Ni la familia del frailejón Ernesto Pérez se salva del predial en Santa Rosa.

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Santa Rosa de Cabal se caracteriza, entre otras; por las gentes amables, las aguas termales, la gastronomía típica, una representativa plaza de mercado, y por su riqueza hídrica y natural. En su territorio discurren aguas provenientes del Paramillo, el nevado Santa Isabel y el Parque Natural Nacional los Nevados. Y en estos días de invierno, los fríos que se encumbran sobre el cuerpo, hacen recordar el estrecho vínculo del municipio con Los Nevados y la Laguna del Otún.

Allí, en zona de paramillo que alcanza hasta 4200 msnm, en el flanco occidental de la cordillera central, están ubicados tres predios en conservación -2150 hectáreas- que varios socios de la Fundación Netropic, han venido recuperando y protegiendo; antiguos terrenos ganaderos que heredó un abuelo a niños de diez años, y que actualmente por la vía de la regeneración natural y el cuidado misional de la fundación, es hábitat de felinos, dantas, diversidad de aves y plantas, incluidas más de 500 hectáreas de frailejones.

Pero lo que la fundación emprendió con criterios ecológicos y ambientales, está ahora amenazado por las medidas de actualización catastral de la empresa Go-Catastral de Bogotá, contratada por la actual alcaldía en Santa Rosa. No obstante, la actualización no ha aterrizado a la realidad del municipio cafetero que también siente efectos del fenómeno turístico local conocido como “salentización”. Técnicos y políticos, optaron por las variables que aumentan los avalúos de los predios, para incrementar el valor del predial, hecho que ha ocasionado el malestar general de la población. Luego lo que pareciera un asunto exclusivo de la política económica y social, también repercute en lo ambiental, a los tres predios en conservación les facturaron 195 millones de predial.

La fundación es reconocida por su dedicación a las causas ambientales y aportes en materia de conservación: Reforestación, un compromiso con la vida en Risaralda (Diario del Otún, abril 20 del 2022). En esa línea, han conservado en estos predios un bosque de frailejones en el que las paletas de colores del verde, marrón y amarillo de la flora endémica, se fusionan con la niebla del paramillo, configurando un armonioso paisaje natural que muy pocos han podido registrar en fotografías. Y como canta Ernesto Pérez: “Hola, mi nombre es Frailejón Ernesto Pérez. Te quiero saludar, no me conoces, pero yo a ti sí, sí, yo soy tu amigo, tu amigo Frailejón Ernesto Pérez. Te quiero saludar, soy una planta sin mucho color, cuidar el agua es mi profesión, yo soy tu amigo, tu amigo Frailejón Ernesto Pérez”. En efecto, en este caso también podrían decir “no me conoces…”; luego hay allí toda una familia de frailejones que funciona como reservorio de esponjas de agua que bañan la Laguna Matías que es a su vez fuente del río San Eugenio.

Laguna Matías

Y aunque el sonido de las plantas mediante la cavitación es inaudible para el ser humano, la familia santarrosana del Frailejón Ernesto Pérez, pareciera expresar a través de las recientes corrientes gélidas de aire, que esos censos catastrales capitalinos, poco verdes, queman como fuego la posibilidad de que más empresas y organizaciones sigan contribuyendo a su protección ecológica. Ese predial, que afecta hasta en materia ambiental, debería corregirse. “Esta casa es mía; esta es nuestra casa común”.

Licenciado en comunicación. Periodista en formación.

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