El hombre que decidió capturar la luz

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Reseña de la película “A las puertas de la eternidad” sobre Vincent Van Gogh, dirigida por Julián Shnabel


FICHA TÉCNICA

País, año, duración: Estados Unidos, 2018, 111 minutos
Director: Julián Schnabel
Guion: Jean-Claude Carrière, Julian Schnabel, Louise Kugelberg
Música: Tatiana Lisovkaia
Fotografía: Benoît Delhomme
Actores: Williem Dafoe, Rupert Friend, Oscar Isaac, Mads Mikkelsen, Mathieu Amalric,Emmanuelle Seigner, Niels Arestrup, Anne Consigny, Amira Casar, Vincent Pérez,Lolita Chammah, Stella Schnabel, Vladimir Consigny, Arthur Jacquin, Solal Forte,Frank Molinaro, Alan Aubert, Vincent Grass, Clément Paul Lhuaire, Laurent Bateau,Montassar Alaya, Didier Jarre, Thierry Nenez, Johan Kugelberg, Alexis Michalik
Productora: Coproducción Estados Unidos-Francia-Reino Unido; Iconoclast / Riverstone Pictures / SPK Pictures / Rocket Science / Rahway Road Productions. Distribuida por CBS Films
Género: Drama | Biográfico. Pintura. Siglo XIX


 

A las puertas de la eternidad fue el título que le dieron en español. Una idea inquietante, con la posibilidad de tentar al tiempo para prolongarlo. Ingresar a ese pódium es posible, ser eterno cuesta cada vez más y apenas un puñado lologra, la competencia es atroz y las alternativas escasas. 

 

 

Vincent Van Gogh, es un hombre, una obra, una vida, un recuerdo sostenido, su modo de vida pudiera haber incomodado y ser incomprendido, y eso habla de cómo superó barreras. Sus pinturas no sólo se han masificado, también su historia, sus colores, su apuesta y aquella manera de revolucionarnos desde el arte.

¿Para qué capturar la luz con tintas y hacer con ella formas o sensaciones o ideas?, quizás tengamos más respuestas y el cúmulo de conocimiento permita aventurar muchos caminos. Aún así, las certidumbres, muy pocas, del pasado, nos continúan cabalgando.

Al ver la película, protagonizada por el versátil Williem Dafoe, obtenemos una serie de flancos, quizás uno, de cómo ese ser no sólo dejó apresada la maravilla de la luz sino que la atravesó. Se trata de cómo Vincent vivió sus días, atormentado, un poco delirante, y más dedicado a la pintura, esa obsesión le valió ser uno de esos genios, al reconocerse como el padre del arte moderno.

 

William Dafoe, actor que interpreta a Vincent Van Gogh en “A las puertas de las eternidad”

 

Al deslizarse en una búsqueda en apariencia sin sentido, encontró la puerta a la posteridad.

Saber algunos hechos de la vida de los creadores, permite emocionarnos y re-crearnos con sus obsesiones, escudriñamos sus cuartos, nos adentramos en sus misterios. Algo debe ser el detonante para llegar a ser uno de los pintores más representativos de la humanidad, caracterizado con proximidad y encarado con la fuerza de un personaje vital, nos permitimos puentes y atamos cabos.

Van Gogh ha sido expuesto en varias películas, su vida, sus manías, quedan en documentales como: Van Gogh: Painted with Words (2010), centrado en las cartas con sus amigos y en especial con su hermano Theo; la reciente Vincent (2016) también nominada al Óscar en la categoría de animación, y con un énfasis en sus pinturas.

Y se encuentra la de 1956 denominada El loco del pelo rojo. Todas ellas ofrecen rasgos, la de Dafoe nos sacude por su capacidad de interiorizar a ese “loco” que también decidió no tener una oreja. Julián Schnabel, el mismo de películas como: La escafandra y la mariposa (2007), la relacionada con el escritor cubano Reinaldo Arenas, Antes que anochezca (2000), es quien lidera la visión sobre Vincent.

 

Julian Schnabel. director de la película A las puertas de la eternidad. Foto por Eric Kohn

 

Seguro la noche estrellada no es la misma luego de haberla pintado el célebre desorejado y muchos de esos campos amarillos de girasoles y cultivos, o las desteñidas y ajadas botas de su pertenencia o esos rostros de hombres algunos sufridos y otros tan estáticos que decidieron ser símbolo de un modo de luz.

Van Gogh entendió las honduras del ser, las vivió y las dejó ahí en esos trazos gruesos, en esas espesas capas de pinturas, en el color sorprendente y vivo; es que si uno ve en Vincent algo, es un espejo multicolor de sensaciones, de formas que se disuelven: se agrandan o se encojen, se aíslan o se extienden en la retina y nos van comunicando un oleaje de emociones.

Vincent, expresado en Dafoe, avanza poco, se inquieta mucho y lo vemos allá en su mundo, parece que no tuviera otro: el de un enfrentarse a la pobreza y a una manera de vivir y estar aferrado entre lienzos, paletas, pinceles y capturar esa materia de la que se encuentran hechas las cosas cuando las vemos: la luz.

Por allá perdido, ensimismado, algunas veces enterrado, nos entregó una lección: si algo queremos hay que llevarlo hasta el límite y sacarlo de ahí para que prevalezca. Mirar no es suficiente sino no nos asombramos. Una de sus frases nos sacude:

Que sería de la vida si no tuviéramos el valor de intentar algo nuevo”

Y sí que produce e irradia vitalidad.

 

Pintura Campo de trigo con cuervos, Vincent van Gogh (1853–1890). Imagen extraída de Wikipedia

 

Lo nuevo suyo consistió en nunca desistir y ver lo que otros no podían, absorberlo, casi volverlo suyo, a su modo, el que generó rupturas y dejar eso ahí para las puertas hacia lo eterno.

¿De qué estuvieron hechos sus ojos? ¿Cuánta fuerza tenía para persistir en medio del desastre y el caos? Por qué no se quedó ahí en el mismo lado que otros para solo respirar y ser uno más como los demás.

Se cruzó con los grandes pintores de ese tiempo e iba muy poco a las exposiciones, y él se quedaba en la luz de la mañana o de la tarde o la poca artificial que tenía en los cuartos donde habitaba y no paraba de pintar; casi ejecutando esa acción de vida para los lienzos, iba apagándose su comprensión y desfallecía su mente, en un sentido de desplegarse hacia búsquedas más allá de lo terrenal.

Van Gogh fue un ser alado, voló hacia el tiempo, se alzó en el aire de las sombras, de las clarividencias, de sortear blancos y negros, de apreciar esas estelas de energía con las que el mundo de repente aparece.

 

John Harold Giraldo Herrera. Docente Asociado. Universidad Tecnológica de Pereira. Periodista y documentalista independiente.

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