lunes, junio 16, 2025
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Rock de Navidad

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Canciones navideñas interpretadas y compuestas por grandes músicos de rock.

Mantenemos este año la chispa decembrina en La cebra que habla con recomendaciones musicales por semana. Pónganse los audífonos y disfruten esta última entrega de cuatro que hicimos:

Gary Glitter – “Another Rock n’ Roll Christmas
The Who – “Christmas” 
Wizzard – “I Wish It Could Be Christmas Everyday
Queen – “Thank God It’s Christmas” 

Escucha las canciones de la semana pasada, haciendo clic aquí.

El canijo 2020

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Este año cargado de muerte, desgracias, soledad y aislamiento también nos ha dado muchas de lecciones. Este año, lo normal se hizo mortal.

Go Nakamura/Getty Images


Por, Jorge Ramos. Publicado en The New York Times

2020 ha sido un año terrible para Bonnie Soria. Su padre y su madre murieron trágica y súbitamente por el coronavirus. “Recibí una llamada del hospital […] y me dijeron: ‘El corazón de tu mamá se detuvo, no hay nada que podamos hacer’”, me contó entre sollozos. “Ni siquiera había pasado una hora, recibo otra llamada y la enfermera me dice: “Vamos a poner a tu papá en un respirador’”.

Seis miembros de la familia de Bonnie en el estado de Texas, en Estados Unidos, han muerto por el coronavirus y ya no hay más lágrimas que repartir. Pero sobreponiéndose a todo, ella ha creado un grupo de apoyo en Facebook —“Covid-19 Survivors”— para ayudar a familiares de las víctimas de esta terrible enfermedad. Muchos han tenido que despedirse de los que más quieren a través de la pantalla de un iPad.

¿Hay acaso una muerte más solitaria que esa? La mayor parte del año he estado entrevistando a familiares que no pudieron despedirse en persona de su papá, de su mamá, de un hijo o de su pareja y ya tengo, como todos, el corazón parti’o.

Es probable que este haya sido el peor año de nuestra vida colectiva. Los más de 7.800 millones de habitantes en el planeta fuimos amenazados mortalmente por un virus que nuestros ojos no pueden captar pero que destruye los pulmones y casi todo lo que toca. Las películas catastrofistas se quedaron cortas. La COVID-19 es la peor pandemia en el mundo desde que la llamada gripe española mató a unos 50 millones de personas hace más de un siglo, en 1918.

Las muertes por el coronavirus en el mundo ya van por arriba de los 1,7 millones y los contagios superan los 77 millones. De nada sirve decir que 2020 no ha sido tan desastroso como 1918. Cada mañana, como buenos hipocondríacos, nos buscamos en el cuerpo cualquier síntoma del nuevo coronavirus y si te dan ganas de toser te escondes para que nadie te oiga. Sentimos que la muerte nos acecha cuando abrimos la puerta de la casa, cuando besamos o abrazamos a alguien que queremos, cuando se nos acerca un amigo o compañero de trabajo, cuando vamos al supermercado o nos subimos al metro o a un avión.

Este año, lo normal se hizo mortal.

El periódico británico The Guardian llamó a 2020 “El año perdido” y The New York Times escogió “El año como ninguno otro”. Pero prefiero “Un año maldito” del diario español El País, más crudo y visceral.

Lo que se identificó a principios de 2020 como una “pulmonía viral” en Wuhan, China —posiblemente transmitida de murciélagos a los humanos, según la revista Nature— se convirtió en el principal reto médico de nuestra existencia. Puso todo en pausa, hasta los Juego Olímpicos, que estaban programados para este año en Tokio, y nos obligó a encerrarnos y a cambiar radicalmente nuestros hábitos. Tanto así que trabajar y estudiar en casa se han convertido en una opción real en un nuevo mundo post-COVID. Pero las consecuencias económicas de la pandemia —por ejemplo, al menos cerca de 16.000 restaurantes han cerrado permanentemente en Estados Unidos— las sentiremos por años.

Lo que era normal nunca volverá a serlo de la misma manera. Empezando por la manera de analizar a nuestros mandatarios.

El cementerio de Manaos, en Brasil, en junio de 2020Credit…Michael Dantas/Agence France-Presse — Getty Images

Las crisis separan a los grandes líderes del resto. La primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, de 40 años, fue reelegida por su honesto, transparente, claro y duro manejo durante la pandemia. Ella salvó muchas vidas. En cambio, nunca entenderé la irresponsable actitud de los presidentes de Estados Unidos, México y Brasil, por mencionar solo a tres, que incluso hoy en día se resisten a usar cubrebocas en eventos públicos. ¿Cuántas vidas se podrían haber salvado si ellos hubieran dado un mejor ejemplo?

Todos tenemos anécdotas personales sobre este terrible año. Las mías, por pura suerte, son intrascendentes. No me he subido a un avión o ido a un restaurante en más de nueve meses. Tuvimos que cancelar el futbolito de los sábados. Una parte importante de mi trabajo era viajar y ahora, en cambio, puedo transmitir parte del noticiero desde un rinconcito de mi casa. Aproveché las horas muertas para escribir un nuevo libro y vi más series de televisión de lo que quisiera reconocer. Mis favoritas: PatriaThe CrownGambito de damaPoco ortodoxaClub de Cuervos y las escandinavas BorgenNobel y Occupied.

Lo que más me duele es el tiempo perdido. Mi mamá cumplió 86 años y no quise arriesgarme a visitarla en Ciudad de México. Nunca me perdonaría el contagiarla. Conversamos seguido a través de una tableta. Pero no es suficiente. ¿Cómo recupero los abrazos que no nos dimos?

En este año cargado de muerte, desgracias, soledad y aislamiento hay montones de lecciones. Pero más allá de lo aprendido —apapachar a los que quieres, aprovechar cada momento, darle sentido a lo que hacemos, decir “no” más seguido, atreverse ante lo nuevo…— el peso del dolor, propio y ajeno, es abrumador. Nos dobla.

A pesar de todo lo anterior, las vacunas contra el coronavirus —ese maravilloso y eficaz invento en gotitas transparentes— nos permiten imaginarnos el final. No tienen chips, ni GPS ni forman parte de una conspiración internacional para controlar nuestras mentes. Esas son palabrerías sin fundamento que dicen charlatanes en las redes. Las vacunas salvan vidas y la rapidez de su desarrollo demuestran que la ciencia, al final de cuentas, se ha impuesto. Es una victoria del conocimiento que podemos celebrar.

No creo en el pensamiento mágico. El cambio de números —de 2020 a 2021— no significa absolutamente nada. Y, sin embargo, ya quiero que se acabe este canijo año. Hay tantas cosas pendientes.

*Jorge Ramos es periodista, conductor de los programas Noticiero Univisión y Al punto, y autor del libro Stranger: El desafío de un inmigrante latino en la era de Trump@jorgeramosnews

Celestina, mediadora espacial en Terra Nostra (1975) de Carlos Fuentes

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Por, Jéromine François – Université de Liège. Tomado del libro: DIMENSIONES. El espacio y sus significados en la literatura hispánica.

Desde su publicación a finales del siglo xv, La Celestina de Fernando de Rojas ha dado lugar a muchas continuaciones y adaptaciones que recrean de forma más o menos libre los episodios y personajes de esta obra.

Tal celestinesca propone diferentes lecturas del texto tardo-medieval, en función del contexto histórico y cultural en el que nacen las reescrituras. Así, las ficciones celestinescas del siglo xx, por ejemplo, no se satisfacen con prolongar o modernizar la trama de Rojas sino que tienden más bien a desviarla de forma lúdica. Entre estos hipertextos que desvían La Celestina, varias ficciones hispanoamericanas se apoderan exclusivamente del personaje de Celestina y lo reubican en un esquema actancial sustancialmente distinto al de su trama primigenia.

Es el caso de Terra Nostra, novela enciclopédica publicada en 1975 por el autor mexicano Carlos Fuentes.

Este texto, considerado la obra maestra de Fuentes, se presenta como una recreación de la España de finales de la Edad Media y de la época de la Conquista del Nuevo Mundo. Entre los múltiples personajes hipertextuales de los que hace alarde esta novela, Celestina representa la figura más utilizada por Fuentes (1). Con este trabajo, me propongo examinar la función de mediadora espacial que se otorga al personaje de Rojas a lo largo de Terra Nostra. Veremos que tal función es doble, ya que la alcahueta se hace intermediaria tanto entre espacios geográficos —el Viejo Mundo y el Nuevo Mundo, España y Francia— como entre espacios diegéticos.

Terra Nostra consta de tres partes.

Después de un breve capítulo ubicado en un París apocalíptico de finales del siglo xx, la primera parte, titulada «El Viejo Mundo», consiste en la descripción de una España decadente, presa del absolutismo del Rey Felipe II que anhela la extinción de su linaje. En este marco, la aparición de tres hombres jóvenes marcados con una cruz de carne roja en la espalda y que parecen anunciar una nueva era trastorna la corte real.

En la segunda parte, titulada «El Nuevo Mundo», uno de estos tres hombres, llamado Pelegrino, cuenta su descubrimiento de México.

La tercera y última parte, con el título «El otro Mundo», describe la caída del reino de Felipe II y de la civilización azteca, antes de regresar al París de 1999 donde el relato se cierra con la realización del Apocalipsis anunciado desde el íncipit de la novela.

Esta compleja trama encuentra cierta estructura a través de las distintas citas que tienen los protagonistas con la figura de Celestina. Ahora bien, esta Celestina no corresponde totalmente con la alcahueta tardomedieval. Al contrario, son múltiples las transformaciones que, en Terra Nostra, se aplican a la heroína de Rojas y hacen de ella una mediadora entre los diferentes espacios diegéticos y geográficos de la novela. Dos procedimientos intervienen principalmente en esta reconfiguración de Celestina: por una parte la multiplicación de la figura rojana en varias protagonistas distintas; por otro lado, el sincretismo cultural que llegan a encarnar estos personajes de Celestina.

A modo de preludio de su novela, Carlos Fuentes proporciona una lista de sus personajes que clasifica en diferentes grupos. Celestina aparece en dos grupos: por una parte, entre los personajes «parisinos», donde se la describe como «pintora callejera» (2), y por otra parte entre los personajes «soñadores», donde está definida como «campesina, bruja y trotera» (3). Celestina conoce, pues, varias encarnaciones en este relato. Ahora bien, las múltiples prolepsis y analepsis de Terra Nostra favorecen la confusión entre las diferentes Celestinas que forman, como enseguida veremos, una cadena ininterrumpida a través de los siglos abarcados por la novela.

El primer personaje llamado Celestina aparece desde el capítulo inicial. Durante un paseo por una capital francesa presa de varias catástrofes sobrenaturales y de las exacciones de sectas milenaristas, un joven llamado Polo Febo se encuentra con una chica de labios tatuados que dibuja con tiza en el Pont des Arts (4). Esta muchacha, que dice llamarse Celestina, se presenta enseguida como pregonera del cambio: una revolución está en marcha y traerá un «nuevo milenio [que] debe
expulsar las nociones de sacrificio, trabajo y propiedad, para instaurar un solo principio, el del placer» (5). Esta Celestina portadora de un discurso revolucionario sorprende a Polo por su anacronismo: las numerosas preguntas que le hace la
joven sugieren que viene de una época lejana: «Ahora tú debes explicarme todo lo que no entiendo. ¿Por qué ha cambiado tanto la ciudad? ¿Qué significan las luces sin fuego? ¿Las carretas sin bueyes?» (6).

La perplejidad de Polo Febo aumenta aún más cuando Celestina afirma conocerle desde hace mucho. En su confusión, el joven pierde el equilibrio y cae en el río Sena donde se hunde. La chica se dirige a él desde el puente y le dice: «Este es mi cuento. Deseo que oigas mi cuento. Oigas. Oigas. Sagio. Sagio. Otneuc im sagio euq oesed. Otneuc im se etse» (7). Con estas palabras, Celestina se vuelve la narradora de los capítulos que siguen, o sea la casi totalidad de Terra Nostra, hasta la vuelta a París del último capítulo.

El segundo capítulo de la novela, que sigue inmediatamente la toma de palabra de Celestina, empieza así por «Cuéntase:»(8). Celestina aparece como la narradora intradiegética principal de Terra Nostra, ya que se dirige a otro personaje del relato y, a través de él, al lector, para llevarles del París del siglo xx a la España de finales de la Edad Media. Este primer relato intercalado dará lugar a muchos otros relatos porque la narración de Celestina incluirá otras narraciones, como la del cronista, que a su vez incluirá la narración de Julián, etc. La narración de Celestina constituye, pues, el punto de partida de una narración compleja, tal que una muñeca rusa.

Carlos Fuentes

La segunda Celestina del relato es una joven campesina violada por el padre de Felipe II el día de su boda. Traumatizada, esta Celestina se aisla fuera de la sociedad para vivir en los bosques donde se convierte en bruja y pacta con el Diablo con el fin de vengarse del soberano a través de su descendencia. Quema sus manos para afirmar tal comunión demoníaca. Es interesante señalar que se trata aquí de la recuperación de un motivo de La Celestina de Rojas en el que la cara de la alcahueta, también bruja y «cliente de Satanás», está cruzada por una cicatriz que evoca la marca del Diablo. Al contrario de la Tragicomedia, en Terra Nostra el demonio contesta la invocación de Celestina con la que concluye un pacto: «Escúchame, mujer: te diré cómo vencer a la muerte; te diré como vencer a este atroz orden masculino; te daré a conocer los secretos, ve qué haces con ellos, pronto, tu tiempo es breve, mucho te exijo, quedarás exhausta, solo podrás iniciar lo que yo te pido […]. Transmite lo que sabes a otra mujer, a tiempo, antes de que los hombres vuelvan a arrebatarte las fuerzas que hoy te otorgo» (9).

Esta segunda Celestina, varios siglos anterior a la Celestina parisina, recibe así del diablo una función de transmisora de saberes, incluso de saberes subversivos ya que están destinados a minar el orden de los dominantes. La relación de la joven con el diablo y con su misión subversiva conlleva además cierto erotismo: Celestina es amante de Satanás y reivindica «un mundo sin pecado» (10), ya que según ella «el mundo será libre cuando los cuerpos sean libres» (11). Celestina encarna así un erotismo natural y vital, opuesto a las prácticas de abstinencia, violación y necrofilia de la familia real española, prácticas que se describen repetidas veces y de forma pormenorizada en Terra Nostra. Este vínculo con el Diablo y este erotismo representan dos características del personaje de Celestina ya presentes en el texto medieval pero que la crítica y los escritores del siglo xx van a interpretar como las dos únicas fuentes posibles de emancipación y autonomía del personaje marginal, porque asociado al hampa prostibularia, que representa Celestina, Carlos Fuentes parece recuperar esta interpretación al asociar los diferentes avatares de Celestina con el movimiento milenarista, que considera, según Norman
Cohn —fuente documentada de Terra Nostra— la relación carnal como vector de emancipación del ser humano y de su comunicación con lo divino.

Foto por formulario PxHere

Para responder a la orden del diablo, esta segunda Celestina del relato pasa el testigo de su misión subversiva a una tercera Celestina cuyos labios tatúa gracias a un beso que le transmite al mismo tiempo su memoria, su identidad y su marca demoníaca: «Crece, haz por parecerte a mí, te dejo los labios heridos, en ellos mi memoria, en ellos mis palabras, sabrás y dirás cuanto yo supe y dije, sabré y diré, […] tú te llamas Celestina, tú recuerdas toda mi vida, tú vives ahora por mí, tú estarás dentro de veinte años, la tarde de un catorce de julio, en la playa del Cabo de los Desastres» (12).

La meta de esta cita consiste en recoger a Pelegrino, náufrago procedente del Nuevo Mundo, para que cuente sus aventuras en la corte de España y así trastorne las concepciones del Viejo Mundo. Veinte años más tarde, la Celestina de los labios tatuados despierta efectivamente, gracias a un beso, a Pelegrino. Amnésico, el joven se interroga sobre la identidad de la chica, quien le dice: «Yo me llamo Celestina. Deseo que oigas un cuento» (13), haciendo así eco a la función narrativa asumida por la Celestina parisina de principios de Terra Nostra. Las cosas se complican: Celestina está narrando en el seno de otra historia narrada por otra Celestina. Las Celestinas y las narraciones se ponen en abismo de forma mutua. Además, esta Celestina de los labios tatuados se vuelve también, como la Celestina precedente, portadora de un mensaje disidente que revela a Pelegrino durante su narración:

Quiero que rompas el orden de este lugar como se rompe una perfecta copa de delgadísimo cristal: tus ojos y tu voz serán dos poderosas manos llegadas de un mar inconquistable; todo lo pueden repetir mis labios tatuados; me llamo Celestina; […] mis labios están marcados con las palabras de la secreta sabiduría, el conocimiento que nos aparta por igual de príncipes, de filósofos y de peones, pues ni el poder ni los libros ni el trabajo revelan, sino el amor; pero no un amor cualquiera, compañero mío, sino un amor por lo cual se pierde para siempre, sin esperanza de redención, el alma, y se gana, sin esperanza de resurrección, el placer (14).

De nuevo el personaje de Celestina se hace el portavoz de una filosofía subversiva, ya que destinada a minar el orden establecido y a cuestionar la asimilación entre pecado y placer carnal. El placer se transforma en el vector de un saber reservado a los iniciados. El beso de Celestina comienza en efecto un rito de iniciación para el héroe que recupera de este modo su memoria y acepta su papel contestatario. Después de revelar la existencia del Nuevo Mundo para turbar el Viejo Mundo, Pelegrino y Celestina toman el mando de los Comuneros en la guerra de las Comunidades de Castilla contra el absolutismo real. Hecho histórico, este episodio, en la ficción como en la realidad, fue violentamente reprimido en 1521. Durante la desbandada, Celestina cita a Pelegrino cuatro siglos más tarde, en París (15), para esta vez dar pie a esta nueva era cuyo advenimiento acaba de fracasar.

En el último capítulo de la novela, situado pues en 1999, Polo Febo aparece así como la reencarnación de Pelegrino, recluido en su piso mientras espera el fin del mundo, que se acerca cada vez más. Abre entonces la puerta a una joven de labios tatuados que lo besa. Una narración, ahora extradiegética y en segunda persona del singular, toma el relevo de la narración de la Celestina del primer capítulo: «estás lleno de memoria, Celestina te ha pasado la memoria que a ella le pasó el diablo disfrazado de Dios, Dios disfrazado del diablo» (16). A través de esta memoria recuperada, Polo Febo revive fragmentos de recuerdos de siglos anteriores: «La historia fue la misma: tragedia entonces y farsa ahora, farsa primero y tragedia después, […] se repitieron los mismos crímenes, los mismos errores, las mismas locuras, las mismas omisiones que en otra cualquiera de las fechas verídicas de esa cronología linear, implacable, agotable: 1492, 1521, 1598…» (17). Ante esta constatación y mientras la humanidad se está extinguiendo a su alrededor, Celestina inicia con Polo Febo una relación carnal apasionada en la que el erotismo posibilita no solo una liberación total del ser sino también una posibilidad de regeneración para la raza humana: los dos jóvenes se funden en un solo ser andrógino del cual renacerá la humanidad. La filosofía carnal y la necesidad de un cambio total de paradigma profesadas por las Celestinas de Terra Nostra se concretan así finalmente a través de un nuevo Génesis con ecos platónicos: la unidad amorosa del andrógino hace caduca la misma idea de polaridad y de jerarquía.

Fernando de Rojas

Antes de acabar con las distintas encarnaciones de Celestina, es interesante constatar que la Celestina de las manos quemadas, la que está al origen de la cadena de memorias que se construye hasta la parisina del siglo xx, cambia radicalmente de caracterización después de transmitir su memoria a la Celestina de los labios tatuados. Esta Celestina, envejecida, se ha transformado, en efecto, en la Celestina de Fernando de Rojas, es decir en una vieja alcahueta que remedia los virgos y extorsiona dinero a sus clientes. Dicha Celestina ayudará luego a que Felipe II gane los favores sexuales de una novicia. Además de estos rasgos comunes con la protagonista de Rojas, esta madre Celestina solo se expresa, en Terra Nostra, a través de un patchwork de réplicas sacadas de La Celestina original. Así se dirige, por ejemplo, a su joven homónima: «Alalé, moza, ¿a quién engañas? Virgo de hembra sé oler a la legua, pues pocas vírgenes, a Dios gracias, has tú visto en esta villa, de quien yo no haya sido corredora de su primer hilado. En naciendo la muchacha, la hago escribir en mi registro, y esto para que yo sepa cuántas se me salen de la red. Engañarás al mundo entero, mas no a la madre Celestina, que si no he renovado mil virgos, no he renovado ninguno» (18). Esta réplica representa aquí una combinación de varios parlamentos del acto III de la Tragicomedia de Rojas, en el que Celestina hace muestra de su orgullo profesional ante Sempronio.

Además de multiplicarla en distintos personajes, Carlos Fuentes también fusiona la figura de Celestina con mitos provenientes de otras culturas.

Celestina se ve así integrada en una peculiar combinación con mitos pre-hispánicos. En efecto, durante sus aventuras en tierras mexicanas, Pelegrino es guiado y formado en los misterios del Nuevo Mundo por una mujer, a veces joven, a veces mayor, que llama la Señora de las mariposas. Esta denominación, así como los aderezos que atavían a este personaje, identifican a esta Señora con la divinidad azteca Tlazolteotl, diosa de las relaciones carnales, de los partos y de la purificación. Como demostró Folke Gernert (19), este personaje se vincula directamente, en Terra Nostra con las Celestinas del Viejo Mundo por sus mismos labios tatuados pero también por su función común de mediadora y de guía iniciática cuya sensualidad fascina al novicio. El mismo Pelegrino asocia la Señora de las mariposas y la Celestina de los labios tatuados de la que dice «ella es mi guía, en ambos mundos, sin ella lo olvido todo» (20). Según Gernert, este comentario subraya: «el carácter pscicopompo de la mujer tatuada que —como las mariposas en el imaginario indígena—conduce las almas de un mundo a otro poniendo en contacto entidades diferentes. En este sentido se explica la etiqueta onomástica Celestina que desde el principio de la novela funciona como medianera entre diferentes planos narrativos e ideológicos gracias a la sabiduría y al don de la palabra, es decir a las artes retóricas que la alcahueta de Rojas dominaba magníficamente» (21).

Al igual que Celestina, Tlazolteotl conecta además a Pelegrino con su destino: le enseña que en este Nuevo Mundo, él es en realidad Quetzalcóatl, la divina serpiente emplumada, de regreso en la tierra para acabar con los sacrificios humanos y para instaurar una civilización de paz. Se trata, en efecto, del papel que varias mitologías precolombinas atribuyen a la figura de Quetzalcóatl (22).

Mediante esta combinación de una figura literaria española clásica y de una figura mítica pre-hispánica, Carlos Fuentes parece dar un elemento de respuesta a la cuestión de la delicada definición de una identidad cultural mexicana y, a un nivel más amplio, hispanoamericana, que suele problematizar en sus obras y en sus ensayos (23). Es a través de una «mitología del mestizaje»24, una síntesis de la herencia española impuesta y de la herencia azteca confiscada, que conviene buscar una reconciliación cultural entre ambos lados del Atlántico.

En suma, Terra Nostra retoma y resemantiza la función principal de mediador que cumple el personaje tardo-medieval de Rojas. Si Celestina desempeña de nuevo el papel de intermediaria entre hombres y mujeres, entre mundo diabólico y mundo humano, mediaciones ya presentes en La Celestina original, también interviene como intermediaria entre viejos y nuevos espacios geográficos así como entre relatos marcos y relatos intercalados. De esta forma, Celestina permite que los demás personajes encuentren su destino. En este proceso, la alcahueta es a la vez guía iniciática y catalizadora del cambio.

En efecto, Celestina participa activamente al movimiento general de Terra Nostra que cuenta, a través de diferentes tramas, historias de rebeldía contra poderes arbitrarios: la guerra de los comuneros en contra de Felipe II, la oposición de Quetzalcóatl frente a las prácticas sacrificiales o la revolución mexicana (25). En este marco general, Celestina representa cada vez el elemento perturbador del relato en el que introduce disidencia: es una de las instigadoras de la rebeldía de los comuneros, defiende el erotismo y el placer por encima de todo dogma religioso, y sobre todo revela al héroe, Pelegrino Quetzalcóatl, su función de agitador.

Al otorgar este papel subversivo al personaje de Rojas, Fuentes toma posición en la historia de los estudios de La Celestina.

En efecto, la finalidad de este texto tardo-medieval ha dado lugar a interpretaciones diversas que se agrupan, en el siglo xx, en dos grandes escuelas. Por una parte, los partidarios de la tesis didáctica, Marcel Bataillon a la cabeza (26), que consideran que la pintura del mundo de la prostitución propuesta por Rojas tiene una función de exemplum. Como afirma el propio Rojas en su prólogo, se propone ante todo denunciar los engaños de las alcahuetas y el loco amor, es decir el amor mundano, carnal. A esta tesis didáctica que circula desde la publicación de La Celestina, se opone una tesis que calificaría de subversiva, y que se desarrolló sobre todo en la segunda mitad del siglo xx, alrededor, entre otros hispanistas, de Manuel Da Costa Fontes, Jesús Maestro o Carlos Heusch (27).

Según estos, la declaración del prólogo rojano sería una máscara destinada a proteger su obra de los censores, ya que en realidad la meta principal de La Celestina consistiría en subvertir los códigos sociales y religiosos de su tiempo. Es evidente que Carlos Fuentes se apropia de esta interpretación, que además reivindica en su ensayo Cervantes o la crítica de la lectura (1976). Como alcahueta y bruja, Celestina le parece un personaje doblemente marginal, apto, por tanto, para representar una alternativa heterodoxa frente al monolitismo de los discursos históricos de la conquista. Además de romper con los dogmas de la España de Felipe II, Celestina abre las perspectivas de una nueva versión histórica de la cual se hace, finalmente, la narradora. En este contexto, la toma de palabra especular con la que el primer personaje de Celestina iniciaba su narración en el primer capítulo (28) bien podría anunciar las inversiones históricas que desarrolla Terra Nostra a través de los personajes celestinescos.

La función de Celestina como intermediaria entre los espacios geográficos y diegéticos de Terra Nostra no solo posibilita sino que potencia el papel perturbador de este personaje. Por una parte, Celestina guía a los demás personajes en una serie de viajes iniciáticos que les revelan su identidad y su papel en el inevitable enfrentamiento entre las dos orillas del Atlántico. En este marco, Celestina se transforma mediante una combinación de sus características rojanas con rasgos propios de figuras sacadas de la mitología azteca. Mediante este sincretismo, Carlos Fuentes parece poner en tela de juicio la problemática definición de una identidad cultural mexicana. Por otra parte, no solo Celestina desempeña el papel de primera narradora intradiegética y organiza las narraciones de los demás personajes, sino que esta misma protagonista representa un elemento estructural cuyas apariciones marcan las distintas etapas y los saltos espacio-temporales del relato.

1 W. Siemens, «Celestina as Terra Nostra», Mester, núm.11 (1), 1982, pág. 57.

2 C. Fuentes, Terra Nostra, México, Alfaguara, 2012, pág. 13.

3 Ibíd., pág. 12.

4 Ibíd., pág. 37.

5 Ibíd., págs. 39-40.

6 Ibíd., pág. 40.

7 Ibíd., pág. 41.

8 Ibíd., pág. 43.

9 Ibíd., págs. 641-642.

10 Ibíd., pág. 628.

11 Ibíd., pág. 627.

12 Ibíd., pág. 664.

13 Ibíd., pág. 128

14 Ibíd., págs. 313-314.

15 Sobre el simbolismo de París en esta novela, véase Schärer, M., «Fundación mítica de París en Terra Nostra», Actas del XI Congreso de la Asociación Internacional de Hispanistas, J. Villegas (ed.), Berkeley, University of California, 1992, págs. 278-284.

16 C. Fuentes, ob.cit, pág. 946.

17 Ibíd.

18 Ibíd., pág. 729.

19 F. Gernert, «Mestizaje pitopoético en Terra Nostra: Carlos Fuentes entre el panteón precolombino y los mitos hispánicos», Actas del Congreso Internacional «Mito y subversión en la novela contemporánea», J. M. Losada Goya y M. Guirao Ochoa (eds.), Newcastle, Cambridge Scholars, 2012, págs. 475-488.

20 C. Fuentes, ob. cit., pág. 575.

21 F. Gernert, ob. cit., pág. 482.

22 A. Caso, El pueblo del sol, México, Fondo de Cultura Económica, 1953; J. Ordiz, El mito en la obra narrativa de Carlos Fuentes, León, Universidad de León, 2005.

23 Véanse a este respecto C. Fell, «Mito y realidad en Carlos Fuentes», Carlos Fuentes desde la crítica, G. García Gutiérrez (dir.), México, Taurus Aguilar, 2001, págs. 145-153; o el mismo C. Fuentes, La nueva novela hispanoamericana, México, Cuadernos de Joaquín Mortiz, 1969.

24 S. Juan-Navarro, «Sobre dioses, héroes y novelistas: la reinvención de Quetzalcóalt y la escritura de la conquista en “El Nuevo Mundo” de Carlos Fuentes», Revista Iberoamericana, núm. 174, 1996, págs. 103-128.

25 García Nuñez interpreta precisamente Terra Nostra como la alegoría de la lucha permanente del mundo hispánico por su libertad. Véase F. García Núñez, Fabulación de la fe: Carlos Fuentes, Xalapa, Universidad Veracruzana, 1989.

26 Bataillon, M., La Célestine selon Fernando de Rojas, París, Didier, 1961.

27 Al respecto, véanse: Costa Fontes, M., The Art of Subversion in Inquisitorial Spain. Rojas
and Delicado, West Lafayette, Purdue University Press, 2005; Heusch, C., L’invention de Rojas: la Célestine, París, PUF, 2008; Maestro, J. G., El personaje nihilista. La Celestina y el teatro europeo, Madrid-Fráncfort, Iberoamericana-Vervuert, 2001.

28 «Este es mi cuento. Deseo que oigas mi cuento. Oigas. Oigas. Sagio. Sagio. Otneuc im sagio euq oesed. Otneuc im se etse», C. Fuentes, ob. cit., pág. 41.

Bibliografía
Bataillon, M., La Célestine selon Fernando de Rojas, París, Didier, 1961.
Caso, A., El pueblo del sol, México, Fondo de Cultura Económica, 1953.
Costa Fontes, M., The Art of Subversion in Inquisitorial Spain. Rojas and Delicado, West Lafayette, Purdue University Press, 2005.
Fell, C., «Mito y realidad en Carlos Fuentes», Carlos Fuentes desde la crítica, G. García Gutiérrez (dir.), México, Taurus Aguilar, 2001, págs. 145-153.
Fuentes, C., La nueva novela hispanoamericana, México, Cuadernos de Joaquín Mortiz, 1969.
— Terra Nostra, México, Alfaguara, 2012 (1.ª edición de 1975).
García Núñez, F., Fabulación de la fe: Carlos Fuentes, Xalapa, Universidad Veracruzana, 1989.
Gernert, F., «Mestizaje pitopoético en Terra Nostra: Carlos Fuentes entre el panteón precolombino y los mitos hispánicos», Actas del Congreso Internacional «Mito y subversión en la novela contemporánea», J. M. Losada Goya y M. Guirao Ochoa, M. (eds.), Newcastle, Cambridge Scholars, 2012, págs. 475-488.
Heusch, C., L’invention de Rojas: la Célestine, París, PUF, 2008.
JuanNavarro, S., «Sobre dioses, héroes y novelistas: la reinvención de Quetzalcóalt y la escritura de la conquista en “El Nuevo Mundo” de Carlos Fuentes», Revista Iberoamericana, 174, 1996, págs. 103-128.
Maestro, J. G., El personaje nihilista. La Celestina y el teatro europeo, Madrid-Fráncfort, Iberoamericana-Vervuert, 2001.
Ordiz, J., El mito en la obra narrativa de Carlos Fuentes, León, Universidad de León, 2005.
Schärer, M., «Fundación mítica de París en Terra Nostra», Actas del XI Congreso de la Asociación Internacional de Hispanistas, J. Villegas (ed.), Berkeley, University of California, 1992, págs. 278-284.
Siemens, W., «Celestina as Terra Nostra», Mester, núm. 11 (1), 1982, págs. 57-66.

#Lacebraenimagenes. LA CAUSA. Asociación de Caricaturistas Colombianos Independientes

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Un resumen de opinión a través de la caricatura, por LA CAUSA, movimiento social de caricaturistas colombianos independientes que busca, por medio del colegaje, promover, difundir y defender la crítica social a través de manifestaciones artísticas.

“Año nuevo, vida nueva”   –  Una caricatura de Patán @patancartoon
“Regalo Navideño” – Milton @milton_dibujo_libre
 “Tomás Uribe” – Una caricatura de @omicaricaturas

“Atentado mortal” – Una caricatura de El Verdugo @elverdugo_caricatura
“Niñez” – Una caricatura de @penelopeilustra
“Gracias por tanto” – Una caricatura de @DonBarbarias

Postales desde México: En las entrañas de la FIL Guadalajara: en la feria pasa de todo

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Es de madrugada, a través de la cortina de la ventana, que da a la calle, se ve cómo va naciendo el alba. Se asoma una tenue línea de luz que va avanzando por la sala de la casa mientras amanece. A pesar de que ya se hace presente el señor sol (Juan Gabriel, 1950-2016, no está muerto anda de parranda), hace frío. Por ese es espacio que deja la cortina al descubierto se puede ver que afuera, en la calle, está una paloma negra, que sospechosamente mira hacia adentro de la casa, mueve la cabeza, como buscando el ángulo adecuado para espiar mejor. 

Aprovecho estas horas de soledad para leer y escribir. Como ya es costumbre, una bebida caliente me acompaña para mitigar el frío: canela con café y leche. Leyendo un perfil de Fito Páez, mi olfato distingue un aroma: huele a Guadalajara. La memoria me traiciona, me doy cuenta de que, aunque reniego de ella, de la FIL (Feria Internacional del Libro de Guadalajara) -como el que reniega de la novia tóxica, pero siempre regresa a ella- cada año la extraña. Aunque son sólo tres letras, para mí, la FIL, es un enunciado con muchos sujetos y predicados. Y ni qué decir de los verbos; muchos de ellos conjugados. Cierro los ojos y repito tres veces FIL Guadalajara, FIL Guadalajara, FIL Guadalajara… y como en aquella película de Beetlejuice (1988), de pronto, me veo rodeado de libros, estantes (gigantes), de gente y más gente, de algarabía, de voces ensordecedoras; del llanto de uno que otro niño que perdió su juguete en las calles alfombradas de la FIL.

Me veo rodeado de adolescentes que se besan detrás de los libreros; de ávidos lectores en busca de tesoros literarios; de “profesionales” buscando nuevos deals para sus editoriales; de escritores jóvenes buscando quién les publique sus textos; de escritores consagrados que vienen a enaltecer el magno evento; de empleados de limpieza, que recorren los pasillos hurgando el piso para recoger la basura que las “buenas conciencias” van dejando por ahí: quizás son los menos visibles pero son de los indispensables. Qué decir de los “diableros”, que “salvan vidas”, van corriendo por ahí con sus diablitos para ganarse unos “chelines”; verlos en grupos de dos, de tres, o hasta de cuatro integrantes, me hacen recordar aquella canción de Los Cadetes de Linares, -“Los Cachetes con Lunares”, dicen algunos- Pescadores de Ensenada: Alegres o tristes salen de Ensenada, Los barcos pesqueros que van a buscar, Las preciadas piezas que a veces encuentran, Ya que otros encuentran la muerte en el mar… Ellos exponen sus vidas al subir y bajar kilos de libros por aquella rampa empinada que llega a la bodega FIL -custodiada por José Razo-. También recuerdo a los chicos de servicio social que, por unas cuantas horas de servicio, aguantan turnos de ocho o doce horas parados, vigilando a los asistentes al evento. También, aprovechan el tiempo para “echar novio”: nunca se sabe dónde se puede hallar el verdadero amor.  

Hay mucho que ver en FIL, pasan tantas cosas que es difícil recordarlas todas. Siempre al estar en la FIL he tenido la sensación de que son muchas ferias en una sola.

Los hoteles que se encuentran alrededor de la Expo Guadalajara (instalaciones donde se lleva a cabo la feria), desde que inicia el año (al parecer este año no será el mejor) empiezan a recibir correos o llamadas de las diferentes editoriales para que les reserven cuartos a sus colaboradores. El personal se preparar para ofrecer los mejores servicios: agua caliente, lavandería, buena conexión de internet, transporte, desayunos (americano o buffet); el personal de limpieza ya sabe que le espera más trabajo y, a veces, buenas propinas; los recepcionistas saben que  deberán lidiar con las exigencias de clientes de todo tipo, extranjeros y nacionales; esperan a sus huéspedes de cada año, de los cuales ya conocen sus peculiares gustos y exigencias “exageradas”: el engranaje hotelero se echa a andar y se afina para que, llegando la FIL, todo esté funcionando a la perfección.

Aún así siempre hay imprevistos.

Tuve suerte de estar hospedado en uno de los hoteles cercanos a la feria y al salir y caminar por la cera, percibí un aroma muy peculiar. La primera vez no logré identificar a qué olía pero sabía que ese olor ya lo había sentido antes. Después de un rato, recordé que ese aroma era el del chocolate abuelita. Era como estar en casa viendo tele con la familia, tomando chocolate calientito y una “conchita” (inmediatamente viene a la memoria la imagen de Sara García, eterna abuelita del Cine de Oro mexicano). Al darme cuenta de dónde provenía ese olor, caí en la cuenta de que no era Chocolate Abuelita al que olía sino al chocolate Ibarra, la competencia.

Pero es inevitable que aquel aroma despierte recuerdos, nostalgias y hambre.

Empieza uno a caminar por la banqueta de la EXPO y, dependiendo de la hora, se pueden ver diferentes tipos de vendedores, desde los que ofrecen artesanías (“curios”, decimos en Tijuana): camisas bordadas a mano con hermosos estampados de flores multicolores, faldas, bolsas, carteras, pulseras, dijes, hasta los que ofrecen periódicos, revistas y dulces.

Sobre la acera también hay venta de comida. El menú que se ofrece afuera de la FIL también depende de la hora. Por las mañanas jugos de frutas, fruta “picada”, tacos al vapor y en, el famoso OXXO Expo, que está a unos cuantos metros de la feria, se vende algo parecido a lo que en Tijuana le llamamos “tacos varios”.  Al medio día se pueden encontrar taqueros: adobada, bistec, chorizo… usted pida güerita…; en la noche, justo saliendo de la FIL, casi a sus puertas, se ofrecen las famosas verduras cocidas: papa, chayote, coliflor, elote, y unas cuantas delicias más.

Esos días son jornadas de tráfico y más tráfico. Pero también de más ingresos para los choferes de transporte: los precios son elevados, más por la noche. Los taxistas, de diferentes gremios, se aprovechan (no todos, pero sí muchos) del cansancio de las decenas de trabajadores que salen de la FIL (entre nueve y nueve y media de la noche) fatigados y hambrientos, después de jornadas que pueden ser de ocho o de doce horas seguidas, cuyo único deseo es ir a descansar a su casa o a su hotel, cenar algo rápido y dormir para levantarse temprano al día siguiente para ir de nuevo a la FIL. Para algunos de ellos es una rutina que repiten nueve días seguidos o quizás más: la feria es fatigosa para muchos, pero aun así, hay quienes dicen, con envidia, “de la buena”, que los que van a la feria, van de vacaciones.

En la Expo hay unas enormes puertas que dan hacia el estacionamiento de carga y descarga y a los contenedores de basura. Mientras adentro la gente camina por todos lados, disfruta de la feria: ríe, canta, platica, compra, come, pregunta, observa, se divierte -todo es una fiesta-en el estacionamiento de descarga sucede una dinámica muy diferente. Afuera resalta el ruido de los motores de trailers, camiones, carros de carga y camionetas de mensajería que siguen llegando con libros, equipo electrónico, mobiliario y muchas cosas más. Se pueden escuchar los diferentes acentos o tonos en el hablar de la gente: desde el cantadito de los locales, hasta el de los europeos o sudamericanos: la FIL es una torre de Babel.

En este lugar los empleados de piso, y uno que otro gerente, de las diferentes librerías, instituciones, universidades, distribuidora, salen a fumar un cigarro; a descansar de la gente; a llamar a los suyos a los que, por el trajín de la feria, no han podido llamar; a tomarse una “coquita” (en las máquinas de sodas que están en ese lugar, una coca de bote cuesta $11.00 pesos mientras que adentro su valor es de $25.00 pesos); a respirar aire puro; a flirtear con sus pares de otros stand: miradas se ignoran, se encuentran, se cruzan, se identifican, se reconocen, se desean con diferentes destellos de atracción… lo que pasa en FIL, se queda en FIL… She’s up all night for good fun, I’m up all night to get lucky… dice la canción de Daft Punk.

Otros están sentados en sus  plataformas hechizas para acarrear libros, con el rostro quemado por el sol, sus ropas maltrechas y humildes y su faja en la cintura (ellos no ocupan andar “bien” para la FIL). Son “los diableros”, esperando que caiga un “jale”. Ahí el líder es “El diablero Mayor”, el jefe, el patrón: de unos 40 a 50 años, de rostro y cabello oscuro y dientes amarillos. Él está al acecho, a la espera de un nuevo cliente, que desesperado recurre a él, para que le salve la vida.

-Jefe, ¿cuánto por llevar unas cajas a la bodega de FIL?

El Diablero Mayor, viendo y oliendo la desesperación del incauto, pregunta -¿Cuántas cajas son, de qué tamaño y cómo cuánto pesan? El cliente, que previamente ya fue advertido por otros colegas sobre el actuar de la tribu de los diableros, responde. Son poquitas, como unas 25, de tamaño mediano… más o menos de unos 15 kilos cada una…-El Diablero empieza hacer sus cuentas, a activar sus dotes de físico, matemático y psicólogo (analiza la desesperación del cliente): ya tiene la cantidad, peso aproximado y tamaño… pero le falta un dato para que la fórmula funcione, para que el valor de “X” sea encontrado… le falta la distancia a recorrer… y pregunta… ¿Dónde están las cajas…?- El cliente, que omitió ese dato a propósito, contesta: cerca, ahí en la FIL niños… ya con el dato faltante, El Diablero tuvo que calcular, ganancias y desgaste humano en cuestión de segundos… y responde casi al instante… $400 pesos…, se queda esperando la respuesta del cliente…quien por su parte debe calcular otros factores, que se reducen a la urgencia por dejar el stand listo para la inauguración. Justo en este punto, empieza el arte del regateo, de la diplomacia, diálogo que, aunque no es matemático, afecta en las matemáticas. El cliente, para no verse con un principiante… y salir del apuro… responde…ni tu ni yo…$350…, El Diablero, acepta con un movimiento de cabeza… todos ganan…da la señal…y sus ayudantes… se alistan para el nuevo “jale”.

Los chicos de servicio social aprovechan aquella “tranquilidad” para sentarse y ocultarse, por unos instantes, de las miradas de sus supervisores; disfrutan del sol por unos instantes antes de tener que volver a adentrarse en el recinto iluminado por grandes lámparas; no pueden darse el lujo de descansar, deben de estar en sus puestos, parados, no se pueden sentar, si lo hacen les llaman la atención; ahí, en sus lugares asignados, aguantan meciéndose de un lado a otro, haciendo breves y cortos ejercicios de estiramientos; moviendo los pies de forma circular; sobándose las rodillas y los muslos: es una chinga que equivale a unas cuantas horas de servicio social: parados aguardan hasta que acabe su turno, y algunos, por la noches, rondan las calles de la FIL, hasta que llega el alba.

A unos cuantos metros se encuentran los contenedores de basura, otra de las caras de la FIL que quizás a muchos no les guste ver, pero que ahí están, se ven, se palpan y se huelen. Algunas personas del equipo de limpieza trabajan en el área reciclando desechos. Principalmente recogen botes de aluminio, de plástico y recibos o boletos de las compras hechas en las fuentes de sodas que están dentro de la Expo, (los tickets sirven para hacer business y ganarse unos pesos extras… es otra historia): en la feria nada se desperdicia, todo es negocio.

Empresarios, escritores, dueños de imprentas, editores, bibliotecarios, distribuidores, también viven su feria, a tal grado que la FIL les otorga días y horarios especiales para que, con “calma” y sin tantos distractores, puedan enfocarse en su trabajo: buscar nuevos tratos para sus empresas; tener reuniones con colegas; encontrar jóvenes escritores; comprar nuevas ediciones editoriales para distribuir; comprar derechos de autor; entablar nuevas redes comerciales.

Recuerdo aquel empresario indio, que me pidió, en un inglés muy singular, que si le podía conseguir o recomendar una asistente traductora que le ayudara durante la feria (no quería que fuera de sexo masculino). Quería que fuera joven, inteligente, pero sobre todo, que fuera muy “guapa”. Por la expresión de su rostro y la sonrisa que se dibujó en su cara, al acentuar que deseaba que fuera “joven”, no me dio buena espina y obvio, le di avión de manera respetuosa. En aquel momento recordé cómo una compañera de piso, de la institución vecina, nos contó que la noche anterior, al salir de la feria y estar esperando el transporte, se le acercó un hombre extranjero que le preguntó (palabras más, palabras menos)- qué si estaba cansada, porque él sí, que la invitaba una copa en el bar del hotel en que estaba hospedado (en el Westín, uno de los hoteles más caros a un costado de la FIL) y que después podían ir a su habitación a descansar-. A la compañera no le sorprendió, pues no era la primera vez que se le insinuaban los hombres trajeados de la FIL. Cuando ella le contestó que estaba esperando a su novio, aquel tipo, por suerte, no insistió y se retiró con un saludo gentil y de “buen mozo”, comenzó a cruzar la calle… la compañera pudo ver como en la mano derecha llevaba el anillo de matrimonio: no todo es trabajo en la FIL…

Hay tantas historias como gente que asiste a la feria (un promedio de 800 mil asistieron en el 2019).

La palabra FIL representa para los grupos editoriales en el mundo, muchas cosas: estrés, pesadillas, apurancias, pagos, selección de libros, envíos, felicidad, reencuentro, ganancias, pérdidas; un sinfín de emociones que, aunque año con año, se repiten con un matiz diferente, este 2020, fue, muy diferente… para empezar recibió el prestigioso Premio Princesa de Asturias 2020:

Raúl Padilla López, presidente de la FIL Guadalajara, dijo en un mensaje transmitido durante la ceremonia que este premio va dedicado a aquellas personas que han perdido la vida durante la pandemia de la COVID-19. [i]

Para un liliputiense equipo editorial, de una institución del norte, FIL es el evento más importante del año. El grupo está compuesto por una coordinadora audaz, con una visión panorámica y memoria de elefante, que, como cada año, cuando se acerca la feria, empieza a tener sus típicas pesadilla anuales (no llegaron los libros a la feria, -se ha vuelto realidad- no tenemos stand porque no se pagó a tiempo, no se enviaron los libros de las presentaciones…); una correctora, ensimismada en la revisión de tres libros a la vez, que “deben de salir para presentarse en FIL, porque ya hay un compromiso” (existe el que dice que lo sabe todo, pero nunca ha puesto un pie en FIL); un distribuidor, “loco”, que revisa la lista de las novedades editoriales; la de los que se van a presentar; la de los libros de temática general, y la de los accesorios que no pueden faltar para “montar” stand. También empieza  a hacer cuentas y operaciones matemáticas para que le alcancen los “tres pesos” de viáticos que lleva (siempre con la esperanza que estando en FIL le depositen el aguinaldo); una asistente de la coordinación que, gracias a Dios, está en todo, hasta en misa (es al ajonjolí de todos los moles) y un becario que aún no se ha familiarizado con las tres letras, “FIL”. Este equipo se empieza a preparar con muchos meses de antelación, casi desde enero (se inicia tramitando el primer pago para el stand).

Para ellos la feria termina cuando la última caja es entregada a la mensajería para que regrese a la institución.

Por aquello de los dineros, y cuando están de buenas, la institución manda a dos miembros del equipo editorial a la feria (carne de cañón). Dos que, “orgullosamente” llevan el estandarte de la institución. La coordinadora, que se encarga de la cosas oficiales: juntas, reuniones, entrevistas, foros, contar libros, cargar cajas, presentaciones de libros, volantear, y que de vez en cuando recibe piropos y desplantes de clientes, que “creen” saber más de la institución que ella, que al igual que otros (como El Copacabana, que gritó a todo pulmón, en una de las ya extintas posadas, de la institución: “eres mi vida…”), lleva una vida entera en ese lugar:

Cliente: Oh, sí, conozco este lugar está en la frontera, alguna vez estuve ahí, solo hacen trabajos de migración, ¿verdad?…

Coordinadora: No solo de eso, hay de muchas temáticas, por ejemplo tenemos libros de género, identidades, antropología, política, economía, cultura…tenemos varios temas…

Cliente: Sí, pero lo que manejan es la migración…

La coordinadora con esa ecuanimidad que la caracteriza y teniendo presente que representa a la institución, solo sonrió.

Cliente: Ah, mire, este libro es de mi amigo, ¿aún trabaja ahí?, ¿va a venir?

Coordinadora: De hecho ese libro es una de nuestras novedades, y casualmente, se va a presentar hoy a la seis en el salón “A” del Área Internacional…tome un folleto de la presentación para que nos acompañe, va a estar el autor.

Cliente: Ah qué bien, ¿qué precio tiene el libro?

Coordinadora: Le cuesta $200.00 pesos…

Cliente: ¿Ya con descuento…?

Coordinadora: Sí, precio especial por la presentación…

Cliente: Bueno, gracias…al rato vengo a la presentación para que me lo regale mi amigo… ¿no tiene plumas o postales…? No, mejor… ¿me puede regalar una bolsita?, es que compré muchos libros pero me dieron esta bolsa fea y la de ustedes está muy bonita…

De todo pasa en FIL…

Eran las cuatro y media de la tarde, a las seis tenía que atender la presentación de un libro. Para empezar, había que “volantear”, arte que no “cualquiera” puede hacer porque “hay niveles” y además, no todos están preparados emocionalmente para recibir un: no gracias, no me interesa o que te dejen con la mano extendida o simplemente ver aquel folleto que, con una sonrisa y un…muchas gracias joven…aceptaron, unos metros adelante termina hecho bolita en el bote de basura. A pesar de eso hay que seguir volanteando, invitar a la concurrencia para que haya quórum en la presentación, claro está, sin desatender el stand para no ser víctima de algún amante de lo ajeno, que se interese por los temas de “migración”. Aunque se sabe que a la FIL, van de todo tipo de cacos, (otra peculiaridad de la feria); hay quienes van buscando libros de los escritores más renombrados de la literatura universal; los que buscan los libros del “momento”, (los de los influenciadores); los que van “por encargos” y los que van por el efectivo de las ventas o aparatos electrónicos que se utilizan para promover las novedades editoriales: de todo hay en la viña del Señor.

Después de media hora de volantear, ya siendo las cinco, empecé a preparar el material que debía llevar a la presentación: veinte ejemplares del libro a presentar, la terminal punto de venta (TPV), bolsas para los osados compradores, llevar “cambio”, más volantes, seis atriles chicos para que el libro tenga mejor presentación; dos atriles tamaño oficio con el poster de la presentación: uno para la mesa que está en el pasillo donde se ponen los libros a la venta y el segundo para la mesa de los ponentes; dos banners con el logo y la información de la institución, uno para poner afuera del salón para que se enteren de que estamos presentes en la magna feria; el otro se coloca dentro para que salga en las fotos.

Cinco y media, le encarga el stand al vecino de la institución hermana para ir a atender la presentación. Primero me cuelgo un banner, me lo cruzo por el cuello a manera de carrillera revolucionaria. Después tomo las dos bolsas con los libros y los demás accesorios. Ya casi listo para arrancar la carrera y atravesar desde la famosa área de las instituciones académicas hasta los salones del Área Internacional, me di cuenta que aún me faltaba la bolsa con la “máquina de las tarjetas”, las bolsas y los volantes y un banner más, mientras pensaba cómo le iba hacer… llega la “salvación”, la coordinadora, que viene saliendo de una asamblea, dos reuniones, una entrevista, (y hambrienta), toma el banner y la bolsa que faltaba.

Ambos emprendemos la caminata.

Para esto ya son las cinco con cuarenta y cinco minutos, (la presentación es a las seis), hay que caminar rápido, lo cual es casi imposible porque es sábado y el lugar está a reventar y para colmo, en el Área Internacional, el escritor Arturo Pérez-Reverte (uno de los escritores favoritos de la coordinadora), está firmando sus obras… la acumulación de gente es bárbara…pero no se comparaba con la cantidad de lectores, que con libro en mano, esperaban, un día antes, a que el Dr. César Lozano se los firmara (la fila casi salía a la calle por la salida donde está el hotel Westín). La coordinadora se detiene a buscar otra ruta (mientras le hecha un ojito a Pérez-Reverte), en el horizonte no se ve otro camino mejor, hay que abrirse paso a empellones para llegar a la presentación…con permiso, con permiso, (ya hemos perdido tiempo)… tanto empujón me provocó uno de los miedos más terribles que puede sentir una persona. Para decirlo en palabras acordes a las buenas conciencias y a la FIL: un retortijón, los síntomas se pudieron camuflar con la situación en la que estábamos: sudor y desesperación por llegar al evento… (son de esas veces que cerramos los ojos y le imploramos al Señor que tenga misericordia de nosotros). Al parecer el retortijón tuvo piedad y se contuvo. Como pudimos atravesamos la multitud. Llegamos al salón, con cinco minutos… a favor, pero los presentadores no habían llegado: otra raya más al tigre.

Suena el teléfono de la coordinadora:

Coordinadora: Hola…

Presentadores (primerizos): Hola, se nos hizo tarde, no sabíamos que el tráfico se ponía así en FIL… estamos en la entrada alguien puede venir por nosotros…

Coordinadora: Claro que sí… ahorita van por ustedes…

La coordinadora cuelga y dice: recuerdas que por correo les avisamos que tomaran en cuenta el tráfico, te puse copia del correo, recuerdas…

Yo, como siempre, contesto que sí, pero también como siempre no lo recordaba…ve por ellos por favor, mientras acomodo los libros- dice la coordinadora (a esas horas el andar de arriba abajo con tacones ya causa cansancio en ella). Voy lo más rápido que puedo, no vaya a hacer que aparezca de nuevo el enemigo íntimo (retortijón, pues).

Llego a la entrada principal, los presentadores me reconocen y saludan… les entrego sus gafetes e ingresamos al recinto…como es la primera vez que están en FIL, están admirados por aquello…

Autor: ¿Cuánta gente?, ¿Siempre es así…? Depende del día, la hora, de qué libro se presente, qué grupo vaya a tocar o conferencia magistral se vaya a presentar…siempre que va a estar un youtuber vienen muchos jóvenes…le contesto.

Comentarista: ¿un qué?

Esos que tienen canales en YouTube, donde enseñan de todo, desde cómo maquillarse hasta cómo conseguir el “amor verdadero”, le explico.

Ambos presentadores sonríen.

El autor del libro lanza una pregunta al aire- ¿irá a haber gente en la presentación?

Con la experiencia que he adquirido en los años que ha asistido a la FIL, sé que se debe responder… y contesto: claro que sí, estuvimos volanteando y varias personas se vieron interesadas por el tema y dijeron que estarían en la presentación.

El autor, con una sonrisa sarcástica y viendo a toda aquella gente dice :espero que sí. El comentarista lo acompaña con la misma expresión.

Ya con el tiempo encima, (seis con cinco) llegamos al salón “A”. La coordinadora, ya tiene la mesa lista con los libros para la venta y los banners puestos: uno afuera y uno dentro.

Los asistentes aguardan para entrar al salón; vamos un poco retrasados, pero hasta el momento todo marcha dentro de lo normal. El público ingresa a la sala y toma asiento, los ponentes ya instalados en la mesa principal, comienzan con la charla. Me encuentro en la puerta recibiendo a algunas personas que van llegando, y justo cuando el presentador pronunció las palabras: buenas tardes a todos gracias por estar aquí…justo en ese momento, con exactitud de reloj suizo…el señor retortijón se volvió a hacer presente. Son ocasiones que no sabes, si lo que llama a la puerta es solo una ráfaga de viento o es en verdad el vecino que siempre llega en el momento más inoportuno.

Con los libros en la mesa y la gente pasando por el pasillo, tuve que tomar la decisión arriesgada de ir al “tocador de hombres”, más valía perder un libro, que ser el protagonista de una de las anécdotas más bochornosas de la FIL: hay que dejar huella pero no de esa manera.

Le dije a la señorita del servicio social, que custodiaba la puerta del salón, si le podía encargar los libros un momento para ir al baño. Sin pronunciar palabra alguna, y con una sonrisa aceptó.

Yo apreté el paso, literal, para mi suerte, mi destino estaba cerca… todo pintaba de maravilla… la distancia era corta… solo  había que aguantar un poco más…

Alcancé a llegar y con la urgencia a flor de piel, poco me importó revisar lo elemental, cerciorarme de que hubiera papel higiénico… La presión cedió, todo lucía más tranquilo, relajado. Obvio, no olvidaba que tenía una presentación, así  que apresuré el paso. Terminando aquel “asunto”, fue cuando me di cuenta de que el dispensador de papel, solo tenía una triste hoja, que al sacarla, quedó hecha jirones… mi primera reacción fue una risa burlona, de incredulidad, de angustia… recordé con palabras mal habidas a mi madre… Son minutos tensos, todo se te junta, pensé: mis libros (aunque no son míos los siento como míos), la presentación, la máquina de las tarjetas, y ahora qué hago. Los segundos que pasan se sienten desesperantes… varias ideas cruzaron por mi mente… soluciones posibles e imposibles… Qué hago… Encerrado en aquel diminuto baño, escuchaba gente que se reía… y obvio pensé que era de mí…(nunca tuve la certeza de que así fuera)… los segundos se volvieron minutos… me empezaba a desesperar… recuerdo que me reí de puros nervios.

Al final logré salir del baño, fui al lavabo, me lavé las manos, la cara… le regalé una sonrisa al espejo enfrente de mí, revisé que todo en mi ropa estuviera bien: cinto abrochado, camisa fajada, zapatos abrochados, gafete de FIL, al igual que mis lentes y mi dinero. Salí del tocador de hombres… con la frente en alto: como todo un gladiador del circo romano, había combatido a un enemigo, cruel y salvaje, al que no le importaba ni raza, color, edad, género, preferencias, ni estatus social, nada le importa: cuando tenía que salir, tenía que salir.

Terminado de revisar que todo estuviera en su lugar y secándome las manos… a través del reflejo del espejo vi como otro incauto, por azares del destino, entraba en el mismo baño que yo había entrado… pensé en advertirle… pero también pensé…cada quien debe librar sus propias batallas.

Salí con la seguridad de McGregor después de ganarle a José, en solo trece segundos, aquel 12 de diciembre del 2015, un combate de MMA por el título de peso pluma de la UFC.

Ya relajado caminé despacio hacia el evento, disfruté de la tranquilad de mis interiores… nadie sabía, que minutos antes, en ese baño de hombres, dentro del pequeño espacio donde se encontraba el inodoro… me había enfrentado a algo soberbio… a algo siniestro. Entré siendo un niño, queriendo contener los impulsos naturales del cuerpo, y salí siendo un hombre: no todo lo más importante en FIL son las hojas de los libros: hay otras que también importan.

Se acercaba la hora de cerrar el changarro, el día fue pesado, “es viernes y el cuerpo lo sabe”. Después de dos presentaciones de libros seguidas, de explicar varias veces dónde y a qué se dedica la institución a la que represento; de atender a clientes de todas las edades, (a niños que se acercan buscando libros de cuentos, hacer entrevistas que el maestro les dejó, -eso está chido-), de vender, acomodar y limpiar, una y otra vez, es hora de cerrar y salir a buscar algo para cenar y, por qué no, tomar una “chela bien Elodia, va, va…” dicen los colegas del “centro”, esos a los que, para picarles el orgullo, solo hay que decirles que la quesadillas deben llevar queso, o si no por qué se llaman quesadillas: debate añejo, entre capitalinos y foráneos.

A unas cuadras “panteoneras” de la Expo, (como les llaman los locales) se encuentra un pequeño negocio, una especie de bar, cantina y restaurante, La Jungla se llama (me recuerda al Turis de Tijuana). Está a media luz, sirven botanas, que a esa hora, después de las nueve de la noche, se puede considerar comida.

Es un lugar al que algunos de los compañeros de la feria vamos a relajarnos y distraernos. Como ya es sabido, en el trabajo se habla de las “pedas” y en las “pedas” se habla del trabajo… Entre “micheladas”, “clamatos” y “medias”, se cuentan las anécdotas más divertidas e interesantes de la feria; se cierran tratos, se venden libros; se hacen nuevos amigos FIL (que solo ves cada año en aquel recinto de libros): se viven entrañables momentos. Nos olvidamos un poco de las familias, del trabajo, de los faltantes; de las malas caras de los clientes. En ocasiones, esas pláticas se convierten, sin querer, en pequeños seminarios o conferencias sobre distribución y mercadotecnia de libros. Pero, sobre todo, uno encuentra el apoyo emocional, y a veces, hasta económico de los camaradas, que ya con unas cervezas de más, se vuelven parte de la familia: nos reímos, nos abrazamos, nos comprendemos, nos quedamos serios; decimos groserías; pedimos otra ronda, unas “palomas”… ¿por qué? En La Jungla, las horas pasan rápido: los corazones se encuentran, las amistades se vuelven más entrañables, las promesas se cumplen y nace la esperanza de volvernos a ver el año próximo, porque ya nos estamos extrañando.

Ya es hora de irse, ya es de madrugada, hay que despedirse de La Jungla, de su magia y sus encantos. Ya solo queda tiempo para dormir unas horas porque mañana nos esperan ávidos compradores que, como es costumbre, el último día de la feria, se dan cuenta de que en Guadalajara, se lleva a cabo, desde hace varios días, una de las ferias de libros más importantes del mundo.

En el silencio de la noche escucho las risas de los camaradas que se van convirtiendo en murmullos a medida que avanzo hacia el hotel.

Ya amaneció por completo, el olor a FIL se ha desvanecido, me ha dejado un hueco en el corazón acompañado de una nostálgica sonrisa, y mucho agradecimiento por la institución, que, a pesar de las carencias y barreras, ajenas a ella,(también lucha sus batallas) hace el esfuerzo para que, aquel equipo de trabajo, pueda poner en boca de todos los asistentes a la feria el nombre de la H institución.

El Índice de Desarrollo Humano 2020 desvela cómo los países más acomodados lo son a costa del planeta

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Los más prósperos no lo son tanto si se considera cuánto perjudican al medio ambiente, además de las habituales mediciones sobre condiciones de vida, salud y educación de las personas, según un cálculo experimental del PNUD que hoy se presenta.

Un niño permanece en un área afectada por una sequía en Tegucigalpa (Honduras). ORLANDO SIERRA / AFP

Por, Alejandra Agudo. Publicado en El País

Noruega es el país más desarrollado del mundo, según el último Índice de Desarrollo Humano (IDH) de la ONU que mide la prosperidad en función de las condiciones de vida de la población, así como el acceso a la educación y la salud. Pero si en la ecuación se incluye la presión que ejerce sobre el planeta ―sus emisiones de CO₂ y la huella que deja su consumo― cae 15 posiciones en la lista. Islandia cae 26 escalones, Australia 72 y Estados Unidos 45. El batacazo se lo llevan Singapur (-92) y Luxemburgo (-131). En resumen, sus habitantes viven acomodadamente a costa del medio ambiente. En la parte baja de la tabla, sin embargo, los países más pobres apenas obtienen una calificación de desarrollo distinta si se tiene en cuenta su impacto sobre el medio ambiente. Casi no tienen, aunque son los que más sufren catástrofes climáticas.

“Como muestra este informe, ningún país del mundo ha logrado un desarrollo humano muy alto sin ejercer una gran presión sobre el planeta. Pero podríamos ser la primera generación en corregirlo”, explicó Achim Steiner, administrador del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en un encuentro con periodistas previo a la presentación este martes del nuevo Índice de Desarrollo Humano 2020.

En el 30 aniversario de este documento que calcula la prosperidad de los países, el PNUD propone redefinir el desarrollo. No es la primera vez. Su creación en 1990, supuso una disrupción: el IDH buscaba medir el progreso más allá del ingreso, el PIB e indicadores meramente económicos. Desde entonces, ha ajustado el cálculo a la desigualdad de sus sociedades y también a la brecha de género. Ambos parámetros ocasionan ligeros cambios en las posiciones de la lista base (condiciones de vida, educación y salud). La inclusión de indicadores relacionados con el impacto de los países sobre el medio ambiente ocasiona, sin embargo, importantes variaciones en la parte alta de la tabla.

“Ahora mismo hay un espacio vacío entre alcanzar el desarrollo humano alto y una baja presión en el planeta”, anotó Pedro Conceição, director de la oficina del PNUD responsable de este estudio, en la cita virtual con la prensa. Ningún país logra altísima prosperidad sin impactar en demasía al medio ambiente, pero hay buenos ejemplos. Uno de los que destacan los autores es Costa Rica, que ocupa la posición 62 de 189 en el IDH, pero que asciende 37 posiciones si se tiene en cuenta su nivel de emisiones y la huella ecológica de su consumo. “Ya ha aprovechado la energía hidroeléctrica y ha descarbonizado en gran medida la producción de electricidad”, anotan. España, por su parte, sube 11 puestos desde la casilla 25.

La crisis de la covid-19 brinda una oportunidad para conseguir que crecimiento económico no sea sinónimo de destrucción medioambiental e incremento de la desigualdad, según el administrador del PNUD

El objetivo de esta nueva medición, aseguró Steiner, no es “señalar con el dedo” a los países, sino que tomen “decisiones inteligentes” para llenar ese espacio sin dueño de un desarrollo humano elevado compatible con los límites planetarios y más equitativo. En su opinión, la crisis de la covid-19 brinda una oportunidad para conseguir que crecimiento económico no sea sinónimo de destrucción medioambiental e incremento de la desigualdad. Para ello, la reactivación de la actividad, paralizada por los confinamientos y la limitación de la movilidad para frenar la pandemia, debe contemplar medidas muy distintas de lo que se venía haciendo antes de 2020. “Lo de siempre no funciona”, insistió en esta idea que ha remarcado en cada presentación, intervención o entrevista durante el año.

Así, el administrador del PNUD apuntó que “los combustibles fósiles están altamente subsidiados”. Concretamente con cinco billones de dólares, o lo que es lo mismo, el 6,5% del PIB global, según un estudio del Fondo Monetario Internacional, citado en el informe del IDH. Unas ayudas que, por contra, no está recibiendo la gente vulnerable. “Hemos sugerido a los países que aprueben un ingreso mínimo temporal para los más pobres, los más golpeados por esta crisis. Si cierras las economías para contener al virus, no puedes condenar a la gente a quedarse sin ingresos y, básicamente, a la inanición. Tenemos una emergencia de hambre y la pobreza está en aumento. Estos son solo síntomas de corto plazo de una senda de desarrollo que nos ha dado progreso material, pero que nos ha acercado cada vez más al precipicio, no solo en términos climáticos, sino también sociales; solo hay que ver las protestas que suceden por todo el planeta. El riesgo es que volvamos a donde estábamos al comienzo de 2020″, analizó Steiner.

“En el desarrollo no se trata de elegir entre personas o árboles; sino que tenemos que repensar de qué modo progresamos”, remarcó Steiner. Hay que hacerlo, agregó Conceição, porque “la actividad humana están cambiando los procesos naturales en un nivel planetario”. La presión es tal que “no solo nos ponemos en riesgo a nosotros mismos como especie, sino a toda la vida en la Tierra”, advirtió el experto.

En esta era geológica que algunos científicos han convenido en llamar del Antropoceno, pues pone el foco en el impacto humano en el planeta, se puede conseguir tomar el control para variar el rumbo actual hacia la destrucción. “Los humanos ejercen más poder sobre el planeta que nunca. Es hora de usar ese poder para redefinir a qué llamamos progreso, uno en el que nuestras huellas de carbono y consumo ya no estén ocultas”, anotó Steiner.

El informe enumera alguno de esos mecanismos posibles para el cambio. “Primero, a través de las normas sociales (como lo es el uso de bolsas de plástico, por ejemplo). Lo segundo son los incentivos: sabemos que actualmente los precios determinan nuestras elecciones, pero no incorporan los daños al planeta. Lo tercero, hay que dejar de considerar la preservación del medio ambiente como algo que limita lo que podemos hacer; sin embargo, tenemos que ver en la naturaleza una oportunidad de continuar el desarrollo con menos presión sobre el planeta”, resumió Conceição.

La clasificación del IDH tradicional comparada con la nueva ajustada a la presión sobre el planeta se puede consultar en la página 241 del análisis que el PNUD ha redactado para sostener una idea: el bienestar de las personas es indivisible de la habitabilidad de la Tierra. Por eso, el desarrollo humano no puede ser definido como hasta ahora nunca más, ignorando al medio ambiente. De momento, el organismo de la ONU ha puesto sobre la mesa esta propuesta “experimental”, según sus términos, de medición del progreso. El objetivo: que los dirigentes tomen decisiones para mejorar la vida humana y preservar lo que la hace posible.

Inmodernos: Sopa de pelo

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Los Inmodernos es un grupo de personas reunidas para pintar al aire libre, con el virus el espacio de la reunión virtual tomó importancia, dejando de ser un ponerse de acuerdo para salir a pintar y convertirse en un espacio para que cada uno pintara desde su taller y compartiera la producción a través de un blog. Estos fueron los resultados de la convocatoria desde casa: Sopa de pelo.


Texto provocador

Ante la pandemia por el coronavirus circulan en redes todo tipo de remedios por demás inverosímiles que prometen una contra o una cura, de todos modos un salvoconducto inmunológico.

Sopa de pelo es uno de esos amuletos mitad religiosos mitad casuísticos (consiste en hacer una sopa con algún pelo hallado en la biblia) en que emplean muchas personas su salud, suerte y confianza. En esta jornada lo hemos usado como un título chistoso y sugerente que motive empezar a recorrer nuestros espacios de autoaislamiento, a partir de creaciones con mucha imaginación pictórica o desde cualquier medio, quizá así podamos hacer nuevas sopas de pelo cuyo objetivo sea encontrarnos de nuevo en el camino.

¡Por supuesto no hay temática, quizá la única motivación sea el paisaje íntimo o externo!

Mauricio Porras

Mauricio Porras, Paseo blanco, 100 x 60 cm. técnica mixta, México 
Mauricio Porras, Punto, 40 x 60 cm. técnica mixta, México

David González Restrepo

David Gonzales Restrepo, oleo sobre lienzo, 80x60cm, Pereira

Jorge Lagos

Jorge Lagos,  de pelos, lápiz digital, Manizales

Heiler Torres

Heiler Torres, Bogotá

Lorenzo Salamanca

Mauricio Mayorga

Mauricio Mayorga, catarsis en cuarentena, mixta, 21×49 cm, Bogotá

Mauricio Sánchez

Mauricio Sánchez, Aislar furtivo, 90×1.54. collage y mixta. Cúcuta.

Juan Rojas

Juan Rojas, óleo sobre papel, Barcelona, España

Oscar Salamanca

Miguel Ángel Gélvez

Miguel Ángel Gélvez, Bucaramanga

Juan Carlos Salcedo

Estado alterado, 100 x 70 cm, acrílico sobre lienzo
Juan Carlos Salcedo, Pereira

Leticia Torres

Leticia Torres, Pereira
Los transeúntes, 100 x 40 cm, acrílico sobre madera

Mauro de Jesús Ramírez

Mauro de Jesús Ramírez, Pereira

Juan Camilo Restrepo

Juan Camilo Restrepo. Cadáver re exquisito, Pereira

Mauricio Moreno

Mauricio Moreno, Armenia

Lina María Vélez Trujillo

Lina María Vélez Trujillo, Estados Unidos

Fabiola Alarcón

Fabiola Alarcón, Bogotá

Javier Aranguren

Geraldine Gómez

*Actividad propuesta por el colectivo Inmodernos en la pandemia, publicada en el blog inmodernos.blogspot.com bajo el título: Inmodernos Sopa de pelo. 18 de abril de 2020

Debemos darle un toque humano a la economía de la inteligencia artificial

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Adoptar la inteligencia artificial puede ayudarnos a crear un nuevo contrato social equitativo, pero solo si recordamos algo indispensable: qué es lo que nos hace humanos.

Un miembro del personal de la Conferencia Mundial de Inteligencia Artificial, celebrada en julio de 2020 en Shanghai, interactúa con un robot. Crédito: Aly Song/Reuters

Por, Kai-Fu Lee. Publicado en The New York Times

Este es un artículo de Turning Points, una serie especial que ensaya sobre lo que los momentos críticos de este año podrían significar para el próximo.

Punto de inflexión: La pandemia del coronavirus inspiró una oleada de interacciones sin contacto y sin tacto, desde entregas de comida hasta servicios médicos, y provocó el remplazo de trabajadores humanos por computadoras y otro tipo de tecnología.

Desde hace años, les hemos ido dejando las tareas rutinarias a las tecnologías de automatización, robótica e inteligencia artificial. La pandemia de la COVID-19 aceleró esa tendencia, impulsada por tres necesidades: mayor productividad, menores costos y seguridad humana. En un giro repentino, el contacto humano ha dejado de ser recomendable, pero al mismo tiempo es más ansiado que nunca. Las empresas de entregas a domicilio, los plomeros e incluso algunos proveedores de equipo médico ahora alardean sobre su servicio “sin contacto”, pero todos disfrutamos cada oportunidad que se nos presenta para compartir una comida en vivo y en directo o una reunión en persona.

En los albores de una economía de inteligencia artificial, 2020 nos ha mostrado cuán importante es la conexión humana.

Cuando comenzaba mi carrera en inteligencia artificial en 1983, en mi solicitud para el programa de doctorado de la Universidad Carnegie Mellon describí esa disciplina como “la cuantificación del proceso mental humano, la explicación del comportamiento humano” y el “paso definitivo” para comprendernos a nosotros mismos.

En cierto sentido estaba equivocado, y en cierto sentido, en lo correcto. Los programas de inteligencia artificial pueden imitar, e incluso superar, al cerebro humano en la realización de muchas tareas. Pero si la inteligencia artificial nos permite de verdad comprendernos a nosotros mismos, será porque nos libera del pesado trabajo mecánico de las tareas rutinarias para que podamos concentrarnos en nuestra humanidad y en las conexiones compasivas de unos con otros.

Ya sabemos que muchos de los trabajos remplazados no se recuperarán, pues la inteligencia artificial puede realizarlos mucho mejor que las personas y casi sin ningún costo. Esta situación generará un tremendo valor económico, pero también causará un desplazamiento laboral sin precedentes. Como señalo en mi libro titulado A.I. Superpowers: China, Silicon Valley, and the New World Order, según mis cálculos, para 2033 la inteligencia artificial y la automatización serán capaces de realizar entre el 40 y el 50 por ciento de nuestros trabajos.

Si queremos empezar a prepararnos desde ahora para los millones de trabajos desplazados y abocarnos a la capacitación para adquirir las habilidades nuevas que serán necesarias cuando la inteligencia artificial no solo sea una herramienta, sino también una compañera de trabajo, mi propuesta se resume en tres palabras con R: reaprender, recalibrar y renacer. Este enfoque debe formar parte de un colosal esfuerzo por cambiar nuestra manera de pensar sobre la vida y el trabajo para poder lidiar con el problema económico central de nuestros tiempos: la revolución de la inteligencia artificial.

Una mano robótica impulsada por inteligencia artificial, creada por la compañía de investigación OpenAI, aprendió a resolver un cubo de Rubik.
Una mano robótica impulsada por inteligencia artificial, creada por la compañía de investigación OpenAI, aprendió a resolver un cubo de Rubik. Crédito: Matt Edge para The New York Times

Lo primero (y quizá lo más sencillo) será prevenir a las personas cuyos trabajos peligran y establecer programas para que reaprendan sus disciplinas con el uso de inteligencia artificial. La buena noticia es que hay muchas habilidades “humanas” que la inteligencia artificial no puede perfeccionar: la creatividad, la interacción social, el trabajo de cierta complejidad física o que requiere destreza y, por supuesto, el uso de las herramientas de inteligencia artificial que requieren operadores humanos.

Las escuelas vocacionales deben rediseñar sus programas de estudios y ofrecer más cursos relacionados con empleos sostenibles. Los gobiernos podrían encabezar estos esfuerzos y ofrecer incentivos y subvenciones para ese tipo de cursos, en vez de apoyar ciegamente medidas económicas generales como el salario básico universal. Las empresas también podrían ofrecer cursos, como el programa de Amazon designado Career Choice. Este programa paga hasta 12.000 dólares al año durante cuatro años para que los empleados que trabajan por hora en Amazon obtengan grados en ocupaciones de gran demanda como mecánica de aeronaves, diseño asistido por computadora y enfermería.

Con pandemia o sin ella, la importancia y el número de los trabajos centrados en servicios para los seres humanos, como la enfermería, aumentará a medida que también lo hagan la riqueza y la esperanza de vida. La Organización Mundial de la Salud predice que para 2030 nos faltarán alrededor de 18 millones de los trabajadores de la salud necesarios para lograr el Objetivo de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas de “vida saludable y bienestar para todas las personas”. Existe una necesidad apremiante de reevaluar este tipo de empleos vitales pero menospreciados que ofrecen servicios a los seres humanos, no solo en lo referente a la percepción que tenemos de ellos, sino también a los sueldos que perciben quienes los realizan. Estos empleos sentarán las bases para la nueva economía de la inteligencia artificial.

Como parte de la preparación de las personas para la transición final hacia una economía impulsada por la inteligencia artificial, también tendremos que recalibrar muchos de los empleos actuales. Al igual que hizo el software hace algunas décadas, la inteligencia artificial puede multiplicar el pensamiento creativo de los seres humanos gracias a la capacidad implacable de las computadoras para manejar enormes cantidades de datos, crear hipótesis correspondientes a distintas alternativas y optimizar resultados. No existirá una herramienta genérica única de inteligencia artificial, sino herramientas específicas hechas a la medida para cada profesión y aplicación. Podríamos tener un programa de generación de moléculas basado en inteligencia artificial para los investigadores de fármacos, un planeador publicitario con inteligencia artificial para los mercadólogos o un verificador de datos con inteligencia artificial para los periodistas.

Combinar la optimización de la inteligencia artificial y el toque humano nos permitirá transformar muchos empleos y crear muchos más. La inteligencia artificial realizará las tareas rutinarias junto con los seres humanos, quienes se encargarán de las tareas que requieren precisamente algo de humanidad. Por ejemplo, los futuros médicos todavía serán el principal punto de contacto de los pacientes, pero utilizarán herramientas de diagnóstico con inteligencia artificial para identificar el mejor tratamiento. Gracias a esta colaboración, el papel del médico se transformará en el de un prestador de cuidados compasivo, que tendrá más tiempo para dedicarse a sus pacientes.

Al igual que el internet móvil condujo a la creación de trabajos como el de conductor de Uber, la llegada de la inteligencia artificial creará empleos que todavía ni siquiera nos imaginamos. Algunos ejemplos actuales son los ingenieros en inteligencia artificial, los científicos de datos, los etiquetadores de datos y los mecánicos de robots. Debemos estar pendientes del surgimiento de este tipo de trabajos, darlos a conocer y ofrecer capacitación para cumplirlos.

Por último, al igual que las adineradas ciudades italianas y sus comerciantes financiaron el Renacimiento en ese país, nuestra esperanza debe ser que la inteligencia artificial inspire su propio renacimiento. Conforme les dejemos más responsabilidades y tareas a las máquinas en la nueva economía, la inteligencia artificial les inyectará flexibilidad a los patrones tradicionales de trabajo, lo que nos permitirá diseñar otra forma de equilibrio entre trabajo y vida personal y transformar tanto la rutina de los días laborales como las edades de retiro. Gracias a que este nuevo contrato social nos dará más libertad y tiempo, las personas podrán dar rienda suelta a sus pasiones, a su creatividad y a sus talentos, y esa exploración personal, a su vez, impulsará su carrera profesional como nunca antes.

Los pintores, escultores y fotógrafos podrán utilizar herramientas de inteligencia artificial para hacer composiciones, experimentar, enumerar y redefinir sus obras de arte. Los novelistas, periodistas y poetas emplearán nuevas tecnologías para desarrollar el arte de escribir en direcciones que nunca antes habían pensado. Los educadores, liberados del arduo trabajo de calificar y cumplir requisitos administrativos, por fin podrán canalizar su energía al diseño de sesiones que despierten la curiosidad, el pensamiento crítico y la creatividad. Los programas de inteligencia artificial pueden ayudar a enseñar hechos y cifras, y así los maestros podrán dedicar más tiempo a desarrollar la inteligencia emocional de los estudiantes.

Las tres “R” representan una misión sin igual para la humanidad. Las empresas necesitarán capacitar de nuevo a un enorme número de trabajadores desplazados. Los gobiernos deberán recaudar cantidades astronómicas de dinero y redistribuirlo para financiar esta transición. Las escuelas tendrán que darle un nuevo giro a la educación para producir egresados creativos, sociales y multidisciplinarios. Todo debe redefinirse: la ética de trabajo de la sociedad, los derechos de los ciudadanos, las responsabilidades de las empresas y el papel de los gobiernos.

En todas estas áreas, el papel de las tecnologías de inteligencia artificial es vital. Si lo hacemos bien, la inteligencia artificial nos liberará de tal forma que podamos explorar no solo nuestra creatividad y compasión recíproca, sino también nuestra humanidad.

*Kai-Fu Lee es experto en ciencias de la computación, líder empresarial y autor de varios libros, además de ser presidente y director ejecutivo de la empresa de inversión en primeras fases Sinovation Ventures.

La casa de los espejos sin fondo, cómic pereirano

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El Colectivo Diálogos en historietas fue el ganador de la Beca en creación de narrativa gráfica, Estímulos 2020 de la Secretaría de Cultura de Pereira. Dicho premio les permitió elaborar el cómic digital: La casa de los espejos sin fondo, una obra dirigida por Melissa Agudelo, guion de Mirot Caballero y arte de Alejandro Mosquera.

Son historias de diferentes autores, donde se conjugan diferentes estilos de ilustración. En palabras de Nelson Zuluaga, quien hizo el prólogo, es una obra ficcionada que escarba en lo más profundo de nuestras realidades. Fue dibujada a varios manos por un colectivo talentoso, disciplinado y maduro, que lleva un proceso formativo de varios años tanto individual como en grupo; enseñando que la mejor forma de construir es en conjunto, con los diferentes puntos de vista pero apuntando todo al mismo norte.

Pueden leer el cómic haciendo clic aquí.

Alex Grijelmo: “Las palabras también tienen cromosomas”

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A propósito de los veinte años de la FNPI, la crónica de un taller con Alex Grijelmo, en octubre de 1997.Texto publicado en El Dominical, de El Universal.

Aquello era cosa de locos.

Durante tres días –en el lugar donde solían reunirse, recorriendo lugares históricos, comiendo o tomando cervezas– a ese grupo de lunáticos sólo se le ocurrió hablar de aquello con lo que se habla.

El señor que venía de Cali dijo que a las mujeres con el pecho descubierto era mejor llamarlas torsidesnudas, en lugar de emplear la palabra inglesa topless. La señora argentina decía que no podía imaginarse la vida sin la palabra Marketing. Las chicas mexicanas sostenían que escribir no era lo mismo desde que empezó a sonar el Ejército Zapatista. El señor uruguayo que trabaja en el BID elogió la sinergía de ese grupo, pero el señor Abello se apresuró a decir que prefería la sinergia, y volvió a protestar con humor por la nefasta influencia de la AFP en el español. Alguien contó que su hija había empleado una expresión que lo dejó desconcertado: después de salir de las olas, la niña saboreó su brazo y proclamó contenta: “Sé a mar”. Los locos legaron al consenso de que sí era posible decir una cosa como esa y que “sé” es la conjugación correcta cuando uno proclama su sabor.

Uno de los más entusiastas era el seños de Bogotá. Fue él quien propuso que el encuentro continuara a pesar de la distancia y que entre todos siguieran defendiendo la belleza del idioma.

Y era tanta la pasión y era tanta la obsesión que esa gente parecía una pandilla de Quijotes elogiando a Dulcinea.

Alex Grijelmo

El Quijote mayor

El más loco de todos –¿o el más cuerdo?– era el coordinador de aquel asunto: un taller de la Fundación para un Nuevo Periodismo Iberoamericano (la de García Márquez), dedicada esta vez a los manuales de estilo en los medios de comunicación.

Su nombre es Alex Grijelmo, y es autor de dos obras de consulta obligatoria para cualquier periodista: el Manual de Estilo de El País, de Madrid, y El estilo del periodista, una biblia del idioma que analiza los problemas de lenguaje más frecuentes en el periodismo y sugiere alternativas que permiten emplear un lenguaje más eficaz. Más allá de su preocupación diaria por que en El País se emplee un correcto español, Alex Grijelmo es un hombre que se mueve por el mundo y por la vida pensando en la defensa del idioma. Lo exasperan los eufemismos del comercio (una vez quiso quejarse en un almacén y, como le dieron un formulario de sugerencias, pasó varias horas explicando que no es lo mismo quejarse que sugerir), lo irritan hasta la úlcera las personas que quieren pasar por cultas y refinadas creando monstruos multisilábicos, y vive a la caza de los gazapos de la prensa de su país (tiene una colección de errores increíbles que podrían exhibirse en una exposición itinerante). Su sueño primordial consiste en conseguir que el idioma no se deforme por el mal uso, por influencias de otros idiomas y, fundamentalmente, que no se disuelva la unidad que el español brinda a cientos de millones de personas en América y Europa.

Algunos dicen que tarde o temprano, quiéralo o no, será miembro de la Academia Española de la Lengua, y sabe tanto, habla de su tema con tanta pasión, que si no llega a ser académico, peor para la Academia.

Manuales de estilo

Así como defender el buen uso del idioma es más que hablar de gramática y ortografía (es una tarea de defensa y fortalecimiento cultural), así mismo los manuales de estilo son mucho más que pautas con las cuales se elaboran los periódicos.

“El manual de estilo es la defensa del espíritu profesional del periodista, es también un contrato con el lector, nuestra ‘Constitución’, y una de las razones para divulgarlo es que los lectores mismos puedan reclamar cuando sientan que el periódico no está cumpliendo con los principios que proclama en el Manual”.

Detrás de un libro de estilo debe haber alguien que vigile su cumplimiento. No es fácil hacer el Manual (Grijelmo repartió borradores entre los periodistas y muy pocos lo leyeron), tampoco es fácil conseguir que los periodistas se habitúen a consultarlo, ni que acepten que los corrijan, pero es un reto que hay que asumir, una tarea ingrata que alguien tiene que cumplir.

El Manual de Estilo de El País incluye un capítulo dedicado a definir los principios generales de ese diario (en su caso, la independencia es una de sus características primordiales). Otro capítulo se dedica a precisar la definición de los géneros periodísticos (noticia, crónica, reportaje), los demás definen elementos de titulación, tipos de letra, manejo de fotos y gráficos, uso de la firma (“buscamos que firmar un artículo sea un honor, una de las sanciones más frecuentes es quitarle la firma al redactor”), tratamiento y protocolo (no reproducir rumores, rectificar con la mayor presteza), uso de nombres propios (especialmente con los nombres extranjeros se necesita unificar la manera de escribirlos), abreviaciones, números, signos ortográficos, normas gramaticales y hasta publicidad (“porque muchas veces los avisos publicitarios plantean problemas que es necesario tener previstos”).

“La idea es que todas las consultas que se le ocurran al periodista pueda hacerlas en el Manual”, concluye Alex Grijelmo.

Cada edición (el Manual de El País va por la edición número 13) incluye nuevas precisiones cuya necesidad ha sido planteada por el mismo trabajo diario. Pero, por encima de los casos particulares, en la base de este documento imprescindible en los medios actuales se encuentra la idea de que hasta el más pequeño problema de lenguaje, hasta el más inadvertido error de ortografía, es un problema ético donde está en juego el respeto por los lectores.

El Genio del idioma

Entre los momentos más apasionantes de los días del taller estuvieron aquellos en los que se habló de las bellezas del idioma que nos ha correspondido.

“Las palabras cortas son calientes y las largas, frías”, decía Alex Grijelmo.

“Las metáforas son cometas, siempre hay un hilo que las sostiene”.

Muchas veces habló de “el genio del idioma”, ese espíritu que hace del español una cosa viva, que respira y siente, que va resolviendo las dudas a medida que el mismo idioma crece, evoluciona, se adapta a las mentalidades y geografías. “Las palabras también tienen cromosomas”, decía Grijelmo. “Si conocemos y respetamos la genética de la palabra, podemos entendernos a pesar de la diversidad. Una de las cosas maravillosas del encuentro entre personas de diferentes países es que, a pesar de tener palabras distintas para muchas cosas, conseguimos entendernos. Esa afinidad es obra del  “genio”.

Y en medio de esas charlas desatadas era posible imaginarse a ese ser omnipresente y sagaz, inventando palabras, manteniendo las cosas en orden para que millones de personas pudieran contarse sus sueños.

No diga, diga

Buena parte del taller fue dedicada a resolver casos concretos, a intentar aclarar las dudas más frecuentes que plantea el lenguaje periodístico.

Se habló, por ejemplo, de la lucha que hoy en día se adelanta contra las palabras sexistas (no es lo mismo tipo que tipa) y contra la información discriminatoria (de las noticias que aparecen, sólo el 9 por ciento corresponde a mujeres, y las mujeres que aparecen casi todas trabajan en el mundo del espectáculo).

Se habló de los eufemismos, de como las palabras, sin mentir, deforman, y así, por ejemplo, se le dice reajuste a lo que fue un alza en los precios.

También estuvieron en la mira las “falsas amigas”: evento, chequeo, confrontación, evidencias, nominado, sofisticado, privacidad, todas ellas muy comunes en el lenguaje periodístico, a pesar de que se usan consentido equivocado.

Fueron criticados los que creen que alargándolas palabras se consigue ganar algo, aquellos que prefieren intencionalidad en lugar de intención, señalizar en lugar de señalar, finalidad en lugar del rotundo y monosilábico fin.

Bisbiseo le ha ganado a triquiñuela

Al final –poco antes de despedirse, cuando cada uno se preguntaba con quién podría seguir hablando de ese modo–Alex Grijelmo hizo un memorable elogio del idioma.

“Me gusta la riqueza expresiva del español, sus matices. No es lo mismo oír que escuchar. No es lo mismo empezar, emprender o acometer.

Las palabras que más me gustan son las onomatopéyicas, las que en su sonido contiene lo que expresan. Durante un viaje al África, con un grupo de colegas, hicimos un concurso para encontrar la palabra más bella. Yo gané injustamente con bisbiseo. Otra persona propuso triquiñuela, que me gusta más.

“De español me gusta también la sutileza de los verbos: ‘Si quieres mañana voy a verte’ no es lo mismo que ‘Si quisieras mañana iría a verte’

“Los mismo sonidos del idioma tienen su genética: lo pequeño suele estar lleno de letras i, el sonido de la u es dulce, las cosas grandes suelen ir con la a.

“Ese genio, ese espíritu del idioma, me parece apasionante. Que un continente entero hable una misma lengua, eso es invaluable. No sabemos el tesoro que tenemos”.