Un día en la frontera entre Venezuela y Colombia

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La incertidumbre que se cierne sobre el futuro del vecino país, también se siente en el nuestro.  La ruptura social, económica y política que tiene divididos a los venezolanos, llegó este domingo 30 de julio a una fase decisiva.


Fotografías: Elizabeth Pérez P.


Incertidumbre. Tristeza. Tensión.

Son algunas de las percepciones que tuve al cruzar el puente internacional Simón Bolívar, convertido en un río de gente que al pasar la frontera entre Colombia y Venezuela busca encontrar por lo menos paliativos a la situación que afronta el país bolivariano.

 

Es martes 25 de julio.

Un día después del natalicio del libertador Simón Bolívar, prócer de la independencia de ambas naciones.

En la frontera, por lo menos, la conmemoración de los 234 años de su nacimiento pareciera que pasó desapercibida, por esas cosas de los apuros en que están los venezolanos.

 

 

Iban y venían, en una romería humana que alertó a organizaciones internacionales.

Podía verse la presencia de funcionarios de la Agencia de la ONU para los refugiados, Acnur, y de la Defensoría del Pueblo colombiana, además, por supuesto, de las improvisadas oficinas de inmigración colombianas instaladas sobre el puente internacional.

Al otro lado de la frontera, en San Antonio del Táchira, una barricada de la Guardia Venezolana, recostada cerca al sitio histórico erigido ‘In Memoriam’ de unos de los héroes de las batallas libertadoras, era la clara señal de pisar territorio extranjero.

Aunque todo parecía en calma, pocas personas se atrevían a hablar.

Cada quien cargaba sus fardos.

Unos con alimentos, implementos de aseo, utensilios y todas esas cosas que ahora no consiguen los venezolanos en su tierra, y que en Cúcuta pueden adquirir para llevar a su país.

Otros, con las maletas listas para irse de su tierra, a un destino incierto.

 

Algunos, como José Fernando, un joven de 24 años, amanecieron en las calles de Cúcuta, a la intemperie.

Por lo menos a él lo protegió el domo de un parqueo de bicicletas en un parque, que esa noche lo cubrió del torrencial aguacero que arreció sobre la ciudad fronteriza.

Temprano en la mañana extendió sobre una tela, en el piso, las artesanías que hace, con la esperanza de vender y poder esa próxima noche pagar un hotel, y recoger lo suficiente para enviarle algo de dinero a su esposa, también joven, y a su pequeña hija de tres meses, que se quedaron en Venezuela.

Él seguirá recorriendo otros países, con la ilusión de hallar “un lugar dónde posar sin mucha fatiga el pie”, como dice el poeta Raúl Gómez Jattin en su entrañable canto ‘Qué te vas a acordar Isabel’.

 

 


Al atardecer mermó la romería de personas.

Y empezaron, lento, a pasar uno que otro vehículo, autorizados para cruzar la frontera hacia Venezuela.

En el lado colombiano, los comerciantes seguían con sus establecimientos abiertos.

Eso sí, sin recibir bolívares “porque ya no es rentable”, dijo uno de ellos.

 

La fluctuación del cambio en la moneda venezolana, otrora codiciada por tanto compatriota colombiano que se fue en las décadas de los 80 y 90  para el vecino país a buscar fortuna, y en muchos casos la encontró, obliga este rechazo.

“Por la mañana uno compra bolívares a un precio, para poder recibir el dinero de los venezolanos, pero va a cambiarlo en la noche por pesos, y ya el cambio está más bajito, entonces estaba perdiendo plata todos los días”, comentó la dueña de uno de los establecimientos fronterizos.

 

 

Como testigo mudo, el río Táchira sigue su curso.

Sus aguas marcan la línea fronteriza entre Colombia y Venezuela.

Y corren tranquilas, sin desbordarse…

Como expectantes…

 

 

De este lado de la frontera se lee: “Vuelve pronto, Colombia te espera”.

Esperanza que se llevan los venezolanos, muchos de ellos también colombianos, en sus corazones.

La incertidumbre que se cierne sobre el futuro del vecino país, también se siente en Colombia.

La ruptura social, económica y política que tiene divididos a los venezolanos, llegó este domingo 30 de julio a una fase decisiva.

El presidente Nicolás Maduro realizó las votaciones para elegir a los 545 integrantes de la Asamblea Nacional Constituyente, propuesta que se convirtió en el ‘Florero de Llorente’ que desató la escalada de protestas de la oposición y la represión estatal.

Ojalá las corrientes de la historia venezolana encuentren el cauce que los retornen a ser un país próspero, tranquilo, en el que quepan todos sus ciudadanos.

Y no se asfixien ahogados en diferencias políticas.

Fotografía tomada de Diario Digital Nuestro País

 

La historia tras la noticia

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