Desde hace 8 años un grupo de jóvenes ambientalistas en Pereira proyecta cine desde una Caja. 

228
0


Han entendido  que ser una caja en el cine club, va más allá de guardarse en un espacio. Ha significado entretenerse, formarse, y sobre todo, tejer relaciones de amistad inquebrantables.


 

Fotografías: Archivo Cineclub La Caja

 

 

De paso por las nuevas calles  de la rotonda recientemente construida  en el mirador del Consotá, haciendo intersección con la UTP y  cerca al edificio el Virrey, en donde reposa una de las obras de nuestro querido artista Martín Abad, sector  Cannán, nos encontramos con un espacio para el cine que, además de ser educativo, es un escenario con muchas historias que contar.

Camilo es una de esas tantas. Vive cerca al barrio la Rebeca, tiene 20 años y es cine clubista desde hace 6 en el Cine Club La Caja.

 


 

 

Todo empezó  siendo participe en la unidad de educación del Zoológico Matecaña, en un primer acercamiento  entendió  lo que era un clima tropical, un páramo, sus características en fauna y flora, en fin, toda una experiencia ética y estética.

Allí, compartió  múltiples experiencias con personas de diferentes áreas disciplinarias, lo que le permitió afianzar con mayor rigor  su gusto por la interpretación ambiental.

Coincidió con  Viviana Franco,  intérprete ambiental, que al tiempo le hizo la invitación  de pertenecer a un cine club que había comenzado ella y otros amigos en una  antigua fábrica de cajas  con la  proyección de la película “La ciudad de los niños perdidos” de Jean Pierre Jeunet.

 


 

 

Para ese entonces, el cine club ya llevaba dos años de proyección como un “parche de amigos”. En ése momento se encontraba en la Cra 5ta con calle 28, en el antiguo parqueadero “El Negro”, administrado por don gentil, y que por cierto “le hacía honor al nombre”. Los acogió por más de 4 años en diferentes cuartos de este espacio, en donde tiraban cajas al piso para ver las películas propuestas en los ciclos temáticos.

 

 

Primeros integrantes.

 

 

“La elección del ciclo todavía se hace por votación, mientras decidimos qué películas vamos a ver y quien estará encargado. La dinámica ha consistido  en vernos desde las cinco de la tarde todos los sábados, teniendo en cuenta que la proyección  es  a las 7 de la noche. En últimas, era para dialogar sobre los ciclos y comprar comida, porque comprábamos mucha comida y la cocinábamos mientras terminaba de llegar toda la gente.”

Camilo ha entendido  que ser una caja en el cine club, va más allá de guardarse en un espacio. Ha significado entretenerse, formarse y sobre todo, tejer relaciones de amistad inquebrantables.

 


La pantalla de computador

“Por mucho tiempo veíamos las películas en una pantalla de computador y le agradecemos a Choco por haber tenido esa lista de correos que nos salvó las proyecciones”

Hubo preocupación porque el video beam había sacado la mano, se dañó el foco y la reparación valía tanto  como comprar  uno nuevo. Juan David, más conocido como “Choco” era una ficha clave para conseguir uno nuevo, pues, tenía en su poder los correos de la mayor parte de las empresas a nivel regional. Trabajaba en un banco y la  propuesta era redactar una carta para hacerla viral  mediante un correo.

 

 


 

“Choco estuvo al frente de la propuesta, se planteó una especie de comité para redactarla y para nuestra suerte, Célula Films y Sayonara restaurantes, respondieron”

En una ceremonia de agradecimiento se reunieron con las dos empresas. Gracias al taller de la facultad de Artes en la UTP y a la iniciativa de la directora del Cine Club, Viviana, diseñaron placas  para donarlas entre la productora y el restaurante.

 

 


FUNDASAN

“Eran las oficinas de FUNDASAN en el parqueadero de don Gentil,  donde realizábamos todas nuestras proyecciones”

El cine club fue por mucho tiempo un proyecto de la Fundación para el Desarrollo Comunitario FUNDASAN, que se encargaba de empoderar a la comunidad en términos de sus proyecciones empresariales. Don gentil era familiar de Yohalvet Andrade, cofundador del  proyecto comunitario y uno de los  integrantes. Gracias a él, lograron conocer personas de muchos lugares del mundo.

Con esto, el cine club tuvo presencia de Serbia, Noruega, Irlanda, entre otros. El requisito era proyectar una película de su país. La más recordada por Camilo fue la película que trajo un Noruego,  “Oslo, 31 de Agosto”, del director Joachim Trier,  y otra  llamada “Una película Serbia” (A Serbian Film en inglés) dirigida por Srđjan Spasojević en el 2010. Película de terror, que Camilo  cataloga como Gore por su perturbación, ya que en escena se expone la violación de un bebé.

 


 

“Intentábamos aprender el uno del otro, ellos nos enseñaban lo que más pudieran de su país y nosotros, bueno, nosotros les mostrábamos cine”

Haciendo videos

“Casi todos se grabaron en la vieja sede de la Cra 5ta”.

En un  espacio pintado de negro y dibujado con tiza se daba la estética necesaria para darle un aire cineclubista a los videos de La Caja. La frase que más llamaba la atención decía: “Ahí tienen su hijueputa cine club pintado”, rememorando la película de Sergio Cabrera (La Estrategia del Caracol).

 

En plena realización de los videos.

 

La estructura del video iniciaba con uno de los integrantes presentando la película. Debía hablar de su lugar de procedencia, director y ciclo de cine escogido. Después, debía ahondar un poco en el tema de la película y su contexto, mientras se mostraban imágenes o escenas de la misma.

Para proponer los ciclos, interesaba  el género sobre  otros aspectos. En La Caja, en algunas ocasiones se planteó hablar de temas como el chocolate, “Yohalvet quería que viéramos películas que tuvieran que ver con el chocolate”.

Aun así, el ciclo de géneros dio para “cranearse” propuestas como la realización de videos que funcionarán como capsulas para dar a conocer el cine club. Sin embargo, aunque los géneros fueran importantes, también era imprescindible hacer ciclo de películas desde su país de procedencia, y por supuesto, cabía allí, el cine Colombiano.

 

 

Generalmente, el cine que se proyecta  en La Caja, es el cine no comercial, el de bajo presupuesto o –underground-, como lo podríamos llamar.

El Cine de Autor o Cine Arte

“Estuve muy influenciado por ‘Persona’ De Ingmar Bergman, que me la presentó un compañero del cine club y 2001, una Odisea Espacial de Stanley Kubrick”

Para Camilo, el cine cuyo contenido exprese un carácter psicológico adverso en el personaje, es principio de relación estética. Pues aquí hay introspección, nombrando a  Andrei Tarkovsky mientras se escucha una ambulancia desde la sala.

A Waking Life, Koyanitskatsy y entre muchas más, se ejemplifica este tipo de cine, transversal al género, pues muchas veces el juego del séptimo arte es con el espectador que se vuelve protagonista y no con el ente protagónico.

 

Proyección en Hostal Kolibri.

 

Ver: Hostal Kolibrí: el nido en Pereira de los mochileros extranjeros

 

 

En últimas, son otras estéticas, como  la nueva era documental, en donde no se necesita de una voz en off, es decir, una voz que narre para otorgarle la linealidad a LA producción, sino que el uso de imágenes superpuestas y la potencialidad del sonido como imagen, entran a jugar el papel de guías en el complejo lenguaje del cine. “A eso le apuntamos desde La Caja, a ese tipo de proyecciones y público”.

De Ingeniería Física a Administración Ambiental

Retomando: “Cuando salí del zoológico en el 2015, después de estar casi 4 años, entré al jardín Botánico de la UTP”

 


 

Camilo era muy bueno como estudiante de ingeniería, y aunque sus notas hablaban por si solas, la vaina iba por otro lado”. Siguiendo el camino de educación e interpretación ambiental en el Jardín Botánico de la  UTP  se vivieron experiencias con personas que tenían relación con el Santuario de Fauna y Flora Otún Quimbaya y que hacían parte de la asociación comunitaria Yarumo Blanco.

“Muchos de nosotros en el cine club sabíamos que podíamos aprender desde el cine otras cosas. Y sabemos que hay algunas que tenemos que entender desde nuestras prácticas,  para llevarlas a la vida cotidiana”

Samsara, creada por los cineastas  Ron Fricke y Mark Magidson, fue la película cumbre en la cinematografía de nuestro querido protagonista, quien la toma como una forma de apropiación ética y estética para entender la relación hombre-naturaleza.

 

Proyección en restaurante Cien de cilantro.

 

Ver: “Cien de cilantro”: una nueva propuesta de comida internacional artesanal en Pereira.

Nuevos aportes

Entre lecturas como las de Julio Carrizosa Umaña y reflexiones sobre  el cine, surge la propuesta para el simposio de administración ambiental con el semillero de eco-diversidad de La UTP. Que consistía en experimentar con estudiantes de Administración  Ambiental  las perspectivas que otorga el cine frente a las problemáticas ambientales en el mundo y en el país.

“Durante esta experiencia,  al principio se veían las caras reacias, después, cada uno de los estudiantes se iba concentrando e interesando más y más, fascinándose por las imágenes y la belleza de las películas”

 

Proyección en restaurante Cien de cilantro.

  

 

La corriente de la eco-crítica, Martha Nusbaum, el Salón Nacional de Artistas con su foco en el territorio y Patricia Noguera de Echeverry, empezaron a ser las fuentes de Camilo para fortalecer lo que sería su ponencia en Barranquilla.

Encontrar esos aspectos ecológicos y ambientales que hay en las películas es el principio que nos ha guiado también en La Caja.

Con los sentimientos para Barranquilla

“Sólo fueron quince minutos, compartía espacio y tiempo con un montón de gente desde diferentes áreas del conocimiento, como la mujer de la EAFIT, doctora en ecología, pero que trabaja la educación ambiental desde las artes. También conocí otra nena, pos-doctora en educación ambiental de Brasil”.

 

 

 

A nuestro cine clubista lo veían exponer desde la comodidad de su asiento personajes como Orlando Saenz, rector de la Universidad de Ciencias  Aplicadas y  Ambientales en Bogotá.

Era el único estudiante de pregrado de la UTP en el Tercer Congreso Nacional de Ciencias Ambientales, hubo otros entre las universidades privadas del país y por esto mismo, no se explicó como tuvo más  nervios en el momento que iba a recibir la mención a mejor ponencia como estudiante de pregrado que presentando la exposición.

La ponencia “Pensamiento complejo, a partir de visiones ético-estéticas mediadas por el cine” fue el resultado de una experiencia estética, de la relación con uno de los artes más complejos dentro de las dinámicas humanas,  y más que todo, de esa invitación hecha por Viviana una tarde de sábado cualquiera  en el Zoológico Matecaña de Pereira.

Feliz cumpleaños número ocho a los amigos de la Caja.

 

El ojo de la cebra

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

El periodo de verificación de reCAPTCHA ha caducado. Por favor, recarga la página.