La “Acuavenida del Río”, un proyecto entre todos
Desde la calle 16 con Avenida del Río hasta el Parque Lineal del Víaducto; muros, fachadas de casas y sectores comunes han cambiado su aspecto, se han llenado de color y vida a través del proyecto “Acuavenida del Río”. Edgar Velasco, creador de la iniciativa, es uno de los pereiranos #ConLasRayasPuestas
Volver al río
“La Acuavenida del Río”, una iniciativa que ha logrado revitalizar un sector de Pereira.
Asfalto y nada más
La imagen que abarcaba mi memoria sobre la Avenida del Río no era tan colorida. Se reducía a un recuerdo de una zona de la ciudad en la que no era seguro estar y que visualmente no era muy agradable. Esa fue mi idea durante casi 22 años, hasta hace algunos unos meses que conocí el proyecto “La Acuavenida del Río”. Tuve la sensación de presenciar una nueva Avenida del Río a través del color, el diseño y el trabajo en comunidad. Donde antes el río estaba en un segundo plano, ahora él y los habitantes a sus orillas son protagonistas. Un río como un gran inspirador para resaltar el lugar donde se vive, un río para contar historias.
El creador de la iniciativa es el publicista y fotógrafo Edgar Velazco, para él es el “Acuario más pintoresco” instalado sobre fachadas de casas, muros y espacio público. Desde hace tres años trabaja en ello, interviniendo y dando nuevos aspectos a múltiples zonas comunes, obsesionado por la resignificación de la Comuna del Río, barrios Zea y América (desde la calle 16 hasta el parque lineal El Viaducto).
La idea le llegó hace unos 7 años aproximadamente en una de las tantas visitas a Río de Janeiro al ver el proyecto “Praca Cantao”, donde se ofrece una nueva mirada a barrios o comunas de sectores periféricos en las grandes ciudades. La misma gente que habita las casas; las pinta y las llena de color en sus exteriores. Una forma de incentivar a la misma comunidad a un cambio. Era tendencia, porque en otras ciudades del mundo estaba pasando lo mismo.
[sliderpro id=”54″]
El arte con amigos y en comunidad
Edgar Velazco ha dedicado gran parte de su vida al arte, como espectador o creador, y a viajar por cuanto rincón en el mundo le haya sido posible. Además es un gran observador en permanente reflexión de los entornos y las formas de vida en el planeta. Para este proyecto se ha acompañado de algunos amigos, entre ellos, la pareja de artistas Viviana Ángel y Álvaro Hoyos y el fotógrafo Wallace, para plasmar sus experiencias y sensibilidades vividas en favor de esta comunidad. Ellos han enseñado a los habitantes del barrio a pintar y organizar sus casas con técnicas como el mural y el mosaico en cerámica industrial pintado a mano. “Con este nuevo proceso las personas han aprendido a sentirse útiles, les hemos enseñado a que con elementos muy básicos que ya no usan pueden rediseñar y mejorar el aspecto de su hogar” Afirma Álvaro Hoyos, artista y colaborador de la iniciativa.
La gente además organiza los andenes, siembra, reutiliza materiales para el embellecimiento de las zonas comunes, calles, parques y senderos para peatones y ciclorrutas. Una revitalización de su propio entorno. Los muros y las fachadas toman vida, cuentan historias, albergan personajes ribereños creados por Edgar con un fin pedagógico: cuidar del espacio en común, mejorar las dinámicas diarias del sector. Atendiendo al llamado del río también se han realizado jornadas con sentido ecológico: implementación de zonas verdes y jardines, reconocimiento y consciencia por el cuidado de los árboles, el río y las especies que lo habitan, instalación de dispensadores para basura, entre otras iniciativas conjuntas, siempre con la ayuda y el respaldo de la mayoría de los habitantes del sector.
[sliderpro id=”55″]
Un museo entre nosotros
Otro de los elementos llamativos en “La Acuavenida del Río” son las obras escultóricas que a su vez cumplen una función ornamental en el espacio público. Es el caso de la iguana hecha en piedra por Roberto de la Pava, una escultura que le tardó meses en hacer y que construyó tramo por tramo a punta de materiales recogidos del río y los entornos del barrio. Al lado está un pez colorido hecho en mosaico. Ambos representan animales propios del río y sus riberas y son elementos utilizados, además de embellecer, como bancas para el descanso y “masetas” para el crecimiento de la vida vegetal.
Gracias a este entorno ya instalado y al proceso llevado a cabo con la comunidad fue posible llevar hasta la caseta comunal del barrio Zea una de las obras del 44 Salón Nacional de Artistas realizado en 2016 en Pereira. La obra “Río escultor de Piedra” del Colectivo Otún, integrado por Martín Abad, Mauricio Rivera y Álvaro Hoyos, este último, amigo de Edgar Velazco, y quien ya había trabajado con los habitantes del sector para el embellecimiento de sus propios espacios. La obra dialoga acerca de las dinámicas del río y la importancia que este representa para la comunidad, aquí se pone en juego la vida del río, el estado de éste y se vuelve la mirada hacia su recorrido. Fue también una obra pensada en homenaje al artista Martín Abad Abad (fallecido un par de meses después del cierre de la obra) quien por más de 40 años vivió en cercanías a este río, sabía de sus aguas y de su silencio, instalado en su casa en La Florida, desde donde baja sin ninguna suciedad y olor, contrario a lo que sucede en este sector céntrico de la ciudad.
[sliderpro id=”56″]
Río escultor de cambio
La Acuavenida, a manera de cuento, ha creado un relato de ficción – que nos devuelve de inmediato a la realidad del hombre relacionado con su entorno natural -, que narra la historia de unos peces (personajes) que tuvieron que vivir el proceso de migración y regreso al río. Se fueron por la contaminación hace mucho, ahora regresan, hay esperanza, el arte sobre muros y suelos es un hecho simbólico que vitaliza y abre futuro. Cuando recorremos cada uno de los puntos de La Acuavenida nos encontramos con estos “Acuamigos”, nos hablan del río, de su importancia, de su estado y su sentir. Nacen del golpeteo del agua sobre las piedras, generando en dicha acción oxígeno, acaso una forma de dar más vida a su propio entorno. ”La esperanza del Río Otún es que se oxigena permanentemente por tantas piedras que contiene en su caudal. El río tiene esperanza porque está lleno de piedras, de meandras, de curvas, tiene energía continua, movimiento constante, está golpeando, se está oxigenando, se está reinventando todo el tiempo a comparación de los ríos que son canalizados o siguen una línea recta”, dice Edgar Velazco, con toda la convicción de que cada vez el río estará en un mejor estado debido a la apropiación que la gente poco a poco ha ido adquiriendo.
“Darío del Río”, nace a la par con “La Acuavenida del Río”. Es un pez que regresó al sitio donde nació, reclamando su hogar, la cuenca baja del Río Otún, porque de pequeño él y su familia se tuvieron que mudar a la cuenca alta por la contaminación. Volver, para Darío, significa revivir los momentos de su infancia donde implica descontaminar el río y empezar un nuevo proceso de curación. Quiere regresar.
“Nuto” – Otún al revés- representa la buena vibra del río, mitad pez mitad hombre, siempre sonríe, es optimista, es quien invita a las personas a ir al río como un espacio de encuentro sano con la naturaleza y desconexión con la urbe.
“Aleja la cangreja” es el personaje encargado de alejar la contaminación, basuras y elementos que contaminan las aguas.
“Tranqui” a veces tortuga, a veces caracol, el que relaja a la gente, “tranquilo, bájele a la velocidad, disfrute de esta naturaleza”.
Estos personajes son solo la muestra de toda la vitalidad que, a pesar de la contaminación y el olvido al que la ciudad ha sometido al río, éste, aún, tenga tantas esperanzas de seguir su recorrido. En cuanto al barrio America, Velazco dice que su interés es redescubrir una América, “un continente” que a veces muchos ni siquiera conocen. De allí que hayan plasmado en uno de los muros externos de la Escuela América elementos y tradiciones aborígenes de la cultura Quimbaya, que ha sido la encargada de cuidar el gran Río Otún, los guardianes de sus aguas. “Contamos su historia”.
[sliderpro id=”57″]
Más que juntos
Este acuario urbano instalado con color y materiales de construcción a lo largo de unas cuantas cuadras de dos barrios que bordean el paso del río por la ciudad ha dejado una enseñanza en habitantes y cercanos: la confianza y la unión por unas mejores condiciones de vida en comunidad. Si de puertas para afuera el barrio es más bonito, de seguro lo será de puertas para adentro, se cruza la calle como se entra a la casa. Los muros y las diferencias también se derriban: grafiteros y agentes del ESMAD pintan un mismo mural, niños y señoras plantan, visitantes de paso y habitantes se enorgullecen de esta nueva apariencia. Todos trabajan con el fin de embellecer su entorno, se unen fuerzas, “con un solo brochazo, ese muro ya les pertenece, cuentan historias a través de ellos”. No hay diferencias ni jerarquías marcadas, todos se unen por el bien común llamado Mi barrio.
El lema que acompaña todo este proyecto es “Queremos volver”. Y es tan solo la forma en que los peces, a partir de la limpieza del río, pueden regresar a su hogar. Volver a ser seres conscientes y respetuosos con el entorno es a lo que nos invita Edgar Velazco con este sueño urbanístico. “La Acuavenida del Río” nos espera para llevarnos entre aguas por la belleza de la vida que aún es posible en medio de la urbe. Mi memoria también ha cambiado: ahora pienso en la Avenida del Río como un lugar para el encuentro, para cruzar un puente en el que puedo acercarme más a la naturaleza, donde con amor y convicción se pueden brindar segundas oportunidades a zonas de la ciudad que por distintas circunstancias han sido olvidadas y precarizadas.
[sliderpro id=”58″]