Cómo luchar contra el olvido

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Auschwitz es el lugar de los cómo sin respuestas, de los por qué conducen a lo más insondable del alma humana.


 

Dignidad ante preguntas sin…

¿Cómo luchar contra el olvido?

¿Cómo describir el horror cuando las palabras no alcanzan?

¿Cómo perdonar a los perpetradores?

¿Cómo no re victimizar a las víctimas?

¿Cómo evitar que los viejos demonios regresen cubiertos con otros velos?

Hace 75 años tropas bajo el mando soviético abrieron las puertas de un infierno llamado Auschwitz-Birkenau. El campo de exterminio en el que fueron asesinadas más de un millón de personas, la mayoría de ellas judías. Se erige desde entonces como el símbolo por antonomasia de la crueldad sistemática.

 

UN News

 

Auschwitz fueron las cámaras de gas, los hornos, la hambruna, la deshumanización, y los trabajos forzados para la industria pesada alemana. Auschwitz fueron los capos, los experimentos humanos y la identidad reemplazada por un número tatuado en el brazo.

Auschwitz es el lugar de los cómo sin respuestas, de los por qué conducen a lo más insondable del alma humana.

Pero el holocausto se vivió por fuera de los alambrados de Auschwitz. Más de once millones de personas fueron asesinadas por el régimen nazi en Europa. De ellos, seis millones profesaban la religión judía. Todos ellos perecieron en el Holocausto. Una palabra de origen griego antiguo compuesta por dos partes: olos que significa “todo” y kausto que traduce “quemado”. Y así fue la política nazi de exterminio: un fuego que consumió todo a su paso, o casi todo.

 

 

Y esta violencia, esta demencia colectiva, este odio irracional, fue en muchos casos producto de lo que la filósofa alemana, Hannah Arendt, denominó magistralmente: la banalidad del mal. En otras palabras, cuando la humanidad se queda en la puerta, y solo la eficiencia sin ética se sienta en la mesa.

Hace 75 años una tropa soviética liberó a los sobrevivientes del campo de exterminio, les devolvió la libertad, a quienes ya habían olvidado que ésta existía. Hoy, los pocos testigos presenciales de aquellos horrores, que aún viven, cuentan para no olvidar, cuentan para prevenir, cuentan porque solo quedará de ellos lo que los videos y audios nos permitan capturar. Vivir ha sido su venganza frente a sus victimarios. Vivir para contar su historia, con la esperanza de que no se repita.

Igor Malitski sobreviviente ucraniano del holocausto en Oswiescim. eluniverso.com

 

Y con algo de desesperanza vivimos el retorno de estos viejos fantasmas, que como lo describió acertadamente el presidente Frank-Walter Steinmeier en su discurso en Yad Vashem, “se disfrazan hoy de otra manera. Más aún, presentan su pensamiento antisemita, nacionalista y racista, autoritario como respuesta para el futuro, como una nueva solución a los problemas de nuestros tiempos.” Ir al discurso del presidente haciendo clic aquí

Y pese a todo Auschwitz, esas ruinas del alma humana y de las construcciones que han resistido el paso del tiempo, siguen ahí para recordar la barbarie del pasado y alertar sobre su posible repetición en el futuro. De eso se trata el trabajo de memoria histórica aquí y allá. Se trata de justicia restaurativa, de ofrecer disculpas y de esforzarse porque ese “nunca más” sea una promesa renovada. Y tanto habrá alcanzado, que en la conmemoración del aniversario 75 del fin del holocausto un presidente alemán por primera vez en la historia tuvo el honor de compartir escenario con las fuerzas liberadoras. Alemania, el país perpetrador, la gestora de la Shoá -literal de “la catástrofe”- tomó la palabra para recordar su responsabilidad y su compromiso de luchar contra el olvido y el retorno de la violencia, en cualquiera de sus formas.

 

Foro del Holocausto celbrado el 23 de enero del 2020 en el memorial de Yad Vashem en Jerusalem

 

El holocausto y Yad Vashem. La deshumanización y “un monumento, un nombre”. La Shoá y el “Nunca más”. El Nacionalsocialismo y la cultura del arrepentimiento. La muerte y la vida. La memoria histórica es la única posibilidad que nos queda ante la barbarie.

 


 

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Lleva en el alma una lupa para ver las letras y sus detalles. Peregrina y protagonista de muchas versiones de su propia vida. M.A. Políticas Públicas y M.A. Economía Internacional y de Desarrollo Analista política de la cadena alemana Deutsche Welle. Twitter: @JuliGo4

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