Café con aroma de mujer

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Homenaje sentido al pueblito que más amo: Filandia, la colina iluminada.

I

Cuenta esta leyenda que dos seres, un cafetal y una joven, en razón a su vecindad, establecieron amistad.

Transcurrido el tiempo los dos se hicieron inseparables: el cafeto la atraía con sus frutos maduros, ella se dejaba cautivar en su condición de chapolera. La avidez los acosaba esperando la traviesa o segunda cosecha, para sentirse más próximos: tú posas tus suaves manos sobre mi piel, y yo las acaricio, parecían decirse. Estos escarceos amigables, iban madurando al tiempo que los verdes granos, quizás por rubor, iban tomando un color rojo encendido. Comenzaron a soñar despiertos ante la proximidad de la cosecha; tan nerviosos estaban que ella vivía intensos insomnios, y él, de susto, al recibir la caricia del viento dejaba caer por descuido sus granos repletos de color.

Llegó la cosecha y se dispusieron al anhelado reencuentro: ella miraba a lontananza la extensión del cafetal, tan grande como era no le cabía en su corazón desbordante de sentires insospechados.

Después del agite nervioso de la recolección, fue convocada por el patrón para —¡qué vergüenza!— desnudar la pepita de su habitual ropaje, lavarla, y lo que menos la satisfizo, quitarle el dulce mucilago. Ese disgusto se hizo gusto al mirar esa pepa dividida en dos, cuerpo y alma (igual que ella), cada una de sus dos partecitas estaba cruzada longitudinalmente por una fina línea que, como en los humanos, separaba corazón y pensamientos — o sino ¿por qué el rubor? —.

Luego de ponerlas a secar, celosa del deslumbrante sol, recibió la sorpresa de detectar su innegable e inconfundible olor en el tostado, anunciador de un indescriptible aroma que la molienda hacía llegar cada vez con mayor intensidad a su ya embelesado olfato. ¡Y eso que además faltaba provocar no solo a sus papilas gustativas, sino todos sus sentidos hasta lanzarlos a espacios siderales!

Esta tierra es tan generosa que ve crecer mujeres chapoleras con similares atributos al café: cuerpo esbelto, aroma inconfundible, sabor con tonalidades de dulzura, acidez y amargo, características en su esencia, idénticas a toda recia personalidad femenina. Es por eso que el aproximar una taza de café al despertar, se asemeja a la realización de un venturoso sueño, estimulando el torrente sanguíneo, haciendo vibrar el corazón, tonificando el diario vivir. ¡Desestrésate corriendo en favor de las excelsas cualidades del grano-mujer!

II

Una vez chapoleras y demás recolectores reciben su paga y se produce el secado comienzan a llegar los tozudos hechos dolorosos. El clarear dominical ve desfilar rumbo al pueblo a esos campesinos como Don Segundo Rojas, por las vías de penetración veredal que la desidia oficial ha trasmutado en trochas. Allí entregan en la Federación o a negociantes particulares, su producto en pergamino, a precios que no superan los costos; es de los pocos a los que el comprador le fija el precio.

Pintura de Carlos Alberto Valencia.

Sus pasos posteriores lo llevan al Banco Agrario o al Banco Cafetero donde cancela la cuota del empréstito con el que renovó, mejoró los silos de secado y modernizó la despulpadora. Luego con resignado caminar en los almacenes de insumos, abonos y fertilizantes importados, compra a elevados precios lo que podríamos, con algo de voluntad, fabricar en el país. Pasa por donde Guillermo Echeverry a proveerse de linterna, radio transistor y colchonetas para las cuadrillas de labradores que llegarán en la próxima recolección. Antes del regreso a casa y cumplido su servicio devocional, y las reuniones en el comité y en la charla de Unidad Cafetera, visita el cementerio donde yace un hijo que se alistó de soldado profesional y había entregado su vida en combate; ¿por qué será que sólo los hijos de los pobres pagan el servicio militar?, los otros hijos ya han partido a la ciudad en busca de las oportunidades que el campo no les ofrece, justamente para eso lleva su radio de pilas: para escuchar a la madrugada al calor de un tinto y luego en el tajo, la emisora, soñando que llega algún mensaje de sus hijos…

No ha olvidado que el domingo es el día que llega el doctor Aurelio a cumplir la promesa de ilustrarlos acerca de la Revolución Verde, que dizque fue un avance tecnológico provocado por organismos internacionales desarrollando formas de producción moderna para el agro, con un ‘venenito’ pegado: la alta concentración de insumos, semillas mejoradas o transgénicas y agroquímicos que terminan por envenenar suelos y cosechas en busca de mayor productividad, pero en beneficio de grandes conglomerados financieros.

De esta manera Segundo Rojas, quien forjó su liderazgo probándose en la tempestad, comprendió que la revolución verde acabó con los cafetales bajo sombrío. Y mientras reflexionaba, esperando la ansiada cita del domingo, entró en soliloquio:

“camina caminito, piensa que te piensa… en la vaquita de leche: las vaquitas no son nuestras, las vaquitas son ajenas, ¡ah, y si fueran nuestras como calmarían las penas! Esos dichos de la abuela, tan arrugadita que murió. Una lagrimita y otra lagrimita, una por mi amá y la otra por mi apá…camina y piense hasta que se canse la mente… que el corral pa’ las gallinas, y el estanque de los peces, y el racimito de plátano, y el cultivito de yucas, y darle felicidad a la vieja con la huerta casera… para acabar la borrachera…

Y piensa que te piensa… el que fuma y el que canta se le seca la garganta. Si lo escucharan a uno pensaran que estamos locos lucas, ja,ja,ja… y la hija Matilde tan apegada que era, bien dicen que detrás del apego viene el desapego…tan juiciosíta con las maticas del jardín… ¿cuándo será que arreglo el rancho pa’ cuando regresen los hijos?… ¡Qué ingratos! acá no les falta techo ni comida y pu’alla aguantando, solitos entre la multitud que se mueve como las hormigas”

III

Ese domingo Aurelio dedicó su intervención a ilustrar acerca de los problemas estructurales del café. Y vaya que abrió los ojos y las entendederas de los cafeteros que, animados, asistieron a escucharlo.

En su exposición resaltó que el café es un producto primario, cosa que lo hace vulnerable frente a los monopolios y a la especulación en las bolsas de valores de Nueva York y Londres. “Para que me entiendan: gente riquísima asociada aprovechándose de la variación de los precios para ganar grandes sumas de dinero sin coger una pepa.”

Acto seguido, ahondó en aspectos de las condiciones internas y externas de producción y comercialización:

“Es como sacarle la nata a la leche: el café es un producto primario que se exporta sin mayor valor agregado, controlado en su comercialización interna y externa por monopolios de la torrefacción y la distribución, sometido a la especulación financiera- en las bolsas de valores-sembrado en zonas de ladera, sin posibilidades de mecanización y con exigencia de abundante mano de obra para producirlo, es un reglón económico en el que ustedes los productores están sometidos, a través de los pactos de cuotas o en el “libre mercado”, al control de los monopolios. Trabajamos para que otro coma, o sino como me explican que esos monopolios se llevan el 90% del precio final y, a ustedes les queda el 10%, que en su experiencia propia a veces no les alcanza ni para cubrir los costos.

Recuerden que los costos incluyen fertilizantes, créditos a intereses elevados, combustibles donde la gasolina se encarece fluctuando los precios, fletes que por malas vías elevan costos, y mano de obra con un lio insoluble: precio alto para el caficultor, pero bajo para el trabajador.”

Luego remató hablando sobre el abandono, las políticas cafeteras y los responsables:

“Agreguemos para completar el menú tóxico:  Ustedes no recibieron ayuda para renovar. Aquí van a importar progresivamente café de Ecuador y de otros lares. La Flota mercante la quebró la política oficial de Gaviria y la debieron pagar los cafeteros.

Voy a soltar la lengua para contarles con toda sinceridad que el café explica en buena medida lo que tenemos de desarrollo nacional. En un brevísimo resumen, su cultivo permitió sacar de la ganadería extensiva cerca de un millón de hectáreas; le dio pie a un mercado interno de alguna importancia; buena parte de las redes ferroviarias y de carreteras respondieron a las necesidades de las exportaciones del grano, de las que salieron las divisas que pagaron una gran porción de las importaciones y del endeudamiento externo; con sus recursos se han financiado no pocas obras de interés nacional, departamental y municipal, y en torno a sus ahorros se creó un aparato económico que controló activos superiores a 2.400 millones de dólares y que lo colocaron como el cuarto grupo del país…

Quizá una de las contradicciones que necesita resolverse es que la crisis se produce cuando los costos son superiores al precio, que es fijado, repito, por la política neoliberal.

Es negativo que seamos mono-productores porque somete el desarrollo a un solo producto, le quita flexibilidad al manejo económico, condena a la inexistencia o al anquilosamiento a los demás sectores productivos, genera inmensas diferencias evolutivas entre las regiones e introduce una muy inconveniente inestabilidad en los ingresos de divisas. De ahí que sin duda eso le ha costado carísimo al país, por haberse olvidado de la sabiduría popular que indica que “ no se deben poner todos los huevos en el mismo canasto”. Este lastre se agrava cuando se trata de productos agrícolas o mineros que se exportan con muy poca o ninguna transformación. Les aseguro que el monocultivo cafetero sirvió incluso para facilitar la definitiva dominación neocolonial que Estados Unidos impuso al país a partir del Tratado de Comercio Reciproco firmado por la primera administración de López Pumarejo, en un momento en que el mundo vivía una crisis de superproducción.”

Y tras finalizar con otras causas globales como el rompimiento del pacto de cuotas, el curso de la magistral exposición desembocó en el ¿qué hacer?, que incluía las peticiones de la organización cafetera y las tareas para hacerlas cumplir.

Cierto es que entre cafeteros asistentes como Don Orlando, Don Serafín, Don Evelio Agudelo, Gloria Ramírez, Francisco Valencia, Belisario Soto, Fidel Villa, Dora Salinas, Doña Ofír y Don Segundo Rojas, y muchos más, creció airosa la legión de campesinos íntegros y honrados, que no claudicaron en el esfuerzo por un agro que garantice la soberanía y la seguridad alimentaria, pasando porque sus hijos se queden contribuyendo a hacer realidad este propósito.

IV.

Este café que estamos degustando, va en sus nombres y en el de chapoleras, jornaleros, productores, labriegos que dignifican el necesario laboral de las áreas rurales sin dolientes oficiales. La chapolera del cuento es hoy la esposa de Don Orlando y su existencia la vivió cocinando para atender cogedores de café, cuidando gallinas y cerdos, y en la cosecha colocándose el canasto en su cintura para salir a acariciar las pepas rojas.

¡Que fidelidad Doña Anita!, eternamente la recordaremos por su humildad, su trato siempre amable y por al cariño que expresaba cuando la visitábamos y nos preparaba un almuerzo campesino con la gallina criolla que elegíamos, todo un placer gastronómico que continuaba con su cafecito preparado en agua de panela.

Foto de la pintura “un café cosechado con amor.” Óleo sobre lienzo de Carlos Alberto Valencia.

Este recuerdo entrañable de la chapolera de La Celia, llevó a mi ser la imagen de una niñita que para esa época engalanó nuestro diario vivir; gateando por los cuartos de casa soportando estoicamente unos adenoides, balbuceando sus primeros intentos por hablar, y desde esa ya lejana época, encontró un nidito de amor inconmensurable en nuestros corazones.

Licenciado en ciencias sociales y filosofía. Caminante y escritor de historias.

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