La participación de Latinoamérica en los Óscar (1ª parte)

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Latinoamérica ha producido un cine de conexión con los países y ha narrado sus problemáticas y ha contado el interior de cada nación, es decir, es un cine muy entrañable con la identidad y ha permitido afianzar puentes y solidaridades.


 

Hace unas décadas Latinoamérica no ganaba nada en festivales y premios de cine, y había una cuota mínima de realizadores. Quizás uno de los más reconocidos, haya sido Víctor Gaviria, por su estruendosa “La Vendedora de Rosas” (1998), un drama, muy cercano a lo que vivían (aún lo encarnan) los niños de la calle. Algo similar quedó para siempre con la muy afamada “Ciudad de Dios” (2002) de Fernando Meirelles. Algo más duro nos narró un foráneo como Luis Buñuel quien en 1950 nos sacudió con un título que no hemos podido superar: “Los olvidados”, historias muy difundidas, aunque Buñuel es español y se nacionalizó en México, ganó el primer Óscar en 1972, con “El Discreto Encanto de la Burguesía”, como mejor película extranjera, no se suele asociar el premio a Latinoamérica sino a Francia, de modo que es un logro dividido.

Hemos contado con historias tan sutiles como las que les puede ocurrir a cualquiera: Jorge se queda sin empleo después de trabajar toda su vida en la cinemateca, y emprende un nuevo camino, es lo que nos contó de manera poética el uruguayo Federico Veiroj en “La vida Útil” en el 2010, una de tantas que intentó llegar a los Óscar, y que fue electa en su país.

O tan llenas de religiosidad, carnaval, fútbol, asuntos de justicia como la peruanaEl Evangelio de la Carne” (2013) de Eduardo Mendoza; o con cinismo y realidad política como las que ha hecho el chileno Pablo Larraín como “Tony Manero” (2008), “Post Mortem” (2010), “No” (2012), o la nunca olvidadaConfesión a Laura” (1990) del colombiano Jaime Osorio, que son un modo de narrar esos hechos tan drásticos como las dictaduras o los aconteceres políticos.

 

Fuente: Revista Arcadia

 

Pero también el telón de fondo casi siempre presente han sido las películas obstinadas -por fortuna- con la situación social, como “La Estrategia del Caracol” (1993) del colombiano Sergio Cabrera, o “La difícil La Noche de los Lápices” (1986), o la muy comprometida “La Nación Clandestina” (1989) del boliviano Jorge Sanjinés. Y si sumamos una muy amplia gama de películas se encuentran disponibles para el público.

Estar contando nuestros hechos nos ha llevado a no obviar el tema de las pandillas, de los grupos delincuenciales, de modo que en Ecuador se recuerda “Ratas, Ratones y Rateros” (1999) de Sebastián Cordero. En Colombia nos queda el retrato de “Rodrigo D No Futuro” (1990) de Víctor Gaviria. En Venezuela la citada “Sicario” (1994) de José Ramón Novoa narrando la ley de la calle, la brasilera que amplió la idea de “Ciudad de Dios”, “Tropa de Élite” (2007) que va por dos versiones.

Nuestro cine se conecta con muchos de los que han hecho historia como Frida, Pancho Villa, los grupos revolucionarios. En Perú grabaron una cuando Sendero luminoso estuvo a punto de tomarse el poder “En la Boca del Lobo” (1980) de Francisco Lombardi. No podríamos pasar por alto el tema de la tierra y Honduras en el 2003 nos entregó un título provocativo: “No hay Tierra sin Dueño” de Sami Kafati. Hace poco Argentina de nuevo nos sorprendió por la nominación en los Óscar con “Relatos Salvajes”, unas historias con una fatalidad increíble y un manejo de la narrativa que nos mantiene en vilo.

 

Fuente: El acontecer

 

Nos hemos alimentado con las narrativas de Estados Unidos y fuimos colonizados desde el sentir y el pensar por súper héroes, por un sueño difícil de conseguir como parecernos al modo de vida de un gringo. También tuvimos ambivalencias por desconocer lo que éramos y hasta podía ser valido considerar lo propio como lo extraño, inocuo o poco trascendente, en cambio lo proveniente de fuera se acogía con beneplácito y méritos.

Entonces, nos sacudimos, y supimos de culturas nativas, de las desigualdades del reparto de la tierra, del modo como nos gobernaban y quiénes lo hacían, nos estrechamos con circunstancias tan infalibles como las acontecidas por un señor llamado García (2010) o un emblemático personaje como Quintín Lame. El cine, nos ha tendido puentes y redes y fuimos escalando para asomarnos y re-conocernos. Y algo, quizás útil, tal vez fuerte y rebelde, provocó una cantera historias: Luis Buñuel, ese titán nos dijo de los don nadies, nos comunicó de las calamidades propias. Y así, varios, han dado lugar colocándonos en el ojo del huracán del cine.

Los capítulos del cine en Latinoamérica nos definen y más que la televisión, ha permitido darle alternativas a esos rostros que no hemos casi visto, o a esos hechos que no tienen casi mérito. Las historias del séptimo arte han estado huérfanas, aunque Cuba ha dado ejemplo premiando en el Festival Internacional de Nuevo cine Latinoamericano desde 1979 lo que hemos producido, algo parecido hace el Festival internacional de cine de Mar del Plata que entrega desde 1954 varios premios y desde el 2007 entrega a la mejor película Latinoamericana el premio Che Guevara. La ausencia es que estas películas no alcanzan una visibilidad en el continente ni por fuera.

 

Fuente: Sputnik Mundo

 

En los Óscar, un alivio nos abrazó por el galardón a Alejandro González Iñarritu por su película “Amores Perros” en el 2001 y la historia la repite en “Biutiful” en el 2011, pero hay más: en 2015 la gloria nos inundó por “Birdman” al ganar tres Óscar y al año siguiente, con “El Renacido” como mejor director. México es un país ya con una industria desarrollada, exporta directores y actores.

Tuvimos un flash back y si bien nos transportamos o más bien estuvimos caminando sobre el aire por pisar la alfombra roja, reconocimos que también somos la pesadumbre y el horror, pues “La Historia Oficial”, película argentina de 1985, de Luis Puenzo, fue la primera en obtener una estatuilla como película extranjera.

Recordamos que tal vez seamos un hijo perdido que siguen buscando ahora las abuelas de la plaza de mayo, o que tuviéramos los ojos suspendidos por” Voces Inocentes” (2004), esa situación de usar los niños para la guerra. O como lo que ahora nos convoca, Marina, una mujer, no aceptada del todo por la sociedad por ser trans y estar viviendo con Roberto un empresario de las telas, que es la película chilena, que opta en esa misma categoría de mejor película de habla no inglesa, llamada “Una Chica Fantástica”, del director Sebastián Lelio.

 

Fuente: Colombia

 

El cine hecho en Latinoamérica tuvo 13 películas en el 2017 que hicieron la carrera para poder llegar a esa lejana posibilidad de una estatuilla, como lo es la Película extranjera o lo que es peor la rotulada No habla inglesa en la versión 90, quedando seleccionada la chilena. De 22 presentadas desde la década del 90`s, dos han tenido el mérito, junto con la fabulosa “No” de Pablo Larraín en el 2013, y es el director de mayores connotaciones en la Academia de este país, por haberlo intentado en cuatro ocasiones, de hecho, es el productor de la que compite.

El caso del cine en Latinoamérica, es que ya hay muchas historias contadas, cientos de ellas, se pierden por falta de público y en la mayor de las veces por la desidia de las naciones e instituciones culturales por promoverlas. El cine que vemos es en mayores proporciones de Hollywood, y la cuota de lo nuestro, es ínfima, de casi 300 películas exhibidas en Chile en un año, 17 son de Latinoamérica y el resto gringas.

La queja no ha sido del todo superada, muchos realizadores encuentran desde becas, patrocinios locales, estímulos, como la alternativa de la co-producción con países, en su mayoría europeos. Al tiempo Latinoamérica le entrega garantías al cine estadounidense, exonerando pagos, para que realicen sus producciones en este lado del río. Sin embargo, o Cinembargo, como lo llama la escritora colombiana Juana Suárez, en su libro de ensayos sobre el cine y la cultura colombiana.

 

 

En 1960 fue México quien puso la primera página de un constante olvido con la película “Macario” de Roberto Gavaldón, el siguiente año también con un título -no podría ser menos promisorio- El importante hombre de Ánimos Trujano; Brasil en 1962 con otro inquietante nombre:El Pagador de Promesas” de Anselmo Duarte, teniendo otra mexicana llamada “Tlayucan” de Luis Alcoriza; fue hasta 1985 donde Argentina logró lo que parecía improbable y más porque la premiada fue La historia oficial de Luis Puenzo, ese recordatorio de la dictadura.

Repetirían en el 2009 con otra emblemática narrativa “El Secreto de tus Ojos” de Juan José Campanella, una propuesta que mezcla el amor con lo detectivesco. Argentina es el país arrasador, tres historias, la del Che, con su famoso libro cuando recorrió los recovecos, las geografías humanas, los problemas que siguen vivos, las diversidades, en fin, la mención honorífica fue por la sentida canción del uruguayo Jorge Drexler, que ya su título es inspirador: Al otro lado del río, por la película “Diarios de Motocicleta”. Siguen los argentinos como compositor Gustavo Santaolla en la franja de Banda sonora en el 2005 por Secretos en la montaña, repitió en el 2006 con Babel.

Chile ya ganó, en una categoría de Mejor corto animado, con “Historia de un Oso” en 2014, ese año también venció el mexicano Cuarón, pero un director de ese país en la categoría Mejor fotografía, obtuvo el Óscar en el 2013, por esa fuerte historia de “La vida de Pi”. Los mexicanos han sido muy exitosos en el cine de Hollywood y hay tres nombres muy sonados: el actual nominado a mejor director por “La Forma del Agua”, Guillermo del Toro, quien ha ganado en otros premios, como Los Goya, por “El Laberinto del Fauno” (2007).

 

Foto: Notimérica

 

Caso similar ha ocurrido con Alfonso Cuarón como mejor director en el 2014 por una película que nos llevó a otras dimensiones: “Gravity”, además sus guiones como el de “Y tú Mamá También” en el 2003 triunfa en la categoría como Mejor guion original, posterior, en el 2007 con “Los Hijos del Hombre” en Mejor guion adaptado. Son hechos muy sobresalientes y dan muestra de la capacidad de los realizadores.

 

 

Ver parte 2

 

John Harold Giraldo Herrera. Docente Asociado. Universidad Tecnológica de Pereira. Periodista y documentalista independiente.

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