Por medio de un decreto el Alcalde de Pereira ha ordenado la supresión y liquidación del Instituto Municipal de Cultura y Fomento al Turismo y del Instituto de Fomento y Desarrollo de Pereira, INFIPEREIRA, esgrimiendo someramente el argumento de la inviabilidad financiera.
La administración municipal deberá sustentar estas decisiones ante las entidades de control, así que no es mi objetivo ejercer un papel que no me corresponde.
Más bien, dando por supuesto que pueden existir razones válidas para esta decisión, y presumiendo que las actividades que hoy se desarrollan, fundamentales para la ciudad, no se verán afectadas; más bien – según lo han dicho – tal vez podrían mejorar, me permito llamar la atención sobre algunos aspectos.
No es lo mismo una Secretaría de Competitividad que el actual INFIPEREIRA. Como banco de fomento y como gestor y promotor de iniciativas de desarrollo, difícilmente este podrá ser eficientemente reemplazado por una Secretaría de Despacho. En cuanto a la propuesta de crear una nueva Empresa de Renovación Urbana (ERU), lo que me preocupa es que las tareas que hoy acomete el INFIPEREIRA abarcan pero trascienden la transformación de la ciudad construida; y que, como en el pasado, la nueva ERU no tendrá recursos propios.
En ello, hablo con conocimiento de causa. Yo fui la gerente liquidadora de la pasada Empresa de Renovación Urbana (ERU), que se encontraba en causal de disolución –precisamente por no contar con fuentes propias de financiamiento-, y desde allí lideré la primera etapa del plan de Renovación Urbana de Ciudad Victoria.
Al liquidarse la ERU y crearse la Secretaría de Gestión Inmobiliaria (existente todavía), han de creerme que era yo quien financiaba con mis recursos muchas de las gestiones que se requirieron para concretar a los inversionistas que a la postre terminaron vinculándose al proceso de renovación.
Es realmente muy difícil –una verdadera odisea- hacer gestión desde el sector central, atados a la rígida estructura administrativa y de procedimientos legales que lo caracterizan. Aplica igual para la propuesta Secretaría de Cultura.
Habrá que ver y el tiempo permitirá las respectivas evaluaciones.
Seguramente las dos entidades hoy en liquidación están sobrecargadas de burocracia, legado de pasadas administraciones, pero no parece sensato desmantelar la institucionalidad de una ciudad pudiendo reestructurarla sin que por ello se pierdan la autonomía y la capacidad de gestión.
Lo que me lleva a pensar que la motivación es otra. Y es que tal vez el Alcalde requiere recursos en el sector central para aumentar su capacidad de endeudamiento y poder financiar el plan de desarrollo.