Las empresas, las avenidas, los edificios, los centros comerciales, los almacenes tienen al menos un motivo para recordarles a propios y a los miles de visitantes que es la época en la que toda Colombia “se pega su rodadita al Huila”.
” ¿Usted sabe qué significa el baile del Sanjuanero?”
Mientras intentaba elaborar una respuesta a la altura de esta celebración tan característica del país, mi interlocutora, que me había lanzado a quemarropa esa pregunta, me sorprendió con una respuesta tan original como contundente:
“Es que el parejo se lo pide a uno”.
Quedé como las casas que entrega el Gobierno: ¡de una sola pieza! La conversación no avanzó más; no había nada más que agregarle a esta simpática definición, que –como situación normal en mí- me hizo sonrojar.
Minutos antes, ese grupo de hermosas bailarinas, con sus respectivos parejos, aparecieron en el recibidor del hotel GHL Style de Neiva donde pasamos la noche los integrantes de Acord Colombia, durante la Gran Cumbre del Deporte, que incluyó un seminario y la exaltación de los mejores deportistas del país.
Como aún faltaban algunas horas para mi regreso a Pereira, aproveché la familiaridad que se percibe en este hotel para apoderarme del computador de mesa y adelantar parte de las obligaciones cotidianas (los periodistas siempre tenemos trabajo por hacer).
Mi sorpresa fue grande, muy grande, cuando fui a recoger mi celular, que de manera imprudente dejé cargando en el piso, en un costado del lobby, escondido debajo de una nevera para que nadie lo notara. Pues, efectivamente, alguien sí se percató de él. Acababa de quedar incomunicado, recriminándome por ser tan confiado.
Mi aturdimiento por la pérdida del celular se disipó un poco con el bullicio que había en el lugar. Justo al frente de la recepción del hotel, en la sala de espera, un ramillete de hermosas candidatas vestidas con sus faldas anchas y sus blusas de dacrón ceñidas al torso y con coloridos adornos y sus parejos, posaban para fotos con los huéspedes que también disfrutaban del ambiente festivo.
El botones del GHL Style de Neiva no dudó en decirme: “señor Salazar, si quiere le tomo la foto”. Y accedí. Lo hice pensando que estaba posando con las reinas del festival folclórico, Reinado nacional del bambuco y de la Muestra internacional del folclor, como se le conoce a la celebración del “San Pedro”, de la que cualquier visitante por esta época (segunda quincena de junio) no se puede sustraer: todo en Neiva gira alrededor de esta fiesta.
Las empresas, las avenidas, los edificios, los centros comerciales, los almacenes tienen al menos un motivo para recordarles a propios y a los miles de visitantes que es la época en la que toda Colombia
“se pega su rodadita al Huila”.
Me había equivocado, pero de ninguna manera me arrepentí de haberme tomado la foto. Las tres mujeres de mi derecha y las tres de mi izquierda sí eras reinas, pero no las del evento de San Pedro; eran las reinas de “V San Pedrito interno del hotel GHL Style Neiva”.
Es una tradición en la capital del Huila que las empresas y sus colaboradores festejen esta celebración de la Ciudad. Fiesta nacida en 1969, que está indisolublemente ligada al Sanjuanero, ese ritmo de rajaleña con acento de bambuco compuesto instrumentalmente en 1936 por el maestro Anselmo Durán Plazas (1907 – 1940)
Más allá de una filosofía empresarial encaminada al buen clima laboral, la celebración interna de las empresas del “San Pedrito” – en este caso GHL Style Neiva -, es todo un reconocimiento a la tradición, a la cultura, a los valores artísticos, al sentimiento de arraigo que se manifiesta en el palpitar de los huilenses cuando empiezan a sonar los acordes que dicen: “En mi tierra todo es gloria cuando se canta el joropo” y que sigue con:
“y si es que se va a bailar, el mundo parece loco. Sigamos bailando, sigamos cantando…”. (La letra de esta rajaleña es de la señora Sofía Gaitán de Reyes)
Contagiado por ese entusiasmo efervescente de todos los empleados del Hotel, y aún con tiempo para abordar en la terminal el bus para la capital pereirana, acepté la invitación al reinado. El salón solo quedaba a unos cuantos pasos, en un local del mismo centro comercial San Pedro Plaza, desde donde se escuchaba el vivar por las candidatas. Efectivamente eran sus madres, amigas, hijos y compañeros de trabajo, que portaban carteleras simples, adornadas con dibujos de flores o con imágenes de reinas y parejos de baile, que las movían al ritmo de los pitos y del jolgorio atrapado en ese espacio.
Al frente del auditorio estaban Wendy Chelen Quintero Rocha, representantes del departamento de Administración.
Por el departamento de Seguridad, la representante era Gisela Perdono Claro; de Recepción, Cindy Lorena Trujillo Lemus. Por parte del departamento de Alimentos y Bebidas estaba Luceidy Peña Galvis, y de Habitaciones, Leidy Johana Ipuska.
Cada una dio lo mejor de sí. Con sus parejos intentaron congraciarse con el jurado, armonizando en el escenario los ocho pasos que requiere una buena ejecución del agraciado baile; se empieza con la invitación para seguir con los ochos, los coqueteos, la arrodillada, la levantada de pie, la arrastrada del ala, el secreto y la salida final.
“Esta pieza musical se ejecuta con intensidad, romanticismo y emoción, un proceso donde el hombre conquista a la mujer de manera galante…”,
dice uno de los textos que en la Internet promociona al departamento del Huila.
La picardía se expresa en los gestos de los bailarines; mientras la falda pareciera tomar vuelo, al estilo de la icónica imagen de la actriz Marilyn Monroe, el parejo se arrodilla en una solo pierna, toma su sombrero con la mano derecha, se lo lleva a su pecho, y con la mano izquierda sostiene de una punta la pañoleta roja, que del otro extremo es tomada por la danzante, para que esta dé una vuelta entera y se luzca con su armonioso paso, contoneando cadera y hombros, para hacer aún más picante el baile.
Esa imagen y la de la pareja pisando el sombrero (la arrastrada del ala) son algunas de las que se aprecian en tamaño gigante en sitios públicos y centros comerciales de Neiva, elaboradas finamente, llamativas y coloridas, que además de no pasar inadvertidas, cumplen su función: recordar que Neiva está celebrando una de las fiestas folclóricas más reconocidas e importantes del país.
Cada una de las candidatas del “V San Pedrito interno de GHL Style Neiva” hace su presentación; obviamente en cada salida se escucha el Sanjuanero, mientras el jurado, integrado por la gerente del centro comercial San Pedro Plaza, la señora Ana María Arias la Rotta; la directora de Cotelco – capítulo Huila -, Carole Macchi, y el gerente del Hotel, Miguel Darío Urbano, toman nota para acreditar que la pareja ganadora cumpla con el requisito: 50 por ciento interpretación del baile, 25 por ciento simpatía y 25 por ciento barra.
Lamenté el tener que regresar a casa, ya que dejaba en ese recinto la esencia del “San Pedro”, reducida a una mínima expresión, pero capaz de proporcionarnos a los que no conocíamos esta Fiesta, una idea de cómo nuestra sociedad no solo se aglutina sino que se reconoce y se expresa alrededor de una tradición.
El taxista tomó una ruta para evitar los atascos ocasionados por el progreso, pero además porque desde el día anterior que había llegado a la ciudad de las achiras ya observaba cómo una avenida principal estaba delimitada por vallas para los desfiles; a ello se sumaba, según dijo mi interlocutor, los atascos por dos puentes que están construyendo para “desembotellar” la ciudad. Y para que no quedara coja mi visita a esta calurosa urbe, pasamos por la concha acústica; “aquí es donde se hace el reinado”, me dijo el taxista.
En mis manos tenía todos los insumos para hacer un escrito que complaciera mi gusto por retratar algunas expresiones sociales. No obstante, a mi relato le faltaba la nuez.
“Gracias por interesarse por nuestra cultura”, fue una de las frases que me dijo la señorita que atendió mi llamada. Yo sabía que ella tenía la respuesta.
Después de explicarle que había estado en el San Pedrito de su empresa y que por circunstancias de mi “vuelo” de ocho horas a Pereira, atravesando la Línea a la una de la madrugada, no me enteré de quién había ganado el certamen de belleza.
Sorprendida por una inquietud aparentemente anodina, pero agradecida por el interés mostrado, me dijo con un tono de orgullo que la nueva reina era la representante de Administración, la señorita Wendy.
Cuando las dos presentadoras del reinado anunciaron a la candidata Wendy Chelen Quintero Rocha, no solo dijeron que estaba vinculada al Hotel desde el 15 de enero de 2018, sino que además se caracteriza por su sencillez y compromiso.
Para quien escribe quedan claros varios aspectos, que subyacen de la anécdota que dio lugar a este escrito.
Primero, que las fiestas de Neiva, más que baile, reinas y celebración, son toda una corriente sanguínea que recorre el cuerpo de la sociedad huilense.
Y segundo, que de manera consciente o no, la empresa sobre la que gira esta crónica (Hotel GHL Style Neiva) fomenta un aspecto básico del manejo empresarial: el clima laboral. La organización entiende – y por eso motiva el San Pedrito – que los valores culturales afectan las prácticas de la organización. Las relaciones laborales, dice el teórico Joan Costa en su artículo “El lado humano de la empresa”, abarcan todo aquello que las empresas lleven a cabo más allá de sus obligaciones contractuales, para formar, informar, motivar y reforzar los nexos que fidelizan su plantilla.
No saben la satisfacción que sentí cuando, más que preguntarle, le compartí al botones la desazón por la pérdida de mi celular. Yo estaba seguro de que alguien lo había tomado, y ya le pertenecía a algún fulano.
“Yo lo vi y lo guardé; está aquí en la recepción”, me dijo.
El alma me volvió al cuerpo. Le agradecí al empleado del Hotel, pero no dejé de fustigarme por mi excesiva confianza, al tiempo que me alegré de vivir en carne propia el valor de la honestidad, que – clarísimo está -, corresponde a un comportamiento empresarial del Hotel. Y sigo pensando para mis adentros, que debería ser la manera correcta de comportarnos, tal como lo señala un video de aquellos que llegan por WhatsApp elogiando a la sociedad japonesa: “si no es tuyo, debe ser de alguien”. Todos sabemos que esa premisa no opera en Colombia, salvo casos como el que aquí les relato. El culto a la honestidad, más que reencontrarme con mi celular, fue la gran satisfacción que sentí esa noche en el Hotel GHL Style Neiva.
Si la candidata me volviera a hacer la pregunta de: ¿Usted sabe qué significa el baile del Sanjuanero?, yo le diría que es un baile en el que el parejo pide y la reina suave y coquetamente se desliza para incentivar la provocación.
Pero estoy seguro que ella me interrumpiría y me volvería a decir:
“Es que el parejo se lo pide a uno”.
“Sigamos cantando, sigamos bailando, sigamos cantando, ¡carambas!, que me vuelvo loco.”