lo digo: el agua tratada nos tiene saludable. Mire, mi esposa Clara García, en una ocasión, quizá porque no sabía lo que hoy ya sabemos, solía ponerle una camisa alrededor de la llave del tanque y otra en el lavaplatos. Ella pensaba que así se podía purificar el agua, pero lo que hacía era impedir que el líquido, que ya viene tratado por la empresa, pudiera usarse naturalmente. Yo le aclaré que en Agua y Aguas de Pereira nos recomendaron que, entre más directa de la llave, mejor. Nada de cosas que obstaculicen que venga en estado lista para usar y consumir.
Así este hombre, ex líder comunal, junto a su esposa, una vez plantados en Pereira, decidieron poner una tienda en el barrio Tokio. Sin embargo, ante la competencia de otros negocios en el sector, se especializaron en vender helados con la peculiaridad de que a las personas les gusta cuando los hacen con agua pura.
―A mí me dijeron que los helados con agua hervida no saben igual, como que pierde el sabor. Así que le dije a mi esposa: “Clarita, hagamos los helados de fruta con agua de la llave”. Y mira, nos ha ido bien, gracias a Dios.
El día termina, sin embargo, queda la sensación entre los que escucharon a este gran hombre, de haber aprendido algo nuevo, o mejor, de empezar a ver de una manera distinta, cómo se usa el agua y su potencial. Gladys, que tiene 5 hijas, y es madre soltera, dice con emoción: “Miles de personas han sobrevivido sin amor; ninguna sin agua“. Y todos se ríen un buen rato.