Los estudiantes del profesor Franklin Molano Gaona pasaron de la entrevista a la ficción. A partir de hoy publicaremos cinco relatos bajo el nombre La ventana, resultado de su trabajo académico durante la cuarentena.
“Hay quietud. Al parecer en cuarentena nada se mueve y el encierro agudiza el estar quietos. Una opción, asomarse a la ventana y así, con los ojos puestos hacia afuera, los estudiantes de Redacción del programa de Comunicación Audiovisual y Digital de la Fundación Universitaria del Área Andina, relataron lo que veían, contaban lo que sentían, escribían lo que escuchaban, hasta obtener estos textos para el deleite del lector.”
Franklin Molano
Valeria Hoyos Vásquez:
Naufrago en un mar de tiempo, no sé cuanto falte para salir de este encierro, lo único que sé es que la ansiedad poco a poco se apodera de mi cuerpo, no paro de mirar aquellas noticias amarillistas que alimentan mi angustia, ansiedad y miedo.
Ahora no encuentro en qué refugiar mis temores, estoy a la vista de toda mi familia, me comporto como un ser pasivo y tranquilo, pero en mi interior hay un monstruo que se nutre día tras día de aquella tormentosa realidad que genera en mí temor.
Me he convertido en una esclava del tiempo, solo pienso en las horas que he invertido, que he perdido y en los días que me falta para terminar esto. Cada vez me vuelvo más loca al mirar el reloj, mi mente empieza a colapsar, los cálculos empiezan a cobrar vida en mi cerebro, empieza mi cuenta regresiva para salir de esta cárcel.
Sin embargo, el momento más angustioso es cuando el Presidente de la República da su anuncio diario, en ese instante no se sabe qué pueda suceder, empiezo a cuestionarme ¿se alargará más esto?, ¿no saldremos de esta?, ¿las muertes han aumentado?, ¿estamos en el pico?, y muchas más preguntas que comen mi cabeza. Al fin y al cabo ya terminaré estos 2 meses encerrada y sin ningún motivo para salir, han cancelado las clases hasta el 31 de mayo.
Ahora lo único que anhelo es escapar de esta prisión, quiero salir a compartir con mis amigos, abrazar a las personas que amo, salir a despejar mi mente y volver a la universidad.
A pesar de todo esto, he tratado de poner mi mejor voluntad ante esta situación, ahora he sabido manejar un poco mi tiempo, sigo encadenada a un reloj pero he podido controlar esa ansiedad, trato de ocultar todos estos sentimientos de opresión y los oculto en cosas que no solía hacer antes. Empecé a tocar un instrumento, a compartir más con mi familia y a dedicar más tiempo en cosas que me gustan y por el poco espacio que despejaba para realizarlas no me había dado cuenta que eran de mi agrado, ahora me he encontrado más con mis sentimiento y gustos.
Cada día que pasa aprecio más lo que me rodea, el simple silbido de los pájaros, la brisa que acompaña mi ventana, el suspiro de mi perro y el trueno que hace vibrar nuestras venas al saber que se acerca una tormenta; tantas cosas que no solía apreciar cuando me encontraba libre pero ahora que me encuentro encerrada un sentimiento de aliento recorre mi cuerpo al escuchar aquellos sonidos que me regala la naturaleza.
Espero que esta tormenta se diluya rápido, que las cadenas del tiempo desaten mi cuerpo para volver a ser libre, valorando cada detalle de la vida como nunca lo habría hecho, reencontrarme con mis amigos y lo más importante, salir al mundo con una mentalidad diferente: “todo puede cambiar en cuestión de segundos, valora todo”, si no nos atrevemos a cambiar, el mundo lo hará por nosotros.