Bar Sauma, el hombre que viajó a la inversa de Marco Polo

113
0

Poco después de que el célebre veneciano llegara a China, el monje nestoriano Bar Sauma dejaba Pekín para viajar hasta los confines de Europa.

El kan Arghun envió a Europa la embajada que comandó Bar Sauma.
 Dominio público

Por, Xavier Valls. Publicado en lavanguardia.com

En la segunda mitad del siglo XIII, un nieto de Gengis Kan, Kublai, gobernaba el Imperio mongol. Era el quinto y último Gran Kan, y más tarde se constituiría en el primer emperador chino de la dinastía Yuan. Su inmenso territorio abarcaría desde la costa del mar de China hasta la orilla oriental del Mediterráneo

En 1264, Kublai mandó reconstruir una ciudad china arrasada con el fin de establecer allí su capital. Los mongoles la llamaron Khanbaliq, “gran residencia del kan”, situada en lo que hoy llamamos Pekín. En la ciudad previamente destruida había nacido, en algún momento entre 1220 y 1230, Bar Sauma, más tarde conocido como Rabban (“maestro”) Bar Sauma.

Mongol, chino y cristiano

Kublai Kan mostró una gran tolerancia religiosa. Los nestorianos (una doctrina cristiana ortodoxa aún existente) habían sido expulsados de las Iglesias romana y bizantina en el siglo V, por lo que se fueron desplazando hacia el este hasta llegar a China. Así se explica que Bar Sauma, de origen uigur, naciera en el seno de una familia cristiana en pleno Imperio mongol. 

Retrato de Kublai Kan.
 Dominio público

Bar Sauma decidió muy pronto consagrar su vida a la religión. Con poco más de veinte años ingresó en un monasterio. Allí llevó una vida de severo ascetismo, que luego trasladó a una cueva en las montañas. Con los años alcanzó celebridad entre los feligreses nestorianos. Markos, un joven que se convirtió en su discípulo, consiguió persuadir al maestro para realizar juntos un sueño ambicioso: viajar hasta Tierra Santa y conocer los lugares sagrados del cristianismo.

En principio no tenían intención de ir más allá de Jerusalén. De hecho, la llegada de Bar Sauma a Europa se debería a un cúmulo de coincidencias. En cualquier caso, su odisea terminó convirtiéndose en una misión diplomática que bien podría haber cambiado la historia (y el mapa) de Oriente Medio. Se desconoce si nuestros dos viajeros supieron de aquel otro aventurero procedente de Venecia, Marco Polo, que había llegado a la corte de Kublai Kan en 1275.

Peregrinar bajo protección

En 1280, los dos monjes se dispusieron a preparar la peregrinación. Más de siete mil kilómetros separaban el punto de partida y Jerusalén. Las caravanas de comerciantes conocían la llamada ruta de la seda desde hacía siglos. Hacía mucho que el intercambio de mercancías y conocimientos era habitual en aquellos territorios. Sin embargo, para los viajeros se trataba de una travesía peligrosa.

La comunidad nestoriana les suministró víveres y provisiones. El arzobispo metropolitano de Pekín les facilitó cartas para los líderes de varias comunidades nestorianas ubicadas a lo largo del camino. Las ayudas que recibieron de sus feligreses (caballos, vestidos, mantas, dinero…) favoreció el éxito de su empresa. También Marco Polo explicaría en su relato que las rutas comerciales desde Bagdad hasta Pekín estaban ligadas a la red de capillas nestorianas.

Pero los dos monjes contaron con otro apoyo más decisivo aún, el de Kublai Kan (a quien también conoció el veneciano). El Gran Kan dotó de una importante provisión de fondos y salvoconductos a los aventureros, prerrogativa indispensable para atravesar los kanatos del Imperio (la Horda de Oro, el Iljanato, el kanato de Chagatai y el Gran Kanato) sin sobresaltos.

Kublai Kan en una expedición de caza.
 Dominio público

No conocemos el pacto establecido entre los monjes y el Gran Kan, pero la mayoría de historiadores coinciden en que se trataba de un signo propagandístico de buenas intenciones, con el fin de obtener la complicidad de los reinos cristianos del este contra los musulmanes. Desde tiempo atrás, los soberanos mongoles pretendían conquistar Jerusalén, y buscaban el acercamiento y el apoyo de Occidente.

Jerusalén, inalcanzable

Bar Sauma y Markos dejaron atrás Pekín y siguieron el curso del Huáng Hé, el río Amarillo, durante muchísimas jornadas. Después bordearon por el sur el desierto de Taklamakán. Conocieron los efectos devastadores de las guerras intestinas de la región en la ciudad de Kashgar (en el oeste de la actual China). Este núcleo nestoriano era un enclave de vital importancia en la ruta de la seda, pero lo encontraron completamente destruido.

También ascendieron a las cordilleras del actual Afganistán, donde tuvieron que luchar contra el frío y eludir la presencia de bandidos. La situación llegó a complicarse mucho, hasta que, agotados y prácticamente sin provisiones ni dinero, les salvó la vida la llegada a Mar Sehyon, un monasterio cerca de Tus (antigua capital de lo que hoy es Jorasán, en Irán). Más tarde, en la ciudad de Maragheh, en el Azerbaiyán oriental iraní, conocieron al patriarca de la iglesia nestoriana, Denha I.


Se desviaron y trataron de llegar a Jerusalén por mar, pero tampoco lo lograron a causa del bandolerismo.


Tras pasar por Bagdad, la marcha solo se vio interrumpida en el norte de Siria. El desasosiego de aquellas tierras, azotadas por los choques entre musulmanes y mongoles, les obligó a desviarse hacia el norte y tratar de llegar a Jerusalén por mar. Tampoco así lo lograron, a causa del bandolerismo. No les quedó más remedio que retroceder de nuevo hasta Bagdad. Ellos aún no lo sabían, pero aquella decisión puso el punto final a su sueño de llegar a Jerusalén, donde esperaban conocer el lugar más sagrado del cristianismo, el Santo Sepulcro.

Por entonces Bagdad era la sede de la iglesia nestoriana. El patriarca Denha I, cuando supo que los monjes se encontraban de nuevo en la ciudad, quiso retenerlos a su lado. Buscaba el favor del Gran Kan, así que concedió a ambos diferentes honores.

Denha I murió poco después, y los obispos nestorianos, sabedores de la importancia de mantener buenas relaciones con los soberanos mongoles, ascendieron en 1281 a Markos a la cima de la jerarquía nestoriana. Sus nuevas obligaciones le obligaron a abandonar el peregrinaje a Jerusalén. Bar Sauma se retiró a un monasterio, pero su odisea no había terminado.

Pocos años después fue llamado a emprender un nuevo cometido. Se convirtió en el emisario del Iljanato de Persia, con la orden de viajar a Europa. Su misión, en parte religiosa y en parte política, iba a llevarle a lugares tan lejanos como el Imperio bizantino, Italia y Francia.

Descripción de la imagen
 Dominio público

En misión diplomática

El objetivo de la expedición, organizada por el kan Arghun, era buscar una alianza militar con la Europa cristiana, con la que pretendía hacer frente a los mamelucos egipcios y conquistar Siria y Palestina. Bar Sauma, exaltado por la idea de conocer Roma, las reliquias y la cúpula eclesiástica de los reinos cristianos, aceptó.

Salió en dirección a Europa a principios de 1287. Se convertía así en el primer hombre nacido en China que llegaba en viaje oficial al continente europeo. Llevaba consigo cartas del Iljanato para entregar al pontífice en Roma y a los gobernantes del Imperio bizantino, de Francia y de Inglaterra.

Tras una breve etapa en Constantinopla, donde se presentó ante el emperador bizantino, Andrónico II, la travesía hacia Europa continuó por mar. Mientras ascendía desde Nápoles hacia Roma, supo que el papa Honorio IV había muerto, y que la demora en la elección del nuevo pontífice bloquearía cualquier intento de gestión diplomática, y optó por dirigirse a Francia.

En agosto de 1287, con 62 años de edad, Bar Sauma pisó suelo francés. Felipe IV, emocionado ante la recepción de un viajero tan exótico, escuchó su propuesta y le anunció que se encontraba en disposición de enviar tropas para ayudar a los mongoles a arrebatar Jerusalén a los infieles. Antes de abandonar París, Bar Sauma tuvo tiempo de conocer la ciudad. Quedó deslumbrado por la belleza de sus iglesias, como la de Saint Denis.

Tras veinte días de travesía, el emisario se encontró con el rey inglés Eduardo I en Burdeos, aprovechando que este visitaba sus posesiones en la Gascuña. Eduardo tenía abiertos en aquel momento frentes complejos, como las guerras de Gales. Sabía que disponía de pocos medios para apoyar una alianza estratégica de cristianos y mongoles, así que dio a Bar Sauma una respuesta ambigua.

Al emisario solo le quedaba pendiente la entrevista con el nuevo papa, Nicolás IV. El mongol fue recibido por este en Roma en marzo de 1288. El encuentro fue muy cordial. Durante la Semana Santa, a Rabban Bar Sauma le impresionó la cantidad de fieles que acudían a la capital. 

Nicolás IV envió al emperador mongol una misiva oficial en la que rechazaba la alianza, aunque aplaudía la intención de recuperar Tierra Santa. En la carta, además, el pontífice animaba al Gran Kan a someterse a su autoridad.

El verano de 1288 Rabban Bar Sauma pudo iniciar el camino de retorno al Iljanato. Su ruta volvió a pasar por Constantinopla, donde dejó constancia escrita de su admiración por los lugares santos, como la iglesia de Santa Sofía. En septiembre ya era recibido con todos los honores en el Iljanato, donde Arghun se sintió inicialmente esperanzado con la respuesta de los monarcas de Francia e Inglaterra.


El Imperio mongol y Europa perdieron la oportunidad de colaborar contra los mamelucos


Fracaso de la alianza

Al final, los movimientos diplomáticos en Europa no tuvieron suficiente éxito. Las luchas internas en el Imperio mongol, así como la división de Europa, impidieron una colaboración más estrecha entre las dos potencias, que perdieron la oportunidad de enfrentarse en superioridad de condiciones a los mamelucos en Oriente Medio. Arghun murió en 1291 sin haber acechado Jerusalén. 

Rabban Bar Sauma se trasladó a Maragheh y construyó una nueva iglesia, donde se estableció y recuperó el sosiego y la vida contemplativa. Muy probablemente fue en esta época cuando escribió la crónica de sus viajes. En 1294, durante una estancia en Bagdad y a la edad de 69 años, Bar Sauma cayó enfermo. La fiebre no tardó en acabar con su vida.

Reliquia de la iglesia nestoriana en China
 Dominio público

La consolidación del islam llevó a la decadencia de la iglesia nestoriana en todos los países asiáticos a partir del siglo XIV. Por este motivo, y a diferencia de lo que ocurrió con Marco Polo en Occidente, las figuras de Bar Sauma y Markos prácticamente se perdieron en el olvido.

¿Cómo llegó hasta nosotros su relato? Lo que nos ha llegado es una versión resumida de su manuscrito, de autoría desconocida, traducida a la lengua siríaca. El hallazgo de esta versión se produjo en 1887. El patriarca nestoriano de Tekhama conservaba un manuscrito que resultó ser la narración del viaje de aquellos monjes. 

La traducción al inglés, titulada Los monjes de Kublai Kan Emperador de China, se publicó en 1928. De pronto, seis siglos después, el maestro Bar Sauma volvía a visitar Europa.

Este artículo se publicó en el número 517 de la revista Historia y Vida. ¿Tienes algo que aportar? Escríbenos a [email protected].

Relaciones en construcción

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

El periodo de verificación de reCAPTCHA ha caducado. Por favor, recarga la página.