El viaje de Cristóbal Colón al Chile de los años 80. Una lectura de Cipango de Tomás Harris

219
0

Por, Mónica Moreno Ramos, Universidad Complutense de Madrid – Universidad Austral de Chile. Tomado del libro: DIMENSIONES. El espacio y sus significados en la literatura hispánica.

Introducción

Este trabajo tiene como objetivo realizar una introducción al diálogo que Cipango de Tomás Harris lleva a cabo con los Diarios de Cristóbal Colón (2). Dicho autor ocupa, actualmente, un lugar consagrado en el campo cultural chileno gracias a obras como esta, de la que el crítico Grínor Rojo (3) afirmó que era el poemario nacional más relevante desde Canto General. El poeta tuvo un papel decisivo en el renacimiento artístico de Concepción, ciudad del sur de Chile, durante la dictadura de Pinochet y supone una de las voces destacadas de la llamada Generación del 80 o del 87. La primera edición de Cipango salió a la luz en 1992, con un claro afán aglutinador, pues cuatro de sus cinco partes habían sido publicadas con anterioridad como obras autónomas en los años 80.

El diálogo que Tomás Harris entabla con la Crónica de Indias tiene importantes antecedentes en la literatura hispanoamericana, entre los que se encuentra Ernesto Cardenal. Carlos Trujillo (4) ha reconstruido su influencia en la poesía chilena de los años 70 y 80 y ha apuntado las evidentes conexiones existentes entre Cipango y libros como El estrecho dudoso. Araceli Tinajero también ha señalado esta influencia en base a la reconstrucción histórica que, desde la literatura, lleva a cabo el sacerdote nicaragüense: «Cardenal reconstruye la historia de la conquista y sobre todo hace hincapié en los problemas a los que se enfrentaron los conquistadores para saciar su sed de conocimiento y riqueza. Ese énfasis marca la visión apocalíptica de la conquista porque se enfoca en las frustraciones y la muerte» (5). Ernesto Cardenal, según Carlos Trujillo, tuvo una escasa difusión antes del golpe de Estado de 1973, cuya causa achaca a la existencia de un escenario dominado por la figura central de Pablo Neruda (6). Sin embargo, esta situación se revertió tras la llegada del régimen militar, de manera que dos fueron las figuras tutelares para los nuevos poetas: Nicanor Parra y Ernesto Cardenal, seguidos muy de cerca por Enrique Lihn y Jorge Teillier (7).

Colón y la desmitificación del descubrimiento: una lectura de la dictadura pinochetista desde la extrañeza radical

Cipango debe su nombre a la intención de Tomás Harris de elaborar, de la tercera parte en adelante, una ucronía distópica que consiste en imaginar la llegada de un grupo de conquistadores españoles a una Concepción ya conquistada y gobernada, según explica Tomás Harris: «por otro fantasmal [sic] que no se nombra, pero que también anda por la ciudad» (8). Sin embargo, el poemario despliega pistas soterradas para que sepamos que se trata del régimen dictatorial de Pinochet. Así, el título enlaza con la confusión del viaje colombino, cuyo objetivo de partida era descubrir una ruta alternativa para acceder a Cipango (Japón) y Catay (China) que finalmente concluyó con la conquista del Nuevo Mundo y su acto de fundación violenta.

Magda Sepúlveda recalca cómo esta estrategia permite crear un efecto de distanciamiento que recupera la extrañeza que causó la ciudad precolombina en el español —pensemos en Tecnotitlán—, si bien ahora no ante el asombro de la magnificencia, sino ante el hallazgo de una tierra baldía (9). El sentimiento de extrañeza fue radical para el conquistador si tenemos en cuenta que «los europeos nunca ignoraron por completo la existencia de África, o de la India o de China» (10).

Esta mirada renovadora será fundamental para construir la reflexión ya iniciada sobre la ciudad dictatorial. El recurso de la extrañeza, tan importante y recurrente a lo largo de la historia de la poesía, supone una estrategia productiva y crítica que permite pensar la proximidad de la experiencia. Es importante recordar, si tenemos en cuenta el contexto histórico en el que se inscribe el libro, que esta era una experiencia —utilizando el lenguaje de Cipango— que, sobre todo desde los mass media, ofrecía una visión parcial, fragmentaria y fetichizada. En este sentido, Sergio Mansilla ha destacado la tarea que la poesía chilena de esta época emprende con respecto a la contradicción de los clichés históricos del régimen militar, a partir de la certeza de estas verdades a medias (11). Por ello, el recurso del distanciamiento se manifiesta aquí aprovechando la potencialidad expresiva de esta mirada totalmente ajena de los conquistadores sobre la realidad americana. Eso sí, ahora resignificándola para, desde esta lejanía, poder observar lo ocurrido tras el velo de normalidad cotidiana, basado en la retórica de la seguridad y el proyecto de modernidad, que la junta militar quería imponer.

Asimismo, esta ucronía determina una serie de técnicas narrativas que imitan los recursos expresivos propios de la bitácora y las cartas de relación. Ello se debe a que el texto predilecto con el que se dialoga serán los Diarios de Cristóbal Colón que emergen en Cipango unas veces citados textualmente, otras reelaborados y otras impostados.

El poeta-cronista, señala Lila Calderón, recorre las ruinas de una sociedad moderna, mientras pasea su mirada en busca del oro de las Indias, el palacio del Gran Khan o la ruta de Marco Polo, para recoger, en cambio, solo los turbios desechos de la sociedad industrial (12) y, añadiríamos nosotros, dictatorial. Las ramificaciones que adquiere en el poemario la relectura colombina son varias, pero nos centraremos aquí en la que tiene que ver con el análisis desmitificador de la realidad americana (13).

La cuarta parte del libro, titulada «El último viaje», se inicia con un poema llamado «Océano de las tempestades» (14). Este poema inserta, versificándolo, un fragmento de la relación colombina del cuarto viaje que se corresponde con la carta que Colón escribió a los Reyes Católicos el siete de julio de 1503. La parte seleccionada (15) se centra en la descripción de un océano embravecido, según apunta el título. Sin embargo, el texto nos obliga a acudir a la fuente original para ampliar y contextualizar esta situación. Lo interesante del hipotexto (16) es que adelanta dos líneas fundamentales de «El último viaje», por lo que este poema funciona como marco introductorio a esta sección.

En primer lugar, el tema del naufragio se relaciona con una metáfora muy fecunda para hablar de los proyectos políticos no fraguados (17). Todo ello se enmarca dentro de un contexto literario de época donde la concepción de progreso y de racionalismo positivista saltó por los aires. Esto tiene mucho que ver con la irrupción del golpe de estado de 1973 en el panorama político chileno. Tomás Harris, en una entrevista realizada por Pedro Pablo Guerrero, explica su trabajo en términos de una escritura poética que se piensa a sí misma como catástrofe, como testimonio del naufragio de las grandes utopías políticas del siglo xx (18). En consecuencia, es obvio que esta escritura tiene muy presente, por la nacionalidad del autor, no solo el fracaso de la vía democrática al socialismo liderada por Salvador Allende, sino el modo en que ese fracaso se materializó. La segunda línea que adelanta el poema «Océano de las tempestades» entronca con la idea de la pérdida de referencias espaciales, la pérdida de la rosa de los vientos que se leerá, más adelante, desde un punto de vista metafórico. Este punto de vista conecta con un asunto del que ya hemos hablado: la dificultad, dentro de un contexto dictatorial donde la información era parcial y enmascaradora, para aprehender lo que verdaderamente estaba sucediendo y, en correspondencia, la constante sensación de desorientación del sujeto.

Podemos hacer un paralelismo entre la labor de montador que aquí posee Tomás Harris —el texto se inserta literalmente, pero segmentado en versos, lo que le confiere un ritmo— y algunas cuestiones desarrolladas por Carlos Almonte y Alan Meller en relación al autor neoconceptual (19). El poeta combina en Cipango el desempeño de una identidad y voz propia de autor clásico con aquella que se sirve del collage literario para diversificarla en varias voces que, al ser reunidas en el texto, pierden su carácter original para mimetizarse o adherirse a un nuevo enfoque. Según explican estos dos críticos, la identidad del autor neoconceptual se elabora a partir de un número variable de identidades cercenadas.

Tomás Harris

En «Los sentidos del deseo», se abre un nuevo camino asociado a este relato del naufragio. En él, asistimos al brusco contraste entre la crudeza de la realidad que encuentra el conquistador y las imágenes mitificadoras de América que traía: «[…] pero / nada de esto quedó en las esferas, / en las pinturas de mapamundos, / ni los perros corsos, / ni los pueblos fantasmas que vamos siendo, / las calles de viento, / las ventanas que se apagan, / el sacrificio sin otro sentido que la intimidación, / lo escrito, la condena; / todas estas millas para coronarse Virrey de la Nada» (20). El poema está construido parafraseando un fragmento del primer viaje del Diario de Colón, más concretamente aquel que se corresponde al 24 de octubre de 1492 (21). Recordemos, siguiendo a Beatriz Pastor, que este discurso narrativo creado por Colón constituye la primera representación verbal de una realidad americana percibida según las coordenadas imaginarias propias de una concepción del mundo europea —en base a las lecturas de Marco Polo, Ptolomeo, etc. (22).

Por último, en «Los sentidos de la limosna», Cristóbal Colón se encuentra a las puertas del convento franciscano de La Rábida, en Palos de la Frontera (Huelva). Este lugar fue fundamental para su empresa americana, pues frailes como el padre Marchena le ayudaron a contactar con la corona castellana y con los marineros de la zona como paso previo para poder llevar a cabo su proyecto. Tomás Harris parte de este hecho para retratar un Colón que rememora el proceso poniendo en entredicho sus resultados, idea ya apuntada en el último verso de la cita anterior —«todas estas millas para coronarse Virrey de la Nada»—: «Ptolomeo me dijo que pidiera, / El Altísimo me dijo que pidiera, / el famoso florentino Toscanelli me dijo que pidiera, / que pidiera / a través de su idea del Mundo, / que sería mi idea del Mundo; / nada más por eso ensanchamos el
mundo hasta / esta caca áurea / del 80» (23).

El descubrimiento de América ensanchó y cerró definitivamente el mundo conocido, según señala Tzvetan Todorov:

«los hombres han descubierto la totalidad de la que forman parte mientras que, hasta entonces, formaban una parte sin todo» (24).

Este descubrimiento se traduce, en la obra, en el hallazgo de la perturbadora realidad dictatorial chilena, ante la que no merecía la pena el riesgo y el sufrimiento de la empresa. Por tanto, existe un claro proceso de desmitificación, pues la conquista culmina tanto en la más absoluta derrota con respecto al viaje como con el descubrimiento del horror. La ucronía se dibuja desde dos enfoques contrastivos: con respecto a la imagen heroica de los conquistadores y con respecto al objetivo que justificaba tan ardua misión, pues no se encuentra lo esperado. Por ello, Óscar Galindo habla de una poesía que mira la historia desde los residuos de la utopía, desde el sonado fracaso fundacional de Hispanoamérica (25). Debemos apuntar, aunque este punto excede los fines de este breve trabajo, la relación de este proceso de desmitificación con una crónica como Los Naufragios, otra de las fuentes fundamentales para el poemario.

En definitiva, a través de estas páginas, hemos querido realizar un primer acercamiento de cómo se integran y reelaboran algunos textos esenciales de la Crónica de Indias —en este caso, los Diarios de Cristóbal Colón— en un libro fundamental para el discurso poético chileno que reflexiona sobre una célebre, por desgracia, dictadura latinoamericana de finales del siglo xx.

1 CONICYT-PCHA/ Doctorado Nacional/2016-folio 21161193.

2 En el marco de este trabajo han de considerarse los trabajos de S. Bianchi, «Reiterar la forma de lo inasible: una mirada a la poesía de Tomás Harris», Mapocho. Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, núm.41 I sem., 1997, págs. 225-228; de A. Castillo-Berchenko, «La métaphore du naufrage dans la poésie chilienne d’aujourd’hui», Cahiers d’études romanes, núm. 1, 1998, págs. 123-138; de A. Figueroa, El imaginario postapocalíptico en el arte penquista actual, Concepción (Chile), Libros de Nébula, 2013; G. Triviños, Las plumas del colibrí: quince años de poesía en Concepción, 1973-1988, M. N. Alonso (et al.), Santiago de Chile, Instituto de Promoción y Desarrollo, Centro de Estudios Sociales, 1989.

3 Interesan aquí dos trabajos de G. Rojo: «Tomás Harris o de la fiebre del oro en Orompello»,
Cipango, Tomás Harris, Santiago de Chile, Fondo de Cultura Económica, 1996, págs. 12-21; y «Sobrecogedor desquiciamiento», El Mercurio, 9 de octubre de 2005, pág. 18.

4 C. Trujillo, «Ernesto Cardenal y la poesía chilena de los años setenta y ochenta: visión personal de un poeta del sur», Alpha, núm. 26, 2008, págs. 281-291.

5 A. Tinajero, «Cipango, la Generación nn y la poesía de la violencia en Chile», A Contracorriente, núm. 8, 2010, pág. 449.

6 C. Trujillo, ob. cit., pág. 282.
7 Ibíd., pág. 284.
8 «Entrevista a Tomás Harris», Revista Lecturas, 4 de julio de 2013, http://www.revistalecturas.cl/video-harris, min. 0:17-0:23.

9 M. Sepúlveda Eriz, Ciudad quiltra. Poesía chilena (1973-2013), Santiago de Chile, Cuarto propio, 2013, pág. 79.

10 T. Todorov, La conquista de América. El problema del otro, México, Siglo xxi, 2010, pág. 14.

11 S. Mansilla Torres, El paraíso vedado. Ensayos sobre poesía chilena del contragolpe, Valdivia: Paginadura, 1999, pág. 91.

12 L. Calderón, «Iconografía e iconología en el imaginario de Cipango de Thomas Harris», 2014, http://letras.s5.com/thar091114.html.

13 En este sentido, dejamos conscientemente de lado, por ejemplo, la relación que existe entre el Colón que retrata en algunos pasajes Tomás Harris y el Colón tramposo del Retablo de las Maravillas que dibuja Alejo Carpentier en El arpa y la sombra. Esta conexión ya ha sido apuntada, brevemente, por Óscar Galindo en su artículo «Las poéticas (neo) barrocas de Diego Maquieira y Tomás Harris», Alpha, núm. 31, 2010. Sin embargo, se necesita un análisis más profundo que requeriría más espacio del que aquí poseemos.

14 T. Harris, Cipango, Santiago de Chile, Fondo de Cultura Económica, 1996, pág. 123.

15 C. Colón, Los cuatro viajes. Testamento, C. Varela, Madrid (ed.), Alianza Editorial, 1986, pág. 284. «Nueve días anduve perdido sin esperança de vida. Ojos nunca vieron la mar tan alta, fea y hecha espuma. El viento no era para ir adelante ni dava lugar para correr haçia algún cabo. Allí me detenía en aquella mar fecha sangre, herviendo como caldera por gran fuego. El cielo jamás fue visto tan espantoso».

16 Utilizamos aquí la terminología de G. Genette, Palimpsestos. La literatura en segundo grado, Madrid, Taurus, 1989.

17 Es significativo que otro de los libros publicados por Tomás Harris se llame Los 7 náufragos. Santiago de Chile, Red Internacional del Libro, 1995, el cual retoma posteriormente muchas imágenes y temas de Cipango.

18 P.P. Guerrero, «Un mundo sin héroes» (Entrevista a Tomás Harris), El Mercurio, 23 de marzo de 2002, pág. 7. Otra entrevista de interés es: D. Calderón, «Conversación con un hombre oscuro» (Entrevista a Tomás Harris), Mar desnudo. Revista cubana de arte y literatura, núm. 2, 2007, http://mardesnudo.atenas.cult.cu/?q=hombre_oscuro.

19 C. Almonte; A. Meller, «Neoconceptualismo, literatura y collage», 2010, http://www.letras.s5.com/ca300710.html

20 T. Harris, Cipango, ob. cit., pág. 172.

21 «Y yo así lo tengo, porque creo que, si es así como por señas que me hizieron todos los indios d’estas islas y aquellos que llevo yo en los navíos, porque por lengua no los entiendo, es la isla de Çipango, de que se cuentan cosas maravillosas; y en las esferas que yo vi y en las pinturas de mapamundos es ella en esta comarca». C. Colón, ob. cit., pág. 80.

22 B. Pastor, Discursos narrativos de la conquista: mitificación y emergencia, La Habana, Ediciones Casa de las Américas, 1983, pág. 8. 23 T. Harris, Cipango, ob. cit., pág. 173.

Bibliografía
Almonte, C.; Meller, A., «Neoconceptualismo, literatura y collage», 2010, http://www.letras.s5.com/ca300710.html.
Bianchi, S., «Reiterar la forma de lo inasible: una mirada a la poesía de Tomás Harris», Mapocho. Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, núm.41 I sem., 1997, págs.
225-228.
Calderón, D., «Conversación con un hombre oscuro» (Entrevista a Tomás Harris), Mar desnudo. Revista cubana de arte y literatura, núm. 2, 2007, http://mardesnudo.
atenas.cult.cu/?q=hombre_oscuro.
Calderón, L., «Iconografía e iconología en el imaginario de Cipango de Thomas Harris», 2014., http://letras.s5.com/thar091114.html.
Castillo-Berchenko, A., «La métaphore du naufrage dans la poésie chilienne d’aujourd’hui», Cahiers d’études romanes, núm. 1, 1998, págs. 123-138.

Colón, C., Los cuatro viajes. Testamento, C. Varela (ed.), Madrid, Alianza Editorial, 1986.
«Entrevista a Tomás Harris», Revista Lecturas, 4 de julio de 2013, http://www.revistalecturas.cl/video-harrisFigueroa A., El imaginario postapocalíptico en el arte penquista actual, Concepción (Chile), Libros de Nébula, 2013.
Galindo, Ó., «Escritura, historia e identidad: poesía actual del sur de Chile», Poetas actuales del Sur de Chile. Antología Crítica, Ó. Galindo y D. Miralles (eds.), Valdivia,
Paginadura Ediciones, 1993, págs. 163-193.
— «Tomás Harris: las navegaciones y naufragios de la historia», Las metáforas impuras. Escritura, sujeto y realidad en la poesía chilena actual, tesis de doctorado, Universidad
Complutense de Madrid, 1999, págs. 548-561.
— «El imaginario insular antiutópico en la poesía chilena reciente», Revista Austral de Ciencias Sociales, núm.4, 2000, págs. 175-185.
— «Las poéticas (neo) barrocas de Diego Maquieira y Tomás Harris», Alpha, núm. 31, 2010, http://www.scielo.cl/scielo.php?pid=S0718-22012010000200014&script=sci_arttext
Genette, G., Palimpsestos. La literatura en segundo grado, Madrid, Taurus, 1989.
Guerrero, P.P.; «Un mundo sin héroes» (Entrevista a Tomás Harris), El Mercurio, 23 de marzo de 2002, págs. 6-7.
Harris, T., Los 7 náufragos, Santiago de Chile, Red Internacional del Libro, 1995.
— Cipango, Santiago de Chile, Fondo de Cultura Económica, 1996.
Mansilla, S., El paraíso vedado. Ensayos sobre poesía chilena del contragolpe, Valdivia, Paginadura, 1999.
Pastor, B., Discursos narrativos de la conquista: mitificación y emergencia, La Habana, Ediciones Casa de las Américas, 1983.
Rojo, G., «Tomás Harris o de la fiebre del oro en Orompello». Cipango, Tomás Harris, Santiago de Chile, Fondo de Cultura Económica, 1996, págs. 12-21.
— «Sobrecogedor desquiciamiento», El Mercurio, 9 de octubre de 2005, pág. 18.
Sepúlveda Eriz, M., Ciudad quiltra. Poesía chilena (1973-2013), Santiago de Chile, Cuarto propio, 2013.
Tinajero, A., «Cipango, la Generación NN y la poesía de la violencia en Chile», A Contracorriente, núm. 8, 2010, págs. 448-452.
Triviños, G., Las plumas del colibrí: quince años de poesía en Concepción, 1973-1988, M.
N. Alonso (et al.), Santiago de Chile, Instituto de Promoción y Desarrollo, Centro de Estudios Sociales, 1989.
Trujillo, C., «Ernesto Cardenal y la poesía chilena de los años setenta y ochenta: visión personal de un poeta del sur», Alpha, núm. 26, 2008, págs. 281-291.
Todorov, T., La conquista de América. El problema del otro, México, Siglo xxi, 2010.

Contamos historias desde otras formas de mirarnos.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

El periodo de verificación de reCAPTCHA ha caducado. Por favor, recarga la página.