Evocaciones del centro tradicional de Pereira.

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Es importante que recuperemos la cultura y la confianza acerca del comercio urbano de nuestro centro y sus múltiples potencialidades,  y sobre las ventajas económicas no solo para la ciudad sino para la región cafetera. 


Louis Kahn ha escrito que el centro es la catedral de la ciudad, es su alma y su cerebro. Para llevar a cabo su misión, el centro debe ser también la acrópolis de la ciudad, la evidencia y la personificación física de toda ella en grado sumo.

 

 

El Centro Tradicional se convierte en ese espacio que es de todos y que a la vez no le pertenece a nadie. Es el lugar donde  interactuamos, por donde vamos y venimos,  ese que nos marca la memoria individual, con sentimientos y escenarios que en el transcurrir del tiempo nos hacen regresar a  él, en nuestros recuerdos.

Desde su fundación,  Pereira originó su crecimiento desde el centro hacia la periferia, de manera concéntrica, en torno a una plaza principal,  tomando una forma elíptica por la condición alineada de las tres plazas centrales y su topografía.

En mayor o menor proporción siempre han existido en el centro los usos complementarios y de servicios conviviendo con los usos residenciales.

La pujanza y dinamismo de la ciudad desde sus inicios tornaron el centro urbano como un gran receptor de población de diferentes regiones del país, sus condiciones de localización y de paso obligado hacia otras ciudades estimularon aún más tal fenómeno.

 

 

 

En las últimas décadas nuestro centro tradicional ha venido con una acelerada transformación en su entorno urbano, mostrando la consolidación de usos a nivel comercial, institucional y de servicios, posicionándose en una de las ciudades con mayores dinámicas en el ámbito económico.

Precisamente donde se materializa estas actividades es en la calle, el parque o la plaza, actuando como lugares de contacto y de paso público, de intercambio de ideas, bienes y servicios.

Estas necesidades han producido en la calle una superposición de funciones en su naturaleza dual como lugar de paso (camino) y lugar de reunión (nodo).

“El centro de cualquier ciudad es la representación cultural, social, política y urbana que se fundamenta por el empuje de nuestros antecesores”.

A diario cuando circulamos por el centro tradicional podemos disfrutar de todo un atractivo comercial,  formal e informal, a través de las carreras 7ª y 8ª. Se constituye  en elementos urbanos de gran importancia para la ciudad ya que en ellas convergen en mayor porcentaje, los flujos de la población que hace uso habitual de los establecimientos de comercio y servicios del centro.

Son dos ejes económicos enmarcados  por tres parques principales: El Lago, Plaza de Bolívar y Parque de la Libertad, una transformación que puede entenderse como  una “Polea Urbana”; que concentra todos los inmuebles patrimoniales de mayor valor histórico y arquitectónico de la ciudad.

 

 

Desde los principios de la ordenación, este territorio ha sido pensado, y ha funcionado, como gran receptor de actividades y servicios de cobertura zonal, municipal y regional.

Hoy la dinámica de la ciudad junto a su proceso de desarrollo ha generado gran presión sobre el suelo y las actividades que allí se ejecutan. Su vocación comercial y de prestación de servicios le ha dado un nuevo rol de centro metropolitano, superando su carácter local.

Ha dado pie para que en esta porción de ciudad se presente gran mezcla de usos y actividades diferentes que se han desarrollado de manera espontánea, sin ningún control y en espacios medianamente adecuados para estas actividades. Permitiendo así el fenómeno de la sobreutilización de espacios, y en muchos casos, la presencia de locales tuguriales que afectan la estética urbana y la funcionalidad de los edificios. 

Hay que tener en cuenta frente a lo anterior,  la fuerte demanda que establece cada una de las actividades y usuarios provenientes de diferentes sectores que a diario visitan la zona del centro, con el fin de satisfacer cada una de sus necesidades, sin importar el lugar en el que este se desenvuelva y la no regularización de estas actividades en relación a la compatibilidad de los usos, localización e intensidad de los mismos.

Es importante por lo tanto  que recuperemos la cultura y la confianza acerca del comercio urbano de nuestro centro, y sobre las ventajas económicas no solo para la ciudad sino para la región cafetera, acompañado dentro de una política de control urbano y seguridad, que se convierta  en insumos para reconocer el centro tradicional como un Centro Comercial a “Cielo Abierto”, donde la población se sienta segura y cómoda  con servicios y actividades que vitalicen el recorrido peatonal.

 

 

 

Es propiciar y fortalecer los escenarios comerciales que hoy por hoy se enmarcan en la “Polea Comercial”: los servicios, la comodidad, la lúdica, la diversión, el entretenimiento y el estar; enmarcado dentro de una concepción de seguridad, y rescatando un sitio donde los residentes, los foráneos, niños, adultos, estén dentro de un mismo espacio que absorba las necesidades diurnas y nocturnas, es decir, un referente vivo y auténtico que desde antaño ha sido la zona comercial por excelencia.

A través de los recorridos habituales por las carreras  séptima y octava,  la presencia de una red de “pasajes comerciales” que han intensificado el uso comercial de los primeros pisos de las manzanas del centro tradicional como el “Pasaje Comercial antigua cámara de comercio”, “Pasaje comercial los arcos”, “Pasaje Comercial Plazuela”, “Pasaje de la Alcaldía”, entre otros, se convierten en las principales líneas alternativas peatonales, fortaleciendo así este tipo de dinámicas comerciales.

 

 

Pero lo anterior no debe quedarse solo en lo comercial; mucho se ha hablado de incentivar la vivienda para volver a recuperar el Centro Tradicional. La ocupación y el cambio de uso de la vivienda, con el paso del tiempo y de acuerdo con la demanda de otros usos,  ha ido cediendo espacio a otros establecimientos, donde el sector comercial se expande rápida y espontáneamente, llevando así al centro a una decadencia de actividades en horas nocturnas.

La transformación del centro ha sido por el crecimiento económico y las oportunidades que brinda la focalización de hechos comerciales en estos puntos, donde estas dinámicas mutan de un orden residencial  a uno comercial en el primer piso, generando la absorción de ámbitos sociales muy heterogéneos y desplazando la vivienda cada vez más hacia la periferia, convirtiéndose por descuido de las administraciones en polos de informalidad; en  sitios a en decaimiento físico y social.

Puede sonar un poco utópico para el centro tradicional, pero pensar en aquellas edificaciones que actualmente no cuentan con un mayor aprovechamiento en los pisos superiores a veces utilizados para bodegas, se convierten en construcciones potenciales para un concepto aplicado en grandes centros de ciudades en el mundo como es el “edificio reciclado” para generar nuevos tipos de vivienda.

Se debe arriesgar la ciudad en nuevas alternativas funcionales y estéticas de habitación; espacios interiores flexibles tipo LOFT  o módulos separados que compartan sus funciones con sitios de trabajo, aprovechando una localización estratégica en cuanto a servicios y comercio que tienen su entorno.

Comprender y cambiar un poco el paradigma. Puede ser muy rentable generar hábitat mixto, (trabajo + vivienda), es un factor que predomina cada vez más en nuestras  ciudades pero  todavía falta la conciencia y la cultura de convivir con uno o más usos, siendo estos los que dinamizan la vida urbana de cualquier territorio.

El mercado para esta configuración arquitectónica puede ser para profesionales jóvenes que hoy por hoy están decidiendo consolidar oficinas domésticas; generando una nueva opción y  atrayendo a compradores o arrendatarios.

 

 

Por la variedad de los edificios de diferentes épocas en el centro tradicional, las viviendas pueden ser muy flexibles en sus espacios, albergando funciones de oficina, y por supuesto, incluyendo la vivienda misma.

Este complejo de vivienda puede obtener diferentes opciones: comprar, alquilar, vivir y trabajar, constituyéndose como un lugar único, que nuclea espacios al aire libre, comercios, propuestas gastronómicas, entretenimientos, historia y cultura, vitalizando de nuevo nuestro centro tradicional.

Las formas de la ciudad

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