El miriñaque de los discursos.

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Como los debates televisados tienden a concentrarse en la minucia de cada propuesta, intentaré, en un ejercicio cuyos resultados podrían ser discutidos o incluso refutados, clasificar las propuestas de los candidatos a la presidencia de la República de Colombia según su ideología a fin de brindar al lector una mirada a los cimientos de sus discursos.

En primer lugar, nos atenemos a la definición de ideología presentada por Vallès J y Martì P (2015) en su libro Ciencia Política un manual: “…un conjunto compartido de conceptos y valores que pretenden describir el universo político, señalar objetivos para intervenir en el mismo y definir las estrategias necesarias para alcanzarlos”. En últimas, se trata de la partitura general que supedita, por ejemplo, los detalles acerca del monto o destinación de determinado subsidio o las características que debería tener una nueva reforma tributaria. 

 

Ahora bien, cuando se habla de ideologías, la tendencia es a utilizar las etiquetas “izquierda, derecha y centro” que no dan cuenta de la naturaleza híbrida de algunos candidatos (de esto hablé en el artículo Voto útil aquí y allá (1)) y que se usa de manera peyorativa. Esta clasificación, además, dependerá del momento histórico en el que se está y del talante de nuestros contradictores. Por ejemplo, si se revisa el espectro político de la Rusia revolucionaria, podría considerarse que Vladimir Lenin al oponerse al enfoque de los economicistas y a las acciones terroristas de los llamados socialistas revolucionarios (ver su obra Aventurerismo revolucionario) estaba en el callejón del medio lejos de ambas posturas, pero si nos ubicamos en la Colombia del 2014 de Juan Manuel Santos, el primer mandatario era definido por muchos seguidores de Uribe, como un izquierdista. ¡hágame el favor!

Pero a lo que vinimos. Comencemos con Federico Gutiérrez. Aunque Gutiérrez no me guste, y represente muchas de las cosas a las que me opongo, tengo que decir que su discurso es consistente. Es un defensor acérrimo de las libertades económicas y quizás en su mesa de noche tenga, o se haya leído el resumen de la obra fundacional del neoliberalismo de Friedrich Hayek, Camino de servidumbre donde se insinúa que cualquier proyecto igualitario conducirá inevitablemente al totalitarismo. Gutiérrez es un alumno aplicado (y chabacán) de la Escuela Austriaca. Como buen uribista, exagera las bondades de “la mano invisible” hasta un punto que el mismo Adam Smith se hubiera sonrojado.  

Sigamos con Fajardo, quien a mi juicio tiene la mejor propuesta para el momento histórico en el que estamos. Es Keynesiano en lo económico y liberal en temas como la legalización de las drogas. Piensa reactivar la economía a partir de la demanda (se opone a la ley de Say), defender la producción nacional y sustituir importaciones. Su presidencia sería reformista y la educación, la promoción de la ciencia la tecnología y las matemáticas, serían una prioridad. Es sin duda un socialdemócrata y está acompañado por expertos de todo el país por lo que es el candidato más técnico de todos.  

Continuemos con Petro, candidato difícil de definir. Aunque la mayoría de sus votantes se sitúan a la izquierda del espectro político, él mismo dice no ser de izquierda (2) cosa con la que estoy de acuerdo, toda vez que aceptó las imposiciones de la OCDE, del FMI, y buscó hasta el cansancio aliarse con César Gaviria, neoliberal por antonomasia que al final terminó con Federico Gutiérrez. Fuera de esto, la propuesta de Petro es una colcha de retazos. Toma reivindicaciones de la comunidad LGBTI, de las mujeres, de sectores ecologistas (casi todos puristas) y con todo eso, intenta armar un proyecto de país. En lo político es posmoderno, hace suyas todas las reivindicaciones que le den popularidad en el sentido más inmediato, mientras que en lo económico es sabrosamente premoderno. (Ver su propuesta de salud pública) En resumen, es un neoliberal con ropaje inclusivo, igual que Biden o Macron.   

            Por último, de Rodolfo Hernández lo único que sé es que es un híbrido, al igual que los demás candidatos a la presidencia. En algunos temas, digamos, la reapertura de relaciones con Venezuela y los diálogos con el ELN, podría considerarse de izquierda; en otros, por ejemplo, la despenalización del aborto ha asumido posturas de derecha. Se ha hecho la fama de ser el antipolítico por excelencia y su mensaje simplificado y repetitivo de lucha contra la corrupción, ha calado entre varios sectores. No descree del diseño institucional, sino de la probidad y honestidad de muchos funcionarios a quienes, según él, habría que cambiar por personas competentes y honestas. Como parece guiarse por su intuición, es de difícil clasificación.

            En síntesis: Federico Gutiérrez es una versión criolla de la Escuela Austriaca, Fajardo es socialdemócrata y Keynesiano, Petro es posmoderno y neoliberal y Rodolfo Hernández es rodolfista.

Referencias

Docente universitario. Analista. Colaborador en la sección "La Cebra en tu Barrio".

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