El cineforo: otra forma de leer

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Las historias de la vida real son tan buenas como las que nos muestra el cine.


 

Corría el año 1970, tal vez era octubre porque en la televisión nacional habían anunciado algunas películas especiales para Halloween que serían presentadas los días sábados después de las diez de la noche. Tengamos en cuenta que durante esos años la televisión colombiana transmitía desde Bogotá a través del único canal que existía. Iniciaba transmisiones a eso de las cuatro de la tarde y terminaba como a las ocho de la noche y solo los días sábados se atrevía a transmitir una que otra película de terror, pasado el misterioso umbral de las diez.

Era un niño muy pequeño y había prometido ser el mejor de la clase, aunque fuera por una semana, con tal que mí padre me dejara ver el sábado el especial de terror de la televisora nacional. El título era magnífico: “Frankenstein 1970” y aunque fue filmada en 1958 por Howard W. Koch se inspiró en el libro de Mary W. Shelley.

Confieso ante Dios todopoderoso y ante vosotros hermanos que salí corriendo apenas vi la primera escena donde aparecía una chica rubia huyendo de un monstruo encorvado y con largas garras, la chica tropezó con una rama caída y el monstruo le ganó terreno. No pude ver más. “Huí rápidamente por la izquierda” como decía el gran Leoncio el León, caricatura infantil de los años 70´s , y rápidamente me metí en la cama temblando, la historia completa está en mi libro “Crónicas de pantalón corto” página 51.

 

Imagen extraída de: CubaSi

 

Pues bien, la criatura del doctor Frankenstein ha existido en múltiples versiones cinematográficas que han desfigurado el ingenioso argumento que creara Mary Shelley, la esposa de uno de los poetas más importantes de Inglaterra, Percy Bysshe Shelley. En una ocasión los esposos se reunieron con George Gordon Byron (Lord Byron) y el secretario de este escritor llamado John William Polidori en una hermosa cabaña en Suiza donde una terrible tormenta les dejó atrapados varios días, y para pasar el tiempo, (no existía el Whassapp, ni Netflix, ni nada de nada) se retaron a escribir algunos relatos para ver cuál era el mejor.

Resultó que ganó la novela que Mary bautizó como “Frankstein o el nuevo Prometeo” y que aborda el tema de la reanimación de cadáveres gracias al recién descubierto fenómeno de la electricidad por el año 1816. El cuento que escribió John William Polidori también ha trascendido la historia con el título de “El Vampiro”.

Las historias de la vida real son tan buenas como las que nos muestra el cine. Y aunque suene a frase de carpintería: “La realidad a veces supera la ficción”.

Por ejemplo: Abraham “Bram” Stocker escribió la primera parte de Drácula para abrir una obra de teatro y convirtió a su autor en uno de los grandes narradores de la literatura.  De su personaje se han realizado infinidad de películas protagonizadas por docenas de actores que se han puesto la capa del vampiro (Max Schreck, Bela Lugosi, Cristopher Lee, Gary Oldman y Luke Evans), pero muy pocas de estas producciones se acercan al verdadero argumento original. Es decir, amigos, que el cine ha realizado grandes esfuerzos para acercarnos a la literatura. El cine encuentra en las novelas universales un tesoro gigantesco que siempre nos sorprenderá.

 

Image extraída de: Irishcentral

 

Sin embargo, ver la película no es lo mismo que leer el libro original. Es cierto que muchas películas se acercan con gran éxito a lo que el escritor quiso contar desde su manuscrito, pero en las adaptaciones se pierden detalles que solo en la versión escrita encontraremos. Ahora bien, sucede que vamos al cine, pagamos la boleta, compramos las crispetas con la gaseosa, se apaga la luz, pasa la publicidad, sigue el cortometraje de rigor e inicia la película.

Vemos la proyección y la obra cinematográfica produce algunos sentimientos en los espectadores. Se acaba la película y nos vamos para la casa muy contentos, o muy aburridos, o muy pensativos y listo, se nos borra la película de la mente hasta que alguien nos pregunta si nos gustó, o qué nos pareció, o la traemos a colación en diferentes espacios de conversación.

Pero… para entender una buena película y para ir más allá del solo verla y listo, debemos buscar un espacio dedicado a la comprensión, análisis y conversación sobre el cine y la literatura que le acompaña, y ese espacio se llama cine foro. Un cine foro es una estrategia participativa donde alrededor de una película se aprende sobre la obra literaria que la inspiró.

Un cine foro sirve a profesores para apoyar las actividades académicas en las que se aprende sobre argumentación, literatura, significados, autores, memoria comprensiva, la didáctica y las conclusiones que nos sirven para aplicarlas en la vida cotidiana. El cine foro amigos, nos permite “leer” de otra manera a los grandes clásicos de la literatura universal y sus contenidos, las problemáticas y soluciones argumentales ingeniosas.

 

Foto extraída de: Facebook.

 

Pero recuerde una cosa: Ver la película no es leer el libro. Lo invito a la Biblioteca Pública Ramón Correa Mejía para que busque con los asesores estos dos libros que he mencionado al inicio del artículo: Frankenstein o el nuevo Prometeo de Mary W. Shelley y Drácula de Bram Stoker.

Así que los espero en el cine foro para disfrutar de los clásicos de la literatura y del cine de dominio público, todos los jueves del año a las 5:00 de la tarde en la sala de audiovisuales en el tercer piso del Centro Cultural Lucy Tejada. No tiene costo, no hay que inscribirse en ninguna parte y no se reclaman boletas en ningún lado. Basta que tenga la voluntad y los deseos de ver buen cine y charlar un rato sobre la película.

Si desea saber más puede escribirme a [email protected]. o en la parte posterior de esta entrada. Estoy seguro que empezará a ver el cine de una manera más profesional.

 

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