Independiente de las creencias o descreimientos de cada quien, el arte religioso forma parte del patrimonio cultural de la humanidad. De hecho, los antropólogos y los historiadores de la cultura coinciden en que todas las artes tuvieron origen en la necesidad de ritualizar el mundo para darle sentido a la transitoriedad de todas nuestras experiencias cotidianas. La pintura, la poesía, la danza, la música, la narrativa echan raíces en la necesidad de re-ligar, de volver a juntar lo contingente con lo trascendente, de donde se deriva el sentido de la palabra religión.
Por eso, durante estos días de obligado recogimiento, compartimos con ustedes una muestra de la impronta que lo religioso ha dejado en nuestro devenir.
LA ÚLTIMA CENA. LEONARDO DAVINCI (1498)
Título original: L’ultima cena
Museo: Santa Maria delle Grazie, Milán (Italia)
Técnica: Óleo Temple (880 × 460 cm.)
LA TENTACIÓN DE SAN ANTONIO, SALVATOR ROSA (1645)
Título original: La Tentazione di Sant’Antonio
Museo: Pinacoteca Rambaldi di Villa Luca a Coldirodi, San Remo (Italia)
Técnica: Óleo (125,5 × 93,3 cm.)
LA CREACIÓN DE ADÁN, MICHELANGELO BOUNARROTTI (1511)
Título original: Creazione di Adamo
Museo: Capilla Sixtina, Roma (Italia)
Técnica: Fresco (280 × 570 cm.)
LA MATANZA DE LOS INOCENTES, PETER PAUL RUBENS (1612)
Título original: Le Massacre des Innocents
Museo: Museo Real de Bellas Artes, Bruselas (Bélgica)
Técnica: Óleo (142 cm x 182 cm.)
SAN JUAN BAUTISTA, CARAVAGGIO (1603)
Título original: Giovanni Battista
Museo: Galería Nacional de Arte Antiguo, Roma (Italia)
Técnica: Óleo (94 x 131 cm.)
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