Ignacio Ramonet, director de ‘Le Monde Diplomatique’ en español, critica el “disfuncionamiento” de la ONU, pero defiende que es una institución indispensable
Extraído de: El País.España
Por: María José Carmona
El compromiso se plasmó en la primera línea de su carta fundacional. Recién salidos de la Segunda Guerra Mundial, se quería dejar bien claro en el preámbulo:
“Nosotros, los pueblos de las Naciones Unidas, resueltos a preservar a las generaciones futuras del flagelo de la guerra (…)”.
Hoy, 72 años después, Naciones Unidas resulta incapaz de evitar el flagelo de la guerra, pero también de socorrer a sus víctimas y a sus millones de refugiados. “Naciones Unidas ha fracasado en su objetivo principal: preservar la paz”, afirmó Ignacio Ramonet, director de Le Monde Diplomatique en español durante la clausura del curso de verano en El Escorial organizado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y titulado Naciones Unidas en el siglo XXI, retos y oportunidades.
Basta recordar solo algunos de los principales conflictos y sus estadísticas insoportables. Siria, con casi 5 millones de refugiados y otros 6,6 millones de desplazados; República Centroafricana, con unas 500.000 personas desplazadas por la violencia; Sudan del Sur, con casi 2 millones de refugiados; Yemen, con más de 2,5 millones de personas obligadas a huir.
Para Ramonet, Naciones Unidas es “una institución indispensable”, pero ha llegado el momento de reflexionar sobre su disfuncionamiento: “Es obvio que no responde a las exigencias que teníamos puestas en ella”.
Ramonet aludió a varios conflictos históricamente enconados como el de India y Pakistán por la región de Cachemira o el de Israel y Palestina. Este último es, según el periodista, el gran asunto pendiente de la ONU y de él se deriva buena parte de la inestabilidad que vive actualmente toda esa región.
“Desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, Oriente Próximo se ha convertido en el foco perturbador del mundo. El 90% de los enfrentamientos bélicos ocurren aquí. Es una consecuencia indirecta del conflicto no resuelto entre Israel y Palestina”,
explicó.
El rodillo del Consejo de Seguridad
La razón de esta ineficacia se escenifica cada mes de septiembre en Nueva York durante la celebración de la Asamblea General de la ONU, donde el rodillo de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad (Rusia, China, EE UU, Reino Unido y Francia), todos con derecho a veto, bloquea continuamente la toma de decisiones.
Países como Japón, Alemania, India o Brasil ya pidieron en 2016 una reforma del Consejo para que sea “más representativo, legítimo y efectivo”. En la misma línea habló el pasado septiembre de 2017 Ban Ki-moon durante su última sesión como secretario general, tras acusar a los representantes de las principales potencias de seguir “alimentando la maquinaria de guerra”.
Por ejemplo, en el caso de Siria donde EE UU y Rusia siguen enzarzados en una lucha de vetos cruzados. “Los países se neutralizan unos a otros a través de vetos. Por eso muchos hoy en día consideran que Naciones Unidas no funciona. Piensan que es un teatro, una vitrina”, advirtió Ramonet.
Entonces, ¿cómo justificar la continuidad de la ONU si ya no se confía en ella? Según Ramonet, porque es insustituible. “Han surgido tentativas de sustituir parcialmente a Naciones Unidas como el G8 o el G20, pero siguen sin ser representativos. Hoy la ONU es la única en el mundo que funciona como un foro planetario”, defendió el director de Le Monde diplomatique en español.
El conflicto climático
Desde 1945 las guerras han cambiado. Los enfrentamientos ya no se dan entre Estados diferentes. Ahora ocurren dentro de un mismo país entre el Gobierno y organizaciones armadas no estatales. Pero también hay conflictos que trascienden todas las fronteras. “La principal crisis que afrontamos hoy es la climática”, insistió Ramonet. Y en esto sí que hace falta unidad sin excepciones.
En ese sentido, el periodista se mostró escéptico ante las amenazas del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de abandonar los acuerdos de la Cumbre del Clima.
“Todas las tecnologías del mañana estarán relacionadas con el cambio climático, la gran transformación tecnológica pasa por la sustitución de las energías carbonadas por las renovables. Si Trump rechaza los Acuerdos de París, rechaza la modernización tecnológica. Hay que ser muy bruto para no darse cuenta de eso”.