El monstruo amable

69
0

Después de todo, la  compulsión por el consumo se las vendieron como  conquista, no como imposición.


 

La  llamada Industria  Ché Guevara  es uno de  los  ejemplos más invocados cuando se intenta probar que el capital es capaz de convertir en negocio hasta a  sus peores enemigos. De figura diabólica acribillada a tiros en Bolivia por los  gringos buenos y sus aliados locales, la  efigie del  célebre guerrillero argentino pasó a convertirse en sofisticada mercancía  reproducida en camisetas, gorras, banderines, toallas, maletines, discos, películas y tatuajes.

Despojada  así de todo sentido, luce igual en escenarios tan dispares como la  camisa de Brad Pitt o  el brazo de Maradona, pasando por el trasero de Lady Gaga, da lo mismo.

La imagen me vuelve a la memoria después de leer el libro El monstruo amable, del académico y ensayista italiano  Raffaele Simone.

 

«El ensayo de Simone es un ejercicio de lucidez que insta a los progresistas a estar a la altura de su tiempo.» «Cool Léviathan», Livres Hebdo. «Una especie de Ogro, el “monstruo dulce” le llama en un libro Raffaele Simone, se está imponiendo en Europa. Extraída de: Amazon.

 

A lo largo de sus páginas el escritor se pregunta por las razones de una paradoja común a la escena política  mundial: excepto los casos ya conocidos de Cuba o Corea del Norte, en el resto del planeta-  en mayor o menor medida, eso sí- mientras la  derecha ostenta  la figura de una joven rozagante siempre dispuesta a  adaptarse a los cambios del mundo,  la  izquierda se presenta como un viejo fósil anclado en nostalgias  y consignas   que poco o nada tienen que ver con  el entorno real.

¿Qué sucedió? Nos preguntamos  a la par con el profesor italiano ¿Se produjo realmente el fin de la Historia, como lo profetizara Francis Fukuyama  poco después de la caída de El muro de Berlín? ¿El pensamiento de hombres como Karl Marx está de veras muerto y enterrado, como quisieran algunos que descalifican con el adjetivo de mamerto a cualquier forma de  disidencia, por distante que esté de las ideas comunistas?

Por lo visto, nada de eso, como lo demuestran los movimientos sociales que se multiplican en todos los rincones del planeta, aunque por causas distintas a las de medio siglo atrás: ahora ya  los líderes no pretenden  acabar con los ricos, sino  con los pobres a través de la redistribución de la riqueza. Claro que para algunos conspicuos representantes de la caverna colombiana, hasta este último concepto, caro a la esencia de la democracia económica, tiene un tufo a cruzada leninista digno de ser exterminado.

 

La compañía Mercedes-Benz desató ayer una ola de protestas de cubanos exiliados en Miami y otras ciudades por utilizar la imagen del guerrillero argentino Ernesto “Che” Guevara para promover sus vehículos. Extraída de: Cdnmundo

 

Para  Simone el asunto va por otro lado. Siguiendo el viejo consejo del New Deal puesto en marcha por Franklin   Delano Roosevelt en la primera mitad del siglo XX,  los más brillantes defensores del capitalismo se  adelantaron a hacer suyo el propósito de acercar  la justicia a la tierra que movía por igual a comunistas, anarquistas y socialistas. De esa manera, la frase “And Justice for all” que cruza toda la constitución política de los Estados Unidos obró a modo de contrapunto de aquella “ Proletarios de todos los países : Uníos” consignada en el Manifiesto Comunista.

En la práctica fue el mismo truco utilizado por los patrones  ante la  amenaza del radicalismo de un sector de los obreros: a modo de antídoto se consagraron a crear sindicatos patronales que  pudieran controlar. Fue así como se inició  el desmonte de derechos que  desde finales de la centuria anterior  se conoce con el eufemismo de  “Flexibilización laboral”.

De  modo que el trabajo estaba hecho :  lejos de presentarse como la bestia insaciable que se alimentaba con la sangre de niños, mujeres y viejos,  tan bien descrita  por Dickens en sus novelas y por Marx  en sus ensayos, el capital y sus lógicas resumen hoy la fórmula del consumo sin  lugar, sin tiempo y sin límites que  constituye el único sentido de la  vida para millones de habitantes del planeta, empezando- cómo no- por los excluidos que hoy recorren las calles de las ciudades bajo el nombre de indignados reclamando, no una revolución, sino su derecho a  un pedazo del pastel.

 

Para el marxismo, el capitalismo es un modo de producción. Esta forma de pensar deriva de una síntesis de la economía clásica inglesa, la filosofía idealista alemana y el movimiento obrero de la primera mitad del siglo XIX (conocidos por Marx como socialistas utópicos). Extraída de: Illrapper

 

Después de todo, la  compulsión por el consumo se las vendieron como  conquista, no como imposición.

Es en ese punto donde cobra  peso la tesis de Raffaele Simone. Sin que  sus voceros se dieran cuenta, la izquierda se volvió derecha, al tiempo que  esta última supo   enfundarse  en el vestido  de lo nuevo, que en este caso equivale a lo chic, a lo sofisticado implícito en el paraíso del consumo de bienes, ideas y tendencias. Es decir, todo aquello que puede comprarse con tarjeta de crédito.

El monstruo se volvió amable y ya no amenaza: seduce. Quizás las más lúcidas mentes de la izquierda todavía estén a tiempo de aprender la lección.

Contador de historias. Escritor y docente universitario.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

El periodo de verificación de reCAPTCHA ha caducado. Por favor, recarga la página.