#CiudadaníaActiva: “Dios me tiene en cuenta”: Elvia de Jesús Blandón

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Durante la actual crisis desatada por el Covid- 19 sólo se habla del obligado confinamiento de los más viejos. Pero poco se dice de los que siguen en primera línea, aportando de manera activa su conocimiento y experiencia a la sociedad. Coordinados por el profesor Franklin Molano, tres estudiantes de tercer semestre de la asignatura de Prensa de la Licenciatura en Educación de la Universidad Tecnológica de Pereira (UTP), adelantaron entrevistas a igual número de personas mayores. Por considerarlas de gran interés, las hemos publicado, esta es la última entrega de la serie.

 

Por, Miguel Ángel Agudelo Moncada – [email protected]

Elvia de Jesús Blandón es una mujer de 76 años, quien a pesar de su edad y de su envejecida apariencia, parece que los años no le dan tan duro. Ella padece de una enfermedad mortal, el cáncer. Tiene un cáncer en el estómago, el cual se le ha propagado por su esófago hasta casi llegar a la garganta y debido a esto se tiene que desplazar desde su pueblo natal (Santuario-Risaralda) hasta la ciudad de Pereira para que se le practiquen las quimioterapias y tratamientos respectivos, ya  que en su lugar de residencia, no cuentan con los instrumentos necesarios. Elvia, tiene un problema, y es que además de su previa enfermedad, se enfrenta a una pandemia actual, COVID-19 (coronavirus).

Las personas mayores de 70 años y las personas con enfermedades patológicas impuestas en su organismo son la población más vulnerable al virus, quiere decir, que Elvia con estas dos vulnerabilidades, está sobreexpuesta. Sin embargo, ella es el vivo ejemplo de una mujer guerrera, pues a pesar de las adversidades en las que se ve inmersa actualmente, no le deja el camino fácil a la muerte, con su positivismo y ganas de seguir, sigue luchando para vivir.

 

Les compartimos esta conversación.

 

Empecemos por hablar de su enfermedad, me imagino que la tomó por sorpresa, ¿Cómo fue que se dio cuenta? ¿Cómo lo asumió usted y su familia?

Me di cuenta hace como 3 ó 4 meses aproximadamente, yo sufrí mucho también de la tiroides y tenía muchos dolores de estómago e hipertensión, luego empezó a darme gastritis, y pues vea, resultó siendo cáncer de estómago, eso yo ni sabía que existía, hubiera preferido la gastritis que sí la conocía -risas-.

Miguel, ni tan sorpresa, yo ya me lo veía venir, si fue muy fuerte el darme cuenta y más fuerte aún para mis hijas, pero fue algo que se me pasó rápido, tuve mis malos días de tristeza, pero como le digo, me lo esperaba un poco, yo creo que se lo heredé a mi papá. Él muere en la década del 88 por un cáncer de próstata, precisamente por el mismo que muere mi hermano Ramón en el 2010. Los médicos me dicen que el cáncer trasciende y se hereda. Entonces, luego de darme cuenta lo asimilé por ese lado, fue más la resignación que la preocupación que tuve.

Actualmente estamos pasando momentos difíciles por este nuevo virus ¿usted qué opina?

Mire, yo soy muy creyente en Dios y muy culta, pero ¡ojo! soy creyente más no practicante que no se confunda, no creo en iglesias, el que quiere tener a Dios que lo tenga en su corazón, no en estatuas. Bueno, y yo creo que esto es un llamado de atención de Dios, lo que nos dice es que: “¡pilas! que no están cuidando lo que les doy”. Esto nos afecta a todos por igual, no discrimina, sino que a todos nos puede dar. Me parece muy triste cuando veo en las noticias las cifras de muertos por el virus.

Sinceramente, no creo que esto termine pronto, las personas siguen sin entender la importancia de seguir las recomendaciones, lo que se necesita es la ayuda y colaboración de todos, así como escuché decir a un médico español: “la única cura por el momento, es la solidaridad”.

Usted no se ve tan preocupada, teniendo en cuenta que usted hace parte de la población más vulnerable, ¿Por qué?

Se encuentra equivocado, claro que tengo miedo, lo que pasa es que no lo demuestro, porque siempre trato de estar tranquila, no me gusta preocupar a mis hijas, y mucho menos en estos momentos. Y quiero es ayudar, no quiero ser una carga para nadie. Estoy enferma, pero no muerta.

Cuando usted habla de ayudar, ¿A qué tipo de ayuda se refiere?

Como se lo dije antes, no quiero ser una carga, cada vez que puedo ayudo en casa, me valgo por mí misma. Esa es una gran ayuda para mis hijas.

Ahora que está estancada aquí en la ciudad, ¿Qué está haciendo?

Estoy cosiendo, me conseguí un contrato con el hospital Santa Mónica haciendo tapabocas para la emergencia, a esta ayuda me refiero, quiero ayudar no sólo aquí dentro de la casa, sino también a quienes lo necesiten. Además, porque estoy ganando algo, claro que a veces me atraso o tengo que parar debido a los dolores de estómago que me dan, sin embargo, siempre he sido muy responsable con lo hago.

¿Cuál es su profesión u oficio?

Yo he sido mucha cosas en la vida, fui comerciante, tuve un negocio de arepas, después tuve un restaurante por muchos años, pero siempre tuve ese pasatiempo de coser, me compraba máquinas de coser para hacer la ropa de mis hijos en los ratos libres, hasta que monté una modistería hace ya más de 15 años, la cual me tocó acabar por el cáncer. Así que, mi oficio es ser modista, me gusta.

 ¿Usted cómo consiguió ese contrato para hacer los tapabocas?

En el hospital ya me conocían, por lo de las consultas, y un doctor me comentó que les estaba haciendo falta implementos de protección, yo le dije: “donde me estoy quedando hay una máquina plana, dé la tela y yo les ayudo haciendo tapabocas”, pero el médico ni me respondió. Unos días después, me llamaron y me hicieron el contrato de 50 a 80 tapabocas a la semana, yo acepté y ahí voy.

¿No tiene miedo de enfermar más por trabajar así en su condición?

Soy consciente de que mi periodo de viva ahora es más corto, además que corro más peligro por el coronavirus, pero no me puedo quedar de brazos cruzados a esperar qué y cómo, tenía que hacer algo al respecto, y si me voy a morir, pues que sea ayudando. Incluso, mi nieta Camila, a veces me graba haciendo el proceso de un tapabocas y lo sube a las redes sociales, para que las personas aprendan a hacer los tapabocas, cualquier detalle es aporte, como decía papá. Yo creo que Dios me tiene en cuenta.

Por último, ¿Cuál es el mensaje que usted nos podría compartir?

El mensaje, es que nunca se rindan, que a pesar de las fuertes olas en contra, tenemos que seguir adelante, nunca decir nunca. Ojalá que quienes vean mi caso, se inspiren un poco y no se rindan, esto es algo que nos está incluso matando, pero si nos mostramos fuertes frente a cualquier cosa, podemos superarla. Cuídense mucho y quédense en casa -risas-.

 


 

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