Una taza de té, mezcla de química y magia

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¿Qué hace de esta bebida milenaria un conjuro de bienestar y placer para nuestros sentidos?. Inclusive, más que el café con todos sus atributos y beneficios.


Las hojas de Camellia Sinensis contienen miles de compuestos químicos, y al procesarlas en las distintas variedades de té, dichos componentes, unidos a la acción de agentes externos como clima, altura, y procesos de producción, dan como resultado una bebida compleja, con características organolépticas especiales y llena de beneficios para nuestra salud.

Los componentes más importantes de la hoja de té son: polifenoles, aminoácidos, enzimas, pigmentos, alcaloides (cafeína y L-teanina) y minerales, entre otros.

Los más abundantes son los flavonoides. También contiene taninos y muchos compuestos volátiles tanto aromáticos como de sabor.

Estos componentes se someten a cambios, durante el proceso de elaboración de las distintas variedades de té que conocemos.

El té contiene varios tipos de polifenoles, como los flavonoides, y dentro de estos las catequinas: las sustancias más representativas de los polifenoles en el té. Estas poseen antioxidantes que le dan al té su calidad de benéfico para la salud.

También posee taninos quienes son los responsables de la astringencia y el sabor amargo.

 

Casi todos conocemos la cafeína, sin embargo, la teanina no es tan conocida. La teanina (o mejor dicho la L-teanina) es un aminoácido que se encuentra en el té y que es capaz de producir una sensación de relajación.

Estos efectos se dan,  aumentando la producción de un ácido llamado gamma-aminobutírico (GABA) – que afecta los niveles de serotonina y de dopamina en el cerebro, lo que  promueve actividad de la onda cerebral alpha, y nos relaja y concentra.

La teanina, mejora la cognición y el humor,  los procesos de la memoria y del aprendizaje y promueve el estado de alerta, la atención y la concentración.

Por otra parte el polifenol oxidasa y el peroxidasa son una de las enzimas más importantes en las hojas del té.

Son las responsables de que estas se vuelvan café, se oxiden, cuando son expuestas a oxígeno.

Los pigmentos, clorofila y carotenoides,  son los responsables de absorber la luz de la fotosíntesis. También son los que le dan el color a las hojas.

En los Alcaloides es donde entran la cafeína, la teína y dos componentes similares: teobromina y teofilina.

 

 

 

La planta los crea para combatir de manera natural insectos y animales.

También son responsables de provocar el sabor amargo de la infusión. El nivel de alcaloides depende del varietal y edad de la planta, y de  la ubicación geográfica.

Todos los tipos de tés poseen cafeína pero en diferentes proporciones: El té verde tiene menos que el oolong y a su vez este menos que el rojo y el negro.

Hay que aclarar que el cuerpo humano absorbe rápidamente la cafeína del café, provocando un incremento cardiovascular. Pero los polifenoles del té ralentizan el ritmo de absorción y los efectos de la cafeína se notan más lentamente, por lo que el té es mucho más revitalizante que el café.

Hace algún tiempo se adelantan estudios que analizan los efectos de la cafeína y la teanina (no confundir con la teína, presentes en el té, sobre todo en el  verde) en el ser humano, en su rendimiento, la presión arterial y el estado de ánimo, entre otros.

En estos estudios se encontró que la teanina podía ayudar a elevar la capacidad inmunitaria de las células T (linfocitos).

Se encontró que la producción de inmunoglobulinas era 5 veces mayor en los bebedores de té, que en los de café, lo cual indicó que la teanina tiene propiedades beneficiosas en el sistema inmunitario y en general para nuestra salud.

 

Té - La Cebra Que Habla

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