El programa que interpreta a los que quieren “Ver arder el Mundo”. Propuesta de Gobierno de Gustavo Petro.

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Los punteros, según las encuestas Iván Duque y Gustavo Petro, no cuentan con un programa de gobierno en lo que estrictamente puede denominarse como tal.


 

El caso del documento presentado por Gustavo Petro como el Programa de Gobierno de la Colombia Humana, es un ejercicio retórico, casi literario, en el que no se encuentra una sola cifra. Ningún diagnóstico, el cual parece absolverse en el señalamiento de situaciones totalmente subjetivas al no estar acompañadas de ningún dato o documento de soporte. De esta manera, las reflexiones sectoriales que presenta se acompañan de sentencias como estas:

 

  • En Colombia la atención a la primera infancia, la educación de calidad, la ciencia y la cultura hoy son privilegios. Durante las últimas décadas los gobiernos aumentaron la matrícula de la educación básica en las ciudades, pero los recursos destinados a construir una sociedad del conocimiento incluyente y una paz generacional fueron priorizados para financiar la guerra.
  • La economía productiva y el mejoramiento en la calidad de la educación tienen como presupuesto fundamental el fortalecimiento de la ciencia y la tecnología.
  • El conocimiento global, nacional y local se vinculará a través de redes activas, productivas y de libre acceso. Se articularán las universidades nacionales e internacionales con el saber popular y los interrogantes científicos relevantes serán formulados con la participación activa de los territorios urbanos y rurales y entre el sector productivo y la sociedad en general. La investigación será avanzada y en ella participarán, de manera innovadora, solidaria y colaborativa, todos los actores sociales. Creatividad, rigor y capacidades de innovación llevarán a ampliar notablemente los grupos de investigación, el número de patentes y publicaciones científicas y en general los productos de conocimiento de primer nivel con sello colombiano y reconocimiento global.
  • En nuestro gobierno la salud será pública, gratuita, preventiva y para todas y todos sin ninguna discriminación, guiados por la ley estatutaria de salud, que resultó de un consenso entre los distintos actores del sector, en el que hay que avanzar.
  • El financiamiento se seguirá obteniendo mediante impuestos y aportes parafiscales a nivel nacional y territorial en una tendencia a aumentar el presupuesto general a través del control de la evasión y la elusión, aumentando el empleo y la formalización laboral y buscando que el gasto público en salud no sea inferior al 80% del gasto total en el sector (Sector Salud).
  • se pondrá en marcha un modelo de salud integral que priorice la promoción y la prevención y que mejore la atención y la rehabilitación con enfoque de derechos humanos, intercultural y diferencial. De este modo se busca superar las inequidades de género, diversidad sexual, etnia, región, urbano- rural, situación, condición y ciclo vital.
  • La apuesta de los últimos años por un modelo extractivista aumentó la fragilidad de la economía colombiana, agravada por la caída de los precios internacionales del petróleo y el cambio en el uso de energías. A esto se suma las inequidades entre actividades productivas del campo, el creciente proceso de potrerización, monocultivos y deforestación, además de la concentración de la tierra que ha estado siempre en el centro del conflicto interno.
  • Conducir el país hacia una era de paz implica un tipo de economía que permita que la población colombiana goce de un buen vivir a partir de los ingresos de su trabajo. La única riqueza válida es aquella que nace del trabajo; el dinero fácil ha hecho que nuestro país sea consumido por la corrupción y la violencia. Por eso nuestro gobierno, en el marco de la transformación del modelo económico, la redistribución de la tierra y la vinculación de las ciudadanías al saber, las redes y la tecnología, adoptará medidas para generar y mantener trabajo decente con condiciones dignas de remuneración, estabilidad, seguridad social y calidad de vida tanto a nivel urbano como rural.
  • El gobierno de la Colombia Humana asumirá la transición y la recomposición de la economía mediante el fortalecimiento de la agricultura, la reindustrialización en sectores estratégicos, el incremento de la inversión ambiental y en ciencia y tecnología, para estimular cambios tecnológicos y la gestión de la biodiversidad, todos ellos como factores de dinamización económica.
  • Enfrentar los desafíos del cambio climático constituye uno de los grandes retos de nuestro país y del mundo en los próximos años, que implica trasformaciones profundas en el modelo económico y no solo mejores políticas ambientales: uno de los principales cambios consiste en la disminución del uso de energías fósiles.

 

Foto extraída de: Pulzo

 

  • El carbón que se extrae es destinado a la exportación y los ingresos fiscales que ella genera no tienen ninguna proporcionalidad respecto a sus efectos sociales y ambientales.
  • Hay que detener el aumento de la frontera agrícola, impulsando el desarrollo productivo de las zonas planas y de sabana con vocación agrícola, para frenar la deforestación, uno de los principales problemas ambientales que enfrenta el país.
  • El agua es quien nos gobierna y no nosotros a ella: debemos cuidarla. El agua es vida, es un derecho fundamental y un bien común de la humanidad.
  • Colombia Humana se propone avanzar hacia una justicia climática que restablezca los desequilibrios sociales y económicos, que promueva la eliminación de la segregación y que reduzca las vulnerabilidades de los territorios mediante la generación de capacidades de los entes territoriales, los sectores económicos y las comunidades.
  • La segregación socioeconómica en el espacio se presenta en las ciudades y en todas las regiones del país. Es necesario mejorar las condiciones de convergencia, en términos de calidad de vida, entre los centros urbanos más dinámicos y aquellos donde se concentra la pobreza.
  • Una sociedad que permite la protesta es una sociedad que respeta la diversidad y el carácter pluralista de la ciudadanía. Nuestro gobierno garantizará el ejercicio del derecho a la protesta, al igual que derechos asociados, tales como los derechos a la asociación, a la reunión y a la libertad de expresión.
  • Adoptaremos medidas para que la ciudadanía acceda expeditamente al sistema judicial. Garantizaremos a la población el acceso a los mecanismos de protección de los derechos fundamentales consagrados por la Constitución Política. Haremos un mayor énfasis en la ética aplicada al ejercicio del derecho, tanto en la formación académica como en el control del desempeño profesional: lo legal debe identificarse con lo ético.
  • Nos comprometemos con la consolidación de una paz que trascienda a muchas generaciones en el futuro, con la convivencia y con la seguridad en todo el territorio nacional. Trabajaremos para que el pueblo colombiano goce de Seguridad Humana, es decir que la gente disfrute de las libertades individuales y colectivas y a la vez reduzca los miedos e incertidumbres que la desigualdad social impone.
  • En nuestro gobierno terminarán la mentira y la impunidad frente a la violencia de más de cincuenta años. Las víctimas y la sociedad colombiana conocerán la verdad y tendrán la garantía de que se aplicará justicia efectiva y pronta contra los victimarios.
  • Para impedir que el miedo y la desconfianza sigan inmovilizando al pueblo colombiano y perpetuando en el poder a quienes por siglos nos han dominado, debemos limpiar la política de la corrupción. La política debe dejar de ser un negocio en que los corruptos invierten para ganar poder a costa de la necesidad del pueblo. La política debe ser el ejercicio del poder de la ciudadanía, debe ser el vehículo para que la gente pueda satisfacer sus necesidades colectivas.

 

 

Foto extraída de: El Heraldo

 

  • La relación entre el gobierno y la oposición no dependerá de la repartición de cuotas burocráticas o cupos indicativos, ni de prácticas clientelistas; por el contrario, se orientará a la búsqueda colectiva, amplia, participativa y argumentada de soluciones reales a las problemáticas del país y a las demandas colectivas de la ciudadanía.
  • Cuidaremos el voto ciudadano como expresión de la voluntad popular y como tesoro de la democracia. Impulsaremos una reforma que garantice que el sistema electoral sea autónomo e independiente de las ramas del poder estatal. De esta manera evitaremos la influencia negativa de los partidos políticos mayoritarios, oficialistas o con abundantes recursos económicos en la conformación y en el quehacer del Consejo Nacional Electoral.
  • Los órganos de control no pueden actuar bajo la influencia de los poderes ejecutivo y legislativo, pues esto impide que ejerzan su función o hace que actúen de manera parcializada, convirtiéndose en víctimas de la politización y cómplices de la corrupción. El propósito de los órganos de control no debe consistir por ningún motivo en ejercer persecución política ni en entorpecer la función pública, sino en favorecer que esta sea transparente.
  • La lucha contra la discriminación y la segregación social de un país pasa por reconocer la diversidad de sus ciudadanías y así poder implementar políticas afirmativas que, con la voz de todas y todos, garanticen la inclusión social y la participación efectiva.
  • En Colombia Humana, los y las jóvenes serán protagonistas de la esperanza, para lo cual de manera participativa se construirán las condiciones que permitan su desarrollo pleno alrededor de la educación, la cultura, el deporte, el trabajo y políticas inclusivas para aquellos en condiciones de exclusión y vulneración de derechos.
  • Considerar la armonía y el equilibrio con la Madre Tierra como el principio del modelo económico y de desarrollo a implementarse en el país, en el cual el agua es una de las prioridades para la conservación y debe ser el eje de participación de los pueblos y comunidades étnicas que han cuidado los territorios.
  • La Colombia Humana tendrá una política internacional orientada hacia el multilateralismo y la diversificación de las relaciones internacionales con las distintas regiones del mundo, especialmente con los países y sociedades de América Latina y el Caribe. Se actuará con absoluto reconocimiento de la autodeterminación de los Estados y sus pueblos, la solidaridad y la cooperación con todos los países.
  • El gasto público será transparente, ordenado y sin sobrecostos, solo así se podrán superar los tradicionales niveles de ejecución del presupuesto colombiano. Con transparencia y sin sobrecostos, nos mantendremos en el horizonte de la regla fiscal.
  • Fortaleceremos la descentralización administrativa y política de los territorios colombianos, para ello garantizaremos que los ingresos tributarios departamentales y municipales no se trasladen a la Nación.

 

Por supuesto estas frases son un resumen de lo que se afirma como verdades que deben ser aceptadas sin que ellas se sustenten en ningún contexto, análisis, norma, estadística o estudio.  Nada que conduzca a darle validez, acompaña a las sentencias enunciadas a lo largo del texto, lo cual pone en duda la idea de su veracidad y por lo tanto su confiabilidad.

 

Foto extraída de: Las2orillas

 

La mayoría de estas proposiciones son abiertas, genéricas, sin ningún tipo de compromiso o parámetro que permita plantear posteriormente una verificación en el cumplimiento de lo así planteado. Otras, las menos, están estructuradas en términos de lo que se propone hacer, y muy poco en relación a cuánto se espera alcanzar aplicando lo contemplado en cada sector, ni del punto de partida del cual arrancaría su posible ejecución.

Así las cosas, todos los planteamientos se convierten en un ejercicio discursivo en el que se promete una especie de retorno al paraíso perdido: del amor, la fraternidad, la convivencia pacífica, o el desarrollo de las potencias del ser humano (algo muy característico de los filósofos del romanticismo alemán, recordar a Friedrich Schelling). El otro aspecto que refuerza esta sensación es una restauración de la relación armónica con el medio ambiente, con los saberes ancestrales, una posición profundamente neo romántica. Esta no consulta la viabilidad de llevar sus postulados a la práctica, y se niega a entender que la sola presencia del hombre en el ambiente es  “intervencionista” y, por tanto, lo deseable sería prevenir o mitigar los efectos de la habitabilidad del territorio y la transformación productiva.

Leyendo las treinta páginas que constituyen el  PDF del programa de gobierno de la Colombia Humana (disponible para descarga en su página web), vienen a mi mente dos imágenes:

 

1-La de unos folletos que repartían hace muchos años los pastores evangélicos o los testigos de Jehová (no lo recuerdo exactamente), en donde convivían armónicamente en una pradera leones y cebras, tigres y búfalos, lobos y corderos. El único enemigo de esa armonía era el pecado, la renuencia a seguir los mandamientos de Dios. En todo caso, esa evocación vino a mi mente porque en este documento programático también hay un enemigo que no está identificado muy directamente, pero no por ello menos presente a lo largo de todos los planteamientos: el sector privado, la gran empresa, la economía extractivista, el sector de la gran construcción, las EPS (Entidades Promotoras de Salud privadas), los fondos privados de pensiones, entre otros.

2-La del filósofo criollo Antonio Cervantes, más conocido como Kid Pambelé. Las reflexiones que habitan esta política de la Colombia Humana son deseables en el mismo sentido que lo es lo que alguna vez afirmó este gran pensador: “Es mejor ser rico que pobre”. Argumento en que parecen inscribirse la cantidad de promesas sobre armonía, redistribución, realización del ser humano, y equidad en la prestación de servicios (agua, saneamiento, energía, vivienda, educación, salud, cultura, justicia, etc.) de acceso público, gratuito y de cobertura universal. Todo esto suena muy bien decirlo, pero el problema surge cuando por ningún lado se menciona desde donde se está arrancando (diagnóstico), ni a donde se quiere llegar (metas cuantificables), y, sobre todo, por medio de qué acciones se llegará a lo planteado. Suponiendo que el beneficio alcanzado por la población objetivo después de la implementación de lo propuesto (indicadores de impacto) sea incontrovertible, al igual que la sentencia de Pambelé.

 

Después de reflexionar sobre la magnitud de lo que esta campaña promete, podría llegar a sentir lástima por el candidato que se ha metido en este berenjenal. Pero este impulso a la compasión se esfuma en mí velozmente, y es superado por la certeza de que a esta osadía de prometer lo divino y lo humano no se asocia la autocrítica.

Y es que, por definición, el caudillo no puede ser autocrítico. En tanto la duda (esa fiel y salvadora amiga) penetre en el castillo de ideas preconcebidas, erigido por el mesías para sostener su utopía, todo se derrumba. El caudillismo tiene por rasgo característico la ausencia de un sentido crítico de los propios postulados (la crítica, muy mordaz y razonada, está reservada para la acción de los demás actores o grupos socio políticos en contienda); y de ello da buena cuenta la historia de la humanidad. Pero, si remitirse a la historia resultara engorroso o aburrido, recomiendo recurrir a la literatura como auxilio para precaverse contra estos males: por favor lean (o vuelvan a leer) El Otoño del Patriarca.

Finalmente, propongo una separación de lo enunciado, a partir de lo que considero tres categorías que son posibles de establecer en este documento.

La primera trata de las propuestas que tienen alguna concreción (en términos de cuantificar la promesa o de definir claramente cómo llevarla a cabo), aunque sea incompleta. A estas llamaré GRUPO 1. (Ver al final de esta nota)

El GRUPO 2  (Ver al final de esta nota) está compuesto por aquellas afirmaciones abiertas, manifestación de una buena intención que no alcanza a ser una propuesta estrictamente hablando.

 

Foto extraída de: Periodicoamarillo

 

Y el GRUPO 3 (Ver al final de esta nota), estará conformado por las afirmaciones cuya característica es entrar en contradicción con otras realizadas en el mismo documento, ser a todas luces completamente inviables, o encarnar un peligro para el orden establecido (soberanía del Estado, derecho a la propiedad, populismo, libre empresa, comercio internacional, etc.).

Adicionalmente, en un pdf aparte (de 15 páginas), se puede leer un documento con la propuesta ambiental. Esta tiene un poco más de diagnóstico, algunas cifras que dan cuenta de la situación actual, y está más detallada (en relación a lo que de ella se extractó para hacer parte del programa general) en lo que puede considerarse una propuesta concreta en términos ambientales. Contiene propuestas muy complejas de implementar, en su propósito de cambiar totalmente el panorama energético del país, sumado a que no se dan datos ciertos de cómo hacerlo:

 

-¿Cuánto costaría la propuesta integral que propone?

-¿Cuántos son los hogares susceptibles de cambiar las fuentes de suministro de energía a través de paneles solares?

-¿Cuánto cuesta cambiar todos los vehículos de transporte urbano a buses eléctricos? (Tampoco se dice si serían todos los buses, o solo los de los sistemas de transporte masivo).

-No especifica en cuánto tiempo se daría la transición propuesta para Ecopetrol en función de dejar de ser la entidad del Estado que hoy explota las reservas de hidrocarburos, para volverse (a partir de un proceso de investigación) en la agencia nacional de energías limpias.

-No cuantifica los efectos fiscales de dar terminación unilateral de los contratos que hoy tienen las empresas que hacen minería o explotación de las reservas de hidrocarburos en el país.

-No identifica lo que significa en costos y disminución de producción de energía eléctrica el cambio del modelo de represas y megacentrales a la producción de energía a partir de pequeñas centrales hidroeléctricas.

 

Foto extraída de: Eluniversal.

 

Y así, podría seguir señalando que, como en general en estos planteamientos de gobierno, no se va más allá de formular enunciados, los mismos que se corresponden bien con las preocupaciones del electorado (sobre todo el más joven o el académico, ausentes de los intereses empresariales):

 

-Defensa del medio ambiente.

-Rescate de las tradiciones etno-culturales.

-Lucha contra los grandes conglomerados económicos (que los electores identifican mecánicamente con actos de corrupción).

-Impulso al agro y consolidación de una propuesta de seguridad alimentaria. (incluyendo el custodio de semillas en clara oposición a las empresas multinacionales que comercializan insumos agrícolas).

-Protección social ampliando la financiación del estado hasta alcanzar la gratitud y cobertura universal en diversos servicios (agua potable, alcantarillado, educación, salud, pensiones), entre otras.

 

Petro le habla con especial eficacia a aquellos que están desengañados del sistema, porque, a su juicio, no han recibido de él sino bofetones, aunque sean personas que han alcanzado la edad adulta y un nivel educativo superior al de sus padres y abuelos, por ejemplo, a partir de los servicios sociales que ese mismo sistema, aunque de manera profundamente imperfecta, les ha entregado a lo largo de sus vidas.

Pensar esta situación me recuerda la frase de un amigo cercano, Petrista por demás, que dice: “Hay hombres a los que solo les interesa ver arder el mundo”.

Esta frase puede resumir de buena forma la actitud del electorado de Petro: con tal de ver arder el sistema que encuentran lleno de fallas y completamente ajeno a sus ideales, aquel que señalan de sus frustraciones o dificultades, y que claramente consideran como inviable, no se toman el tiempo de reflexionar (a pesar de que muchos seguidores de este candidato tienen una amplia formación académica) sobre la viabilidad de implementar el discurso que este les propone.  Solo se suman a la horda incendiaria, sin pensar si en la conflagración terminarán quemando su propia casa.

Para concluir, no me gustó este programa. No me parece que se pueda votar por un candidato que promete cambiar el mundo y no se toma el más mínimo trabajo en decir cómo logrará tal proeza. Su propuesta me parece retórica, vacía, y peligrosa, porque estoy segura que si lo intenta (cambiar el establecimiento) algo avanzará en su pretensión. Y ese avance, por poco que sea, se convertirá en nuestra perdición: perderemos todo lo poco que hemos podido obtener en términos del sistema capitalista (que, gústenos o no es el sistema en el que vivimos, nosotros y el mundo entero), y quedaremos a la mitad, mirando los destrozos, y sin alcanzar mínimamente lo que se presenta como el mundo perfecto.

 

Foto extraída de: Pulzo

 

En ese orden de ideas, recuerdo una reflexión que me ha acompañado desde hace tiempo. Leyendo la historia de Colombia, específicamente en el libro sobre Bolívar de Indalecio Liévano Aguirre, aparece la frustración de la concesión de la navegabilidad por el río Magdalena, en tiempos del nacimiento de la incipiente nación colombiana, y esto me da la medida de lo costoso que nos ha sido alcanzar los pocos avances que hemos logrado en términos de insertarnos en la economía global, y alcanzar mínimas condiciones de desarrollo. La imagen del vapor de Elbers, encallado en los sedimentos del gran río, es la estampa más elocuente del riesgo que se asume cuando se pretende ser innovador, reformar el mundo existente, y no se cuenta con el sustento suficiente para intentarlo razonablemente.

Por lo tanto, espero que Gustavo Petro no pase a segunda vuelta. Petro y Duque son dos opciones electorales que se refuerzan mutuamente, mi ilusión es que desactivada la una se desinfle automáticamente la otra.

 

Foto extraída: Gacetanautica

 

Los dejo entonces, a aquellos que estén interesados en profundizar un poco más, en compañía de estas tres categorías propuestas, cuyos postulados seleccionados han sido tomados textualmente del documento original.

 


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