Una de las más significativas transformaciones que tuvo el departamento está enmarcada en la llegada de inmigrantes, personas de regiones como el Valle del Cauca, Chocó y Antioquia, que recibieron más ayudas que los mismos locales, y cambiaron la pirámide poblacional.
Texto de La Crónica del Quindío
Autor: Lily Dayana Restrepo
Situaciones que no cambian y otras que dan una cara diferente al departamento, algunos hechos originados luego del terremoto de 1999.
Comenzaré diciendo que el terremoto del 25 de enero de 1999 es una fecha que no debería ser conmemorada, un hecho tan triste no debería recordarse cada año de esta manera
Así inició el análisis Jaime Lopera Gutiérrez, presidente de la Academia de Historia del Quindío, AHQ, en entrevista con La Crónica sobre las circunstancias y las incidencias que rodean este suceso que marcó a la región hace ya 20 años.
Quindío sin quindianos
Una de las más significativas transformaciones que tuvo el departamento está enmarcada en la llegada de inmigrantes, personas de regiones como el Valle del Cauca, Chocó y Antioquia, que recibieron más ayudas que los mismos locales, y cambiaron la pirámide poblacional.
“La sociedad como tal no tiene una identidad definida, pero es claro que no somos ni caucanos, ni antioqueños, ni boyacenses, que somos un híbrido de procesos y eso ha enriquecido la cultura”, sostuvo Jorge Delgado, miembro de la AHQ, respecto al tema de inmigrantes luego del sismo.
El presidente de la academia anotó: “El cambio en la composición de la población quindiana, con nuevos habitantes de otros departamentos, multiplicó los índices de desigualdad y de pobreza que hoy nos tiene en aprietos”.
Sobre el tema, Lopera destacó que mientras unos llegaron, los locales se fueron en busca de “mejores pastos” y añadió que “la falta de identidad quedó al desnudo y los vicios como el clientelismo no fueron abolidos”.
Cambios significativos
Entre otras variaciones que sufrió el Quindío con la tragedia, Lopera destacó algunas tanto negativas como positivas. “Nos cubrió la solidaridad nacional e internacional, fue muy útil la creación del Forec y el impuesto del 4 por mil, la sensación de fragilidad que todavía nos dispensa la falla Romeral, y el descubrimiento del turismo a partir del Parque del Café, entre otras”.
Aseveró: “La construcción empezó a verse como un factor dinámico de desarrollo, muchas conquistas sociales se percibieron como políticas públicas, los cafeteros hicieron una labor destacada en el campo, el mundo puso sus ojos en una región que escasamente aparecía en el mapa, y se pudo evidenciar, con muy pequeños deslices, que los organismos públicos pueden ser eficientes y honrados cuando la probidad de los locales así lo demuestra”.
Otros de los aspectos que según Lopera se cultivaron, crecieron y se quedaron con la tragedia fueron “los empleos sumisos y el confort de las remesas”.
Respecto a la arquitectura, las nuevas edificaciones han suscitado un debate entre el entorno y el desarrollo y mientras esto evoluciona el Quindío se convierte en un sitio de reposo para pensionados y para sanar. Suenan fuertemente temas como el turismo, la megaminería y la declaratoria del Paisaje Cultural Cafetero, PCC, “que deja un arma para defender la ciudad de muchos agentes que están pendientes de que se siga buscando el dorado —minas y guacas—”, declaró Delgado.
Usos y abusos
Los dos historiadores coincidieron en que que algo permanece intacto —antes, durante y después del sismo—, los usos y abusos de la politiquería. De acuerdo con los académicos, dicha estructura ha seguido intacta y el papel de la sociedad civil no ha sido evidente, permitiendo la existencia de una clase política investigada y/o en las cárceles.
Delgado dijo que hay mucha investigación sobre el destino de los recursos y cómo estos tomaron caminos diferentes, cómo grandes empresarios cambiaron su organización económica, se habló de un tejido social, de rescatar la memoria, “pero después de este tiempo y lo que ha quedado en archivo, se ha encontrado que el tejido social y esas historias regionales nunca fueron evacuadas y todo fue un festín de proyectos a medias”.
Vibraciones estáticas
Jorge Delgado señaló que la zona tiene unos antecedentes telúricos reincidentes, sin embargo, el presentado en esta ocasión “demostró que la política, los ingenieros y arquitectos han estado muy ligados con la evolución de la ciudad y el hecho de que se hayan presentado tantos fraudes y denuncias de edificios que tenían bases falsas, demostró los problemas estructurales evidentes en la región”.
El historiador puntualizó en que el terremoto ayudó a cambiar el rostro, pero reveló que Armenia estaba construida sobre cañadas y allí había un submundo de microtráfico, que se apreció cuando llegaban los auxilios y las personas salían de estos lugares. “El terremoto pudo haber contribuido a que las cosas no sean peores”, subrayó.
Texto de La Crónica del Quindío
Autor: Lily Dayana Restrepo