En El Soplo del Diablo y otros poemas, como en toda su obra, la función del recuerdo es la constante de la autora española: como salvación de la muerte, como emancipación de la nada en las ruinas de la antigüedad, como dominación del mundo personal, como evocación a los ancestros y a la infancia.
El Soplo del Diablo y otros poemas (Antología poética 2017 – 1994)
Rosa Lentini
Sílaba Editores
Páginas: 220
2017
I
En un famoso texto sobre el tiempo, Borges dijo: el presente del pasado es la memoria.
En su obra poética, y en diferentes registros, la función del recuerdo es la constante de Rosa Lentini (Barcelona, 1957).
El recuerdo como salvación de la muerte, como emancipación de la nada en las ruinas de la antigüedad (Cuaderno de Egipto, 2000), donde el silencio enigmático de las pirámides y las tumbas murmura imperceptible ante la intrascendencia de los turistas modernos, que apenas se dejan llevar sin comprender.
Si lo visible sepulta lo invisible, el arte es ese poema, cúpula y centro de otro poema cuyos bordes sostiene
O como concluye alguien en otro poema en prosa del mismo libro:
Si lo que ya se ha vivido se escribe, se hace historia –dice el primero-, se consigue hacerlo suceder dos veces.
Dos veces, pero en distintos planos, pues recordar lo vivido es alterar, recrear, re-vivir.
Pero esto lo sabe de sobra Rosa Lentini cuando escribe, cuando en su obsesión espacio temporal logra trascenderse hacia las mismas fuentes del origen en La Noche es Una Voz Soñada, 1994, en el que la voz poética, al modo de Gaston Bachelard, parece evocar el mundo y sus formas desde el ámbito dominante del sueño y el agua.
Como una crin que la noche extraviara
la sombra de un cuerpo que se quiebra
deja el futuro fuera del futuro
y el ahora es una lentísima caída hacia el mar
que nadie intenta detener.
La actividad de la memoria domina también el mundo personal, el de sus ancestros y su infancia en Hermosa Nada, 2017, y Tuvimos, 2013 donde la figuras familiares son íconos capaces de sustraerse de la muerte.
Sus corazones se hallan unidos en frascos con formol en los estantes de una alcoba-museo familiar, donde se diría gozan algún deleite evocador.
Día tras día invento la historia
de su amanecer y de su ocaso
en una estancia donde, como niños
anhelantes de su tarde de domingo
la espiral de la costumbre
les devuelve en unas pocas horas
sin salir de su estante
control y memoria.
O bien:
Mi abuela materna solía plantarme
en una esquina del jardín,
al pie de dos abetos gigantes
de chorreante resina que brotaban
de la corteza olorosa de su piel,
no lejos de la maraña de hierbas
amontonadas para la quema
II
El Soplo del Diablo y otros poemas, Antología poética 2017- 1994, es la más reciente compilación de su obra publicada por Sílaba con un estudio introductorio de Jaime D. Parra en el que el autor a cargo realiza un minucioso recorrido por la evolución poética de Rosa Lentini.
Llama la atención el hecho de que la poeta considera toda su obra como estudio abierto a sucesivas transformaciones.
De manera que entre la antología anterior: Poesía Reunida 2014- 1994 y la presente, podemos, casi de hecho, encontrarnos con libros distintos.
Cualquier poema, como una ciudad o una vida, en su caso, está sujeto a notables cambios que no podrían considerarse como correcciones, sino como mutaciones en un organismo vivo.
Vargas Llosa en La Orgía Perpetua nos dice que Flaubert corregía tanto que de haber podido vivir varios siglos habría transformado Madame Bovary en muchos libros.
Madame Bovary
En su evolución, Rosa Lentini, ahondó en el conocimiento de autores como John Ashbery, Yves Bonnefoy, Ismael Kadare, Silvia Plath, y de una argentina universal que la obligó a hacer un alto en el camino: Alejandra Pizarnik, a quién dedica un libro.
Jaime D. Parra describe el profundo impacto ejercido por la autora argentina, la manera en que la poeta española la llevó como una voz de culto por los paisajes de su sensibilidad.
Alejandra Pizarnik – Foto tomada del portal Educ.ar
A su lado otra, enamorada de la niebla, dice no creer
en el cuerpo que nunca existió
Pienso ahora en la eternidad que sus palabras,
en ese estar por debajo, despliegan en mi lectura
Rosa Lentini, en su antología El Soplo del Diablo, propone un orden inverso para sumergirnos en su obra, una sugerencia implícita para seguir su lectura: 2017- 1994.
Comenzar desde el presente para remontarnos al pasado.
Es realmente, nuestra forma natural de percepción, el modo como Papini, en Gog, nos sugiere abordar las obras literarias: comenzando por los contemporáneos y prosiguiendo en sentido inverso hasta los clásicos.
De todas formas, Rosa Lentini modifica el pasado todo el tiempo, lo interviene con su presencia creadora en el hoy.
Rosa Lentini – Foto tomada del periódico La Crónica del Quindío
Leamos ya El Soplo del Diablo, leámoslo –es lo mismo- en cualquier etapa de su creación, pues por su andadura y talante, lleva años siendo en el panorama de la lengua castellana una poeta esencial.