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viernes, noviembre 22, 2024
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El encierro abre las puertas del alma

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Por Héctor H. Quintero | Preguntarse en tiempos de pandemia sobre las necesidades humanas, resulta necesario para entender si es posible un cambio. ¿Qué efectivamente...

Las mujeres investigamos

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El año pasado el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales - CLACSO, lanzó la convocatoria para becas de investigación: Los nudos críticos de las desigualdades de...

El gobierno colombiano incuba el segundo desastre

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Por, Héctor Hernando Quintero G.* | Estamos en cuarentena y toque de queda. De acuerdo a ABC empieza el segundo desastre en el sur de Italia,...

El cristo de espaldas

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Por, Héctor Hernando Quintero G.* | A pesar de las múltiples manifestaciones de inconformidad en distintas ciudades de Colombia, la presencia de personas en las calles...

Ventanas para el encuentro

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Por, Héctor Hernando Quintero G.* | Soy docente universitario en una Universidad Regional en Colombia. Y como miles o millones de docentes me encuentro en casa...

Café Mujer: un modelo para investigar y reproducir

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Por, Sebastian Valencia* | Hace un par de semanas tuve la oportunidad de conocer los llamados pueblos cordilleranos de Quindío (Córdoba, Buenavista, Pijao y Génova)....

Edición especial del mes por Quimbaya Studio: Mujeres cotidianas

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Por, Quimbaya Studio | El tema está inspirado en un escena común que refleja la cotidianidad de nuestra cultura y en particular la mujer en...

Mirando al diablo

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Otro martes, el mismo calor infernal del último verano, de los últimos días, de los últimos tiempos. Que hay que cuidar el planeta, me escribe...

Dilan

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Dilan Mauricio no te mueras

Los embalajes del Osito

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Lo de Roberto no era el sufrimiento, ni los malos salarios, ni los premios insignificantes que se llevaba un ciclista de aquellos años por reventarse y sudar las tripas sobre el manillar, eso de correr hasta la agonía para ganar un trofeo de plástico y una grabadora, eso de molerse el fundillo por un televisor a blanco y negro con el beso de la reina de belleza estampado en la mejilla, no parecía muy alentador al mayor de los Escobar.