El Opinómetro

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habrá que ver la forma en que intentará solventar el Presidente Iván Duque el opinómetro, esta manía de andar señalando cómo se debe hacer todo, o cómo se habría hecho mejor


 

Se acabó el mundial de fútbol, ese gran sedante colectivo que llena de entusiasmo a millones de habitantes en el planeta y parece limar las asperezas y desencuentros de tantas vidas, así sea por el corto período de un mes cada cuatro años.

Los Estados nacionales surgidos en la modernidad y en plena crisis en medio de la extensión global de los intereses económicos de las grandes corporaciones, parecen aferrarse nostálgicamente a sus hegemonías, que reviven en las fieras disputas futbolísticas entre los seleccionados de los distintos países.

No obstante todo tiene su final, y esta semana, terminada la agitación en la opinión pública, en función de los partidos y sus comentarios, caeremos de lleno en la realidad.

 

Imagen extraída de: Pixabay.

 

En Colombia, por ejemplo, si en el periodo mundialista ya estaba como telón de fondo la política, ahora nos caerá de pleno el peso de los resultados: una gran polarización que amenaza con saturar los cuatro años del período del Presidente electo, en el que cada bando intentará atacar y defenderse, alternativamente, haciendo uso de acusaciones y comentarios agresivos y altisonantes.

La “faena”, entre los sectores de izquierda y los partidarios del gobierno, arrancó con mucha fuerza con ocasión de las visitas no oficiales que el Presidente Duque realizó a los Estados Unidos y a España, y se incrementó a partir de los nombramientos que ha ido anunciando en su cuenta de Twitter.

Parece insensato pero así será durante estos cuatro años: padeceremos el síndrome de la campaña interminable.  No obstante el nuevo estatuto de la oposición, que obliga a los partidos contrarios al gobierno a organizarse para llevar a cabo sus actividades de control y debate político, el tono de los grupos que acompañaron al candidato perdedor en la segunda vuelta puede anticiparse como un permanente y poco razonado antagonismo.

 

Fotografía extraída de: colombiainforma.info

 

En ello, es posible reconocer el tipo de oposición que llevó a cabo el expresidente Álvaro Uribe al gobierno Santos, lo cual indudablemente redundó en su baja popularidad y lo desgastó hasta el punto de llegar a convencer a una buena parte de la población de que esta había sido la peor administración en la historia de Colombia.

A pesar de la presión política y de opinión pública, que fue poco objetiva y desproporcionada en relación con la gestión del mandatario saliente,  Santos logró sortear el ambiente de impopularidad y llevar a cabo muchas de sus iniciativas, y entrega el país con un balance que, si bien no es destacado en todos los aspectos, tiene muchos logros rescatables, pero, sobre todo, no constituye la debacle que nos estuvieron anunciando durante todos estos años.

Así las cosas, habrá que ver la forma en que intentará solventar el Presidente Iván Duque el opinómetro, esta manía de andar señalando cómo se debe hacer todo, o cómo se habría hecho mejor. Duque no es Santos, ni Petro y sus seguidores son Uribe y su grupo, pero, salvadas las características que los puedan diferenciar, se puede afirmar que en la manera de ejercer la oposición se parecen y bastante.

 

Imagen extraída de: El Pacifista.com
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