En el barrio Tokio, comuna Villa Santana, un colectivo de jóvenes liderado por Carlos César Palacios creó, a punta de donaciones y convocatorias por redes sociales, la biblioteca comunitaria “El barco de ideas”, con el fin de fortalecer los procesos culturales que de forma espontanea ya se venían realizando.
La sala de una casa, propiedad de los padres de Carlos, es el espacio donde están disponibles cerca de 2.500 libros para uso de la comunidad y habitantes de barrios aledaños.
Los libros han trascendido, y actualmente, existen proyectos en siembra, artes plásticas, danza, semilleros de formación para niños y música.
Poco a poco levantan un centro cultural en medio de las difíciles condiciones de vida que tiene este sector de la ciudad.
Este colectivo de jóvenes trabaja por su comunidad #ConLasRayasPuestas
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Tokio: del desplazamiento a la creación.
Llegar hasta la Ciudadela Tokio, uno de los barrios más vulnerables de Pereira, ubicado en la comuna Villa Santana al suroriente de la ciudad, es casi un viaje de largo aliento con sus imprevistos incluidos.
Las rutas de buses que llegan hasta allá, recorren gran parte de la ciudad, y se gastan poco menos de una hora para comenzar a divisar esas variedades de paisajes: entre el piso polvoriento de las calles, los verdes tímidamente en pie y unas casas a medio hacer.
Gran parte de la población del barrio proviene de Bosques de Combia y Bosque del Otún (algunos sectores en invasión), El Danubio, Brisitas, Heriberto Herrera y familias desplazadas oriundas de Chocó (en su mayoría), Santander, Bolívar, Valle y Risaralda.
Desde 1997, la violencia en el departamento del Chocó aumentó, provocó que muchas familias abandonaran sus tierras y buscaran nuevas posibilidades en otros lugares. Por las calles sin pavimentar del barrio caminan a diario esas familias con sus hijos, que después de un proceso de desplazamiento, invasión y ubicación, por fin, tienen un lugar donde vivir tranquilamente de nuevo.
Algunos de los jóvenes que llegaron, nacieron o crecieron en el barrio empezaron a sentir que querían ejercer un cambio positivo en la comunidad, no prolongar la experiencia de violencia que los había traído hasta acá. .
Implementando encuentros de música, danza y composición, nos cuenta Jairo Antonio Mosquera, más conocido como “I’m Black”, que “después de haber vivido una experiencia con las drogas, decidí ejercer el cambio en mí mismo a través del arte, en mi caso, con la pasión por el rap, que arrasó paso a paso con cualquier dependencia negativa”.
Esta experiencia quiso llevarla a otros, entonces empezó a brindarle a los chicos del barrio encuentros para hablar de música, conocer otras culturas arraigadas a ella, adentrarse en sus raíces hasta el punto de llegar a componer algunos versos enrutados al rap y al hip hop. También comenzó a añadir elementos de danza y folclor propios de la cultura afrodescendiente.
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Con el tiempo, al barrio Tokio llegó Carlos César Palacios, un estudiante de pregrado de la Universidad Tecnológica de Pereira, que poco a poco se fue involucrando con los procesos de danza y música que se venían realizando tímidamente en el sector.
A partir de estas iniciativas, Carlos quiso poner su propia semilla para el cambio, trazó las ideas para ir tejiendo en su mente una biblioteca en donde encontrar nuevas alternativas de vivir y habitar el territorio. Una forma de reforzar lo que ya Jairo venía realizando.
El sitio escogido, su casa, la que sus padres habían adquirido un par de años atrás al llegar a Pereira provenientes de La Dorada; Caldas, se convertiría entonces en la sede para realizar, de forma conjunta y más organizada, los procesos que ya se iban desarrollando y que querían progresar aún más.
La idea se hizo realidad, con el apoyo de los habitantes del barrio, amigos de la universidad y algunos profesores, en una de las calles del barrio localizado en la comuna Villa Santana, se ubicó la Biblioteca “El Barco de Ideas”. Una biblioteca comunitaria que ayudó a potenciar los procesos que jóvenes de Tokio venían adelantando.
Es el sitio donde los niños hacen las tareas, descubren la lectura, se recrean, los papás complementan sus saberes para terminar el bachillerato; es el lugar también donde Jairo lleva a cabo sus talleres de música y danza con su colectivo Instrumentos de Cambio.
Un barco de ideas que configurado con música, danza, historia, literatura, arte, juego, ocio y largas conversaciones, ha sabido sembrar su propia semilla de cambio, hacer la diferencia, ser cada vez más la otra alternativa de Tokio.
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