La isla de los museos en Berlín: un sitio para refrescar la memoria

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En la Isla de los museos en Berlín, aún nos resta por recorrer los edificios de La Catedral, El Museo Antiguo, y el conjunto de los restantes cinco museos.


Los acompañantes permanentes de este recorrido son los andamios y las grúas, infaltables por donde quiera que se muevan los ojos.

Antes de ingresar propiamente  al sector donde se emplazan los cinco museos que dan nombre a esta franja de terreno, ubicada entre dos lazos del río Spree en pleno corazón de Berlín, el visitante se encuentra con varias edificaciones en reparación, y otras que, conservadas en su estado original, se usan para actividades contrarias al propósito que animó su construcción.

 

Foto por: Martha Alzate

 

Estos inmuebles históricos se intercalan con algunos de factura más reciente, como el conjunto de la Oficina Federal de Relaciones Exteriores, y muchos otros de carácter residencial, pues esta zona se ha convertido en un dinámico lugar de habitación después de la reunificación alemana.

Desde el ingreso, es posible divisar un edificio en obra, cubierto totalmente en sus cuatro costados por una tela que desarrolla una réplica de aquel que estuvo implantado allí antes de la segunda guerra mundial.

Es la Bauakademie, o Academia de Arquitectura de Berlín.  Su historia es similar a la de otro gran emprendimiento de reconstrucción alemana: El Palacio de Berlín.

Resulta  que la Academia de Arquitectura fue un encargo del rey de Prusia al arquitecto de la corona. Ya hemos hablado de él en algunas notas anteriores: se trata del mismo que diseñó la famosa Cruz de Hierro, que pasó a considerarse a nivel internacional como un símbolo del nazismo: Friedrich Schinkel.

 

Foto por: Martha Alzate

 

Su impronta en la ciudad de Berlín es de gran relevancia, pues dondequiera que se ubiquen edificios de carácter histórico, construidos en el Siglo XIX, antes de la hecatombe de las dos guerras, aparece su sello.

En el caso particular de la Bauakademie, sus fachadas incluían componentes novedosos para la época, como el ladrillo rojo. Al estar desarrollado en estructura metálica, fue posible también ganar altura, algo difícil para la época.  Resultó  dañado gravemente  durante la Segunda Guerra, y parcialmente reconstruido después, en 1962.

Al  quedar en el lado oriental luego de la división de Berlín, el edificio fue totalmente derrumbado y allí se construyó el Ministerio de Asuntos Exteriores de la República Democrática Alemana (RDA).

Más tarde fue derribado, luego de la caída régimen socialista alemán, en 1995. Allí funcionaba la sede sede del Ministerio de Asuntos Exteriores de la RDA. 

De ese modo se emprendió la reconstrucción de la Bauakademie, en su forma y emplazamiento original. En razón a que no se culmina, las fachadas permanecen cubiertas con una tela que simula  el frente del edificio.

Es una ilusión óptica que solo se destruye cuando se acorta la distancia y el ojo se sorprende al verse dirigido hacia unas paredes que no son de materiales pétreos sino de tela.

 

Foto por: Martha Alzate

 

Esta misma suerte, la de haber sido demolido y luego albergado en su predio otro edificio -también derribado-, y encontrarse actualmente en estado de reconstrucción de acuerdo a su diseño original, la comparten el edificio de la Academia de Arquitectura y el Palacio Real de Berlín.

Este último, el edificio más importante de la Alemania prusiana, y residencia principal de los Hohenzollern (desde el Siglo XVIII hasta la caída del imperio alemán), fue  levantado en sucesivas etapas que comenzaron en 1443 y culminaron en 1845, momento en el cual adquirió su apariencia definitiva, antes de ser derruido por las autoridades de la RDA en 1950.

Gravemente dañado después de la Segunda Guerra Mundial, restaban algunas de sus ruinas, las cuales fueron asimiladas por los líderes de la Alemania oriental como símbolo de Prusia y del imperio germánico. De esta manera se sustentó su desaparición, que incluía también, de acuerdo al estilo soviético, la eliminación de una tradición considerada inadecuada para los intereses del pueblo.

No obstante, y tal vez porque como dicen “la costumbre es más fuerte que el amor”, el líder político comunista alemán, Erich Honecker, inauguró en 1976 un nuevo palacio, esta vez El Palacio de la República.

 

Foto por: Martha Alzate

 

Si bien la arquitectura de esta nueva construcción que vino a ocupar el predio antes copado por el Palacio Real era de estilo moderno, con llamativas vidrieras de color bronce, su carácter evocativo al antiguo recinto real no pudo disimularse tras la formalidad de albergar en sus instalaciones la denominada Cámara del Pueblo.

Y como haciendo eco de esa sentencia ancestral que da a todo tiempo un carácter circular, después de la reunificación las autoridades decidieron echar abajo “La Tienda de Lámparas de Erich” como jocosamente solían referirse los berlineses al edificio, dado su particular estilo arquitectónico.

A partir de 1990 se había abierto en la ciudad el debate sobre la conveniencia de reconstruir el Palacio Real, considerado por muchos un símbolo de la cultura alemana.  Sin embargo, el Palacio de la República también tenía simpatizantes, y muchos sectores, sobre todo de izquierda, se opusieron a su destrucción.

Su demolición inició en 2005 y finalizó en 2008.

 

Foto por: Martha Alzate

 

Y, un dato curioso, debido a su cercanía con la Catedral de Berlín, tuvo que ser desmontado pieza a pieza, en sentido inverso al empleado para su construcción.

Hoy en día se lleva a cabo la reconstrucción minuciosa del Palacio Real. El carácter meticuloso de esta empresa obedece en buena medida a la riqueza ornamental de las fachadas originales, que están siendo reproducidas fielmente. El proyecto contempla también la creación del Humboldt Forum, un espacio concebido para albergar exposiciones de arte, una biblioteca y una estación de metro.

Otra edificación, llamativa por su estado de conservación y por su historia, es la que antaño albergó la sede del Consejo de Estado de la RDA.

Construida entre 1962 y 1964, quiso ser el primer símbolo de la república socialista, y para ello se encargó al colectivo de arquitectos liderados por  Roland Korn y Hans Erich Bogatzky.

 

Foto por: Martha Alzate

 

El proyecto tenía una condición particular: debido a su significado histórico, en su diseño era preciso incluir el denominado Portal IV del Palacio de Berlín -que en realidad era el Portal V, puesto que el IV había quedado totalmente destruido por los bombardeos durante la Segunda Guerra Mundial-.

Desde este pórtico, el emblemático líder comunista Karl Liebknecht (fundador junto a Rosa Luxemburgo de la Liga Espartaquista), había anunciado el fin de la Monarquía y demandado la creación de una “República Libre y Socialista Alemana”.

Lo hizo tras dirigirse, desde el mencionado portal, a una gran multitud reunida el 9 de noviembre de 1918 frente al Palacio de Berlín hace exactamente 100 años,  durante lo que se conoce como “La Revolución de Noviembre”, que daría paso a la denominada República de Weimar.

Este edificio, que fue centro de la actividad política de la Alemania oriental, se reconstruyó después de la unificación respetando las obras de arte que se encuentran en su interior, todas relativas a la RDA, a los líderes comunistas como Liebknecht y Luxemburgo, entre otros símbolos de este período de la historia.

 

Foto por: Martha Alzate

 

No obstante, Su restauración no parece haber sido gratuita. Hoy día alberga la ESMT (siglas en inglés que significan: European School of Management and Technology). Los costos de su reparación fueron asumidos por las instituciones de enseñanza de las ciencias de la administración y afines, financiadas principalmente por las grandes empresas privadas alemanas.

Es así como los futuros líderes alemanes dispuestos a gestionar las redes del capitalismo global, conviven con las imágenes (tal vez mudas y distantes para ellos) de los actos y las realizaciones de los mayores y más radicales líderes del comunismo en este país.

En la Isla de los museos en Berlín, aún nos resta por recorrer los edificios de La Catedral, El Museo Antiguo, y el conjunto de los restantes cinco museos (de los cuales sólo visitamos el de Pérgamo); pero en tan solo tres edificaciones, en las  que se detuvieron nuestros ojos por pura curiosidad (a excepción de la obra de reconstrucción del Palacio de Berlín, la cual no puede pasar inadvertida dada su imponencia), se concentran gran cantidad de hechos relativos a la historia reciente del país germánico y de su capital.

Recomiendo la lectura de estos enlaces para conocer un poco más sobre el edificio del Consejo de Estado de la RDA:

Ver >>> 1

Ver >>>2

Ver >>>3

Ver galería de fotos completa


 

 


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