La más reciente película de Niki Caro, relata la historia de los cuidadores del Zoológico de Varsovia, quienes escondieron en las jaulas a cientos de judíos para salvarlos del Holocausto.
Centrada en Polonia, nos deja presenciar el proyecto criminal en medio de los animales.
Los que vivís seguros en vuestras casas caldeadas
Los que os encontráis, al volver por la tarde,
La comida caliente y los rostros amigos:
Considerad si es un hombre
Quien trabaja en el fango
Quien no conoce la paz
Quien lucha por la mitad de un panecillo
Quien muere por un sí o por un no.
Primo Levi
Título original: The Zookeeper’s Wife
USA, 127 min, 2017.
Dirección y guión: Niki Caro
Género: drama.
Protagonistas: Jessica Chastain, Daniel Bruhl, Johan Heldenbergh.
Cuando uno cree haber visto lo suficiente sobre el holocausto Nazi, llega un relato que de inmediato vuelve a la carga con algo sin igual.
Esa barbarie fue algo inimaginable, sin embargo, en medio de tanta crueldad algún resquicio se permite para dar una pequeña luz.
Primo Levi, ese poeta sobreviviente, se pregunta lo qué es un hombre, y lo hace, porque a partir de cualquier síntoma de violencia contra otro semejante deberíamos al menos reaccionar y alterar nuestra existencia.
Habría que trasladar su pregunta e inquietarnos: ¿Qué es un animal para un fascista?
Esta película, centrada en Polonia, donde varios crímenes se cometieron, nos deja presenciar el proyecto criminal en las entrañas de un zoológico.
Allí sus cuidadores no tuvieron más opción que volcar su amor por los animales, hacia esos otros secuestrados en guetos.
Algo sucede en nosotros cuando sabemos que un animal es víctima de esas manos y mentes.
Un escozor nos recorre. Es la vida también, diversa, natural, animal, en peligro; de la que tampoco se tiene aveces la más mínima prudencia.
Si usted, de casualidad, se conmovió con películas como: En la oscuridad (2011), judíos que tratan de seguir respirando en los túneles de las alcantarillas; El hijo de Saúl (2015), un hombre decide adoptar el cadáver de un niño; Bastardos sin gloria (2009) y su particular propuesta estética para contar el hecho.
O yéndonos mas atrás, el clásico de 1959 que da al espectador la oportunidad de “asimilar” la vida de unos niños nazis que se atrincheran en un puente para defenderlo.
Con The Zookeeper’s Wife, la sensibilidad aflora.
Un bello zoológico que corre el riesgo de ser convertido en territorio de muerte después de hacer florecer sonrisas y ser campo de afectos y amor.
No hay cansancio de los judíos, ni siquiera sentimos saturación por su deber de memoria.
No sabría calcular el número de películas e historias realizadas para mantener en nuestro recuerdo las huellas de ese proceso vertiginoso de los nazis.
Lo claro es que han sido ingeniosos y creativos por remover nuestras emociones.
Seguro tanta producción no ha dejado de generar repercusiones. No olvidamos pero las masacres no cesan. Tampoco ha parado el exterminio ni menos esa selectiva situación de considerarse unos superiores sobre otros.
Con la narración del zoológico se focaliza el ojo en un hecho fatídico: también los animales pudieron ser arrasados, y otros, por su fuerza y simbolismo ser los portaestandartes de esos hombres descuartizadores de la humanidad.
Si bien la película toma de base un bello libro de una escritora recursiva: Diane Ackerman (también escribió Una historia natural de los sentidos en 1992), es una adaptación que logra mucha verosimilitud.
El realismo no abusa, no nos lleva a un rincón para dejarnos aislados o sucumbir ante la crueldad. La sutileza (sin dejar a un lado la desdicha y desidia) con la que se narra nos lleva hasta lograr contagiarnos de un halito de esperanza.
Es el retrato de esa capacidad de sobreponerse de los individuos.
Sí, puede existir una luz, derruida, sin mayores trepidaciones, pero que permite respirar.
Unos individuos logran colocar una gota de frescura en medio de tanta resequedad.
Si los nazis actuaron con toda ferocidad y su idea fue la de arrasar (haciendo ciencia, hechizos, colocando su pensamiento y dominio en ese crimen que duró más de trece años), la de los judíos y quienes estuvieron en la mira de ser borrados de la faz de la tierra fue, y ha seguido siendo, la de sostenerse.
Les asistió la resistencia para sobrevivir y no dejarse apabullar.
Un ser humano puede estar cayendo al abismo y no tener escapatoria en la caída, no obstante, si cuenta con la esperanza de querer seguir viviendo, quizás lo logre.
Tal es el caso de quienes vencen el temor, el abandono y la presión de esos bastardos asesinos.
The Zookeeper’s Wife es una película que sin abusar de la pornomiseria humana, se convierte en otro fenómeno del deber de memoria.
Algo tan proclamado y reivindicado por los judíos, quienes han hecho la tarea de impedir que olvidemos.