El signo del pez de Germán Espinosa o la reinvención de un mesías

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El signo del pez es un libro que fue publicado de manera posterior a la dichosa Tejedora de coronas y se dice que su contenido busca encontrar, en las corrientes de pensamiento del siglo I, los albores del cristianismo


 

Información Bibliográfica del libro
 

Título: El signo del pez

Autor: Germán Espinosa

Editorial: Planeta

Género: Ensayo

Año: 1987

Pág. 231

 

I

La obra del cartagenero Germán Espinosa se ha caracterizado por ser intrincada y preciosista [1]. Desde la publicación de su primera novela Los cortejos del diablo, su inquietud por la historia universal en relación con la colombiana, le ha dado tintes de erudición a su trabajo narrativo, aunque alguna vez haya dicho que su prosa tenía como objeto de creación una base poética.

La valoración de su trabajo ha pasado por las voces de muchos estudiantes universitarios en tertulias de café y ha sido bibliografía en múltiples trabajos académicos, después de ganarse la atención internacional gracias a la publicación de su obra Los cortejos del diablo. Vale decir que con el avance de los estudios literarios en nuestro país y en el interés general de las nuevas generaciones, un público más amplio lee a Espinosa con esmero y atención, por ello, detenerse en su narrativa histórica, puede ser un paso inquietante para entender por qué su obra La tejedora de coronas fue reconocida por la UNESCO como obra patrimonio de la humanidad y qué razones tuvo Francia para nombrarlo Caballero de las letras francesas, más allá de la relación con la historia de ese país que pueda encontrarse en sus libros.

El signo del pez es un libro que fue publicado de manera posterior a la dichosa Tejedora de coronas y se dice que su contenido busca encontrar, en las corrientes de pensamiento del siglo I, los albores del cristianismo, quién hizo la exitosa receta que siglos más tarde, llevaría a Roma a consolidar un imperio vasto, sanguinario y poderoso. Aquellas corrientes son navegadas por Paulo de Tarso (o Saulo), quien en un viaje dantesco lleva a los lectores a conocer a los filósofos estoicos, las costumbres judías, el cenáculo de los platónicos, la cultura general de los helenistas, así como algunas costumbres gnósticas orientales.

En la obra cada uno de estos elementos van aportando algún concepto, como si en cada viaje Paulo recogiera un fruto de cada ciudad que visita para ir estructurando en su mente lo que él pensaba que debía ser el ideal de un mesías que viniera a judaizar el mundo que había sido helenizado por los griegos y los romanos.

 

 

Ilustración de: Sebastian Perez

 

El iniciado

Aspálata era una hetaíra* que se interesó por Saulo (que era el nombre de Pablo antes de su conversión al cristianismo) y va al encuentro del joven en su natal Tarso que entonces era la cuna espiritual del imperio. Múltiples interrogantes se abren en la mente del tarsiota, quien pensaba que cultivar el espíritu era el fin último de su religión y que los placeres de la carne eran fuente de impurezas que podían desviarlo de su objetivo divino, y ofender a su dios.

Aquellas dudas eran bien disipadas por Aspálata, quien conociendo los intereses de Saulo le había gestionado una cita en el foro estoico. Los filósofos le recibieron con regocijo, ya que las hetaíras eran muy respetadas en Grecia. Esta no sería la última vez que Pablo se viera ayudado por una mujer que lejos de una amante se convirtió en su mentora en la filosofía occidental.

Los conocimientos que los estoicos aportaban a la formación de Paulo en la obra eran referentes al logos, pues estos, consideraban aquel concepto como alma y razón del mundo. Era una fuerza suprema que dirigía el supremo plan. De allí se derivaba la idea de eudaimonía, es decir, de la virtud como única fuente de felicidad y su ideal de vida era el sabio que se regía dominando sus afectos y aceptando el sufrimiento con serenidad. De tal manera los sacerdotes estoicos pensaban que el mundo debía ser absorbido por el logos para dar comienzo a una nueva creación. Dicha palingenesia* se hacía a través de la metanoia que era la victoria del espíritu sobre la materia.

Después de algunas sesiones celebradas en el foro, el joven pensador es invitado a exponer sus argumentos frente a los sabios, quienes después de escuchar su postura judía, sobre ideas como el soplo de vida o soplo de Yahweh que también estaba relacionado con el pensamiento y la libertad, aclaran que había consenso entre el pensamiento helenista en que hay una diferencia entre alma y cuerpo, pero no en la idea de lo que pasaba con el alma después de la muerte, pues, para ellos específicamente el alma no fenecía, más bien, regresaba conservando su individualidad para cumplir una función analógica.

 

Ilustración de: Sebastian Perez

 

Así el alma era el origen del pensamiento y aquel pneuma o soplo de vida era aportado por el logos que también era responsable de la existencia individual, sin importar si se tratara de un mercachifle de Tarso o del gran Sócrates.

 

II

Los viajes del tarsiota

Después de la cita con los sabios, que les suscitó desagrado por los harapos con que iban vestidos y la sencillez del lugar en que gastaban sus horas dedicados a la búsqueda de la verdad, distinto de la belleza arquitectónica de la sinagoga donde pensó recurrentemente en la septuaginta, Saulo ve crecer en su mente una idea, como si se tratase de la providencia divina, un plan para judaizar el mundo. De la misma manera en que los helenos se convirtieron en la cumbre espiritual del imperio, su llamado era a reformar la antigua doctrina hebrea.

En algún pasaje de la obra puede verse un diálogo que sostiene consigo mismo como si estuviese hablando con Yahweh, en el que se convence por completo de que su destino es buscar la manera de hacer llegar a todas las personas del orbe estas creencias y poner al pueblo judío en un punto de prestigio que la vida les había negado después de las múltiples guerras que afrontaron.

Así que fue en busca de Atenas. En el camino de Listra conoció a un hindú del cual, al parecer, le provino la idea de una divinidad triple o la trimurti en que se descomponía la divinidad indostánica. En el gimnasio de Akademos, después de sublimarse con la majestuosidad de los edificios de Atenas, Saulo no es tan bien recibido, pero su idea del logos se amplía al punto de pensar que todos los helenistas veneraban el logos, el poder de las palabras para crear objetos, o al menos imágenes de estos en la mente de las personas.

 

Ilustración de: Sebastian Perez

 

Sabía que la distinción entre concepto y objeto era fundamental para los platónicos como se lo hizo saber Demetrio de Cnoxos cuando vituperaba de esas religiones bárbaras que nacían del temor a la naturaleza y a la muerte. Así que pensó que quien dominara el logos, tendría el poder de persuadir a los griegos de venerarle, se inclinarían ante alguien que dijera y demostrara ser el verbo hecho carne.

Después de esta travesía se narra que estuvo tejiendo esteras en Tesalónica y tomó la ruta del Mar de Tracia por la costa calcídica y el Golfo Estrimónico para llegar al de Melas. Luego arribó por Abidos a Tróade la ciudad donde Alejandro inició su campaña contra los persas. Fundada por troyanos, era una ciudad llena de fama por las acciones bélicas de personajes como Jerjes que por ese lugar atravesó el Helesponto para llegar a Grecia o los atenienses Trasíbulo y Trasilo que vencieron a los espartanos.

Sin embargo la ciudad que buscaba Pablo, Saulo o Paulo, era aquella que como foco del helenismo rivalizaba con Alejandría: Pérgamo. Allí, Pablo conoce a Diofanto, un peleador de pancracio griego con quien sostuvo algunos combates en uno de los tantos gimnasios de la ciudad.

La biblioteca de Pérgamo, que era famosa por rivalizar con la poderosa biblioteca de Alejandría, poseía al menos 200.000 volúmenes que iban desde la filosofía hasta la magia negra. Sus jardines y palacios son descritos con cabezas de toros o de leones. El gran altar era rodeado de céspedes con una escalinata que daba acceso a un templo y poseía un friso digno de Atenas.

 

Ilustración extraída de: marketingparaabogados.eu

 

Brillaba la importancia que se había ganado gracias al templo a Octavio Augusto que la inscribía en las principales ciudades del culto imperial. Sin embargo, lo que más llama mi atención de este fragmento, es el enorme teatro sobre el cual reposaba el templo de Dionisos, deidad cuyo culto (junto al culto a Príapo) preocupaba a Saulo por las obscenidades que, en su parecer, desataban sus rituales. Como ejemplo, se recuerda un pasaje en el cual, cuando salía de la biblioteca, Saulo encuentra una caravana de mujeres semidesnudas que, para augurar una buena cosecha, introducían falos fabricados con cuero en sus vaginas. Aseguraban que de esta manera también honraban a Nero Caesar.

Más allá de las impresiones que pudo causar en él la arquitectura de la ciudad, es posible que el encuentro que tuvo con Diofanto, haya sido el más importante de todos para desarrollar su idea de mesías y de pastor, pues es él quien le muestra la guarida hipocrática en la que se hacían las investigaciones de los médicos que no tenían objeción cuando había que diseccionar un cadáver humano para aportar a la medicina y salvar alguna vida humana. Para Saulo y para cierto sector del imperio aquella profanación era un crimen, pues, el cuerpo, como se ha dicho, era sagrado. Sin embargo fue allí donde aprendió todo aquel conocimiento que en la obra, usaría para sanar a los enfermos, cuando Espinosa trata de plantear que realmente Paulo era Jesús de Nazaret.

 

Resumiendo

Esta obra de Espinosa brinda una aparente hipótesis sobre los elementos que pudieron conformar el cristianismo en sus inicios, y a su vez,  recrea un Imperio Romano de principios de la era cristiana con sus ciudades de ensueño y sus cultos al pensamiento, al placer y a la fertilidad. También esta obra se aventura a contar cómo en medio de las cavilaciones de Saulo se iba re-inventando la idea del mesías hebreo que habría de salvar a la comunidad judía, de bases estoicas y platónicas, con un tanto de esotérico y con el plus que le dio, el que en mi opinión, es el viaje más importante: el viaje a Pérgamo. Allí Saulo se re-inventa como mesías milagroso que curaba a los enfermos como al epiléptico lázaro.

Si bien la amalgama de corrientes de pensamiento que presenta la obra es amplia, sabemos que el conocimiento sobre lo antiguo es cada vez más profundo y se han ido aclarando algunos conceptos como es el caso de la metanoia que tiene que ver con arrepentimiento, el cambio de opinión o la conversión cristiana. Por todo esto, los esbozos de Espinosa en esta obra son apenas invitaciones de gran calidad para que nosotros como lectores conozcamos antiguas geografías y episodios de la historia del pensamiento humano.

 

Ilustración extraída de: misionerosmaryknoll.org

 

Aclarar que el gestar una resurrección junto a Juan (que fue un exitoso golpe a la hegemonía romana), obtener una solida formación cristiana, predicar y  hacer milagros, hicieron que Saulo terminara ejecutado por el imperio en una segunda condena posterior a la crucifixión. Nada importaba más.

La verdadera resistencia de Saulo sucedió en la soledad cuando, momentos después de hablar con la hermosa hetaíra Aspálata, se sentía tocado por el espíritu helenista del placer y la fertilidad. Sentía que al estar cerca de esa fuente ardiente de amor, estaba también junto al origen de todo pecado, a pesar de haber sido frenado cuando en su boca escuchó una persuasión férrea al decirle: “Soy griega. Y eso tiene una significación. En Anaxágoras aprendí a concebir el universo como un santuario y en nuestros poetas a encontrar la felicidad por el intelecto”.  Sus abluciones fueron la única fuerza contra semejante trampa del destino o como él pensaría, una prueba de Yawhvé; aquellas abluciones le sirvieron para reinventar su mesías.

 

Glosario de términos


  1. Preciosismo es la denominación de un movimiento social y cultural de naturaleza barroca que precede al clasicismo francés y hasta cierto punto lo prepara, en la primera mitad del siglo XVII. Vinculado a una moda social (la poussée précieuse), que responde a un deseo de elevación y refinamiento en los modales, costumbres y gustos, sentido por una parte de la alta sociedad parisina como reacción a lo que consideraba formas vulgares de la Corte de Enrique IV.
  2. El término palingenesia (o palingénesis) (del griego palin, “de nuevo”, y génesis, “nacer”) es un término que corresponde a conceptos análogos en historia de la ley, filosofía, teología, política y biología. Es una doctrina que plantea que cada ser vivo cumple un ciclo de existencia, comprendido desde el nacimiento, pasando por su existencia, luego su muerte, hasta la reencarnación.
  3. Heteras o hetairas​ (en griego, ἑταῖραι, hetairai) era el nombre que recibían en la antigua Grecia las cortesanas, es decir, una combinación de dama de compañía y prostituta refinada.
  4. Metanoia (del griego μετανοῖεν, metanoiencambiar de opinión, arrepentirse, o de meta, más allá y nous, de la mente) es un enunciado retórico utilizado para retractarse de alguna afirmación realizada, y corregirla para comentarla de mejor manera.
Licenciado en Español y Literatura. Docente, narrador y conversador. Autor del poemario "Una urbe estival" y de reciente libro "El cauce de las formas".

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