La historia tras “Bahareque”, panadería artesanal y saludable que abrirá nuevamente sus puertas en Pereira.
Una pareja de emprendedores pereiranos y amantes de la alimentación saludable, viene trabajando desde hace algunos años en la producción de pan hecho a partir de masa madre, rústico y con fermento natural. Iniciaron con una pizzería en el corregimiento de La Florida, y actualmente trabajan en la apertura de un nuevo espacio en otro sector de la ciudad.
Una pequeña ventana de madera era el portal para observar el sol saliente cada mañana. Las montañas, un pequeño guayabo y los terneritos alimentándose siempre hacían parte de ese amplio plano. El frío era tan común y seductor que todo el que habitaba el territorio no deseaba volver a la ciudad.
El misticismo envolvía este lugar: sus ríos, la diversidad de flora y fauna, la laguna del Otún bendiciendo con abundantes aguas, las luces de las luciérnagas en la noche, el sonido de los pájaros en la mañana.
Allí en la casita con la ventana, la misma que acogió a tíos, abuelos y primos en el pasado; la misma que fue vecindad y hogar, incluso espacio vacío y habitad para animales, se volvió después de un tiempo hogar de Juan Bedoya. Un valiente viajero que vio tras sus paredes de estiércol y barro, y las arrugas que las mismas delataban, la belleza, a veces incomprendida por muchos.
Esta casa era tan acogedora, que los amigos entraban y salían. Las tertulias, los cafés, el vino, y claro está, el amor de Juan por la cocina, hacía que cada persona que entrara a este lugar se sintiera en un hogar, no solo por la calidez que refugiaba del frio, sino por la deliciosa comida que nunca faltaba.
Siempre salían de allí las barrigas llenas y el corazón contento. Y así, de diálogo en diálogo, de amigo en amigo fue surgiendo bahareque como idea.
La necesidad se sintió más fuerte cuando llegó la noticia de una nueva integrante en la familia. Ahora debíamos hacernos responsables de una economía, pues nacía un nuevo hogar.
Surge en el 2014 Bahareque, que en principio fue el pretexto para hacer de esta magia un lugar dónde trabajar con el propio talento.
Todo auto-gestionado. Caminatas largas para conseguir el material reciclado necesario, que coincidiera con la estética y la idea de decoración y cocina que teníamos. Muchos ayudaron: física, emocional, económica o materialmente.
Se empezó con un horno pequeño a gas, el cual nos permitía hornear pequeñas pizzas y rollos de canela que Juan iba a vender de noche en las veredas cercanas, canasto en mano, baguette y rollos, para los habitantes de La Florida.
Un viajero argentino junto con Juan construyen el horno de barro, insignia de bahareque, era lo que se quería. Las puertas se abren y desde el primer día llegaron clientes atraídos por lo particular del lugar.
Aparte de esa experiencia multisensorial, estética y gourmet ¿Qué era lo que encontraban?: pizzas, rollos de canela, pan. Todo elaborado artesanalmente con materiales frescos y de la mejor calidad.
Había también variedad de bebidas, jugos naturales, acompañantes; hechos principalmente con productos de la región y naturales, rescatando una identidad cultural y permitiéndole a los agricultores dar a conocer sus productos o sembrados.
Bahareque empezaba a ser reconocido en la ciudad.
Después de un año de arduo trabajo la casa debió cerrar sus puertas, su vejez no le permitía seguir acogiendo a las personas. Legalmente no podía ser remodelada ni fortalecer su estructura, ya que, en la parte de atrás de dicho lote ya existía una casa, alguna de las dos debía desaparecer, ya sabrán cuál fue la elegida.
A pesar de los años, las personas siguen preguntando y recordando a Bahareque, y la respuesta es siempre la misma, Bahareque es un sueño vivo. Ahora regresa con más fuerza: nuevas ideas, otras proyecciones y más profesional.
Después de cerrar en La Florida, Juan viaja a Villa de Leyva- Boyacá, a estudiar panadería artesanal en una de las mejores panaderías artesanales de Colombia, Astral. Allí aprende el arte de hacer pan, el verdadero pan.
Hoy en día, y después de dar a conocer nuestros primeros panes, que tuvieron una gran acogida, trabajamos en la apertura de nuestra panadería artesanal acá en Pereira.
Ahora no estamos debajo de la montaña, pero buscamos traer esa magia al nuevo lugar dónde nos encontraremos. La calidez, la atención, la estética seguirán estando presentes en esta idea viva, porque aquí no solo hablamos de productos, sino de toda una experiencia.
El pretexto ahora es el pan, el que no falta en la mesa de cada hogar en la mañana, un pan saludable y delicioso, esto lo permite la labor ética, respetuosa tanto del que hacer de la panadería como de la salud de nuestros consumidores.
Pronto les estaremos contando sobre este nuevo lugar de encuentro, y esperamos seguir contando on cada uno de los que han hecho posible este quehacer amoroso y apasionado.