La tiranía de la opinión

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Guillermo Ramírez Cattaneo describe la tiranía de la opinión en los medios de comunicación, en particular de las redes sociales, partiendo de la metáfora de la línea planteada por Platón.


 

«La violencia, la opresión, la credulidad llegan frecuentemente a adormecer a los pueblos, a fascinar su entendimiento, a quebrantar en ellos los resortes de la naturaleza; pero cuando por favorables circunstancias abren los ojos y oyen la voz de la razón; cuando la necesidad les fuerza a salir de su letargo, entonces ven que los pretendidos derechos de sus tiranos no son sino efectos de la injusticia, de la fuerza o de la seducción.” (Benito Pérez Galdós, “Napoleón en Chamartín”, 1874).

¿Estaremos en ese estado de adormecimiento de la razón bajo el influjo del tirano descrito por Pérez Galdós? Para reflexionar sobre este particular, usaré como analogía la metáfora de la línea de Platón. Aunque para los académicos es admitido que la distinción entre episteme y doxa en Platón es notoriamente difícil dado su diverso uso en sus obras, para nuestro propósito bastará con atenerse al sentido que tradicionalmente se le ha dado.

En la metáfora de la línea, Platón propone que tracemos una línea AB y que la dividamos en partes desiguales por el punto C, obteniendo de esta forma dos subsegmentos: el AC, del lado izquierdo, y el CB, del lado derecho. Como se puede observar en la figura anexa, el segmento AC es más corto que el segmento CB.

El motivo de esta diferencia en longitudes de los segmentos, según Platón, se debe a que considera el segmento más corto como si se tratase de una imagen o copia del segmento CB y, por tanto, más imperfecta (de la misma manera que una copia es inferior al original, o que una sombra o un reflejo tienen una existencia dependiente del objeto del cual son sombra o reflejo). Así introduce su tesis de que existe una gradación de la realidad en la que cabe considerar distintos grados de imitación o representación de la misma.

 

Para él, el segmento mayor CB representa, epistemológicamente, el conocimiento verdadero o episteme, y el segmento menor AC representa la doxa u opinión. Esta última se asemeja a una creencia que puede sostenerse más o menos motivadamente pero que no ofrece pruebas ni garantías de su validez (no está demostrada) y, por tanto, puede estar sometida a discusión y a duda. Para los griegos denotaba el conocimiento que no posee las características del verdadero saber, que es la episteme (desde un punto de vista ontológico, los entes matemáticos, las ideas o las formas). Para Platón la opinión se equipara al tipo de conocimiento mudable e incierto que corresponde al mundo visible, a diferencia del conocimiento científico y racional.

El filósofo británico John Stuart Mill en su libro “On Liberty” (1859) reconoció la amenaza que representaban los gobiernos, pero también postuló que existe una fuerza social mucho más sutil y crecidamente anónima que también destruye las libertades de los individuos. Toda sociedad de alguna manera adopta costumbres, creencias, opiniones y actitudes que son aceptadas por la mayoría y asumidas como la forma “correcta” de pensar y vivir.

Las personas que muestran signos de desviarse de esta forma de vida “correcta” son rechazadas y condenadas al ostracismo por la mayoría, y, por lo tanto, son presionadas para conformarse y adoptar las formas socialmente aceptadas de cómo vivir y pensar. Mill asoció esta fuerza social con la “Tiranía de la mayoría” y afirmó que era la principal hacedora del conformismo.

 

 “……. cuando la sociedad es en sí misma el tirano–la sociedad colectiva sobre los individuos separados que la componen–sus medios de aterrorizar no se limitan a los actos que pueden realizar sus funcionarios políticos. La sociedad puede y ejecuta su propio mandato; y si emite preceptos incorrectos en lugar de los correctos, o cualquier mandato acerca de las cosas con las que no debe entrometerse, practica una tiranía social más formidable que muchos tipos de opresión política, ya que, aunque generalmente no se mantiene con penas tan extremas, deja menos medios de escape, penetrando mucho más profundamente en los detalles de la vida y esclavizando el alma misma “.

 

Siguiendo lo anterior, en la figura anexa presento una modificación a la metáfora de la línea de Platón, en donde equiparo la “Tiranía de la mayoría” descrita por Mill, con las redes sociales actuales más representativas ubicándolas del lado del segmento corto de la línea. Esto es, del lado del conocimiento imperfecto caracterizado por la opinión. Y esta es la situación en la que nos encontramos actualmente. Viviendo en un imaginario colectivo inmerso en redes sociales que nos hace creer que lo que se dice allí corresponde al verdadero conocimiento; un conjunto de mitos y símbolos que se transforman en una mente social colectiva que neutraliza al individuo. Esta mente se nutre de una forma cuasi religiosa a través de los medios de comunicación y las redes sociales mencionadas.

 

Se ha mencionado, además de las redes sociales, a los medios de comunicación. Es de suponerse que la información dada por estos debería ser afín al segmento largo de la línea descrita correspondiente con el lado racional u objetivo.

Sin embargo, muy a nuestro pesar, como bien advierte Lee Drutman en su artículo de febrero de 2018 en la revista “The New Republic”, implícita está la suposición de que el periodismo debe ser objetivo y no partidista, y que el estado actual de las cosas es inusual porque carece de ambas cualidades. Drutman advierte que esto representa simplemente una actitud nostálgica por los supuestos días de gloria cuando la prensa fue el héroe detrás de Watergate y los documentos del Pentágono, y cuando la integridad y la independencia eran importantes para los periodistas y editores.

Ya no es así.

El autor aclara que los medios no partidistas alguna vez existieron en Estados Unidos, desde aproximadamente la década de 1950 hasta finales de 1970. Pero en ese momento eso también era algo nuevo. Antes de eso, afirma categóricamente, no había otra prensa que la prensa partidista. Periódicos controlados por los Federalistas catalogaron a Thomas Jefferson como un “infiel”, mientras que la prensa democrático-republicana clasificó a George Washington como “traidor”.

En 1987, Reagan revocó la “Fairness Doctrine”, que requería que la TV y la radio dedicaran una parte de su programación a cuestiones controversiales de interés común, y al mismo tiempo, se permitiera que salieran al aire puntos de vista opuestos. Además, pedía que en caso de que se presentase un ataque personal en sus programas, se permitiera la respuesta del afectado. Empero, esto hoy es mera ciencia ficción. La revocatoria de dicha doctrina generó que entre 1990 y 2009, el número de estaciones de radio o de noticias aumentara más de seis veces, llegando a 53 millones de oyentes por semana.

En 1996, Rupert Murdoch lanzó Fox News, se convirtió en la primera red partidista de noticias de televisión, alterando para siempre las normas y los subyacentes valores de la profesión periodística. Internet y sus redes sociales hicieron el resto.

Para la mayoría de las personas inmersas en los medios de comunicación o las redes sociales, la verdad no está asociada con verificar los hechos o usar el método científico. Tiene una naturaleza mística y es más una cuestión de fe y sentimiento. Para algunos expertos, la psicología detrás de las plataformas de redes sociales, la dinámica que las hace poderosos vectores de información errónea es muy importante, especialmente para aquellos que piensan que son inmunes a ser engañados.

A pesar de todas las sospechas sobre los motivos y la ética de las compañías de redes sociales, es la interacción de la tecnología con nuestros prejuicios psicológicos comunes, a menudo subconscientes, lo que nos hace vulnerables a la desinformación, y esto ha escapado en gran medida a la atención. (Lo anterior según Benedict Carey en su artículo: “How Fiction Becomes Fact on Social Media” – The New York Times, octubre 2017).

 

Imagen tomada del artículo How Fiction Becomes Fact on Social Media – The New York Times, octubre 2017

 

Tristemente, el segmento del lado derecho de la línea descrita está desértico.

Vivimos el día a día con nuestra razón adormecida bajo la tiranía de la opinión.

 

 

Nota biográfica:

Guillermo Ramírez Cattaneo, Magister en Filosofía de la Universidad Tecnológica de Pereira. Master en Ingeniería de la Universidad de la Florida (Gainesville, E.U.A). B.S en Ingeniería Civil de la misma Universidad.

 

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