Antojos|
Cada sábado tenemos la sección Antojos, un espacio para leer fragmentos de libros publicados por Sílaba Editores y reseñados en La cebra que habla.
Siento vergüenza, ese arrebato, tantas frases en tan poco tiempo y yo pensando que estarías atenta y yo sumido en la atracción, tratando de ver y escuchar, y tú en silencio, llenando todo ese otro lado, vano intento, tocar esa pared, creer que hay dos personas en un corazón y que el que llama es el tuyo, al otro lado, infinitamente cerca, en la extrema lejanía de no saber y no ver. Y ahora, de pronto, me asomo, en las palabras que dijiste y te pregunté, cómo es esa otra persona y dijiste, un muchacho, y hablaste de la pulcritud y lo mustio, nada que se parezca a mí pero tuve miedo, que te refirieras mí y en lo que dijiste de lo que leí sentí que pensabas en mí, mis pobres palabras que no sé dónde van, mi voz seca de tanto callar y que ahora quieren pedirte, acercarte, a mí que ni siquiera sé quién soy y quedé golpeado y me da pena mirarte.
Quién me proteja, ay, quien lo haga por ti,
me envuelva y guarde a esta hora
y sepa dulcificar mis acentos
Los deseos arden en veladas cenizas
En la quietud de la hora,
y la sombra ya no soy yo
Fiebre que mis días no dejan secar,
para que te contenga y alargue para ti
su secreto rodeo
En la quietud de esta tarde santa del pensamiento,
apenas imagen, sed en el agua,
y que te lleve y deje que seas tú venidera
Y si de algo se acuerda sea de mí
Ese paisaje mío, no querría ensombrecerle, se abre, brilla a pesar del humo. Aún las noches, entre los días y las noches mi vida y cada noche es un poema no escrito, cada día palabras que no se juntan. La pausa es la escritura, la realidad es muda, resplandece y silencia. Te he estado escribiendo para no verte. Quién soy yo para mirar, tendría que desaparecer. Y en la mirada encontrarnos, siendo tú y yo nadie, tú la persona de mi mirada y la no persona de lo que advierto mirando
Y si lo que estoy escribiendo,
si al decirlo fuera ya compasión
Briznas de una lluvia ida,
aire de un alma que no llevo atento
De golpe pienso en ti y te veo,
concentrada en tu mesa,
siguiendo palabras sin rienda
Mi línea de arena,
por un camino que no desespera
No hay siquiera sonidos
y lo que escribo rueda seco,
una voz deja repicar el vacío
Eres tú, me queda esperar que así eres,
si de verdad te he mirado
y cuando pestañeas existo y no existo
No vuelvas a rodearme si quieres,
soy tus ojos mi sombra tus párpados
Lo demás son mis dedos,
el miedo a seguir detrás tuyo
si estás o bien si no vienes
Ya no sé nada. Estoy a punto de entrar en lo que no conozco. Doy pasos, los caminos se juntan, el punto soy yo, el no asidero, y me voy yendo, nada me contiene, no puedo quedarme quieto. Por eso te hablo, te busco en palabras quebradas. Las frases se interrumpen, el miedo las borra. De qué está hecho el silencio, sal de mi lengua
Ni una sola imagen por dar,
escritura y desierto
Vivo en la vaguedad de los decires,
el hálito de las palabras por acercarse
Y hay fluidez y son agua,
pero se queda quieta o luego se va
Y no retengo y no me contiene,
lo que antes había ya no es,
lo que me justifica no vuelve
Pido la compasión de unos ojos
en la mente no en realidad,
sin imagen el alma apenas consiente
Qué puedo hacer, ni una señal,
si pido algo de golpe se aquieta
Tal vez haya huellas en esta marea,
entre el cielo y la tierra una respiración,
como si fuera el hombre solo consigo